Desde
hace tiempo ya se conocen los
inapropiados vínculos exteriores, económico e ideológicos, de Podemos, con
actores del comunismo internacional, y sus aliados pertenecientes al Mundo islámico.
Hasta el punto, que su secretario general, Pablo Iglesias, ha estado y está en
la nómina del Gobierno de Irán. Un Gobierno que da apoyo económico y militar a
personajes como el presidente de Sudan, Omar Al-Bashir. Omar Al-Bashir se hizo
con el poder en 1989, a través de un golpe de Estado, estableciendo una
dictadura islámica, similar a la que el Estado Islámico quiere ahora establecer
en el territorio que controla en Oriente Medio. Por si eso fuera poco,
recientemente se ha dado a conocer que no solo Pablo Iglesias tiene malas
amistades, sino también el expresidente Felipe González. En el 2009, Felipe
González, firmo, no sabemos si también redacto, una carta dirigida al
presidente Al-Bashir solicitándole sutilmente que diera su apoyo al empresario de origen iraní
Farshad en los negocios que deseaba realizar en su país, Sudan.
El
presidente Felipe González, que jugó un papel relevante en la construcción de
la actual España, no sabemos que hubiera sido de España gobernando otro en su
lugar, dejo el Gobierno de España, derrotado en las elecciones generales del 96
por el ex presidente José María Aznar, después de conocerse una serie de
importantes escándalos políticos y asuntos de corrupción política. El caso de
GAL, el asunto de Lasa y Zabala, el asunto del Banco de España, el asunto de la
financiación ilegal del PSOE, etc. Uno de los más curiosos fue el caso Roldan.
En una España, en la que se investigaba profundamente a todo aquel que ocupaba
un cargo público o entraba a trabajar para el Estado como funcionario, dio la
casualidad de que Felipe González no pidió a alguien, por ejemplo al CESID, información
sobre Luis Roldan, y lo nombro director general de la Guardia Civil habiendo
falseado su curriculum vitae. Luego Roldan acabaría siendo condenado por
apropiarse de fondos de la Guardia Civil. Empezaba la España corrupta que hoy
conocemos. Aun así, Felipe González
logro marcharse después de 13 años gobernado con una imagen más o menos
aceptable, los ciudadanos españoles, y los líderes de opinión, consideraban que
González había aportado a la construcción de la España democrática lo
suficiente como para disculparle sus errores.
Lo
grave no es que el expresidente González, deseoso de enriquecerse, se dedique a
hacer negocios, sino que negocios hace y con quien. Lo grave no es que el
expresidente González escriba a un presidente de un país para intermediar en
favor de un empresario, sino que intermedio a favor de un empresario de origen iraní,
cuyas actividades no están claras, y lo hizo pidiéndole ayuda a un genocida, a un dictador, Al-Bashir, que ha establecido la ley islámica en su país,
Sudan. Además, recientemente se ha dado a conocer que la actual mujer de González,
Mar García Vaquero, aparece en los denominados Papeles de Panamá, desconociéndose
hasta ahora el volumen y tipo de negocios que realizo con su empresa offshore.
Es evidente que las relaciones de Gonzalez no son las más convenientes ni
propias de un expresidente de un Estado democrático
miembro de la NATO y la UE. Por otro lado, las malas relaciones exteriores del
expresidente González da la impresión que son la explicación a
posicionamientos, políticas y
decisiones, que se han tomado en España desde la esfera de poder del PSOE o con
su complicidad. La explicación a cosas como la cobarde retirada del Ejército
español de Irak, en el 2004, ordenada
por el expresidente Zapatero, retirándole así el apoyo, por otro lado únicamente
simbólico, a la coalición internacional que había invadido Irak con el fin de
derrotar al régimen de Sadan Huseim. La explicación a cosas como la política migratoria
del PSOE o su posicionamiento ante la denominada
crisis de los refugiados, considerando que España debe acoger
inmigrantes-refugiados de origen sirio, iraquí, etc., a pesar de que sus
dirigentes saben que un 28% de la población
española está en riesgo de pobreza o exclusión social y amenazan con que el
sistema de pensiones de la Seguridad Social puede quebrar. La explicación, porque
no decirlo, también a abusos y violaciones de los derechos humanos que se han
producido en la España democrática.
Los vínculos
de sectores de las elites dirigentes españolas con actores del Mundo islámico
son bien conocidos, no se dan solo entre las elites políticas del PSOE, los
mantienen también sectores de la derecha española, e incluso la Casa Real. Y viene
de antiguo, Felipe González, en un
primer momento se opuso a la entrada de España en la NATO, postura también defendida
por el entonces ex presidente Adolfo Suárez. Da la impresión de que dichos vínculos no se han reducido con la integración
occidental de España sino que han ido aumentando y manteniéndose con gobiernos que son
considerados una amenaza para Occidente.
Lo
ocurrido con Felipe Gonzalez, es un caso más que viene a confirmar que sectores de las elites dirigentes españolas están sacrificando
España, su democracia, sus instituciones, su economía, su mercado laboral, la
seguridad y la estabilidad política en beneficio de intereses exteriores. El
Partido Popular, según el Poder Judicial, es una organización política que da cobertura
a organizaciones criminales, las cuales han contribuido, se desconoce si lo
siguen haciendo, de diferentes formas a
blanquear capitales provenientes de organizaciones criminales internacionales.
El asunto de la Gürtel, el caso Bárcenas, el caso Púnica, son algunos de los
asuntos judiciales que de forma clara argumentan
dicha afirmación, a pesar de que se eternizan en el tiempo no siendo juzgados,
para logar así mantener a los responsables el mayor tiempo posible en libertad.
Por otro lado, el PSOE es hoy un partido muy débil, desunido, sumido en la
mediocridad de sus dirigentes, carente
de un liderazgo que tenga la suficiente fuerza como para defender un proyecto
para España, con una serie de líderes a los que se les pasa el arroz y están dispuestos
a llegar a cualquier tipo de alianza, incluso con la izquierda comunista que
encarna Podemos, con tal de poder tocar algo de poder. Pedro Sánchez,
secretario general del PSOE, ha declarado recientemente que no habrá unas
terceras elecciones, y es posible, lo que no está claro es que las evitara: Un
Gobierno de España en el que entre Podemos, un gobierno tecnócrata, un eterno
Gobierno en funciones del PP.