martes, 30 de agosto de 2016

RAJOY CUMPLE, ABURRE Y NO CONVENCE.

El discurso de investidura del candidato del PP a presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha sido el propio de un opositor al que antes del examen oral le dicen que las plazas ya están dadas. Ha sido un discurso aburrido, soñoliento, con poco contenido nuevo, evitando dirigirse al líder de la oposición, Pedro Sánchez, algo que era de esperar teniendo en cuenta que necesita el apoyo del PSOE, como mínimo 11 abstenciones. El discurso de Rajoy se puede resumir en una frase, ha dicho “España necesita un Gobierno y yo soy la solución”. Y para argumentarlo ha dado algunos datos positivos e indiscutibles  de la economía, crecimiento, reducción de déficit, bajada de lo que se conoce como la prima de riesgo, creación de empleo. Poniendo, además, de relieve la urgencia de constituir un nuevo Gobierno debido a los compromisos contraídos con la Unión Europea, alertando sobre el hecho de que la evolución de la economía española puede cambiar si España no tiene pronto un nuevo Gobierno o este no sigue con las políticas adoptadas durante la anterior legislatura. Rajoy ha cumplido con la obligación constitucional de acudir al debate de investidura, ha aburrido y no ha logrado convencer a nadie. Seguramente mañana el debate sea más vivo,  ameno e interesante al haber la posibilidad de réplicas.

Rajoy ha insistido una vez más en su discurso  en que su propuesta es un Gobierno de coalición, constitucionalista, en el que de alguna forma participaran PP, PSOE y Ciudadanos. Acuerdo que de forma inmediata convertiría a Podemos en principal fuerza de la oposición, algo en lo que parece que tienen mucho interés sectores de la derecha española, afines al PP, algo que supondría  ponerle una alfombra roja a Pablo Iglesias para que se produzca el denominado sorpaso al PSOE y facilitaría su posible llegada a La Moncloa.

En toda negociación, sea de la naturaleza que sea, laboral, política, incluso amorosa, uno puede utilizar, principalmente, tres tácticas: Amenazar, presionar, y ceder. España se encuentra hoy en una situación de clara ingobernabilidad debido a que ningún partido tiene capacidad para utilizando una o varias de estas tácticas lograr los suficientes votos para que su candidato sea investido Presidente del Gobierno. Hay partidos que ni siquiera se han sentado de forma pública, desconozco si de forma secreta, a negociar, es el caso del PSOE, partido que ha negado en todo momento ante los medios de comunicación mantener negociaciones con el PP, ¿La razón? La desconozco, creo que fue el presidente norteamericano, Fitzgeral Kennedy quien dijo algo así como “No tengas miedo a negociar, pero no negocies si tienes miedo”. El PSOE está hoy en una situación de debilidad, por lo menos aparente, sin precedentes. No tiene fuerza para amenazar ni presionar a la derecha, y ceder ante el PP lo debilitaría todavía más favoreciendo el crecimiento de Podemos.


A mi parecer, y sin intención de exagerar, creo que España se encuentra ya en una situación política dramática, pues unas terceras elecciones parecen ya inevitables. Y por tanto, las risitas con las que un día sí y otro también salen muchos de los representantes políticos españoles ante los medios de comunicación es insultante, un desprecio a la ciudadanía. Un comportamiento irresponsable, e insensible, teniendo en cuenta las repercusiones sociales que pueden provocar que España siga con un Gobierno en funciones. Un comportamiento que solo se explica y comprende teniendo en cuenta que pase lo que pase las organizaciones políticas tienen garantizado los suelos de sus dirigentes y subvenciones diversas. Muchos dirigentes políticos han dicho que si se logró la transición se puede lograr también ahora un acuerdo, el problema es que son contextos completamente distintos. En la época de la transición, 1975-78, estaba latente la amenaza de los militares, y por tanto el temor a que España no evolucionara hacia una democracia, además de existir numerosos objetivos comunes a los diferentes sectores  de poder de la sociedad española, integración en la Comunidad Económica Europea, integración en la OTAN, Ley de Amnistía del 77, apertura a la inversión extranjera, etc., etc., etc. Objetivos comunes que evidentemente no existen hoy.

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