lunes, 13 de junio de 2016

EL TERRORISMO ISLAMISTA RESPONDE AL APACIGUAMIENTO CON UN ATENTADO EN ORLANDO.

Esta vez ha sido  Orlando, Estados Unidos, el lugar elegido por  el terrorismo islamista para atacar Occidente, provocando terror e intentando logar unas reivindicaciones que existen pero que son mantenidas en secreto, ocultadas a la opinión pública por las elites dirigentes, por aquellos que son objeto de intento de chantaje, de extorsión, de presiones,  por parte del terrorismo islamista. Omar Mateen,  un ciudadano estadounidense, de religión musulmana, ha realizado una ataque armado contra un centro nocturno gay, asesinando a 40 personas y causando numerosos heridos. A lo contrario de lo que ha ocurrido con otras acciones de la misma naturaleza, es decir, también realizadas por el terrorismo islamista, en este caso la  acción ha sido reivindicada por el Estado Islámico.

Todas las acciones realizadas por el terrorismo islamista en lo que va de siglo, que no son pocas, tienen  numerosas características en común, destacando dos  que me parecen las más relevantes. Uno, son siempre ataques indiscriminados, no estando dirigidos contra las elites dirigentes, no estando dirigidos contra personas con algún tipo de responsabilidad política, militar o policial, sino contra humildes y desprotegidos ciudadanos. Son viles ataques siempre dirigidos  contra la población civil no combatiente y desarmada. Dos, el o los ejecutores son fácilmente identificables, y han dejado un amplio historial personal,  sobre su vida, con fotos, grabaciones de video, etc., que serán utilizados por  medios de comunicación para hacer, unos conscientes de ello otros no,  propaganda de lo sucedido y así incrementar los efectos de la acción generando todavía más terror entre la desprotegida y desinformada  población civil.

Es ya una realidad innegable que el modelo social y político Occidental se va erosionando poco a poco debido principalmente a tres factores. Primero, la globalización económica y su principal consecuencia, favorecer  la libre circulación de bienes, capitales y personas, lo cual está provocando desastrosos efectos para las sociedades de los países  desarrollados occidentales. Cito algunos, destrucción de tejido productivo y destrucción  de empleo, disminución de los salarios, incremento de la inseguridad ciudadana e incremento de  la conflictividad social. Segunda, crecimiento del comunismo. El actual modelo político y social occidental se construyó en oposición al comunismo. El comunismo, el comunismo internacional,  como doctrina ideológica intenta destruir todo lo que representa Occidente, entendiendo por Occidente, lo que ha defendido y no sabemos si lo sigue defendiendo, NATO. Realizándose un falso revisionismo de la historia se le está dando juego de nuevo al comunismo, permitiéndose  incluso en la UE que partidos de ideología comunista entren en instituciones que fueron creadas  teniendo como principal objetivo combatir todo aquello que representaba el comunismo internacional, en aquel momento la URSS.  Y en tercer lugar está la amenaza del terrorismo islamista. El terrorismo islamista asesina allí donde lo desea generando terror ante la total pasividad de las elites gobernantes. El terrorismo islamista actúa principalmente porque falla  la disuasión. Y  la disuasión falla porque el terrorismo islamista no está siendo combatido sino que Occidente está respondiendo, por utilizar un término conocido, con apaciguamiento. Que se permita actuar a estos tres factores, provocando la decadencia de Occidente y su división, solo tienen una causa, ello permite el enriquecimiento de las elites dirigentes, y en concreto de su cara visible, aquellos que se dedican a la política y gobiernan. Parafraseando a Tony Judt es evidente que las langostas de la globalización económica, del comunismo internacional y del terrorismo islamista están devorando años de construcción política occidental.

El atentado de ayer en Orlando es un hecho más que va a contribuir a que el presidente Barack Obama pase a la historia como el peor presidente que ha tenido en décadas los Estados Unidos y el que más ha contribuido con su políticas exterior y de defensa a la decadencia de Occidente. Es evidente que Occidente, y en particular  la actual decadente y divida UE, necesita que se produzca  un cambio de ciento ochenta grados en la política americana. Cambio que evidentemente no puede venir en estos momentos de la mano de un Partido Demócrata (PD) liderado por Hillary Clinton. No puede venir de la mano de un PD muy contaminado ideológicamente por la influencia que sobre dicho partido  ejercen  minorías étnicas de la sociedad americana. Millonarias minorías étnicas  con capacidad de influir de forma determinante en los procesos electorales, con su dinero, contribuyendo a financiar las campañas de los políticos, y con el voto de su gente. Hillary Clinton ha sido una senadora totalmente irrelevante, y una Secretario de Estado nefasta, incompetente. Además, en un país como los Estados Unidos,  en el que la población de religión musulmana nos supera el 2%, no deja de ser llamativo que la candidata del Partido Democrata a la Casa Blanca, Hillary Clinton,  tenga como asesora, como vicepresidenta de su campaña, a una persona de religión musulmana, Huma Abedin, no sé si ello tiene que ver con su perfil profesional o más bien con el hecho de que la Fundación Clinton haya estado recibiendo desde su creación importantes donaciones de familias extranjeras pertenecientes al Mundo islámico. Tal vez, Donald Trump no sea la persona más idónea para ser el próximo presidente de los Estados Unidos, no lo sé, lo que sí está claro es que es necesario al frente de la Casa Blanca alguien con la suficiente determinación para hacerle frente y combatir todo aquello que en este momento erosiona y amenaza  Occidente, o las langostas acabaran devorando lo poco que queda, y la historia se repetirá produciéndose nuevas tragedias.

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