martes, 31 de octubre de 2017

VUELVE PUIGDEMONT, NO TE PERSIGUE NADIE, SOLO PERSIGUEN A LOS HUMILDES.

El Gobierno de Mariano Rajoy ha aplicado el artículo 155 de la Constitución, pero lo está haciendo de una forma light, buscando que se note lo mínimo posible. Ha disuelto el Parlament que había realizado la Declaración Unilateral de Independencia, ha destituido al Gobierno autonómico y ha convocado elecciones para el próximo 21 de diciembre, con el mínimo margen de tiempo posible, 54 días. Los líderes de los partidos que han liderado el proceso independentista, dicen que  consideran que dichas elecciones carecen de legitimidad, pero, carentes de la más mínima dignidad política, han dicho que participaran en las mismas. Da la impresión de que   las elites políticas españolas, tanto independentistas como constitucionalistas, tienen en común su interés por que se coloquen urnas, como instrumento para poder aumentar  su poder político y sobre todo, optar a  gestionar los recursos públicos.

Pero analicemos un poco lo que ha ocurrido en España en este mes de octubre de 2017.  El 1-O se realizó un referéndum secesionista en Cataluña, considerado previamente ilegal por el Tribunal Constitucionalidad. Ilegalidad que los poderes del Estado utilizaron como justificación para ordenar violentas cargas policiales por todo el territorio de  Cataluña, destinadas a que la votación no tuviera lugar. Humildes ciudadanos, sin responsabilidades políticas, que querían votar o que la votación tuviera lugar, fueron agredidos brutalmente por la policía. No se produjeron detenciones, y las querellas presentadas por la Fiscalía contra los agredidos han sido mínimas. La Fiscalía, si en cambio está investigando si hay cargos públicos y mandos de los Mossos d´Esquadra responsables por acción u omisión de que el 1-O tuviera lugar. El 27-O, en el Parlament se produce un pleno para votar y  realizar la declaración de independencia. Pleno considerado por el Tribunal Constitucional ilegal, y al que se le da la máxima difusión a través de los medios de comunicación, en concreto, televisivos. La votación  se realiza por el método de en urna y secreta. Para ello, ante los medios de comunicación, y con el conocimiento de todas las fuerzas políticas con representación en el Parlament se colocó una urna en la cámara, en la que, sin prisas, los Sres. diputados autonómicos fueron depositando su voto. Al acabar la votación, se produjeron en el Parlamento de Cataluña varios actos mediáticos. Durante el pleno ilegal y  la ilegal votación que tuvieron  lugar en el Parlamento de Cataluña el 27-O en ningún momento los poderes del Estado, el Gobierno, el Poder Judicial, etc., consideraron que debía actual la Policía. Algo que puede ser entendible. Al Parlament habían acudido numerosos alcaldes catalanas, y la escena de miembros de la Policía enfrentándose a alcaldes armados con sus bastones hubiera dado una imagen internacional penosa de la democracia  española. Lo que ya es difícilmente entendible es que en las próximas horas a la realización de la declaración de independencia los poderes del Estado tampoco actuaran. Fue el lunes 30 de octubre, cuando el Fiscal General del Estado, considero que debía presentar querellas contra los responsables de la declaración de independencia, querellas que están estudiando los correspondientes órganos del Poder Judicial, la Audiencia Nacional y el Tribunal Constitucional.

Los poderes del Estado, o mejor dicho, aquellos que hoy los dirigen, consideraron que suponía una amenaza para España, para la Seguridad Nacional, para la democracia, etc,  que se celebrara el referéndum del  1-O, mandando actuar a los gorilas de la Policía contra humildes ciudadanos carentes de responsabilidades políticas. Pero en cambio, actos más graves, como el pleno del 27-O y su correspondiente votación, destinados a declarar la independencia de Cataluña,  no los consideraron una amenaza, y por tanto, merecedores de la actuación de los gorilas, de los  jugadores de rugby, de la Policía, para impedirlos. Ni siquiera una vez declarada la independencia de Cataluña consideraron necesaria la detención de sus responsables, tal vez, porque eran conocedores de que estos no iban a tomar ninguna otra decisión sino irse de vacaciones al extranjero, en concreto a Bruselas, donde dicen  que se encuentra en estos momentos el expresidente Carles Puigdemont.  

Es evidente, que el proceso  independentista ha sido utilizado por los monárquicos, por el fascismo borbónico que hoy contamina la vida política española, para realizar una demostración de poder, de fuerza, contra un territorio de España y su humilde población. Una demonstración de fuerza, esta vez no  sutil, ni oculta, ni discreta, sino de forma clara, aunque astuta, buscando que no se le puedan atribuir decisiones, estas están siendo tomadas por otros poderes del Estado español, distintos a la Jefatura del Estado,  pero sometidos a la Corona, a la que sus dirigentes  rinden pleitesía.


Pero aún hay algo más que analizar. Todo tiene una causa, en lenguaje policial, un móvil, una razón de ser. Y por tanto, el proceso independentista también lo debe tener. En mi opinión, existen tres  explicaciones posibles a la evolución del  proceso independentista. Primera, el fascismo borbónico todavía desea realizar una mayor demostración  de fuerza en Cataluña, desea incrementar más la represión,  de ahí la aplicación blanda del 155, dando pie a más y futuras  actuaciones del independentismo que la justifiquen. Segunda,  la existencia de  ocultos pactos políticos destinados a que en las elecciones del próximo 21 de diciembre se produzca un inexplicable y extraño resultado, por ejemplo, que pase a gobernar Cataluña el comunismo internacional, Podemos y sus satélites. Tercera, que los dirigentes políticos que han impulsado el proceso independentista, muchos de los cuales han dicho que se presentaran a las elecciones del próximo 21-D, lo hayan hecho porque ello ha contribuido a engordar, aumentar, su patrimonio. Razones, una o las tres, que más tarde o temprano se desmentirán o se harán evidentes. Seguramente, a ello contribuya hoy Puigdemont con la rueda de prensa que dicen que va a dar en Bruselas. ¿A que ha ido Puigdemont a Bruselas? ¿A hacer una declaración política, a pedir asilo político, a refugiarse para continuar la lucha o a comenzar una nueva etapa de su vida en el extranjero? ¡Animo Puigdemont! Vuelve  para España, no te persigue nadie, solo persiguen a humildes ciudadanos.  

domingo, 29 de octubre de 2017

TODOS JUNTOS Y CÓMPLICES PROVOCANDO UNA INVOLUCIÓN POLÍTICA EN ESPAÑA.

La Declaración Unilateral de Independencia realizada por el Parlament de Catalunya el pasado 27 de Octubre, transcenderá el momento actual pasando a convertirse en un hecho histórico. Pero lo hará por provocar unas consecuencias muy distintas a las que es de suponer que la declaración de independencia intentaba lograr. El Gobierno de España, recurriendo al artículo 155 de la Constitución, ha suspendido temporalmente el autogobierno de Cataluña, tomando el total control de las instituciones catalanas, disolviendo el Parlament, y convocando elecciones para el próximo 21 diciembre. El gobierno ha cesado a los miembros del Gobierno autonómico, al presidente Carles Puigdemont, a su vicepresidente, Oriol Junqueras, y al resto de  consejeros. También ha cesado al mando de los Mososs d`Esquadra, Josep Lluís Trapero, colocando a su frente a un hombre de su confianza, el comisario Ferranz López. El consejero Santi Villa, curiosamente,  ha evitado el cese, presentando la dimisión el día anterior. Por delegación del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría pasara a ocupar la Presidencia de Cataluña.  

Sociedad Política Catalana, y digo política en vez de civil, porque si analizamos los perfiles de sus portavoces y demás miembros comprobamos que todos  tienen importantes vínculos con  elites políticas, ha organizado hoy en Barcelona una manifestación por la unidad de España bajo el lema “Todos somos Catalunya”. Significativo lema, aunque poco creativo como todos sabemos. Poco creativo, como la gran mayoría de los eslóganes que utiliza esta organización de carácter político aunque no partidaria hasta ahora de presentarse a elecciones democráticas, como el de por ejemplo, “Las calles son de todos, y no de los independentistas”, que recuerda la famosa frase de  “La calle es mía”,  pronunciada en el 76 en el País Vasco por el  ya fallecido ministro de la Gobernación y luego presidente de la Xunta, Manuel Fraga,  Luego pasaría lo que paso, la calle sería de otros durante décadas. En la manifestación solo faltan los grupos políticos independentistas catalanes, para que podamos decir “La culpa es de todos”. Todos juntos y cómplices trabajando para que Cataluña vuelva a una época similar a la predemocratica. Todos juntos y cómplices han logrado que Cataluña vuelva a los años de la dictadura militar, en los que las elites dirigentes catalanas podían influir sobre la política, pero siempre ignorando los intereses y la opinión de los ciudadanos que no pertenecían a dichas elites. Todos juntos y cómplices  provocando una involución en España. Todos juntos y cómplices favoreciendo los intereses de los monárquicos, del conjunto de familias que se benefician de que el rey Felipe VI ostente la Jefatura del Estado, y que son los que están detrás de todo esto , de la evolución que ha tenido el proceso independentista catalán. Todos juntos y cómplices creando una situación política y social en Cataluña que permita justificar una demostración tiránica, fascista, de poder de la Corona. Todos juntos y cómplices fortaleciendo  el fascismo borbónico. Todos juntos y cómplices creando una situación en Cataluña que permita justificar a nivel internacional la actuación de fascismo borbónico en Cataluña.

El Parlment de Catalunya ha declarado la independencia, no sabemos de quien, pero si sabemos que dicha independencia no se ha traducido en ningún cambio importante que dé a entender que se ha producido. Cambio, como por ejemplo, el de que  el independentismo   hubiera tomado el  control de las fronteras de Cataluña, pero no ha sido así, todo lo contrario, los poderes del Estado han tomado el control del único ente policial de que disponía la Generalitat, los Mossos d´Esquadra. El independentismo catalán, al hacer continuas declaraciones, como la DUI, que no se traducen en nada, carece de credibilidad tanto a nivel nacional como internacional, estando totalmente desacreditado. También es evidente que la actuación de los poderes e instituciones del Estado español, no han estado en ningún momento encaminadas a frenar el proceso independentista, ni siquiera ahora que ya han declarado la independencia, sino a privar a un territorio de España y su población de derechos, justificando la represión del fascismo borbónico.

viernes, 27 de octubre de 2017

DUI DEL PARLAMENT DE CATALUNYA. LE FELICITO SR. PUIGDEMONT, PERO ¿Y AHORA QUÉ?

El Parlament de Catalunya ha realizado una Declaración Unilateral de Independencia (DUI). La resolución  la han presentado los partidos Junst pel Sí y la CUP. En la votación han participado Junts pel Si, la CUP y  Catalunya Sí Que Es Pot. La resolución ha sido aprobada por 70 votos a favor, 10 en contra y 2 abstenciones. El PP, el PSC y Ciudadanos no han participado en la votación. A pesar de que sus líderes han alegado que no participaban en la misma por considerarla ilegal, algo que es cierto, pues los servicios jurídicos del Parlament consideraban que no se podía votar dicha resolución, su comportamiento ha sido cobarde y de total desprecio a la democracia, no dejando constancia de su voto y  enviando dos claros  mensajes: “Esto no va con nosotros”  “Ya vendrán los poderes del Estado español a defender nuestra opinión”.

Ante el histórico y sorprendente hecho que hoy ha tenido lugar en el Parlament, nada más y nada menos que una Declaración Unilateral de Independencia, creo que lo primero que se debe hacer es felicitar al que la ha liderado, el presidente Carles Puigdemont. La coherencia es un gran valor político. Los dirigentes políticos deben ser coherentes con su pensamiento político y asumir las consecuencias de las decisiones que este les lleve a adoptar. Por lo tanto, “Le felicito  Sr. Puigdemont, ha hecho lo que debía”.

El presidente Puigdemont pasara a la historia por haber logrado que el Parlamento de Cataluña apruebe una Declaración Unilateral de Independencia. La duda, ahora, es que representara la DUI, tanto para Cataluña como para el conjunto de la sociedad española. El presidente Puigdemont ha puesto fin el proceso independentista pero ¿Como acaba este, con una victoria o con una derrota para el independentismo? ¿Quién gana y quien pierde con todo este asunto?  Puigdemont ha puesto fin al proceso independentista, lo cual es de agradecer,  y  hoy comienza una nueva historia, la cual está por ver que actores contribuirán a escribirla. El Gobierno de España ya tiene un plan para ello, para determinar el futuro próximo de Cataluña,  aplicara el artículo 155 de la Constitución, para lo cual cuenta con el apoyo del Senado, donde el Partido Popular tiene mayoría absoluta. El Gobierno suspenderá el autogobierno de Cataluña, cesando a los actuales representantes del Gobierno autonómico, presidente, vicepresidente, consejeros, y tomara el completo control de las instituciones de la Comunidad Autónoma, bien a través de los ministerios del Estado central o designando  personas a tal efecto. ¿Participara en la historia que está por venir también el independentismo? ¿Tiene Puigdemont y sus compañeros de viaje un plan para continuar escribiendo la historia de Cataluña, o el objetivo era simplemente hacer una DUI condenando a Cataluña a perder su autogobierno?  A petición de Junst pel Sí y la CUP, la votación se ha realizado por el sistema de voto secreto en urna. Con ello, se buscaba que los diputados autonómicos pudieran evitar asumir responsabilidades penales ante posibles actuaciones de la justicia, al aprobar algo considerado por el Tribunal Constitucional ilegal. Pero al recurrir al voto secreto también han mandado a la opinión pública catalana un triste mensaje. Los que han declarado la independencia dudan de que esta llegue a tomar  consistencia, convirtiéndose Cataluña en un Estado soberano e independiente cuya nueva  legalidad les pueda proteger. Es decir, son conscientes de que la proclamación de la  DUI no tendrá ningún valor real, ni político, ni jurídico, ni de ningún tipo.  

Los diputados autonómicos independentistas catalanes, no confían en que la DUI pueda crear un nuevo contexto que les proteja. Es decir, Puigdemont y los suyos no tienen un plan para seguir escribiendo la historia de Cataluña. Su objetivo era llegar hasta aquí. Declarar la independencia, provocando que los poderes del Estado anulen el autogobierno de Cataluña. Triste final si así es. Con la aplicación del 155 las elites dirigentes independentistas de Cataluña perderán el poder político y la capacidad de decisión que hasta ahora tenían. Y los ciudadanos verán recortados gravemente sus derechos políticos.

La democracia española vive una situación muy grave. Frente al desafío independentista de sectores de las elites de Cataluña, los poderes del Estado no han actuado contra las personas que lo lideraban,   ordenando su detención o inhabilitación, sino de forma indiscriminada contra la población que habita una región de España privándola de importantes derechos constitucionales. Un proceso independentista, que parece que lo único que busca es escenificaciones sin contenido real político, pues la primera medida de un Estado soberano e independiente debería haber sido coger el control de las fronteras, cosa que no ha ocurrido, ha servido para que los poderes del Estado hayan llevado a Cataluña a un contexto muy similar al que se encontraba antes del 78, durante la dictadura militar. Un contexto en el que sus ciudadanos tendrán recortados de forma importante sus derechos políticos. Entonces, ¿Para qué ha servido el proceso independentista, para que ha servido la Declaración Unilateral de Independencia? Da la impresión de que únicamente para que el fascismo borbónico, es decir, los monárquicos, es decir, la Corona, pueda aumentar la represión contra el pueblo catalán, haciendo una demostración de poder que todavía no sabemos hasta donde llegara, poniendo  sus botas sobre los cuellos de los humildes ciudadanos que viven en Cataluña. Situación con la que me identifico totalmente.

martes, 24 de octubre de 2017

APLICACIÓN DEL 155, NADA SE DECIDIRÁ EN EL SENADO.

Hace unos días el periódico francés Le Monde público un editorial titulado “En Cataluña, la política de lo peor”  muy crítico con el proceso independentista catalán, declarándose a favor de unas elecciones autonómicas como solución a la actual crisis política que sufre Cataluña. Es importante resaltar que el proceso independentista está siendo seguido en Francia, tanto a nivel periodístico como político, con un extraño elevado interés. Elevado interés,  ilógico, al tratarse de un asunto que no afecta de forma directa a la política francesa. El periódico acusaba a Puigdemont de tener poco respecto por la democracia, y de haber provocado la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Consideraba que el independentismo únicamente vende ilusión, y auguraba que Puigdemont declarara la independencia, es decir, que le dará algún tipo de consistencia jurídica. En mi opinión, el independentismo más que vender ilusión, manipula a la sociedad catalana proponiendo  unos objetivos que no desea alcanzar.

El periodismo es considerado ya desde el siglo XIX un cuarto poder, ello ha provocado que una de las principales características del periodismo de nuestra época, sobre todo,  a la hora de tratar temas importantes, sea que busque más  manipular que informar. Los actuales medios de comunicación tienen tendencia a exagerar y distorsionar todo, y en concreto, hechos políticos, con el fin de canalizar la opinión publica en un sentido u otro. El proceso independentista catalán apoyándose en los medios de comunicación, no solo catalanes sino también en aquellos que son de dimensión nacional, está manipulando a la sociedad catalana, proponiendo unos objetivos, que no son simples ilusiones irrealizables, sino que no desea alcanzar. El nacionalismo catalán, tanto independentistas como no independentistas,  desea que le sean reconocidos derechos de Estado,  entre otros,   tener una Hacienda Publica propia; un Poder Judicial propio; y tener una relación de bilateralidad con el Gobierno de España, sin llegar a meta, sin pagar el precio por convertiste en un Estado soberano e independiente. Pero no solamente eso ha impulsado el proceso independentista. Detrás de este se percibe también la mano de los monárquicos, alimentando el proceso independista con el objeto de crear una situación política y social  en Cataluña que permita que la Corona pueda hacer una demostración de poder, recurriendo a los militares, fortaleciendo así el rol que el rey Felipe VI juega en la sociedad española. Es decir, monárquicos, el conjunto de familias que se benefician de que Felipe VI ostente la Jefatura del Estado y sectores independentistas van de la mano en este asunto. Intereses comunes, han llevado a la Corona y a sectores independentistas catalanes a crear la actual crisis política de Cataluña.

Es cierto que a veces se producen coincidencias que tienen muy baja probabilidad de producirse. En política, dichas coincidencias siempre son sospechosas de la existencia de pactos oscuros, y por tanto, deben ser analizadas en profundidad. En una España con un mapa político muy fragmentado, resulta que el Partido Popular tiene mayoría absoluta en el Senado, lo que da a entender que hay un sector de la sociedad española que ha votado a un partido de izquierdas al Congreso, incluido a Podemos, y luego a la hora de elegir senador, ha votado al PP.

