sábado, 22 de agosto de 2015

TSIPRAS DIMITE, ¿OPERACIÓN CALCULADA, IMPROVISACIÓN O IMPOSICIÓN?

Siete meses después de haber ganado las elecciones, el actual presidente del Gobierno griego, Alexis Tsipras, líder del partido comunista Syriza, que gobernaba gracias a un pacto con el partido conservador ANEL, ha presentado el pasado jueves su dimisión, conduciendo a Grecia otra vez a una situación de elevada inestabilidad política. El  hecho de que llegara a gobernar un Estado miembro un partido comunista, como Syriza, que defiende una ideología que representa todo aquello contra lo que fue construida y se ha ampliado la UE, significo de forma clara un enorme fracaso de la actual UE, pero en cambio la caída de Tsipras no está claro como debe ser interpretada, pues no conocemos que razones le llevaron a dimitir, ni qué planes tiene para el futuro. En  principio, Tsipras ya ha dicho algo tan insólito como que se volverá a presentar a las próximas elecciones. Ni tampoco sabemos cómo lo ocurrido durante estos siete meses, por ejemplo el denominado corralito, va a influir en el voto del pueblo Griego. 

Cuando la UE  iba a ingresar a Grecia el último tramo del segundo rescate, el presidente Tsipras dijo que no podía aceptar las condiciones que le imponinan, y convoco un referéndum para que los ciudadanos griegos se pronunciaran a favor o no de aceptar las condiciones que exigía la UE para seguir prestando dinero al Gobierno griego. Tsipras se declaró a favor del no. El no gano mayoritariamente, a pesar de ello, de forma sorprendente y difícil de entender Tsipras luego  acepto un tercer rescate de en torno a 86.000 millones de euros, a recibir en tres años, con aparentes iguales o incluso peores condiciones. Lo que provoco que perdiera una parte fundamental del apoyo de su partido. En estas circunstancias, ¿Por qué ha dimitido el presidente Tsipras? Como dice el otro, el sabrá, pero en mi opinión, de acuerdo a las informaciones difundidas, puede ser debido a tres razones. Primera, es consecuencia de una operación política decidida y planificada a partir del resultado del referéndum del 5 de julio, con el objetivo de ganar tiempo aceptando  únicamente el primer tramo del tercer rescate, lo que puede provocar que en las próximas elecciones volvamos a tener un Tsipras contradiciéndose a sí mismo, presentándose con un programa contrario al memorando de la UE que acaba de aceptar. Segunda, ha sido una decisión impuesta por la situación parlamentaria al perder el apoyo de casi un tercio del partido, el sector más radical, el cual ha decidió constituir un nuevo partido, llamado Unidad Popular (Laiki Enolita)  y liderado por el exministro de Energía, Panayotis Lafazanis. Tercera, Tsipras se ha visto obligado a aceptar el tercer rescate y su memorando, bien por la cruda realidad de la situación de la economía griega o  porque ha habido un silencioso movimiento de sables, y una vez recibido el primer tramo, nada más y nada menos que 26.000 millones de euros, coherente con sus ideas ha presentado su dimisión.

En mi opinión la dimisión de Tsipras es mala para Grecia, pues creara un ambiente de inestabilidad política que difícilmente puede contribuir a la recuperación de la economía de ese país. Pero además, tendrá dos claras consecuencias negativas exteriores. Primera, para la UE, pues independientemente de las conversaciones secretas que haya habido, la posición de la UE, del Eurogrupo queda debilitada ante la opinión pública al haber pactado un tercer rescate, y entregado 26.000 millones a un Gobierno que ya no existe. Dando la impresión de que las piratas elites griegas han vuelto a engañar a la UE. Siendo importante resaltar que el FMI ha quedado fuera del tercer rescate argumentando que considera que la deuda publica griega es insostenible, es decir, que Grecia no tendrá capacidad para devolver su deuda, necesitando otra quita, es decir, que los acreedores, entre los que se encuentra el Gobierno de España, asuman como perdidas la deuda griega. Segundo, será también negativo para las elites dirigentes de la derecha española que han favorecido y apoyado en España  el crecimiento del partido comunista Podemos. Lo ocurrido con Syriza en Grecia deja claro que votar Podemos representa, entre otras cosas, elegir un Gobierno que se empeñe en echar pulsos que no puede ganar, representa votar a favor de la inestabilidad política en España. Pablo Iglesias con el conocido y repetido eslogan de “Juntos hasta la victoria, Podemos, Syriza venceremos”, ha querido unir su destino al de Tsipras, y puede que Tsipras haya saboreado la victoria, pero dicha victoria ha supuesto un mayor hundimiento de la economía de su país y por tanto un empeoramiento de la calidad de vida de una gran mayoría de los ciudadanos griegos. Hoy los ciudadanos españoles saben que votar Podemos representara votar a favor del hundimiento de la economía española.

