jueves, 15 de enero de 2015

TERRORISMO ISLAMISTA: ¿HA PERDIDO LA UE SU IDENTIDAD?

Como nunca antes había ocurrido en la historia, grupos pertenecientes al Mundo islámico están  recurriendo al terror para golpear Occidente. Unas veces, a través de atentados realizados de forma indiscriminada contra indefensos ciudadanos, desarmados, no combatientes,  el último caso el atentado realizado contra la sede del semanario satírico Charlie Hebdo, el 7-E en Paris. Otras, a través de la difusión de videos con la ejecución de ciudadanos occidentales en países islámicos, o que contienen  mensajes destinados a atemorizar a la sociedad occidental.

Debo de reconocer que como europeo el  terror provocado por el terrorismo islamista en Occidente me preocupa y me provoca miedo. Me preocupa y me provoca miedo, no por la crueldad de las acciones que realiza el terrorismo islamista, ni por los mensajes amenazantes que difunden, sino por el comportamiento que frente a él están adoptando las  elites gobernantes en la mayoría de los países occidentales, por ejemplo en España. Adoptando políticas que favorecen que se realicen acciones violentas, atentados, contra indefensos ciudadanos y se genere terror. Políticas que en muchos casos incluso se pueden considerar de complicidad con dichos grupos, como por ejemplo, a la hora de permitir que los medios de comunicación difundan videos, imágenes y mensajes destinados no a informar sino únicamente a provocar terror entre los ciudadanos occidentales.

En relación con lo anterior, hoy se han producido dos hechos. Uno con carga humorística, el lanzamiento de una edición extraordinaria del semanario Charlie Hebdo. Otro, alarmante, la difusión de un video, a través del cual un tipo que dice llamarse Ali al Anesi reivindica el atentado del 7-E en Paris, y aprovecha, además, para enviar un mensaje amenazante contra toda la comunidad internacional occidental.

La revista Charlie Hebdo, solo una semana después de haber sufrido un atentado en su sede, el cual causó la muerte a 8 de sus trabajadores, se ha apresurado en publicar una nueva edición. Desconozco que ha motivado tanta prisa, tal vez han querido con ello realizar un homenaje a los compañeros que han sido silenciados, privados del derecho a la libertad de expresión, de la forma más cruel e injusta posible, asesinándoles. O tal vez lo han hecho como una forma de enviar un mensaje de valentía en el ambiente de terror generado en Paris por el terrorismo islamista. O tal vez, han querido únicamente aprovechar la coyuntura para incrementar las ventas.  

La nueva edición de la revista Charlie Hebdo vuelve a utilizar la figura de Mahoma de forma burlesca, su contendido además de parecerme como publicaciones anteriores de mal gusto, lo considero inadecuado por ser muy confuso en un momento en el que los mensajes deben ser, ante todo, claros. Sean cuales hayan sido las motivaciones de los redactores de Charlie Hebdo para publicar una nueva edición tan rápido, teniendo en cuenta que todavía no  se han tomado medidas, ni a nivel francés ni de la UE, para combatir el terrorismo y la violencia generada por grupos islamistas, su publicación me parece una provocación inoportuna. Además, con una portada en la que dice “Todo está perdonado” es difícil saber cuál era el objetivo de los redactores del Charlie Hebdo con el lanzamiento tan rápido de esta edición extraordinaria: ¿Están proponiendo acaso la capitulación de Francia frente a la violencia islamista?

De igual forma me cuesta entender que ha podido despertar en ciudadanos de una sociedad como la europea tanto interés por comprar la edición extraordinaria del Charlie Hebdo, ¿Ha sido simple morbo? ¿Querían los ciudadanos premiar  lo que consideran un acto de valentía de los redactores del semanario Charlie Hebdo? ¿Lo han hecho simplemente por el contenido? Personalmente, debo de reconocer que las caricaturas de personajes religiosos no me ponen. Claro que soy un poco raro, me ponen otras cosas, por ejemplo, ver imágenes de aviones americanos B-52 sobrevolando algún país del Mundo islámico.

El segundo hecho, la difusión de un video a través del cual Ali al Anesi, que dice ser el que manda la fracción de Al Qaeda en Yemen, reivindica el atentado cometido el 7-E contra la revista Charlie Hebdo, de confirmarse,  echa por tierra, desacredita, mucho de lo difundido de forma oficial  hasta ahora, pues según el mensaje transmitido en el video los hermanos Kouachi no actuaron  por iniciativa propia sino porque se lo ordenaron, en concreto  la fracción yemení de Al Qaeda. Yemen es un país que como quien dice me cuesta situarlo en el mapa, no sé si Ali al Anesi ha estado alguna vez en París, pero el odio y el deseo de venganza que manifiesta con su mensaje hacia una sociedad que está a miles de millas de su tierra, de donde tiene sus intereses, de donde tiene su familia,  es sin lugar a dudas propio de una persona enferma, y por ello alarmante, pues da a entender en el video que si no se lo  impiden  tiene la intención de ordenar  actuar, atentar, a su gente contra la sociedad occidental, con el único fin de causar daño y dolor, es decir, de generar terror.

Es cierto que en  Europa ha habido otros terrorismos, algunos de ellos todavía latentes, pero ninguno como el terrorismo islamista. Terrorismos que siempre han sido locales, de ámbito territorial nacional, que de forma acertada o no, luchaban por objetivos concretos, luchaban por libertades y derechos para el sector social al que pertenecían. El terrorismo islamista es algo distinto, es un enemigo exterior, que actúa, atenta, en territorios muy lejos del suyo,  de forma indiscriminada, siempre contra los más indefensos, contra los eslabones más débiles de la sociedad occidental, ciudadanos civiles, sin responsabilidad en las decisiones políticas, no combatientes, desarmados,  con el único fin de provocar terror para lograr unas reivindicaciones que las elites dirigentes occidentales ocultan a la opinión pública.

La forma como algunos medios de comunicación han tratado el atentado contra el semanario Charlie Hebdo, así como los discursos de algunos dirigentes políticos de países de la UE, buscando justificar el comportamiento de los autores del atentado en cosas como la crisis económica, la falta de integración, la época del colonialismo europeo, la invasión de Irak, etc.,  oponiéndose en relevantes instituciones, como por ejemplo, el Parlamento Europeo,  a adoptar medidas duras y necesarias contra las redes del terrorismo islamista y los sectores de la sociedad europea que lo apoyan, evidencia que la UE sufre  un proceso de descomposición política y social provocado por el hecho de que hay sectores  de las elites dirigentes europeas que por intereses o razones ideológicas han perdido su identidad, identificándose más con el enemigo, con el terrorismo islamista, que con los sectores de la sociedad europea que son objeto de sus atentados y actuaciones violentas.  

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