Los medios de comunicación, con una clara intención manipuladora, están dando gran importancia a la tramitación y aprobación del 155 en la Cámara Alta, cuando está claro que no la tiene. Pues, será el PP, al tener mayoría absoluta en el Senado, el que decida si sé interviene o no Cataluña y con qué medidas. Medidas, que luego podrá aprobar en el Congreso por decreto, evitando el debate político. Si lo que está ocurriendo en Cataluña hubiera ocurrido con un Senado muy fragmentado, en el que el PP no tuviera mayoría absoluta, seguramente, las cosas hubieran evolucionado de forma diferente, el Gobierno hubiera tenido que negociar de forma transparente, ante la opinión pública, con debate, las medidas a adoptar con la aplicación del artículo 155 de la Constitución y también debería negociar las personas que van a tomar el poder en Cataluña sin pasar por las urnas. Pero, el destino u otras razones no han querido que fuera así. Y por tanto, el Partido Popular, se va a hacer con el control de la gestión política de la Administración autonómica de un territorio en el que su respaldo social es mínimo, concretamente, 8 diputados autonómicos. Al aplicarse el 155 los ciudadanos españoles que viven en Cataluña pasaran a ser ciudadanos de segunda, carentes de derechos políticos. Miembros y simpatizantes del partido más corrupto de Europa, el Partido Popular, pasaran a ejercerlos por ellos. ¿Exigirán responsabilidades a los líderes políticos que han provocado que los pierdan?

Ahora sí, la proceso independentista ha llegado a su fin, el acto final será la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Al aplicarse el 155 se abre un nuevo periodo para Cataluña, con preocupantes incógnitas: ¿Cuándo tiempo estará suspendida la autonomía de Cataluña? ¿A qué personas pondrá el PP al frente de las instituciones políticas de Cataluña careciendo estos de legitimidad democrática?  ¿Le darán algún cargo al  líder del PP en Cataluña,  García Albiol? Y la más preocupante, al convocarse nuevas elecciones ¿Cuál será el nuevo mapa político? ¿Pasara el comunismo internacional, es decir, Podemos y sus satélites, a gobernar Cataluña? El futuro es incierto, y ante esta situación, algún  académico vivo de la RAE debería explicar a muchos políticos españoles que el interés general no es el interés de los generalas, es decir, no es el interés de aquellos que controlan la fuerza del Estado, en el caso de España la Corona,  sino el interés del pueblo, definido en una democracia por la regla de la mayoría, aplicada está respectando los derechos de las minorías.

sábado, 21 de octubre de 2017

EL GOBIERNO ESPAÑOL APLICA EL 155. TODO SEGÚN LO PREVISTO.

El Gobierno de España ha pedido al Senado que aplique el artículo 155 de la Constitución al fin de aplicar medidas para frenar el proceso independentista de Cataluña. La aplicación de dicho artículo representara el cese inmediato de los miembros del actual Gobierno de la Generalitat  de Cataluña, presidente, vicepresidente y consejeros, y el Gobierno de España pasara a tomar el control total de la Administración autonómica de Cataluña. A la vez, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se compromete a convocar elecciones autonómicas en Cataluña en el plazo de seis meses.

El senador Cleries I González, portavoz en el Senado de PDECAT, ha dicho que hoy España ha vuelto al 75. Yo creo que todavía algo peor. En el 75 las elites dirigentes de la dictadura  querían que España avanzara hacia la democratización política y su integración internacional, europea y en organizaciones como, por ejemplo, la OTAN. Hoy por el contrario, el Gobierno de España, pidiendo la intervención de Cataluña ha dado a conocer al mundo que va hacia atrás, que se ha producido una involución ideológica, que en España las elites vuelven a recurrir a formas de actuar despóticas, tiránicas, fascistas justificadas en una situación política y social que sutilmente han provocado, para dar apariencia  de legalidad a lo que no es otra cosa que puro fascismo.

El presidente Rajoy, en su intervención para dar a conocer la aplicación del 155, ha dicho: “Viendo cómo han evolucionado los acontecimientos tengo la convicción de que querían que se aplicara el 155”. Y en parte tiene razón. La evolución de los acontecimientos da a entender que la actual situación política de Cataluña ha sido provocada para poder someter a la sociedad catalana  privándola de derechos políticos, como mínimo durante seis meses.  Sin lugar a dudas, la situación de Cataluña ha sido provocada por las elites monárquicas, o sea, la Corona, en complicidad con sectores nacionalistas para poder anular la democracia en esa comunidad, buscando la Corona hacer una demostración de poder. Demostración de poder que no creo que acabe con la simple aplicación del 155, es decir, con actuaciones simplemente políticas, sino que los monárquicos buscaran que  la situación evolucione hasta justificar la actuación de la fuerza de los militares en Cataluña.

La imperfecta democracia española, puesta en numerosas ocasiones en entredicho, al producirse terrorismo de Estado e impunes, flagrantes y sistemáticas  violaciones de los Derechos Humanos; puesta en entredicho al comportarse, en numerosas ocasiones, el Poder Judicial como un instrumento represor al servicio de las elites, no ha podido ya seguir más ocultando los instintos fascistas de sectores de sus elites dirigentes.  El pasado 1-O, aprovechando la realización  del referéndum de autodeterminación celebrado en Cataluña se recurrió a la violencia policial para atacar de forma indiscriminada e innecesaria a humildes ciudadanos carentes de responsabilidades políticas, cuyo único delito había sido el haberse dejado guiar por equivocados líderes. Hoy, los mismos instintos llevan a la suspensión de la democracia en Cataluña, a la privación de derechos políticos, por seis meses.

Que no se me entienda mal, no estoy criticando la actuación del Gobierno, seguramente la aplicación del 155 sea un mal menor, necesario,  para Cataluña y para España, sino la actuación de las elites fascistas, monárquicas y sus cómplices en el nacionalismo catalán, que han provocado y favorecido que la situación política de Cataluña evolucionara hasta ser la que hoy es. Los diferentes Poderes del Estado podían haber actuado antes para frenar el proceso independentista de Cataluña, pero no han querido. Sin ser experto en leyes, en el Código Penal, recurriendo al concepto de Seguridad Nacional, tiene que haber numerosos artículos que permitirán actuar con el peso de la ley contra las elites independentistas catalanas, pero no lo han hecho, querían que el proceso evolucionara, y seguramente todavía quieran que evolucione más para justificar acciones fascistas, anulando la democracia en Cataluña.

