martes, 24 de febrero de 2015

¿POR QUÉ GABILONDO?

La legislación electoral española fue diseñada para que los ciudadanos no pudieran elegir de forma directa personas, dirigentes políticos, sino únicamente partidos políticos. La ley electoral obliga a que las circunscripciones sean  provinciales y listas cerradas y bloqueadas,  algo que no parece disgustar a los  miembros de los principales partidos políticos españoles, pues después de más de 35 años de democracia no han intentado cambiar dicha ley, algo que en mi opinión,  a pesar de existir también en otras democracias, como Italia, Portugal, etc., aporta una imperfección a la democracia española, provocando desafección política al impedir la existencia de un vínculo directo entre el candidato y el votante, impidiéndose así que los ciudadanos puedan ejercer ningún tipo de control sobre sus representantes políticos.

Hasta ahora fue el Partido Popular de Madrid el único que ha propuesto implantar un sistema electoral mixto en las elecciones a la Asamblea de Madrid. Consistente en la creación de 43 circunscripciones uninominales, de tal forma que de los 129 diputados de la Asamblea 43 fueran elegidos de forma directa y los 86 restantes utilizando el sistema electoral actual. Pero dicho cambio no se llevó acabo al no contar el PP con el conveniente apoyo del  resto de fuerzas políticas con representación en la Comunidad de Madrid.

En España debido al tipo de ley electoral que existe los ciudadanos únicamente tenemos derecho a votar partidos políticos y no personas, es por ello que considero que el funcionamiento interno de las organizaciones políticas debe ser lo más transparente posible, principalmente en cuanto a la forma de cómo y por qué eligen a un determinado candidato y no a otro. El sistema de primarias implantado por algunos partidos políticos, como por ejemplo el PSOE, participando militantes y algunos simpatizantes, abarcando así a un extracto  muy reducido de la sociedad española, no solo no me gusta, sino que me parece perjudicial para la democracia, por dos razones. Primera, si el partido es muy grande es un sistema fácilmente manipulable. Con este sistema un político para llegar a ser el líder del partido lo único que tiene que hacer es pedir a su gente que se afilie, además las simpatías siempre pesan más a la hora de votar que otro tipo de razones. Segunda, no comparto la idea de que los  votos de los militantes tienen todos el mismo valor,  los partidos políticos son organizaciones jerarquizadas, y en las organizaciones jerarquizadas el valor del voto de cada miembro depende fundamentalmente del puesto que ocupe en la organización.

El hecho de que el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, haya destituido al secretario general de los socialistas de Madrid, Tomas Gómez, elegido en primarias, y que contaba con el apoyo de la mayoría de la militancia, si no hubiera sido destituido de otra forma, poniendo en su lugar mediante una acción de fuerza a alguien que él considera más idóneo, Ángel Gabilondo, es una evidencia de que el sistema de primarias implantado por el PSOE no funciona, cuando a la cúpula del partido le interesa lo respectan y cuando no recurren a otro método para elegir a los candidatos.

A pesar ser crítico con el sistema de primarias, pues  considero más acertado que la cúpula de cada partido elija a sus candidatos, lo ocurrido en el PSOE es grave, por ser una decisión claramente antidemocrática, basada en un respecto oportunista de las reglas de juego. Pero el asunto puede ser todavía más grave, más perjudicial para la democracia española, si se da la circunstancia de que la elección de Gabilondo no se debe únicamente a unas mejores expectativas electorales y a una mejor sintonía con el actual secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, sino también a otras razones e intereses ocultos, o incluso a una imposición consecuencia de un pacto secreto con otra fuerza política.

Según la  última encuesta sobre intención de voto realizada por Metroscopia para El País, de celebrarse unas elecciones ahora en la comunidad de Madrid el PP ganaría obteniendo 28 diputados, perdiendo respecto al 2011, 33 diputados. El PSOE obtendría 23 diputados, perdiendo 13. Podemos entraría en la Asamblea de Madrid por primera vez siendo el segundo partido más votado, con 34 diputados. Y surgiría también una cuarta nueva fuerza política, Ciudadanos, con 21 diputados. El resultado de esta encuesta confirma una clara tendencia, el PSOE sigue bajando y allí donde el PP baja, Podemos,  partido político que cuenta con un fuerte apoyo de sectores de la derecha española, sube. Además, confirma la enorme fuerza de Podemos en Madrid, lógica, pues los principales dirigentes de ese partido tienen vínculos con la Universidad Complutense de Madrid. Lo de Ciudadanos, desde mi punto de vista, si es algo extraño, cuya explicación puede estar en el acercamiento que ese partido de origen catalán y burgués está teniendo a sectores socialistas, cuyos  líderes están expresando públicamente su enorme descontento con la actual ejecutiva del PSOE.

De cumplirse dicha hipótesis la gobernabilidad de la Comunidad de Madrid será muy complicada a partir de Mayo, requiriendo como mínimo para asuntos importantes, una alianza entre tres partidos. Lo cual nos lleva al asunto del nombramiento poco democrático, y menos todavía claro,  de Ángel Gabilondo, como candidato a la presidencia de la Asamblea de Madrid, surgiendo una serie de incógnitas: ¿Le está dando el PSOE una elevada importancia al resultado de las encuestas? ¿Por qué ha sido elegido Gabilondo, por su perfil o por ser la persona más idónea para un posible pacto entre profesores, o sea con Podemos? ¿Ha tendido algo que ver en la elección de Gabilondo como candidato la reunión, dada a conocer recientemente, mantenida entre el expresidente Zapatero y Pablo Iglesias? Y es que Pablo Iglesias esta, como se suele decir coloquialmente, “hasta en la sopa”, no solo todos los días recibiendo propaganda gratuita de diferentes medios de comunicación privados españoles, como La Sexta o 13TV, sino también generando sospechas sobre el funcionamiento de la vida política española.

El hecho de que el PSOE haya elegido para candidato a la presidencia de la Asamblea de Madrid, a un persona de reconocido prestigio intelectual, pero que no contaba con suficiente respaldo político en la Comunidad de Madrid, ni para hacerse con el control del PSM ni para presentarse con una organización propia, abre el viejo debate de ¿Qué es más importante y que debiera ser más importante, la organización, el partido político, o el que lo representa? Cuando el líder es el que ha creado la organización el asunto está claro, el líder es la esencia de la organización, pero en el resto de los casos, el asunto es más complicado. En mi opinión un mal líder puede ganar con una buena organización, pero es difícil que un buen líder gane con una mala organización, tal vez por eso Ángel Gabilondo desea presentarse por el PSM, en vez de crear un partido propio. Lo que está claro, es que una organización política al buscar  fuera de sus filas a alguien que lo represente pierde una parte importante de su esencia ideológica, y además, fuerza y cohesión al  surgir  las lógicas dudas sobre  por qué  ha sido elegido. Sin ser votante de la Comunidad de Madrid, la elección por la cúpula del PSOE de Ángel Gabilondo como candidato, a menos de 100 días de las elecciones, me parece un tremendo error. Los electores no van a poder saber en tan poco tiempo si Gabilondo tiene un programa propio o si defiende el del PSOE. Lo que me lleva a interpretar que la elección de Gabilondo es consecuencia de un previo pacto para intentar gobernar la Comunidad de Madrid, entre el PSOE y Podemos.

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