jueves, 27 de octubre de 2016

INVESTIDURA DE RAJOY: PARTE DE LA TRANSICIÓN HA MUERTO.

El segundo debate de investidura de Mariano Rajoy está dando a conocer que a partir del próximo lunes España tendrá un nuevo Presidente del Gobierno, pero el problema de la gobernabilidad de España no estará resulto. Así  lo ha dado a entender el portavoz del PSOE, Antonio Hernando, en una de sus intervenciones  al decir que su abstención era una abstención  de investidura y no de gobierno recomendando a Rajoy, como en ocasiones anteriores, que busque aliados en los partidos nacionalistas de derechas, o sea, PNV y la antigua CDC. Las diferentes intervenciones que han realizado hoy los líderes de los partidos políticos con representación en el Congreso de los Diputados, me han sugerido algunas reflexiones e ideas sobre las que creo que es importante fijar la atención.

1.- Todos están en la misma fiesta. Las cuatro  formaciones políticas de  dimensión nacional con representación en el Congreso están en la misma fiesta, en la misma cacería, ha si lo que  han dado a entender sus líderes a través de sus respectivas intervenciones. Cacería en la que el zorro somos nosotros, el pueblo español.

2.- El PSOE sigue con su no a Rajoy, un no que no sabemos que significa ni en que se traducirá con el paso del tiempo. A pesar de que Antonio Hernando ha intentado justificar ante la opinión  publica el cambio de posicionamiento del PSOE respecto a la investidura de Rajoy, lo cierto es que una vez que se abstenga el próximo sábado, su palabra, la palabra del PSOE,  habrá perdido credibilidad. Es evidente, que o el PSOE logra grandes concesiones del PP para su electorado a cambio de su abstención de investidura, y posibles abstenciones  futuras, o sus votantes no lo entenderán, y en futuros procesos electorales seguirá cosechando grandes derrotas, incluso ello podría condenar a la socialdemocracia española  a la más total irrelevancia política.

3.- La intervención del secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, ha sido muy agresiva, recordando un pasado de España dramático y la interesada  intervención en el mismo  de actores extranjeros, en concreto de las denominadas Brigadas Internacionales, brigadas que se organizaron porque aquellos gobiernos que habían prometido ayuda militar al Gobierno de la Republica luego empezada la guerra se la negaron. Pasado que no creo que sea oportuno ni útil recordar, más allá de las clases de historia.  El discurso de Pablo Iglesias, insisto,  líder de un partido comunista que ha logrado crecer gracias al apoyo de sectores de la derecha española, afines al PP, me ha sugerido un único pensamiento: “Que podrida esta la derecha española”

4.- Podemos, y en concreto su líder, Pablo Iglesias, está obsesionado con hablar del valor. De ahí su mensaje repetitivo, y tan  repetido hoy también  por Iglesias, de “No tenemos miedo”. Yo no se que les habrán contado a los dirigentes de Podemos,  y en concreto a Pablo Iglesias, sus padres, sus padres políticos. Si estos habrán o no pasado miedo durante el tiempo que llevamos de democracia, pero lo cierto es que a veces resignarse es el camino acertado, aunque no siempre posible.  Frente a la resignación, muchas veces la única alternativa es la guerra, y el problema de las guerras es que no siempre se ganan, muchas veces, incluso ganando, la victoria no compensa el sacrificio que siempre representa una guerra. Las guerras no siempre se ganan, por poner algún ejemplo, le ocurrió a España en el 98, o más recientemente a Sadam Husein en Irak.

5.- Pablo Iglesias además de su obsesión  con el valor, creyendo que debe siempre hacer un discurso agresivo, llamando a la violencia, yo le recomendaría que fuera a algún sitio como Siria, que es donde  estas cosas se curan, tiene otra obsesión importante. Tiene la obsesión de evocar continuamente  el término patria, de hablar de España como su patria,  el cual no sé qué significado tendrá para él,  pues entra de forma clara en contradicción con sus posicionamientos respecto a las reivindicaciones de grupos nacionalistas.

6.- Es importante resaltar que Unidos Podemos no ha hablado hoy con una sola voz, han intervenido varios de los representantes de los diferentes satélites comunistas  que lo componen, Alberto Garzón por IU,   Alexandra Fernández por En Marea, Xavier Doménech por En Común Podem. Es difícil saber si ello se debe a algún tipo de táctica política electoral o a que el liderazgo de Iglesias al frente de los diferentes satélites comunistas se debilita a medida que nos alejamos de Madrid.


Los emergentes, Ciudadanos y Podemos, han logrado acabar con las mayorías absolutas, pero en contra de lo que defienden  sus dirigentes ello no es bueno para España, para el interés general, solo les beneficia a estos dos partidos que han logrado un mayor protagonismo en la vida política española. La investidura de Rajoy está poniendo de relieve que mucho de lo logrado con la transición ha muerto. Ha muerto la concordia, el deseo de las elites dirigentes de tener una convivencia política pacífica. Pablo Iglesias, insisto, liderando un partido de ideología comunista apoyado por sectores de la derecha española afines al PP, así lo ha dejado claro hoy con su agresiva y amenazante intervención. Parte de la transición ha muerto, la izquierda española se ha debilitado, fraccionado y radicalizado. Situación de debilitamiento y fraccionamiento de la izquierda que está siendo aprovechada por los comunistas, a través de Podemos, para recurrir a la violencia y a las amenazas como forma de reivindicación. El comunismo es incapaz de crear riqueza, ni proceso ni empleo. Está claro que el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, ignora que el valor del comunismo y su violencia a lo largo de la historia solo han producido hambre. El aumento de la conflictividad social en España, así como el hecho de que los comunistas entren a gobernar las instituciones con ayuda de la derecha, solo puede conducir a cosas como reducción de la inversión extrajera y a la destrucción de empleo de calidad. Muchos españoles se verán así condenados a tener un empleo precario, temporal, mal pagado, de una cualificación muy inferior de la que tienen.

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