El tiempo se acaba y
todo sigue igual. Los partidos políticos ya han presentado en las juntas
electorales sus listas de candidatos para el 26-J, pero el panorama político
español no ha cambiado significativamente desde las últimas elecciones
generales, 20-D, cuyos resultados provocaron que la XI Legislatura fuera la
primera legislatura fallida de la democracia. Según la última encuesta sobre
intención de voto elaborada por Metroscopia, los resultados del 26-J serán muy
parecidos a los de las pasadas elecciones, ninguna fuerza política obtendrá
suficiente número de votos para poder formar Gobierno. La nueva política, que
aquellos que la concibieron decían que nacía para dar solución a los problemas
de España, decían que todo lo iba a solucionar con su cambio de imagen, por ahora no está solucionado nada sino todo
lo contrario, contribuyendo a crear más problemas, el principal, el
fraccionamiento del mapa político español impidiendo que ningún partido obtenga
el suficiente número de diputados para poder formar Gobierno.
El próximo 26-J habrá
nuevas elecciones generales, pero la principal
batalla electoral ya ha tendido lugar, para confeccionar las listas de
candidatos de los diferentes partidos, y ha sido una batalla poca democrática,
con un resultado fruto de luchas de
poder dentro de los diferentes partidos políticos. Recientemente, en una
entrevista el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, decía “Que el poder
este bien distribuido, que sea accesible, es una condición institucional de la
democracia”. Y en mi opinión, tiene razón, el problema es que los partidos
políticos españoles no funcionan de acuerdo a esos principios. En España es muy
frecuente que existan lo que se conoce como paracaidistas políticos, dirigentes
a los que se les busca un puesto en una
u otra circunscripción en función de los intereses del partido. Además, al ser
el sistema electoral español de listas cerradas y bloqueadas, es difícil saber
si los candidatos son elegidos por el respaldo social con que cuentan o por
representar a unas determinadas siglas. El propio Sánchez ha colocado como
número dos por la lista de Madrid, a una persona, Margarita Robles, que
haciendo mención a su nombre, Margarita, hace dos días quería ir en la lista de Podemos y ahora se
identifica totalmente con el PSOE, desconociéndose cuál es el respaldo social con
que cuenta esta persona, tal vez, únicamente con el personal de la Audiencia
Nacional, o cosas así. Por otro lado la
accesibilidad a los cargos públicos es un principio fundamental de las
democracias, pero bien es conocido que en la democracia española dicha
accesibilidad es muy baja. Los partidos políticos son círculos muy cerrados,
salvo contadas excepciones, los cuadros de los partidos son personas que se han
afiliado al partido, como se solía decir en otras épocas, antes de hacer la mili. Las personas que logran entrar en un partido político sin que se dé la
premisa previa de militancia es porque pertenecen a algún poder factico del
Estado, institucional, económico, etc. En conclusión, la política española es
muy cerrada, solo hay que analizar los historiales de los dirigentes de algún partido para comprobarlo.
Porque creo que ella se
lo merece, me voy a extender en el caso de Margarita Robles. Margarita Robles,
fue secretaria de Estado durante los últimos años de Gobierno del ex presidente
Felipe Gonzales, 94-96, luego volvió a ejercer como juez, logrando ocupar
cargos en la cúpula del Poder Judicial. En recientes declaraciones Margarita ha
dicho que ha vuelto a la política para impulsar la independencia del Poder
Judicial. ¿La independencia respecto a qué? Debemos de preguntarnos, pues es
precisamente las idas y venidas de jueces de la judicatura a la política y
viceversa una de las causas de la evidente falta de independencia del Poder
Judicial. Es evidente que la regeneración de la democracia española requiere
que se regulen los trasiegos que existen
entre poderes del Estado de naturaleza no política y la política, pues
contribuye a contaminar y corromper el funcionamiento de ambos.
En cuatro meses, el
único movimiento político importante que se ha producido en España ha sido la
fusión de IU y Podemos, seguramente intentando cocinar un determinado resultado
que justifique ante la opinión pública nacional e internacional su entrada en
el Gobierno, por ejemplo, convirtiéndose en la segunda fuerza política más
votada, superando al PSOE en número de diputados. Pero ha sido un movimiento
con poco significado, pues Unidos Podemos, según las encuestas, por mucho que
crezca en votos el 26-J necesitara el apoyo de otra fuerza política para poder
gobernar, y ahí surgirán los problemas. Apoyo que es difícil que se lo dé el
PSOE teniendo en cuenta lo que ha pasado en la anterior legislatura y porque
ello supondría si no su desaparición si
su fraccionamiento. El crecimiento de Unidos Podemos podría facilitar
que haya un gobierno de izquierdas liderado por el PSOE sin contar con
Ciudadanos, pero ¿Por qué el PSOE le va a dar ahora a Podemos lo que no le
quiso dar hace unos meses, la mitad del Gobierno? De igual forma el PP no
obtendrá mayoría suficiente para gobernar y tendrá que buscar una alianza,
todas las opciones son posibles, incluso que pacte con Podemos, partido que no
siendo afín ideológicamente al PP si está recibiendo un claro y fuerte apoyo de
sectores de la derecha española afines al Partido Popular.
Lo que pasó en la XI
Legislatura, y lo que vaticinan las encuestas sobre intención de voto, dan a
entender que España necesita un nuevo sistema electoral que favorezca que de
los procesos electorales salga una fuerza política claramente ganadora. Sin ser
experto en estos temas, teniendo en cuenta lo que ocurre en otros países, hay muchas alternativas. Desde la más simple,
una segunda vuelta entre los dos partidos más votados, a un sistema basado en
un número de diputados reservados para premiar a la lista más votada a nivel
nacional.
Mientras los partidos
políticos continúan hasta el 26-J desojando la margarita, la situación
política, social, económica de España sigue empeorando. España sigue creciendo,
el Gobierno en funciones dice que en el 2016 lo hará por encima del 2,5%, pero
es un crecimiento extraño, que solo está beneficiando a las elites y a
actividades burguesas, que han visto
incrementar su patrimonio en los últimos años, pero a la vez España en su
conjunto se empobrece con un déficit público del 5% que ha situado la deuda en
el 100% del PIB. Déficit, que al no cumplirse el Pacto de Estabilidad de la UE,
provocara nuevos recortes en servicios públicos y prestaciones sociales. Es
evidente que la reducción de impuestos que ha hecho del Gobierno del presidente
Rajoy en el 2015 ha sido un completo error. España recauda respecto al PIB
cinco puntos por debajo de la media de la UE, es por tanto evidente que lo que tiene que hacer el
Gobierno no es reducir la presión fiscal sino hacer una reforma fiscal para
recaudar más, buscando que paguen más los que más tienen, y más siguen
ingresando, aumentando la brecha entre pobres y ricos.
Se empobrece España y
se empobrece la clase trabajadora, los trabajadores por cuenta ajena, que en
los últimos años han perdido poder adquisitivo y calidad de vida. Los listos de
la clase, la elite política, lo justifica diciendo que de las crisis siempre se
sale aumentando la desigualdad económica. Y en eso tienen razón, según la
última Encuesta de Condiciones de Vida realizada por el INI de acuerdo a
la metodología AROPE, un 28,6% de la población española está en riesgo de
pobreza y exclusión social. Pero eso no es algo que preocupe al Gobierno del
PP, ni a la clase política en general, incluido a los miembros de Podemos, su
patrimonio ha aumentado en los últimos años. Y si sus familias tuvieran algún problema económico entonces contarían
rápidamente con el paraguas del Estado,
se adoptan medidas para ayudarlos, se les da un beca, una subvención, o incluso
una casa de protección oficial, como en la que vive el ex eurodiputado de
Podemos, Pablo Iglesias. Sin lugar a dudas que un ex eurodiputado viva en una
casa de protección oficial es el colmo de la sinvergüencería.
Hoy han llegado a
España 20 inmigrantes-refugiados, no han entrado cruzando de forma ilegal
alguna de las fronteras de España, el
Gobierno les ha ido a buscar a Grecia, han venido en el medio de trasporte más
caro, en avión, como si fueran turistas,
y a la llegada ha ido a recibirlos el secretario de Estado de Seguridad,
Francisco Martínez, la razón de tal honor la desconozco, tal vez se debió a que
entre ellos venia de incognito algún
pariente de alguien importante, alguien de la familia de Sadam Husein, o de la
familia de Bachar el Asad, o de alguien así. Teniendo España un 28% de la
población en riesgo de pobreza y exclusión social, que haya sectores políticos
que se declaren a favor de favorecer la entrada en España de
inmigrantes-refugiados, provenientes para más inri de países que mantienen una
fuerte tensión militar contra Occidente, me parece un completo desprecio hacia
los españoles que sufren carencias y una completa indecencia. Y mi duda es ¿Con que dinero el Gobierno de
España va a pagar la acogida de
inmigrantes refugiados? Tal vez con los impuestos que pagan ese 28% de los
ciudadanos españoles que se encuentran en riesgo de pobreza y exclusión
social.
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