miércoles, 6 de septiembre de 2017

APERTURA AÑO JUDICIAL: UNA NUEVA CARTA DE AMOR DE LESMES.

Ayer tuvo lugar el acto de apertura del Año Judicial. Como en años anteriores dicho acto escenifico una anomalía democrática, al estar presidido por el rey Felipe VI, dando así a entender que como contempla el Titulo VI de la Constitución del 78, del Poder Judicial, la justicia en España se administra en nombre del Rey por jueces y magistrados, algo totalmente sin sentido en una democracia. En una democracia la  justicia emana del pueblo y la administra un  Poder Judicial sometido al poder político que emana de procesos democráticos. La figura del Rey en ese acto, presidiéndolo, liderándolo como su cabeza visible, priva de legitimidad  democrática al Poder Judicial, pues el Rey ni pertenece a él ni ha sido puesto ahí de forma directa o indirecta por el pueblo, como si por el contrario ocurre con el resto de miembros que representan la cúpula del Sistema Judicial Español.

Como siempre ocurre en estos actos, los discursos son cartas de amor, en las que se transmite   a la audiencia, en este caso, a la opinión pública española, lo que desea oír. Se habla de una justicia independiente, de que el Poder Judicial garantiza el Estado de Derecho y la defensa de la legalidad vigente, etc. Así lo ha hecho, por ejemplo, el presidente del Consejo General de Poder Judicial, Carlos Lesmes. Lesmes ha hablado  de un Poder Judicial único e independiente que preserva el respecto a la legalidad vigente. Lesmes también ha dicho que en España la libertad no se negocia, no está en venta. Es decir, bellas palabras que la sociedad desea oír, pero que tienen que ver muy poco con la realidad de la democracia española. En España el Estado de Derecho está anulando, siendo el Poder Judicial un instrumento represor al servicio de los intereses de sectores de las elites dirigentes.  España es un país en el que ha habido terrorismo de Estado, un país en el que, como dicen algunos medios periodísticos, sectores de las elites dirigentes utilizan el terrorismo islamista para hacer terrorismo de Estado. España es un país en el que se comercializa con los derechos humanos dando ello lugar a que se cometan, sutiles,  sistemáticas y flagrantes violaciones de los derechos humanos. Y todo ello, con la total impunidad por parte del Poder Judicial. Evidentemente, el Poder Judicial también arbitra,  actúa, para resolver los conflictos que se producen entre los diferentes grupos que constituyen las elites dirigentes, y ello da lugar, por ejemplo, a los numerosos casos de corrupción política. Pero poco más, la actuación del Poder Judicial español no es la propia de un Estado democrático y de Derecho. El Poder Judicial vive anclado en otras épocas del pasado, en las que las elites administraban justicia  entre bambalinas, desde la oscuridad. Y ello, la no adaptación del Poder Judicial a los tiempos modernos y democráticos que vive España es debido, principalmente, a la influencia que sobre esta Institución ejerce la Jefatura del Estado, a la que le interesa y mucho, que formas de funcionar tradicionales del Estado no cambien, no se democraticen.


En la carta de amor de ayer del presidente Lesmes al pueblo español, ha habido tres novedades. Primera, el presidente Lesmes ha dejado claro el compromiso de la Institución que lidera con la defensa del orden constitucional frente a las reivindicaciones secesionistas del independentismo catalán. Dos, ha aprovechado para manifestar reivindicaciones internas, entre otras cosas pidiendo más medios y mayores retribuciones, textualmente ha dicho “la carrera judicial ha sufrido mermas en sus derechos estatutarios y en sus retribuciones, ha soportado incrementos notables en sus cargas de trabajo mientras que la planta judicial apenas ha experimentado crecimiento”, resumiendo, que quieren cobrar más y que el Gobierno convoque más plazas de jueces y magistrados. Tercera, y no por ello menos importante, el presidente ha dejado claro en su discurso que la influencia del crecimiento de la islamización en España, y de forma más general, en la UE, ha llegado al Poder Judicial. A pocos días de que el terrorismo islamista haya atacado en Cataluña asesinando a 16 personas, Lesmes, hizo un alegato en defensa de los derechos de minorías de religión musulmana. Un alegato en defensa de la diversidad cultural y en defensa de los refugiados. Y me parece bien, aunque un alegato innecesario, pues dichas minorías, salvo casos contados de muy pequeña dimensión,  no están siendo todavía  objeto de persecución ni en España ni en  la UE. El presidente Lesmes también debería haber hablado un poco de la necesidad de proteger a la sociedad española, no solo del terrorismo islamista, cosa que no hace el Poder Judicial, sino también de otros tipo de abusos, que se cometen en lo que él ha denominado espacio público, de la conflictividad social que generan minorías, por ejemplo, grupos de religión musulmana,  por citar un ejemplo, en los colegios publicos. Y me parece muy bien la preocupación humanista de Lesmes por los refugiados, el problema es ¿Acoger a los refugiados a costa de que, y con qué dinero? A costa de la seguridad de los extractos más vulnerables de la sociedad, que es contra los que atenta él terrorismo islamista, que son los que sufren la conflictividad que genera la inmigración de origen islámico,  y con el dinero que se debería dedicar y no se dedica a políticas sociales para mejorar su paupérrima calidad de vida. Me parece bien la preocupación de Lesmes por los refugiados de origen islámico, pero me parecería mucho mejor que, además, los miembros del Poder Judicial renunciaran a incrementos en sus retribuciones para dedicar ese dinero para contribuir  a costear el gasto que representa acoger a refugiados, sirios, etc. 

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