Es curioso como el comunismo internacional y sectores de las elites dirigentes de la derecha española están empeñados en asemejar la situación política de España a la de Grecia, algo por otro lado no extraño, si tenemos en cuenta que la Familia Real Griega tiene gran influencia en la Jefatura del Estado español, es decir, en la Casa Real de los Borbones. Si en Grecia están Syriza y el recién creado partido Unidad Popular (Laiki Enolita), como principales partidos comunistas. El primero, Syriza, que dice ser europeísta, ha aceptado el tercer rescate y se declara partidario de que Grecia sigua en el Euro, mientras que el partido Unidad Popular es, entre otras cosas, anti-memorando y partidario de volver al dracma como moneda nacional. En España tenemos a Podemos, partido de ideología comunista, anticapitalista, que ha crecido gracias a tener fuertes apoyos de sectores de la derecha española, defensor de las posiciones de Syriza, que desea formar parte del gobierno de España a cualquier precio,  moderando su discurso con el fin de obtener un mayor apoyo del centro electoral español. Y por el otro lado está un Alberto Garzón, cuyo liderazgo al frente de IU es cada día más cuestionado, el cual junto a otros líderes de la izquierda busca crear una Unidad Popular semejante a la que existe en Grecia. Esperemos que dichos sectores no logren también asemejar las economías, provocando que la economía española tenga que ser rescatada por la denominada Troika.

Si tenemos en cuenta que en el referéndum del 5 de julio los ciudadanos griegos votaron mayoritariamente a favor de no aceptar las condiciones impuestas por Bruselas, lo lógico es que en las próximas elecciones parlamentarias griegas gane algún partido o coalición de partidos que se oponga a dichas condiciones. El nuevo partido Unidad Popular, escisión de Syriza, de ideología comunista, euroescéptico,  ya ha dicho que se presentara con un programa en el que defenderá no cumplir el memorando del tercer rescate, salir del euro y recuperar el drama como moneda nacional. El programa de Syriza todavía no se conoce, pero no sería lógico que en las próximas elecciones se presentara defendiendo como bueno las reformas políticas a las que se ha opuesto el pasado 5 de julio, el electorado difícilmente lo entendería. Es decir, la relación del Grecia con la UE puede pasar de mal a peor a partir de las próximas elecciones parlamentarias en Grecia, si como sería lógico gana un partido político partidario de no cumplir el memorando correspondiente al tercer rescate.

El hecho de que Txipras haya presentado su dimisión después de aceptar  un memorando, un conjunto de reformas, de la UE que  el próximo Gobierno griego puede que rechace, y que lo haya hecho justo después de recibir el primer tramo del tercer rescate, nada más y nada menos que 26.000 millones de euros, debe ser considerado un intento de engaño a aquellos Estados que le han vuelto a dejar dinero, lo cual evidencia que las elites griegas son unos piratas insaciables. Lo que está claro es que Tsipras buscara en unas próximas elecciones un mayor respaldo social, la cuestión es ¿Para qué? ¿Para defender que política? Es decir, un Tsipras más fuerte, con mayoría parlamentaria, seguirá defendiendo el memorando que acaba de aceptar, las reformas que impone la UE  o por el contrario se opondrá a ellas, como ya ha hecho en el referéndum del 5 de julio.

Lo que esta ocurriendo en Grecia nos lleva a la siguiente cuestión: ¿Qué debe de hacer un Estado, su Gobierno elegido democráticamente, cuando lo que recauda no es suficiente para hacer frente a sus necesidades de gasto y a sus obligaciones de pago? ¿Endeudarse hasta el infinito? Que es lo que vienen haciendo desde hace tiempo los gobiernos griegos, buscando así una situación de quiebra para que sean otros Estados los que asuman como pérdidas su deuda pública. Un gobierno adopta unas decisiones políticas y no otras principalmente, salvo un pequeño conjunto de ellas que afectan a lo que se conoce como la Seguridad Nacional, porque benefician a personas y familias, porque benefician a determinados sectores sociales. La elevada deuda pública griega se ha generado porque beneficiaba a sectores de la sociedad de ese país, favorecía su enriquecimiento. Esos sectores deben ahora contribuir económicamente a sacar la economía griega de la situación de crisis en la que se encuentra. De acuerdo con lo anterior, en mi opinión, el Gobierno griego debía haber adoptado ya hace tiempo dos decisiones: Incrementar la presión fiscal a aquellos sectores sociales y empresariales que de forma clara la pueden soportar, y adoptar medidas para imponer la repatriación de capitales.

Lógicamente esas decisiones no les interesan a las elites dirigentes griegas, ni de derechas ni de izquierdas, que prefieren seguir saqueando la UE y forzar una situación de impago argumentando que el enorme endeudamiento público de Grecia se debe a la actuación de actores exteriores. Que la situación de inestabilidad política que ha provocado la dimisión de Tsipras vuelva a situar la crisis griega como el principal problema de la UE, evidencia que Grecia debía haber salido hace tiempo de la UE. Es falso que la salida de Grecia del Euro ponga en riesgo la existencia de toda la UE, todo lo contrario, que la UE satisfaga una vez y otra la insaciable vorágine de la piratería griega, de sus elites dirigentes, genera euroescepticismo, y provoca que cada día sea mayor el número de ciudadanos europeos a los que no les gusta la actual UE, ni sus políticas, ni su debilidad en la esfera internacional, ni la incapacidad de sus instituciones para dar solución a importantes problemas, como el de la crisis griega o el de la inmigración, el de una inmigración que curiosamente está entrando en este momento, en un porcentaje importante, a través de las fronteras griegas. Evidentemente, cuando antes salga Grecia de la UE mejor para todos, mejor para el conjunto de la UE que no tendrá que seguir asumiendo las pérdidas que produce la economía griega, y saciando la insaciable vorágine de las elites griegas, y mejor también para el pueblo griego, pues ya son muchos los analistas que afirman que la recuperación de la economía griega requiere la salida del euro, la adopción de una moneda nacional y su adecuada devaluación.


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