En los últimos días la difusión
de los Papeles de Panamá y la reciente detención de Mario Con, y otros miembros
de su familia, ha irrumpido en el
panorama informativo español, pasando a ser el principal tema de actualidad,
desplazando a un segundo plano el ya aburrido y repetitivo tema de las
negociaciones políticas para formar Gobierno. Ambos hechos han dado a conocer
que en España hay personas representativas de la esfera política o simplemente
social que viven en una ambiente de alta impunidad. Pueden realizar durante
años actividades ilegales sin que ningún poder del Estado, Poder Judicial, Fuerzas
y Cuerpos de Seguridad, la Agencia Tributaria en su caso, servicios secretos, etc.,
se preocupen de investigarlos, y reconducirlos por el camino de la legalidad.
Es evidente que en España no somos todos iguales ante la ley. No es solo que
unos puedan acudir a los tribunales acompañados de mejores abogados que otros,
logrando influir ello en las sentencias
que se emiten, sino que hay personas que durante años logran vivir,
enriquecerse y realizar actividades económicas al margen de las leyes vigentes.
Las personas que se mueven en paraísos
fiscales suelen tener todas dos características comunes. Primera, se personas
con mucho dinero negro, de procedencia legal o ilegal. Segunda, ser personas
con mucho poder, por su roll social, por la organización a la que pertenecen, o
sus vínculos familiares, sociales, etc. No
nos engañemos, si una persona de la calle, sin poder, acude a uno de esos sistemas
complejos de blanqueo que hay en los conocidos como paraísos fiscales, en vez de
lograr limpiar su dinero lo que va a conseguir es que se lo limpien. El
movimiento de dinero negro en paraísos fiscales no se investiga porque lo
hacen o beneficia a personas con mucho poder. La policía española, Hacienda etc.,
no impidieron, por ejemplo, las actividades de Mario Conde porque no hubo interés
en ello. Lo que se conoce como la policía no son únicamente los hombres de
azul, tienen redes de información, confidentes, colaboración con otras policías,
y un importante volumen de fondos
reservados para la obtención de información.
Si el Estado no se enteró en tiempo oportuno de lo que hacía Mario Conde es
porque no hubo interés, ni desde Interior ni desde Hacienda.
El enriquecimiento de los demás,
si no somos envidiosos, no debe provocarnos ningún tipo de sentimiento. El
problema es que por norma general la gente no suele conformarse únicamente con
enriquecerse. No suelen confirmarse con incrementar su poder económico. Una vez
ricos suelen querer incrementar su poder, buscan poder político e influencia social, suelen desear someter a
otras personas y cerrarles las puertas de la vida. Su razonamiento es simple
¿Para qué sirve ser muy rico si eres igual que los demás. Evidentemente, el
asunto de Mario Conde, me interesa, me interesa mucho, por su deseo de entrar en
la vida política española e influir así sobre la vida de otras personas.
Mario Conde, licenciado en
Derecho y Abogado del Estado, en la década de los 80 se hizo millonario
realizando una actividad completamente ajena a la que le había dado prestigio
en la sociedad española, gestionando un laboratorio farmacéutico. Luego, paso a
ser director de uno de los principales bancos españoles de la época, Banesto.
Se movía entre los grandes, recibía todo tipo de reconocimientos, y llego a ser
un símbolo del éxito empresarial en la sociedad española de los 80. Pero en los
90 todo cambio, su doble juego al frente de Banesto se descubre, llevándolo ante
los tribunales en diferentes ocasiones. En 1997 es condenado a 6 años de prisión,
por el caso Argentia-Trust, pero solo está en la cárcel uno y medio. En el 2002
el Tribunal Supremo lo condena a 20 años por estafa en la gestión de Banesto,
estafa que provoco la quiebra de dicho banco. Condena de la cual logro cumplir
menos de la mitad, sale en el 2007. A partir del 2007, Mario Conde, vuelve a
ser una persona de prestigio y éxito en la sociedad española. No cesa de
incrementar su patrimonio, crea nuevas empresas, compra propiedades, participa
de tertuliando en el programa televisivo El Gato al Agua, del Grupo Intereconomía,
crea el partido político Sociedad Civil y Democracia, presentándose a las
elecciones al Parlamento de Galicia, en el 2012 . Hoy sabemos que durante 15
años se dedicó sin ningún tipo de impedimento ni control a blanquear dinero
procedente de sus actividades criminales. La vida de éxito de Mario Conde se
puede resumir en una frase: La masonería española en acción. La historia de Mario Conde es un ejemplo de
como cuando los valores se corrompen el éxito florece. Eso sí, Conde no tuvo en
cuenta dos importantes dichos “La
avaricia rompe el saco” “Una retirada a tiempo puede ser a veces una gran
victoria”, dichos que han acabado cumpliéndose.
¿Cómo es posible que una
persona que acaba de cumplir parte de una condena por estafa y que tienen una
deuda con Hacienda de 10 millones de euros, Mario Conde, logre seguir
incrementando su patrimonio y blanqueando dinero durante años? Inexplicable.
Mario Conde es un ejemplo de la
impunidad con la que en España viven y actúan personalidades de sus elites
dirigentes. Su papel como tertuliano de un programa de Intereconomía, cadena de
las que las malas lenguas dicen que es propietario, es muy interesante. En el programa El Gato al
Agua, valla con el nombrecito, ni que fuera californiano, todos le alababan, y
disculpaban su pasado. Programa que en un periodo fue dirigido por Antonio Jiménez, ahora al frente del El Cascabel,
en 13tv. Es curioso lo bien que se lleva en España la masonería y la
Conferencia Episcopal. Programa El Gato al Agua, que contribuyo a lanzar y
fortalecer mediáticamente el liderazgo de Pablo Iglesias. Todo parece indicar
que en vez de “el gato al agua”, por ahora va a ser el Conde a la cárcel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario