martes, 24 de mayo de 2016

ELECCIONES GENERALES 26-J: EL TIEMPO SE ACABA Y NADA CAMBIA.

El tiempo se acaba y todo sigue igual. Los partidos políticos ya han presentado en las juntas electorales sus listas de candidatos para el 26-J, pero el panorama político español no ha cambiado significativamente desde las últimas elecciones generales, 20-D, cuyos resultados provocaron que la XI Legislatura fuera la primera legislatura fallida de la democracia. Según la última encuesta sobre intención de voto elaborada por Metroscopia, los resultados del 26-J serán muy parecidos a los de las pasadas elecciones, ninguna fuerza política obtendrá suficiente número de votos para poder formar Gobierno. La nueva política, que aquellos que la concibieron decían que nacía para dar solución a los problemas de España, decían que todo lo iba a solucionar con su cambio de imagen,  por ahora no está solucionado nada sino todo lo contrario, contribuyendo a crear más problemas, el principal, el fraccionamiento del mapa político español impidiendo que ningún partido obtenga el suficiente número de diputados para poder formar Gobierno.

El próximo 26-J habrá nuevas elecciones generales, pero la principal  batalla electoral ya ha tendido lugar, para confeccionar las listas de candidatos de los diferentes partidos, y ha sido una batalla poca democrática, con un resultado fruto de  luchas de poder dentro de los diferentes partidos políticos. Recientemente, en una entrevista el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, decía “Que el poder este bien distribuido, que sea accesible, es una condición institucional de la democracia”. Y en mi opinión, tiene razón, el problema es que los partidos políticos españoles no funcionan de acuerdo a esos principios. En España es muy frecuente que existan lo que se conoce como paracaidistas políticos, dirigentes a los que se   les busca un puesto en una u otra circunscripción en función de los intereses del partido. Además, al ser el sistema electoral español de listas cerradas y bloqueadas, es difícil saber si los candidatos son elegidos por el respaldo social con que cuentan o por representar a unas determinadas siglas. El propio Sánchez ha colocado como número dos por la lista de Madrid, a una persona, Margarita Robles, que haciendo mención a su nombre, Margarita, hace dos días quería  ir en la lista de Podemos y ahora se identifica totalmente con el PSOE, desconociéndose cuál es el respaldo social con que cuenta esta persona, tal vez, únicamente con el personal de la Audiencia Nacional, o cosas así. Por otro lado la  accesibilidad a los cargos públicos es un principio fundamental de las democracias, pero bien es conocido que en la democracia española dicha accesibilidad es muy baja. Los partidos políticos son círculos muy cerrados, salvo contadas excepciones, los cuadros de los partidos son personas que se han afiliado al partido, como se solía decir en otras épocas, antes de hacer la mili. Las personas que logran entrar en un partido político sin que se dé la premisa previa de militancia es porque pertenecen a algún poder factico del Estado, institucional, económico, etc. En conclusión, la política española es muy cerrada, solo hay que analizar los historiales de los dirigentes  de algún partido para comprobarlo.

Porque creo que ella se lo merece, me voy a extender en el caso de Margarita Robles. Margarita Robles, fue secretaria de Estado durante los últimos años de Gobierno del ex presidente Felipe Gonzales, 94-96, luego volvió a ejercer como juez, logrando ocupar cargos en la cúpula del Poder Judicial. En recientes declaraciones Margarita ha dicho que ha vuelto a la política para impulsar la independencia del Poder Judicial. ¿La independencia respecto a qué? Debemos de preguntarnos, pues es precisamente las idas y venidas de jueces de la judicatura a la política y viceversa una de las causas de la evidente falta de independencia del Poder Judicial. Es evidente que la regeneración de la democracia española requiere que se regulen los trasiegos que  existen entre poderes del Estado de naturaleza no política y la política, pues contribuye a contaminar y corromper el funcionamiento de ambos.

