martes, 24 de marzo de 2015

EN UNA DEMOCRACIA EN ENTEDICHO, DÍAZ EVITA DEFINIRSE.

En contra de lo que parecía ser el espíritu de la denominada Transición Política Española, España se ha convertido en una tiranía, en un Estado fascista. En la España actual la  concordia se ha roto, hay una elevada corrupción política, la cual afecta incluso a la Jefatura del Estado, se cometen sistemáticas violaciones de los derechos humanos y en los procesos electorales se producen unos resultados que dan a entender que hay más de tongo, de manipulación de los mismos, que de expresión de la voluntad popular.

¿Cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Por qué en España se ha producido una involución ideológica aceptándose lo inaceptable en una democracia? Aún más, ¿Por qué el comportamiento tiránico y fascista de las elites dirigentes españolas es aceptado en una Unión Europea en la que se supone que valores democráticos y la defensa de los derechos humanos son indiscutibles? Las elites dirigentes españolas tiran la piedra y esconden la mano, ordenan los abusos, y luego públicamente se autodefinen como demócratas. Además, el ambiente político de la UE se encuentra contaminado por el hecho de que todavía  muchos Estados miembros son Monarquías. Monarquías, en las que se acepta tácitamente  que no todos los ciudadanos son iguales en cuanto a derechos sino que los derechos de cada ciudadano dependerán de su rol social y de su capacidad para defenderlos ante aquellos que desean privarle de ellos. Un claro ejemplo lo tenemos en España con lo que ha pasado con el asunto del engaño de las  denominadas  preferentes, a los preferentistas que tenían apoyo político les devolvieron de forma inmediata su dinero, el resto tuvieron que acudir a los tribunales, y a muchos de ellos todavía no les han dado una solución.

El poder de las Monarquías todavía es muy grande en la UE. Un claro ejemplo lo hemos tenido hoy en Francia. El presidente de Francia, F. Hollande, y el Gobierno del país que tiene la sociedad más republicana del mundo ha recibido con todo tipo de honores al rey Felipe VI, al máximo  representante de la Casa Real de los Borbones, apoyando de esta forma fuera, en España, lo que no quieren para ellos en Francia, es decir que la Jefatura del Estado la ocupe con carácter hereditario una Casa Real.

España no es un Estado social y democrático de Derecho como dice el artículo 1º de la Constitución del 78, España es una tiranía, un Estado fascista, pues no se puede calificar de otra forma un Estado en el que con total impunidad sectores de las elites dirigentes utilizan el sistema sanitario para cometer abusos y realizar ejecuciones. Matar es matar, independientemente de que se haga con un arma, con explosivo, con un virus o utilizando nuevas tecnologías al servicio de la sanidad, pero parece ser que el Poder Judicial español no lo considera así, sino que considera que abusos y asesinatos no constituyen delito si se realizan de forma sutil utilizando procedimientos propios de la medicina. España es una Estado fascista en el que se ejerce contra algunos sectores sociales una fuerte represión judicial y policial. Pero este ambiente no preocupa a la elite política, aunque le debiera preocupar, dando la impresión de que los principales partidos políticos españoles están  todos en la misma pomada, es decir, todos obtienen algún tipo de beneficio de  que en España vivamos en un contexto que funciona con reglas de juego no propias de una democracia.

Según el actual secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, la ciudadanía está demandando relevo generacional, y la solución a los principales problemas de la sociedad española, incluido la corrupción política,  vendrán de la mano de un necesario relevo generacional, hasta tal punto que considera que el principal problema que tiene España es que no se haya producido relevo generacional en el Partido Popular. Tal vez Pedro Sánchez tenga razón y España necesite un más rápido relevo generacional al frente de las elites políticas, en concreto en el PSOE, partido en el que recientemente dos altos dirigentes, ex presidentes de la Junta de Andalucía, Chaves y Griñan, han sido llamados por el Tribunal Supremo, lo que lleva a pensar que de no producirse algún tipo de pacto judicial secreto serán acusados en breve de algún delito. Curiosamente a Pedro Sánchez no le preocupa que el nuevo partido político Podemos se haya convertido en el frente de juventudes al elegir como candidata la Alcaldía de Madrid a una antigua militante del Partido Comunista Español,  a Manuela Carmena, una juez retirada de 71 años de edad, ex vocal del Consejo General del Poder Judicial. Y es que Podemos no cesa de sorprender, ahora con sus estrechas relaciones con el Poder Judicial, lo que puede contribuir a explicar muchas decisiones injustas adoptadas desde esta institución del Estado, y aconseja revisar todas las sentencias emitidas por esta juez, por pertenecer a Podemos y por haber admitido de forma pública  que considera que los escraches no constituyen delito.

En mi opinión, ni en la sociedad española hay una demanda importante de relevo generacional ni esta servirá para resolver importantes problemas como la corrupción política, y la desafección de los ciudadanos hacia la política. El PSOE ha realizado relevo generación en Andalucía y a pesar de ello en las últimas elecciones volvió a perder votos con respecto al 2012. En mi opinión, lo que necesita España de forma urgente es que el Poder Judicial tome conciencia de que la regeneración democrática, la lucha contra la corrupción, y garantizar la defensa de los derechos humanos es fundamental para la supervivencia de la democracia y la estabilidad política de España, y actué de forma consecuente y rápida exigiendo responsabilidades y depurando las elites dirigentes españolas.

En los procesos electorales españoles se producen unos resultados que dan a entender que hay más de tongo,  de algún tipo de manipulación de los mismos, que de expresión de la voluntad popular. El último caso lo tenemos en las últimas elecciones andaluzas. El próximo Parlamento Andaluz estará formado por 5 partidos políticos, tres clásicos, que existen desde la transición, PP, PSOE y IU, y dos nuevos, que entraran por primera vez, Podemos y Ciudadanos. La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, según ella, decidió adelantar las elecciones para dotar de más estabilidad al Gobierno autonómico y hacer así más fácil la gobernabilidad, pero fraccionándose el mapa político y no obteniendo mayoría absoluto lo que ha logrado ha sido el efecto contrario, complicar la gobernanza.

De acuerdo a los resultados el  principal beneficiado con el adelanto de las elecciones andaluzas no ha sido el POSE sino Podemos, el cual ahora podrá presentarse a nuevos procesos electorales con la fortaleza de haber logrado ya una victoria en elecciones nacionales, 15 escaños en el Parlamento de Andalucía. Son muchas las razones que han podido llevar a la presidenta Díaz a adelantar las elecciones, incluso después del resultado obtenido si uno fuera un poco mal pensado podría llegar a pensar que adelanto las elecciones para dar fuerza, para dar más juego, a Podemos y que este partido  pueda presentarse a la generales llevando ya unos meses en el  Parlamento de Andalucía.

El PSOE no va a poder gobernar Andalucía estando en minoría, necesitara cerrar un pacto con alguna otra fuerza política, incluso puede ocurrir que Susana Díaz necesite ya ese pacto para poder ser investida presidenta de la Junta. Susana Díaz ha dicho que va a gobernar en solitario,  pero muchos expertos en temas políticos consideran que no pactara con nadie antes de las generales pero luego si y el PSOE pactara con  Podemos. En mi opinión creo que la sociedad española tiene derecho a conocer ya, antes de nuevas elecciones, si el  PSOE aceptara pactar o no con un partido como Podemos,  de ideología comunista y financiación exterior, algo que seguro que también interesa a otros actores, como por ejemplo a eso que se conoce como los mercados. Susana Díaz evita definirse, pero como dijo el otro, “Fe, los nuestros saldrán”.

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