martes, 15 de noviembre de 2016

AGRESIÓN EN ALSASUA. “MÁS CLARIDAD Y MENOS MONTAJES POLICIALES”.

El pasado 16 de Octubre se difundió la noticia de que dos mandos de la Guardia Civil, concretamente un teniente y un sargento, habían sido agredidos en Alsasua (Navarra) por un colectivo de unas 50 personas. La lesión más grave la sufrió el teniente, que según el informe médico difundido, tuvo que ser operado de la ruptura de un tobillo. Desde entonces, las investigaciones policiales no  han contribuido a aclarar lo ocurrido, sino que el asunto se ha complicado, por dos razones. Primera, por dichos hechos ayer la juez titular del Juzgado de Instrucción número 3  de la Audiencia Nacional, Carmen Lamela, ha ordenado la  detención e ingreso en prisión de  seis personas. Les imputa un delito de lesiones terroristas, consistente en provocar un estado de terror en la población o en una parte de ella. Siendo importante resaltar que el asunto ha llegado a la Audiencia Nacional debido a una denuncia por posible terrorismo  presentada por el Colectivo de Víctimas del Terrorismo (Convite), lo cual provoco que dicho órgano judicial abriera diligencias y ordenara investigar los hechos. Segunda, debido a la cobertura mediática propagandística que se la ha dado a lo ocurrido, saliendo en televisión haciendo declaraciones novias, madres, etc., de los agentes supuestamente agredidos, y digo supuestamente porque yo no estaba allí, y los hechos no han sido aclarados lo suficiente.

Ante hechos de este tipo lo primero que siempre hay que decir son dos cosas. Primera, todo tipo de violencia debe ser rechazada y condenada, y sobre todo aquella que se ejerce gratuitamente sin buscar ningún tipo de objetivo social o político. Segunda, el trabajo de los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado es un pilar fundamental de toda democracia. La función de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, insisto en ello,  es fundamental en toda democracia, y por ello, que el Estado no haya esclarecido como sería de esperar lo ocurrido en Alsasua, contribuye a desacreditar la democracia, a desacreditar el funcionamiento de sus instituciones, contribuye a desacreditar, lo se ha puesto de moda denominar, el Régimen del 78. Yo no sé cómo funciona la Guardia Civil, pero cuando dos agentes de algún tipo de policía llegan a un nuevo destino conflictivo, lo primero y lógico, es que les informen de que zonas son peligrosas, y en que sitios deben o no entrar sin estar de servicio, y sobre todo yendo acompañados por sus parejas, por personas que nada tienen que ver con la Guardia Civil. Pues, como es evidente, entrar en determinados sitios, sin ser conocido, sin identificarse, puede dar lugar a que se genere la sospecha de que están realizando funciones de información, en una palabra, espiando. No quiero con ello, insisto, justificar la acción violenta, que de haberse producido  debe ser condenada, sino insistir en la importancia de aclarar el asunto, de saber  por qué los dos mandos de la Guardia Civil acudieron con sus novias precisamente a esa zona y a ese concreto bar, el Koska. En cuanto a la campaña de propaganda mediática que se ha realizado solo se puede decir que ha sido  vergonzosa, más propia de una tiranía  o de un Estado fallido que de una democracia.  La madre de uno de los agredidos llego a declarar ante los medios que esto había ocurrido porque los agresores eran jóvenes. ¿Qué quería dar a entender? ¿Tal vez que está a favor de eliminar a los jóvenes de la zona? Declaraciones públicas que evidencian que los familiares  de los guardias civiles agredidos no perciben un ambiente de terror como se quiere dar a entender, como quiere dar a entender  la juez de la AN que investiga los hechos, sino todo lo contrario, quieren emprender acciones represivas contra los jóvenes de la zona.

Los expertos dicen que muchos conflictos armados, enquistados, que duran décadas, no acaban porque la lucha armada se ha convertido para los miembros de los grupos que la realizan en una forma de vida, en su trabajo, en una forma de vida económicamente rentable y la mejor a la que podrían aspirar. Parece que algo parecido está ocurriendo con el asunto de la organización terrorista ETA. Da la impresión, de que hay representativo grupos del Estado a los que les interesa que este asunto, este conflicto armado, no termine nunca, a pesar de los pactos que se hicieron a nivel internacional, durante la época del ex presidente Aznar,  y buscan mantenerlo vivo, alimentándolo de diferentes formas, con asuntos como el de Alsasua, entre otras cosas para poder justificar ante la opinión publica acciones represivas, de privación de derechos y libertades de los ciudadanos. Buscan mantenerlo vivo para justificar acciones encuadradas dentro de los que se conoce  violencia de Estado e incluso violaciones de los derechos humanos. La violencia debe ser rechazada y condenada siempre, y sobre todo si no está justificada, pero hago mío el contenido de una pancarta que vi a través de la televisión “No a los montajes policiales”, pues lo único que pueden provocar es que volvamos a una época no muy lejana del pasado de España, pues aún hay jóvenes. 

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