jueves, 19 de mayo de 2016

CRISIS EN VENEZUELA: ALTO RIESGO DE UNA PRIMAVERA AMERICANA.

En los últimos meses, en tres países representativos latinoamericanos, Argentina, Brasil y Venezuela, se vienen produciendo una serie de acontecimientos que dan a entender que la  situación política, social y económica de Latinoamérica se complica. Latinoamérica se mueve, pero esta vez a lo contrario de lo que ocurrió en la primera década del presente siglo, lo hace para retroceder, para volver a situaciones similares a las del siglo pasado, caracterizadas por una elevada inestabilidad política y fuerte crisis económica. Muchos países latinoamericanos han estado viviendo durante años un espejismo, con falsos cambios que no hacían otra cosa que esconder viejas formas de gobernar y con falsos éxitos que ocultaban el fracaso de los modelos económicos y de desarrollo. En mi opinión, el tiempo se acaba, la situación de Latinoamérica es crítica, tanto, que podemos ya estar ante una nueva primavera política, en este caso  Americana, en la que Venezuela sea su Túnez.

La ex presidenta de Argentina, Cristina Fernández, a pocos meses de dejar el poder está siendo investigada por delitos tan graves como el de lavado de dinero y por haber cometido irregularidades en su gestión al frente del Banco Central. Pero eso no es todo, el actual presidente Mauricio Macri está siendo investigado por la fiscalía por lo que se conoce como los Papeles de Panamá, por tener empresas ocultas, offshore,  en el extranjero. La situación de la economía de Argentina tampoco es buena, a los problemas de la deuda pública, se une una inflación interanual de en torno al 40%. Macri, solo llegar al Gobierno se ha visto  obligado a devaluar el Peso argentino un 30%, lo que según los expertos, contribuirá a que los precios sigan subiendo en una situación de preocupante estancamiento de los salarios de los trabajadores.

En Brasil la corrupción no ha cesado de crecer durante los 13 años que ha Gobernado el Partido de los Trabajadores, estando imputado su tesorero, João Vaccari, en el asunto de  corrupción relacionado con la petrolera semipública Petrobras. La presidenta Dilma Rousseff ha sido apartada del poder durante 180 días mientras se celebra el juicio político en la Cámara Alta. Dilma Rousseff es acusada de maquillar las cuentes públicas, entre otras cosas , de haber tomado  prestados $11,000 millones de los bancos estatales para costear populares programas sociales creados para ayudar a los pobres, que forman la base de su partido, todo ello con fines electorales antes de las elecciones presidenciales del 2014. Rousseff ha considerado el asunto un golpe de Estado sin armas, llamando a su gente manifestarse en contra  en las calles. Para más inri, el nuevo presidente interino, Michel Temer, ha nombrado un Gobierno en el que hay siete ministros investigados por corrupción. A la grave situación política de Brasil se une la situación de su economía, que sufre una fuerte recesión, se hunde, hundimiento que evidentemente repercutirá de forma negativa en toda Latinoamérica. 

La situación más crítica es con diferencia la de Venezuela. La oposición venezolana se ha unido en la coalición Mesa de la Unidad Democrática, contra lo que se conoce como el Chavismo, logrando hacerse con el control de la Asamblea General, provocando que Venezuela se fragmente institucionalmente. Por un lado está el Gobierno, a cuyo frente está el presidente Maduro, actual líder del  Chavismo,  el cual cuenta con el control del Tribunal Supremo, poder a través del cual logra anular cualquier iniciativa del Parlamento, es decir, la victoria obtenida por la coalición opositora en las últimas elecciones no tiene ningún valor ni fuerza. La Asamblea Nacional, consciente de su situación de debilidad, y demostrando una elevada, y en mi opinión, contraproducente, prisa por echar del poder al Chavismo, ha exigido un referendo revocatorio contra el presidente Maduro. El presidente Maduro ha contestado declarando indefinidamente el estado de excepción.

