miércoles, 30 de agosto de 2017

OPOSICIÓN Y GOBIERNO MAS PREOCUPADOS POR LA CORRUPCIÓN QUE POR EL TERRORISMO ISLAMISTA.

A petición de la oposición, liderada por el PSOE, el presidente Mariano Rajoy ha comparecido hoy para dar explicaciones de por qué no asume responsabilidades políticas por el asunto Gürtel, es decir, por la corrupción que se ha dado, y nada da a entender que no siga existiendo, en el seno del PP. La  opinión pública española, gracias a las informaciones difundidas por los medios de comunicación, sabe que  el Partido Popular es un partido corrupto que da cobertura a organizaciones criminales que se dedican a blanquear dinero del crimen organizado internacional. Tan corrupto, que carente de los mas  mínimos escrúpulos, ha contribuido a la creación y crecimiento de Podemos,  un actor político del comunismo internacional en España. Y por tanto la petición de la comparecencia del presidente Rajoy para hablar de la corrupción en su partido ha sido totalmente absurda. Comparecencia, que como ocurrió con la pasada moción de censura, Rajoy ha aprovechado para salir fortalecido, recordando incluso el asunto del GAL para atacar a la actual portavoz del PSOE, Margarita Robles.

Es cierto que en España las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado  y la Justicia, como todo en el país, están muy politizadas,  y por tanto la corrupción política afecta de forma directa e importante a su funcionamiento, y por consiguiente, a la lucha contra el terrorismo islamista. Aún así, a pocos días de que el terrorismo islamista haya asesinado a 16 personas en ataques que han tenido lugar, según la Policía, en Barcelona y Cambrils, un Pleno para hablar sobre la corrupción que se ha producido dentro del PP hace años no parece el asunto ni más urgente ni más importante. Hay temas más urgentes e importantes. Pero parece ser que al actual PSOE no le interesa hablar de terrorismo de Estado, ni del terrorismo islamista, ni siquiera de la reunión del líder de Podemos, Pablo Iglesias, con dirigentes políticos catalanes en la casa de un millonario oligarca con vínculos con el comunismo internacional, Jaume Roures, algo que afecta a la Seguridad Nacional de forma mucho más importante que la corrupción política, por muy elevada que esta sea en el PP. Hoy,  tanto la Oposición como el Gobierno han manifestado estar más preocupados por la corrupción que por el terrorismo islamista. El PP buscando defenderse, el resto de fuerzas intentando utilizarla para desgastar al Gobierno.

En mi modesta opinión de humilde ciudadano, hubiera sido mucho más útil que el principal partido de la oposición, el PSOE, hubiera pedido primero la comparecencia del director de CNI ante la Comisión de Secretos Oficiales del Congreso de los Diputados, y luego, una vez informado sobre la amenaza del terrorismo islamista, sobre sus reivindicaciones,  sobre que actores nacionales e internacionales la apoyan,  pedir la comparecencia del  presidente del Gobierno, Marinao Rajoy, para que explique públicamente que medidas está adoptando para combatirlo, si es que está adoptando alguna además de la de implicar en ella a las corruptas policías locales. Pero parece ser que combatir la amenaza que representa el terrorismo islamista no es una prioridad, ni de la oposición ni del Gobierno. Rajoy se ha referido hoy  al terrorismo  como si fuera un ente abstracto, evitando  calificarlo de islamista. ¿Por qué será? Tal vez sea, como han dado a conocer algunos medios de comunicación al hablar del 11-M, porque el terrorismo islamista es la herramienta que utilizan sectores de las elites dirigentes españolas para realizar lo que se conoce como terrorismo de Estado.

En el pleno celebrado esta mañana han quedado  cuatro cosas muy claras. Uno, la democracia española es una democracia muy imperfecta. La Monarquía, gracias al poder que ejerce sobre instituciones como son el Poder Judicial y el Ejército, imponiendo determinados principios monárquicos,  impide el  pleno desarrollo democrático de España. Ello hace que haya partidos políticos obsesionados con ganar el poder fuera de las urnas, recurriendo, entre otras cosas,  al Poder Judicial y al desgaste parlamentario. Dos, el actual PSOE no es el que dirigió la época de esplendor económico y desarrollo que tuvo lugar en España del 82 al 96, es otro PSOE, con otros interés, con otros valores e ideas, liderado por el minoritario sector socialista partidario de unirse a Podemos. Pedro Sánchez debería hacerle un favor a la sociedad española y dejar la política, pues imponiendo sus posicionamientos al frente del PSOE, posicionamientos motivados por sus ansias de poder, solo va a provocar más desunión en el socialismo español y caos político. Tres, en España  hay muchos actores políticos que tienen más apoyo fuera las fronteras que dentro. Cuatro,  el secretario general de Podemos, es el chico de las preguntas del comunismo internacional en España. Seis no Iglesias, siete, o tal vez mañana ocho. Vaya, tal vez fue lo que le transmitió Roures en la reunión política que tuvo lugar en su casa el pasado sábado.

Es evidente que en las elites dirigentes  españolas se ha producido un negativo relevo generacional. Surgiendo unas nuevas elites, además de mediocres, obsesionadas con comer colas. Es de lo que se desprende de sus discursos. Del discurso de personajes como el portavoz de Rafael Hernando, o del propio Rajoy, lo que evidencia la influencia de sectores más jóvenes sobre el partido que hoy gobierna España, el PP; o de personajes como Iglesias o el ausenté en el Congreso, pero influyente, Sánchez. Un Sánchez, que  como si adivinara que se iba a producir un pleno sobre la corrupción en el PP ha colocado como portavoz a una exmagistrada del Tribunal Supremo, Margarita Robles. Obsesión por comer colas que afecta incluso a la Jefatura del Estado. El pasado sábado se juntaron todos para escenificar, metafóricamente hablando, la ocupación de la Plaza de Cataluña. Fascistas, islamistas y comunistas, acompañados del rey Felipe VI,  se juntaron para ocupar la Plaza de Cataluña. Tal vez tenían razón algunos manifestantes que gritaba ¡Fuera, Fuera ¡España es un país con un gran número de actores políticos que reciben apoyo exterior y que tienen por ello más intereses fuera que dentro de nuestras fronteras, y por ello, tal vez sea fuera donde se deba hablar, en Corea del Norte, en Irán, o en Venezuela, o tal vez, no y haya que hablar aquí, en Cataluña, en la Cataluña de Roures, no sobre colas sino sobre cabezas.

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