martes, 10 de noviembre de 2015

EL INDEPENDENTISMO CATALÁN BUSCA UNA UTOPÍA.

Con la aprobación ayer en el Parlamento de Cataluña de la resolución que define el proceso para la construcción de un Estado catalán en forma de república, independiente y soberano, España puede estar viviendo un momento histórico. Y ello está ocurriendo en un ambiente político que se caracteriza por: Un elevado fraccionamiento del mapa político, desunión interna de las principales fuerzas políticas de ámbito nacional, PSOE y PP, y la existencia de unas elites políticas con miembros  con mucha titulación pero mediocres y afectadas por lo que podríamos llamar un profundo infantilismo a la hora de considerar los problemas que afectan a España, lógicamente, salvo alguna excepción como puede ser, sin ser votante del PP, la del presidente Rajoy y pocos más, entre otras cosas debido al relevo generacional que se ha impuesto en los partidos políticos. Fraccionamiento del mapa político, sin repasar números, sin precedentes desde el 78, surgiendo dos nuevos partidos políticos, Ciudadanos y Podemos, denominados emergentes, que quieren gobernar España sin tener estructura para ello y ni siquiera proyecto político. Infantilismo político que lleva a las elites políticas a trivializar con todo, con el asunto de Cataluña, con el desempleo,  con la pobreza, con las violaciones de los derechos humanos que se producen en España o con el terrorismo de Estado. Los españoles sin techo, o los que sufren la pobreza, los numerosos niños que crecen en un ambiente de pobreza infantil, no importan a nadie, sino por el contrario a las elites políticas españolas les interesa, les duele, la situación de refugiados exteriores, la mayoría proveniente del países del mundo islámico,  desean ayudar a inmigrantes refugiados que traen a España en avión, viaje y acogida que aún no sabemos cuánto costara y quien la pagara, pues sería inadmisible que hubiera dinero para inmigrantes-refugiados mientras hay ciudadanos españoles sin techo  que mueren, según datos dados por el ministro Alonso, tirados en calles de ciudades españolas.

Pero volvamos al asunto de Cataluña que es lo relevante hoy. El asunto de Cataluña, a mi parecer, se está tratando tanto por los dirigentes políticos nacionalistas como por los del resto de España con una enorme ligereza, sin valorar la gravedad de la situación, su posible evolución  y las graves consecuencias que esta podría provocar. Hasta ahora, a la única persona con poder en la sociedad española que he visto superar el infantilismo al que he hecho referencia, ha sido al ex vicepresidente Alfonso Guerra, el cual ha propuesto que el Gobierno actué como en el 34 contra las elites nacionalistas catalanas, y no es que yo lo desee, sino que es bueno decir, reconocer, que ello puede volver a ocurrir, hoy, siendo España miembro de la UE y de la OTAN. Lógicamente, Guerra no ha querido  recordar que dos años después comenzó la Guerra Civil, y es que “El uso de la  violencia legítima el uso de la violencia” Siempre que se habla del asunto de Cataluña, del proyecto independentista, como simple ciudadano español que soy, sin participación activa  en política, pienso lo mismo, lo que pensaron los dirigentes de Checoslovaquia al firmarse los Acuerdos de Múnich: Sin nosotros,  acerca de nosotros, contra nosotros. Es decir, las elites dirigentes españolas van a darle una solución al asunto de Cataluña sin considerar para nada a los ciudadanos españoles, que no viven en Cataluña, pero dicha solución sea cual sea afectara al conjunto de la sociedad española.  

La investidura de Más como presidente de Cataluña, salvo el hecho de la aprobación de la resolución de desconexión con el Estado español, está siendo como era de esperar. Con discursos repetitivos y mediocres, más de lo mismo, en una palabra aburrida. El discurso del candidato a presidente, Artur Mas, ha sido un discurso que yo definirá como utópico. Mas sigue creyendo que Cataluña va a constituirse en un Estado sin enfrentarse él con las elites dirigentes del resto de España. Los españoles saben de sobra que España es una tiranía, en la que la elevada convivencia y complicidad que hay entre las elites dirigentes favorece que se cometan violaciones de los derechos humanos con total impunidad. ¿Y qué? ¿A dónde ir? ¿Qué hacer? El brazo de España es muy largo, y las elites dirigentes españolas y sus vínculos exteriores tienen capacidad para cerrar muchas puertas, España ha impedido  la entrada de Kosovo en la UNESCO, votando en contra de países aliados, algo que será muy malo para España, pero la puerta para Kosovo está cerrada. Es evidente que España votaría en el exterior en contra de una Cataluña independiente en todo tipo de decisiones, es decir una Cataluña independiente no podría tener una relación de amistad con el resto de España. Dicho eso, como se suele decir ahora, ha habido dos cosas que me han parecido innovadoras y me han llamado la atención. La camiseta que llevaba la diputada Anna Gabriel de la CUP, la cual ha hecho ayer el discurso de defensa de la resolución rupturista de su partido,  y ver al líder  del PP, García Albiol portando una bandera de España ante la tribuna del Parlamento. Se suele decir que “El que juega con fuego se acaba quemando”, y el infantilismo que padecen algunos miembros de la elite política española, incluido algunos del nacionalismo catalán, les conduce a jugar con fuego, a lanzar mensajes fascistas, tiránicos, inaceptables, en una democracia. Además, lo hacen de forma sutil, subliminal, creyendo que así no habrá consecuencias. Que no les engañen habrá consecuencias, pero adelante, animo.  

Algo que me parece insólito, es que en un momento trascendental para Cataluña, el partido de la oposición sea Ciudadanos. Un partido burgués, que tiene como ideología lo que se conoce como el liberalismo político. Que carece de estructura política suficiente, ya no para gobernar España sino simplemente para gobernar Cataluña. Y además que no tiene ningún proyecto ni para Cataluña ni para España, proponiendo  de vez en cuanto sus dirigentes alguna idea innovadora, inviable, negativa para la sociedad o simplemente descabellada, como es la suprimir el Concierto Económico del País Vasco. Un partido político, cuya líder en Cataluña, Inés Arrimadas, cree que hacer discursos es ir al Parlamento a dar la lección que el día anterior ha aprendido en casa. Siendo sorprendente que un partido así, con dirigentes que provienen de lo que se conoce como los niños ricos de la sociedad, pueda haber obtenido votos, ganando, en zonas de Cataluña populares, mayoritariamente de trabajadores, y que antes votaban al PSOE, lo que refleja la confusión y el desconocimiento de los partidos políticos que existen entre los ciudadanos a la hora de votar.

Con la aprobación por el Parlamento de Cataluña  de la resolución rupturista, de desconexión con el Estado español, el asunto de Cataluña parece, solo parece, complicarse. En este ambiente ¿Qué soluciones hay? Sin tener en cuenta mi opinión personal, creo que hay  tres posibles caminos. Uno, las elites nacionalistas catalanas se acojonan y renuncian al proyecto independentista. Dos, las elites nacionalistas catalanas elijen lo que se conoce como  la vía Kosovo, lo cual supondría duros sacrificios para la sociedad catalana, pero Cataluña acabaría siendo un Estado independiente y soberano. Tercera, esta sería contando con el Gobierno de España, es decir, el Gobierno  ofrece a Cataluña  un pacto fiscal como el del País Vasco y las elites dirigentes catalanas lo aceptan como un mal menor.

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