El comportamiento de las elites independentistas de Cataluña, y en concreto, del presidente Puigdemont, ha sido insensato, irresponsable y cobarde. Querían más poder político y han pasado a perder el que tenían. De decidir, lo que consideraban poco, han pasado a no decidir nada, ¿Y todo para qué?. Han provocado una situación de elevada represión, a la que no quieren hacer frente, dejando a su pueblo a los pies de los caballos del fascismo borbónico, privado de dignidad sometido pasivamente a la violencia de los gorilas al servicio de los intereses monárquicos. Puigdemont ya solo se mueve en el cubo de la basura de los deshechos de la historia, si aún le queda un mínimo de dignidad política debería dimitir antes de que el Gobierno lo cese. El fascismo borbónico es fuerte, pero no temamos, hace tiempo que el mundo, tanto en paz como en guerra,  no se rige por las reglas del Ruby. El fascismo borbónico es fuerte, pero más fuerte era la Corona en los 30 del pasado siglo y el rey Alfonso XIII tuvo que abandonar el poder, e irse al exilio.

viernes, 20 de octubre de 2017

EL REY FELIPE VI, CARENTE DE VOZ EN LA UE, BUSCA HACER POLÍTICA ENTRE BAMBALINAS.

Los Premios Princesa de Asturias, ahora Princesa Leonor, son una copia mala y reducida de los Premios Nobel, destinados a dar visibilidad a la Casar Real, incrementar sus relaciones internacionales, e introducir al heredero a la Corona en la vida política del país. Hoy, curiosamente, coincidiendo con la complicada situación política que vive España, entre otras cosas, causada por el proceso independentista de Cataluña, la Unión Europea recibirá el Premio Princesa de Asturias de la Concordia. Por tal motivo, a la ceremonia de entrega de los premios acudirán las tres personas que en la actualidad tienen más influencia en las instituciones de la UE, los presidentes de sus tres principales instituciones, el de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker; el presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, y el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. Por tal motivo, también acudirá el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy. Ello ha sido interpretado en ambientes políticos y periodísticos como un apoyo a la posición del rey Felipe VI en el asunto de Cataluña, dando a entender así, que ya no es el Gobierno de España sino la Corona la que está liderando y decidiendo la reacción de los poderes del Estado para dar una respuesta al conflicto causado por el proceso independentista catalán.

La UE puede que haya merecido en el pasado, por ejemplo, cuando decidió su ampliación a los países del Este de Europa, un premio como este, a la concordia, pero, evidentemente, la actual UE, que no ha sido capaz de evitar el Brexit, y que sobresale por su irrelevancia internacional y su incapacidad para dar solución a importantes problemas internos, no es merecedora, de tal premio. Dicho lo anterior, la interpretación que se está haciendo de respaldo a la Monarquía por parte de la UE,  desconozco si es o no real, pero es evidente que la ha  buscado la Jefatura del Estado entregando el premio justo en el momento actual, en el que se está produciendo un proceso independentista en Cataluña. Seguramente, estas tres personalidades políticas europeas, hagan sus discursos  en la línea dominante en Europa respecto a la crisis catalana, diciendo que están a favor de la unidad y el respecto al orden constitucional.

Numerosos hechos, posicionamientos políticos, e incluso reacciones por parte de los poderes del Estado,  conducen a pensar que el proceso independentista de Cataluña está siendo impulsado por sectores monárquicos, para que la Corona, el rey Felipe VI, pueda hacer una demostración de poder sometiendo a la sociedad catalana recurriendo a los militares. Militares de uniforme,  de los que el Rey se hace acompañar incluso cuando acude a  actos civiles. Enviando a la sociedad el despótico mensaje de que ocupa la Jefatura del Estado gracias al poder y apoyo de los militares. Además, lo ocurrido el pasado 1-O en Cataluña da a conocer que en España ha nacido un nuevo fascismo, el fascismo borbónico. Un fascismo borbónico que no dudo en utilizar la violencia policial para actuar de forma indiscriminada contra humildes ciudadanos carentes de responsabilidades políticas, a la vez que el Poder Judicial no actúa contra aquellos dirigentes políticos que sí las tienen. Por lo tanto, cuando autoridades europeas se pronuncian sobre la crisis catalana, sería importante que aclararan que alcance tienen sus palabras, por ejemplo, ¿Hasta dónde llega su apoyo al orden Constitucional español? ¿Apoyan las actuaciones del fascismo borbónico? ¿Estarían, como paso en el pasado con Alemania e Italia, dispuestos a enviar a España Fuerzas Armadas para dar su apoyo al fascismo que encarna la Corona?

jueves, 19 de octubre de 2017

SECESIÓN DE CATALUÑA: EL GOBIERNO BUSCA APARIENCIA DE LEGALIDAD.

Agotando al máximo el plazo, como el que desea alargar la fiesta lo máximo posible, el presidente Puigdemont ha vuelto a contestar con ambigüedad al segundo requerimiento del Gobierno de España sobre si había o no declarado la independencia. Puigdemont sigue en su rol de Pilatos. Así, en su carta afirma que el pueblo de Cataluña decidió la independencia en el referéndum celebrado el 1 de Octubre. Y que en la sesión celebrada en el Parlamento  el pasado 10,  para valorar los resultados del referéndum, él decidió dejar en suspenso los efectos de dicho mandato popular. Es decir, según Puigdemont,  el pueblo de Cataluña ha decidido ejecutar a Jesucristo, declarar la independencia, y él está retrasando la aplicación de dicha sentencia.

Como bien relata la Biblia,  la injusticia y el error no fue cometido por el pueblo judío, el cual por aclamación popular decidió liberar a uno de los suyos, Barrabas,  y ejecutar a Jesús, alguien al que la gran mayoría desconocía,  sino por Pilatos, al dar  opción a tal decisión. El proceso independentista ha avanzado hasta el punto en que se encuentra porque así lo han decidido sectores de las elites dirigentes de Cataluña. La gran mayoría del pueblo de Cataluña no sabe porque se reivindica la independencia, ni porque se hace ahora, ni cuáles serán sus consecuencias. Puigdemont quiere la independencia, pero no deja claro que reivindica con ella, pues está evitando el choque con los poderes del Estado. ¿Si Puigdemont no quiere el choque con los poderes del Estado, contra quien va la independencia? Extraña obra teatral, en la que da la impresión que se realizan escenificaciones destinadas a reivindicar intereses ocultos, que nada tienen que ver con el interés general de los catalanes.

