Ayer tuvo lugar la
ceremonia de entrega del Premio Miguel de Cervantes 2015, el jurado se lo
otorgo al escritor mexicano Fernando del Paso, y le fue entregado por la
autoridad que presidia la ceremonia, el
rey Felipe VI. Al acto asistieron numerosas autoridades y personalidades del mundo de la política, el
Rey, el presidente del Gobierno,
Mariano Rajoy; el ministro de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de
Vigo; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes; y el líder
del PSOE, Pedro Sánchez, entre otros, seguramente por su afición a la
literatura, pero convirtiendo con ello la entrega del Premio en un acto más
político que literario. Siendo de destacar, que aun habiendo numerosos
invitados, el número asistentes se redujo a la mitad con respecto a otros años,
200 en vez de 400, según los organizadores por razones de seguridad. Este año la entrega del premio ha coincidido
con el 4º centenario de la muerte de Miguel de Cervantes, teniendo por ello el
Premio un enorme valor simbólico adicional, sin intención de menospreciar su
obra, que desconozco no sé si ello habrá
tenido algo que ver con la elección por parte del jurado del premiado, pues
Fernando del Paso, entre otras cosas,
parecía por su aspecto físico un personaje muy acorde con la fecha, muy cervantino.
El Premio Cervantes es
concedido por el Ministerio de cultura de España, a propuesta de las Academias
de la Legua de los países de habla hispana. Fue instituido hace 40 años, en
1976, y está considerado como el
galardón literario más importante en lengua castellana. Del acto ha habido tres
cosas que me han llamado la atención.
Primera, el enorme interés político que siempre despiertan es tipo de actos.
Segunda, que como en ceremonias similares el rey Felipe VI acudiera acompañado
de un ayudante militar de uniforme. Y tercero, el discurso de Fernando del
Paso, que comenzó haciendo una crítica social, denunciando que en México las
cosas no habían cambiado sino para empeorar, dijo “continúan los atracos, las extorsiones, los
secuestros, las desapariciones, los feminicidios, la discriminación, lo abusos
de poder, la corrupción, la impunidad y el cinismo”.
España es un país tremendamente
politizado, de todo se quiere sacar un redito político. El Premio Miguel de
Cervantes tiene una enorme carga política. Siempre lo entrega el Jefe del
Estado y con su concesión, además de premiar todo lo que se dice, la
contribución de la obra del autor al patrimonio cultural hispánico, siempre se
busca enviar también mensajes claros o subliminares de naturaleza política. La
elevada participación política e institucional no es por tanto de extrañar, el
Premio Miguel de Cervantes, es seguramente, uno de los que se otorga en España
con mayor consenso político.
El rey Felipe VI, como
suele ser costumbre, como ya hacia su padre el rey Juan Carlos I, acudió a la ceremonia acompañado de un
ayudante militar de uniforme, el cual se
sitúa siempre, no en un sitio discreto,
sino detrás de Rey. Que el Rey, la Casa Real de Borbón, tenga por
costumbre acudir a actos civiles acompañado de militares de uniforme, además de
parecerme algo de muy mal gusto, me parece algo
impropio en una democracia en la que la institución de las Fuerzas Armadas debe estar al servicio de la sociedad, que es
quien colectivamente la paga a través de los impuestos, y no por el contrario
al servicio de una familia, la Casa Real de Borbón. Además, me parece algo
amenazante hacia el pueblo, y hacia la propia democracia, pues con ello se envía el claro mensaje de que el rey Felipe
VI ocupa el puesto que ocupa en la estructura del Estado español gracias a
contar con el apoyo de la fuerza de los militares.
El caso Nóos ha puesto
en jaque a la Casa Real, sentando en el banquillo a dos de sus miembros, los ex
Duques de Palma, Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina. Juicio del caso Nóos,
que al ser acusada Cristina de Borbón únicamente por la acusación popular
realizada por el sindicato Manos Limpias, cuyos dirigentes ahora curiosamente
están acusados de extorsión, y no por el Ministerio Fiscal, está poniendo
en jaque también al Poder Judicial, desacreditándolo, al poner en duda
su falta de imparcialidad a la hora de administrar justicia. Pero eso no es
todo. Recientemente, se ha conocido que un grupo de empresarios considera que
han sido espoliados por el rey Juan Carlos I, el cual les aconsejo, no sabemos
si algo mas, que invirtieran dinero en
negocios que llevaba su amiga Corinna zu Sayn-Wittgenstein
(CSW), en concreto en dos, en la fábrica de chocolate Sir Hans Sloane Chocolate
and Champagne House Limited y en el Fondo Hispano Saudí (SSIF).