En cuatro meses, el único movimiento político importante que se ha producido en España ha sido la fusión de IU y Podemos, seguramente intentando cocinar un determinado resultado que justifique ante la opinión pública nacional e internacional su entrada en el Gobierno, por ejemplo, convirtiéndose en la segunda fuerza política más votada, superando al PSOE en número de diputados. Pero ha sido un movimiento con poco significado, pues Unidos Podemos, según las encuestas, por mucho que crezca en votos el 26-J necesitara el apoyo de otra fuerza política para poder gobernar, y ahí surgirán los problemas. Apoyo que es difícil que se lo dé el PSOE teniendo en cuenta lo que ha pasado en la anterior legislatura y porque ello supondría si no su desaparición si  su fraccionamiento. El crecimiento de Unidos Podemos podría facilitar que haya un gobierno de izquierdas liderado por el PSOE sin contar con Ciudadanos, pero ¿Por qué el PSOE le va a dar ahora a Podemos lo que no le quiso dar hace unos meses, la mitad del Gobierno? De igual forma el PP no obtendrá mayoría suficiente para gobernar y tendrá que buscar una alianza, todas las opciones son posibles, incluso que pacte con Podemos, partido que no siendo afín ideológicamente al PP si está recibiendo un claro y fuerte apoyo de sectores de la derecha española afines al Partido Popular.

Lo que pasó en la XI Legislatura, y lo que vaticinan las encuestas sobre intención de voto, dan a entender que España necesita un nuevo sistema electoral que favorezca que de los procesos electorales salga una fuerza política claramente ganadora. Sin ser experto en estos temas, teniendo en cuenta lo que ocurre en otros países,  hay muchas alternativas. Desde la más simple, una segunda vuelta entre los dos partidos más votados, a un sistema basado en un número de diputados reservados para premiar a la lista más votada a nivel nacional.

Mientras los partidos políticos continúan hasta el 26-J desojando la margarita, la situación política, social, económica de España sigue empeorando. España sigue creciendo, el Gobierno en funciones dice que en el 2016 lo hará por encima del 2,5%, pero es un crecimiento extraño, que solo está beneficiando a las elites y a actividades  burguesas, que han visto incrementar su patrimonio en los últimos años, pero a la vez España en su conjunto se empobrece con un déficit público del 5% que ha situado la deuda en el 100% del PIB. Déficit, que al no cumplirse el Pacto de Estabilidad de la UE, provocara nuevos recortes en servicios públicos y prestaciones sociales. Es evidente que la reducción de impuestos que ha hecho del Gobierno del presidente Rajoy en el 2015 ha sido un completo error. España recauda respecto al PIB cinco puntos por debajo de la media de la UE, es por tanto  evidente que lo que tiene que hacer el Gobierno no es reducir la presión fiscal sino hacer una reforma fiscal para recaudar más, buscando que paguen más los que más tienen, y más siguen ingresando, aumentando la brecha entre pobres y ricos.

Se empobrece España y se empobrece la clase trabajadora, los trabajadores por cuenta ajena, que en los últimos años han perdido poder adquisitivo y calidad de vida. Los listos de la clase, la elite política, lo justifica diciendo que de las crisis siempre se sale aumentando la desigualdad económica. Y en eso tienen razón, según la última Encuesta de Condiciones de Vida realizada por el INI de acuerdo a la metodología AROPE, un 28,6% de la población española está en riesgo de pobreza y exclusión social. Pero eso no es algo que preocupe al Gobierno del PP, ni a la clase política en general, incluido a los miembros de Podemos, su patrimonio ha aumentado en los últimos años. Y si sus familias tuvieran  algún problema económico entonces contarían rápidamente con el paraguas del  Estado, se adoptan medidas para ayudarlos, se les da un beca, una subvención, o incluso una casa de protección oficial, como en la que vive el ex eurodiputado de Podemos, Pablo Iglesias. Sin lugar a dudas que un ex eurodiputado viva en una casa de protección oficial es el colmo de la sinvergüencería.

Hoy han llegado a España 20 inmigrantes-refugiados, no han entrado cruzando de forma ilegal alguna de las  fronteras de España, el Gobierno les ha ido a buscar a Grecia, han venido en el medio de trasporte más caro, en avión,  como si fueran turistas, y a la llegada ha ido a recibirlos el secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, la razón de tal honor la desconozco, tal vez se debió a que entre ellos venia de  incognito algún pariente de alguien importante, alguien de la familia de Sadam Husein, o de la familia de Bachar el Asad, o de alguien así. Teniendo España un 28% de la población en riesgo de pobreza y exclusión social, que haya sectores políticos que se declaren a favor de favorecer la entrada en España de inmigrantes-refugiados, provenientes para más inri de países que mantienen una fuerte tensión militar contra Occidente, me parece un completo desprecio hacia los españoles que sufren carencias y una completa indecencia.  Y mi duda es ¿Con que dinero el Gobierno de España va a pagar la  acogida de inmigrantes refugiados? Tal vez con los impuestos que pagan ese 28% de los ciudadanos españoles que se encuentran en riesgo de pobreza y exclusión social.  

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