Como toda obra teatral, esta también se agota aunque sus protagonistas deseen alargarla. Cada vez resulta más difícil introducir nuevos actos,  el independentismo pierde apoyos y los que siguen firmes, exigen ya algún tipo de desenlace.  Puigdemont ha propuesto dos nuevos meses de dialogo, algo totalmente absurdo, pues sobre lo que no se ha podido dialogar  en años difícilmente se va a poder  resolver con unos días más.  El Gobierno de España ha dicho que va a aplicar el artículo 155 de la Constitución para intervenir la comunidad de Cataluña, algo que todavía no se conoce que representara, pero que a groso modo vendrá a decir que Cataluña va a pasar a estar gobernada desde Madrid, es decir, por el Gobierno central, por un periodo todavía por determinar. Algo, en mi opinión, totalmente acertado, por dos razones. Primera, porque detrás del proceso independentista veo la mano invisible de los monárquicos españoles, buscando que la situación política y social  de Cataluña se complique todavía más, exigiendo soluciones más drásticas, permitiendo así que Felipe VI pueda hacer una demostración de poder sometiendo al pueblo catalán recurriendo a los militares. Segunda, porque la crisis catalana aunque inexplicablemente no está afectando a la Bolsa está afectando negativamente a la economía y el mercado laboral. Pensar que el hundimiento de la economía catalana no va a afectar de forma negativa al resto de España es ingenuo. Cataluña es un motor importante de la economía española, en torno al 20% de su PIB, su ralentización afectara lógicamente también otras zonas de España.  

En política no hay nada peor que un partido con un solución para un problema que no existe, pues tarde o temprano, deseara provocar dicho problema para surgir como el salvador de la sociedad, único capaz de solucionarlo. Da la impresión de que esto es lo que está pasando en Cataluña. Se ha generado un problema para aplicar una solución previamente definida por concretos sectores sociales. En una España con una elevada corrupción política, en la que hay terrorismo de Estado, en la que se cometen flagrantes y sistemáticas violaciones de los  derechos humanos, anulándose para ello el Estado de Derecho, sectores de las elites políticas dicen que la crisis catalana es difícil de resolver dentro de la legalidad vigente. Algo que representa un insulto a la inteligencia de los españoles, con el que da la impresión de que, por un lado, se busca favorecer que el problema siga engordando, para que se pueda aplicar la solución que tienen en mente algunos dirigentes politicos, y por el otro, dar apariencia de legalidad. Manipuladora apariencia de legalidad que justifique la intensificación de la represión contra la sociedad catalana ante la opinión pública nacional e internacional: Sí, invadimos Cataluña pero para garantizar el cumplimiento de las leyes.


La crisis de Cataluña está haciendo resurgir en España voces despóticas y fascistas, deseosas de recurrir al único lenguaje que saben hablar, la violencia. Y lo grave no es eso, sino que es Puigdemont el que les está dando voz, provocando una situación a la que las elites burguesas independentistas catalanas no están dispuestas a hacerle frente. Y es lógico, viven muy bien, y en el monte no hay alfombras, pero entonces ¿Para que la provocan, para humillar a los ciudadanos, para que los ciudadanos catalanes pierdan su dignidad sometidos por el fascismo borbónico? Hoy en Bruselas se celebra un Consejo Europeo para hablar mucho de libre comercio, pero nada de la que parece ser la  crisis más importante que hay en la UE, la crisis de Cataluña. El presidente Rajoy aprovechara para explicar siempre que tenga oportunidad, en conversaciones informales,  la apariencia de legalidad con la que  intenta resolver el asunto de Cataluña. La UE no quiere saber nada de la crisis catalana, pero insisto, que nadie se llame a engaño, si el fascismo borbónico pega un solo tiro en Cataluña el asunto se internacionalizara de forma importante. Y no lo olvidemos, las principales joyas de la economía española tienen importantes intereses fuera. 

martes, 17 de octubre de 2017

PUIGDEMONT QUIERE ADOPTAR EL ROL DE PONCIO PILATOS, RESPONSABILIZANDO AL PUEBLO.

Lo que está ocurriendo en Cataluña no tiene nada que ver ni con la libertad ni con la democracia, y sí mucho con el poder. Excepto tal vez  el Vaticano, ningún otro Estado existe  por gracia de Dios, sino porque sus elites en un momento dado han tenido suficiente poder para hacer respectar sus fronteras. La sedición no es un juego, es un hecho grave en cualquier tipo de estado. En cualquier democracia occidental si ocurre lo que ha ocurrido el 1-O en Cataluña sus máximos responsables hubieran sido detenidos,  y sí tenían la suerte de ir al juzgado, seguramente el juez les diría “Si quieren la independencia vayan al monte, pero payasadas no”. Es insólito que Trapero siga siendo el mando de los Mossos d´Esquadra, y también es insólito que Puigdemont siga siendo el presidente de Cataluña. Las detenciones de los presidentes de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural, respectivamente, Jordi Sànchez y Jordi Cuixart y su ingreso en prisión es lógica, lo que no es lógico es que Puigdemont y Trapero no les estén acompañando.

Puigdemont está intentando adoptar el conocido rol histórico de Poncio Pilato, es decir, responsabilizar al pueblo de las decisiones que están tomando las elites dirigentes de Cataluña. Quiere dar cobertura a sus decisiones bajo el paraguas  de que hay un mandato popular que surgió del referéndum celebrado el pasado 1-O. Intenta evitar las  consecuencias judiciales que puedan provocar sus decisiones responsabilizando de ellas al pueblo, sin lugar a dudas, un comportamiento político muy cobarde. Según los expertos la  pantomima del proceso independentista va a provocar empobrecimiento en Cataluña. Cuando ello se produzca, como se justificara Puigdemont, tal vez les diga a los ciudadanos “He hecho lo que vosotros querías, he seguido el mandato popular”.

España es un país muy politizado y con un elevado porcentaje de alineamiento político. En España no se produce ni una solo manifestación espontánea. Ni siquiera los trabajadores, ni los estudiantes, lo hacen de forma espontánea sino liderados por unos sindicatos muy politizados. La sociedad catalana  ha sido impulsada hacia el independentismo porque así lo decidieron las elites nacionalistas catalanas. El proceso independentista no ha sido espontaneo sino liderado por aquellos que Gobernaban Cataluña. ¿Para qué? ¿Si no están dispuestos a enfrentarse a los poderes del Estado para que lo han puesto en marcha?.