Desconozco como esperaban cobrar los beneficios los empresarios, si en especie,
en bombones, o de otra forma, pero se quejan de que han perdido el dinero. En
un país como España, en el que se priva del derecho al trabajo a muchos
ciudadanos, un hecho como este debe ser objeto de estudio. Evidentemente, lo importante es saber por
qué empresarios españoles invirtieron dinero en negocios que tenían relación con la Casa Real ¿Por
iniciativa propia o hubo algún tipo de extorsión o de pago de favores?
En mi opinión, de simple ciudadano, en España es necesario un debate urgente,
amplio, contando con todos los actores con poder en la sociedad española, y
sosegado, sobre cual debe de ser el rol que la Monarquía de Borbón debe jugar
en la sociedad española. El mando supremo
que el Rey ejerce sobre las Fuerzas Armadas Españolas, muy lejos de ser simbólico, es inaceptable en una democracia, además de no
estar reconocido como tal en las organizaciones internacionales de las que
España es país miembro, por ejemplo en la NATO.
En mi modesta opinión, la Casa Real debería renunciar a ejercer el mando
supremo de las Fuerzas Armadas.
Para poder entender una
obra literaria lo primero es siempre contextualizarla. La obra de Cervantes y
la de Fernando del Paso se producen en contextos muy diferentes. Una de las
principales diferencias en cuanto al uso de la palabra se refiere es la
libertad de expresión. A lo contrario de lo que ocurría en la época cervantina,
gracias a Dios, vivimos en una época en la que ni los más poderosos se atreven
a negar o atacar la libertad de
expresión de una forma directa, abierta y clara. Ayer Fernando del Paso pudo
a través de su discurso hacer una
crítica de la situación social y política que vive su país, sin tener que pasar
previamente ningún tipo de censura y sin temer a represarías por hacerlo. En la
época de Miguel de Cervantes las cosas eran muy diferentes. No había libertad
de expresión. Una obra antes de ser enviada a
la imprenta debía someterse a la
censura de aquellos que gobernaban. Además, la crítica al poder, a la clase
dominante de la época, era perseguida de
forma violenta, severa y clara.
Fue precisamente eso,
la falta de libertad de expresión, lo que llevo a Cervantes a escribir
El Quijote de una forma tan novedosa, bella y original. Como antes
habían hecho otros escritores, por ejemplo, Erasmo de Róterdam en Elogio de la
Locura, Cervantes recurre a la locura para encubrir su crítica social y
protegerse así de posibles represarías de la clase dominante de su época. Si en
Elogio de la Locura la propia locura es la narradora, en El Quijote, Cervantes
recurre a un personaje demente, Don Quijote, para hablar a través de él. Pero
en ambos casos el fin era el mismo,
esconder en la ficción tras la demencia la crítica social. Ayer, Fernando de
Paso con su discurso ha dejado clara una cosa “Si hay libertad de expresión no
es necesaria la locura”.
Las palabras tienen
vida propia, algunas pueden sobrevivir a
su autor, a veces incluso expresando significados que el autor no había tenido
intención de expresar. Es el caso de “El Quijote de la Mancha”. Cuando Miguel
de Cervantes lo escribió lo único que dijo es que era una parodia de los libros
de caballería. Desde entonces numerosos críticos literarios han extraído de El
Quijote lecturas, interpretaciones, que no sabemos si el autor, Cervantes,
estaba pensado en ellas cuando lo escribió. Hasta tal punto, son numerosas las
lecturas que hay de “El Quijote”, que el Instituto Cervantes, que patrocina
dicha obra desde 1998, ha publicado una nueva edición ampliamente revisada y
renovada, acompañada de una obra complementaria destinada a dar a conocer lo
que se esconde detrás de la locura, en ella prestigiosos especialistas y
escritores comentan uno a uno todos los capítulos de la novela.