Al hablar de Venezuela creo que hay que distinguir tres  realidades. La realidad económica, la realidad social  y la realidad política. Durante los años que ha gobernado el Chavismo, en parte debido al rechazo que con sus políticas generaba en importantes sectores de las elites dirigentes venezolanos, la economía de Venezuela ha pasado a depender casi únicamente de la exportación de petróleo, beneficios que el Gobierno utilizaba para para aliviar la pobreza de los sectores sociales que lo apoyaban, afines, a la vez que se despreocupaba totalmente del desarrollo del país. La caída de los precios del petróleo ha situado a la economía de Venezuela en una situación crítica, el pago de la deuda está en entredicho, y ya no dispone de suficientes recursos para pagar a los funcionarios públicos. Luego está la realidad social, altos porcentajes de desempleo, pobreza y violencia, una violencia que obliga toques de queda en sectores de algunas ciudades, incluida Caracas. Luego están los  cortes de luz, la escasez de alimentos y medicinas, una  alta inflación (180,9% en 2015),  a la vez que las políticas sociales empiezan a disminuirse debido a la caída de los recursos públicos, todo ello está generando un elevado malestar social, desconociéndose por ahora que porcentaje de ese rechazo social es realmente canalizado contra el Chavismo y el presidente Maduro. Es evidente, que el presidente Maduro no ha sabido valorar la fuerza de la oposición y en concreto de los sectores de las elites dirigentes a las que por motivos políticos e ideológicos ha presionado durante años el Chavismo. No ha previsto que dichos sectores podían hacer lo que han hecho, provocar el desabastecimiento del país como forma de presionarle para que abandone el poder. Luego está la realidad política. No hay duda sobre que Nicolás Maduro es el presidente legítimo de Venezuela. La coalición opositora, no quiere aceptarlo y desde que llego al poder buscar instrumentos para presionarle y obligarle a abandonar el poder y convocar elecciones. Es cierto que la situación de Venezuela es crítica, en gran parte debido a la nefasta gestión del presidente Maduro, que entre otras cosas ha permitido que su país callera en una situación de elevado desabastecimiento, pero también es cierto que como líder del Chavismo es el presidente legítimo, el Chavismo gobierna porque ha contado con el respaldo electoral de los ciudadanos. Puede ser que sus políticas socialistas sean las causantes de la crisis que sufre Venezuela, pero la oposición debe ganar al Chavismo en las urnas, no de otras formas, por ejemplo provocando desabastecimiento.

La situación que vive Venezuela es de forma clara consecuencia de lo que se conoce como los efectos colaterales de las decisiones políticas. En una democracia no vale todo cuando se gobierna, ni tampoco la oposición puede recurrir a todo tipo de acciones y presiones para intentar gobernar sin ganar en las urnas. Sin lugar a dudas, las elites políticas españolas tienen una alta responsabilidad sobre lo que está ocurriendo en Venezuela. Desde España se ha animado a ambos bandos, Chavismo y oposición, a seguir con sus acciones. En mi modesta opinión, España tiene respecto a Venezuela una posición política totalmente esquizofrénica. En el 2007, en XVII Cumbre Iberoamericana, el entonces Jefe del Estado, el rey Juan Carlos, busco un desafortunado choque directo con el presidente Chávez. Más recientemente, sectores de las elites dirigentes españolas, en concreto de la derecha española contribuyendo a la creación del partido comunista Podemos,   han favorecido que las ideas del Movimiento Bolivariano entraran en el Parlamento Europeo. Por otro lado, el actual Gobierno de España, del Partido Popular, está  dando un fuerte apoyo a la oposición al Chavismo, recibiendo y dándole apoyo a Leopoldo López. Luego esa el POSE, partido que en un principio tuvo fuertes vínculos con el Chavismo, pero que ahora da la impresión que parece desear apoyar a la oposición.

La posición de España respecto a Venezuela no está clara, tal vez incluso no haya solo una, pero es evidente que las elites políticas españolas desean implicarse en la situación interna de Venezuela. El ex presidente Zapatero se ha reunido recientemente con el presidente Maduro. El Gobierno, en funciones, ha ordenado que regrese el embajador, que había sido llamado a consultas el pasado 8 de Abril. Incluso el emergente Ciudadanos ha manifestado mucho interés por el asunto de Venezuela, su secretario general, Albert Rivera, viajara en los próximos días a ese país para dar unas conferencias en la Asamblea Nacional  en el marco de las jornadas sobre Democracia, Derechos Humanos, y Diplomacia parlamentaria. Está claro que España, sus elites políticas, desean implicarse más en la crisis de Venezuela, algo por otro lado incomprensible teniendo en cuenta la actual situación política y económica  de España, y  la situación política de la  UE, con una crisis de los inmigrantes-refugiados sirios, a la que no se le encuentra una situación. ¿Por qué? Remordimientos, intereses, o acaso las elites dirigentes españolas desean jugar de una forma más activa  en el escenario venezolano.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo pienso que España quiere implicarse para evitar un enfrentamiento mucho mayor entre el chavismo y sus opositores de tal forma que se llegue a situaciones peores; los malentendidos me imagino que también existen en política y a veces hace falta un tercero para aclararlos y que las aguas vuelvan a su cauce.