Numerosos hechos dan a entender que el proceso independentista ha sido impulsado por sectores monárquicos en complicidad con las elites nacionalistas burguesas catalanas para crear una situación política y social que permita que la Corona, el rey Felipe VI, haga una demostración de poder en Cataluña, sometiendo a la sociedad catalana recurriendo a la fuerza de los militares. Actuando estos amparados, de forma clara o sutil, en el artículo 8º de la Constitución. Es por ello que la actuación del Poder Judicial me parece acertada y correcta, aunque demasiado  tarde. La sociedad española no se merece las elites políticas que tiene, pues son las elites políticas con sus interesadas complicidades con la Jefatura del Estado, las que están  permitiendo y favoreciendo que España sea objeto de un proceso de desestabilización política. A muchos de ellos habría que cerrarles ya la boca. 

lunes, 16 de octubre de 2017

PUIGDEMONT AÑADE LEÑA A UN INCENDIO QUE LA ZARZUELA ANHELA QUE AUMENTE.

El presidente Carles Puigdemont ha contestado al requerimiento  del Gobierno, a través del cual le solicitaba que aclarara si había realizado una declaración unilateral de independencia o no, dándole de plazo hasta hoy a las diez. En la carta de contestación, Puigdemont le transmite al presidente Rajoy que ha suspendido el mandato popular que surgió de las urnas el 1 de octubre, solicitando abrir un periodo de dialogo de dos meses, en el que participen actores internacionales, españoles y catalanes. No da los nombres de los interlocutores, habla de instituciones y personalidades, que han pedido participar en una mesa de diálogo para dar una solución a la actual situación de Cataluña. No sabemos si cuando se refiere a los españoles, Puigdemont está pensando en un dialogo bilateral España-Cataluña, de presidente a presidente, Rajoy-Puigdemont,  o si se refiere a personajes, espontáneos, como por ejemplo, Vargas Llosa, político de origen peruano, que recientemente, apoyado por sectores de la derecha española, ha decidido tomar protagonismo en el asunto de Cataluña. El Gobierno de España ha interpretado la respuesta de Puigdemont como un sí, y le ha dado de plazo hasta el próximo jueves a las 10 horas para que revoque la declaración. En caso contrario, el Gobierno pedirá el respaldo del Senado para aplicar medidas encuadradas dentro del artículo 155 de la Constitución.   

La respuesta de Puigdemont es más de lo mismo. Su comportamiento está siendo políticamente hablando, insensato, irresponsable, cobarde y desleal con la sociedad catalana. Desleal, por las negativas consecuencias  que el proceso independentista están provocando en ámbitos como el de la economía y el mercado laboral, pero sobre todo porque está provocando una situación de eleva tensión que justifique  la represión por parte de los poderes del Estado, represión a la que, como él ha reiterado en numerosas ocasiones, no está dispuesto a hacerle frente. La respuesta de Puigdemont solo me inspira una idea: “Monárquicos, coño, monárquicos”. Es decir, son los monárquicos, el conjunto de familias que se benefician de que el rey Felipe VI ocupe la Jefatura del Estado, como bien es conocido no todas ellas de nacionalidad española, los que están impulsando el proceso independentista para crear una situación político-social que justifique la represión del fascismo borbónico, que justifique que Felipe VI pueda hacer una demostración de poder en Cataluña, sometiendo a la sociedad catalana recurriendo a la fuerza de los militares (Artículo 8º de la Constitución). No nos llamemos a engaño, el enemigo está en el Palacio de la Zarzuela, es Felipe VI y los grupos que le apoyan, entre los que se encuentran, lógicamente,  sectores del independentismo catalán.

Puigdemont quiere provocar una situación que justifique la represión contra la sociedad catalana, de forma cobarde,  sin asumir claras responsabilidades judiciales, para aminorar así el golpe de la justica a la vez que deja al pueblo catalán a los pies de los caballos del actual fascismo borbónico. La Audiencia Nacional está actuando contra el mando de los Mossos d´Esquadra, Lluís Trapero,  y las caras visibles de Asamblea Nacional Catalana  y Ómnium Cultural, respectivamente, Jordi Sànchez y Jordi Cuixart, pero no en cambio contra los miembros del Gobierno autonómico de Cataluña. Después de lo ocurrido el pasado 1-O, y  después de la carta que hoy ha transmitido el presidente Puigdemont al Gobierno de España, el hecho de que Puigdemont no esté ya detenido o inhabilitado seria inimaginable en una democracia, en un Estado de Derecho. Es evidente que la justicia española no quiere apagar, lo que podríamos denominar, el incendio catalán, sino provocar que este siga creciendo gracias a la leña que pone el independentismo catalán, para así poder justificar en el futuro un incremento de la represión contra la sociedad catalana.

Los conflictos políticos se pueden resolver en tres tipos de ámbitos: Uno, en el del dialogo, en el Parlamento, en organismos internacionales,  o mesas constituidas a tal efecto, etc. Dos, en el de la justicia, tribunales nacionales e internacionales. Y por último, en el de las armas, en el teatro de operaciones y cosas similares. Cuando el dialogo no conduce a nada, es necesario superar dicha fase, congelando el asunto, algo que se suele hacer muchas veces, reviviéndo una y otra vez el mismo conflicto,  o pasar a otra fase. En el asunto de Cataluña, aunque Puigdemont intenta mantener vivo el dialogo introduciendo a nuevos actores, este parece agotado, pues, entre otras cosas, Puigdemont exige bilateralidad y el Gobierno ofrece dialogo en el Congreso de los Diputados. El proceso independentista ha llegado a un momento en el que se puede congelar con facilidad, cambiando Puigdemont la música, por ejemplo, dimitiendo y convocando elecciones, o este deberá evolucionar hacia otra fase. La posición adoptada por Puigdemont, cobarde, de incrementar la tensión intentando evitar asumir responsabilidades judiciales,  solo conducirá a castigar todavía más al pueblo catalán, algo que no será tampoco beneficioso para el conjunto de la sociedad española.  

jueves, 12 de octubre de 2017

DÍA DE LA HISPANIDAD CON INSULTO A LA DEMOCRACIA.

Al celebrarse hoy el día de la Hispanidad, como en años anteriores la democracia ha sido insultada, al presidir el desfile de las Fuerzas Armadas Españolas (FAS) el rey Felipe VI, en su condición de mando supremo. Mando supremo que le otorga la Constitución de 1978 a la Casa Real de Borbón al ostentar esta  con carácter hereditario la Jefatura del Estado.

El hecho de que el rey Felipe VI ostente el mando supremo de las Fuerzas Armadas Españolas  representa  una insultante anomalía de la democracia española. En toda democracia el mando de las FAS debe recaer en el Gobierno de la nación, democráticamente elegido, o en sus mandos orgánicos. El rey Felipe VI, al no haber sido democráticamente elegido para ocupar la Jefatura del Estado, ni ser miembro de las FAS, ostenta dicho mando de forma ilegítima, únicamente gracias al hecho de que la Casa Real de Borbón impuso que se le concediera dicho derecho cuando se negoció el contenido de la Constitución de 1978. Es tal la falta de legitimidad que a Felipe VI se le reconoce como mando supremo de las FAS únicamente fronteras para dentro. En ningún foro militar internacional, por ejemplo, en la OTAN, se acepta que sea el Felipe VI el que representa a las Fuerzas Armadas Españolas. En representación de España deben acudir sus mandos orgánicos o dirigentes políticos, miembros del Gobierno democráticamente elegido, o nombrados por este.

Además, este año, se ha producido un doble insulto a la democracia española, al participar en el desfile la Policía Nacional. Y no es que personalmente tenga nada en contra de la Policía, institución imprescindible, fundamental, en toda sociedad. Pero el mensaje que se envía es democráticamente hablando insultante. Con dicha participación, en un momento complicado de España, después de la brutalidad policial que se produjo el 1-O en Cataluña,  la Corona quiere transmitir a la sociedad española que ejerce el mando supremo de la “Fuerza” del Estado, o sea, del Ejercito y de la Policía.

El pasado 1-O, aprovechando hechos consecuencia de las reivindicaciones secesionistas de sectores políticos catalanes, en concreto, la realización de un referéndum considerado ilegal por el Tribunal Constitucional, la Corona aprovecho para para dar a conocer a la sociedad  que la democracia española  ha engendrado un bastardo, un nuevo fascismo, el fascismo borbónico. Contra el referéndum de autodeterminación el Estado pudo actuar de muchas y diferentes formas. Ordenar detener a los convocantes, no hacer nada y luego ordenar detener a los responsables de su realización, son algunas de ellas. Pero el fascismo borbónico prefirió recurrir a la represión. Actuando de forma violenta e indiscriminada con los matones de la Policía contra indefensos ciudadanos, que en la gran mayoría de los casos, únicamente oponían una mínima resistencia pacífica. El deseo del fascismo borbónico de realizar el pasado 1-O una demostración de poder, actuando de forma violenta contra humildes ciudadanos, es indiscutible. El 1-O los juzgados catalanes no se llenaron de detenidos, pues la brutalidad policial no se utilizó para impedir que se realizaran delitos sino para hacer una violenta demostración de poder, de un poder fascista, el que ejerce la Corona.    

Aun siendo de la periferia de España, en esto del nacionalismo, soy muy castellano. Pues pienso que unir siempre es más beneficioso que separar. “¿A qué dedicas el tiempo libre desde que te has separado? Estoy buscando pareja para volver a casarme. Es decir, separarse ¿Para qué? Claro, que  también es cierto, que a veces resulta imposible seguir unidos. El problema del independentismo catalán, para alguien que no es de esa región, es muy complicado y confuso. Tanto que no lo comprendo. Eso sí, yo comparto con los catalanes mucho, en concreto sufrir sobre mi cuello la presión del actual fascismo borbónico. No sé cuál puede ser hoy el mejor camino para que evolucione el conflicto generado por el independentismo catalán, pero si se cómo se deben resolver este tipo de conflictos: Con cariño centralizador, con euros y con población. Con el uso de la fuerza se puede lograr someter a un pueblo, pero no que este desee unirse a un conjunto superior como es España.

Cuando el nacionalismo catalán comenzó a hacer reivindicaciones secesionistas las elites dirigentes centralistas, constitucionalistas, partidarias de la unidad de España, debieron contestar con cariño, euros y población. Debieron aumentar las inversiones en esa comunidad, creando empleo y trasladando a ella población que desee que Cataluña siga unida a España. Pero no lo hicieron. Todo lo contrario. Fueron las elites nacionalistas catalanas las que siguieron incrementando su poder económico e influencia en el resto del territorio español. ¿Por qué no se hizo?  No se hizo porque no había interés político por frenar el crecimiento del independentismo, se buscaba así provocar una situación política y social similar a la actual que justificase la represión, que justificase ante la opinión publica tanto nacional como internacional la actuación violenta del fascismo borbónico.

martes, 10 de octubre de 2017

PROCESO INDEPENDENTISTA DE CATALUÑA: CONTINUARA.

Utilizando un lenguaje propio del teatro, después del clímax que supuso en el proceso independentista la convocatoria del Referéndum del 1-O y los hechos a que dieron lugar, en concreto, las actuaciones del Poder Judicial y policiales, era de esperar que hoy  tuviera lugar en  el Parlamento de Cataluña el desenlace final. Pero no ha sido así. El presidente Puigdemont no quiere que finalice la obra, ni tampoco que esta termine con un desenlace abierto, y ha introducido un confuso y decepcionante anticlímax. Un anticlímax, que como muchos otros hechos que se han producido antes, da a entender que el proceso independentista no es otra cosa que una pantomima impulsada por sectores monárquicos de la sociedad española, y realizada contando con la colaboración de sectores nacionalistas catalanes. Una pantomima en la que no está claro contra quien quiere ir las elites nacionalistas de Cataluña ni que reivindican con la independencia.

En su comparecencia el presidente Puigdemont después de recordar lo que había ocurrido con el Estatuto, y los recortes que impuso el Tribunal Constitucional. Después de afirmar que las elites de Cataluña habían contribuido al progreso de España y al proceso democrático, aceptando el modelo político que surgió con la aprobación de la Constitución de 1978. Después de afirmar que en España se había producido una involución y una recentralización por parte del Gobierno de la nación. Después de denunciar la brutalidad policial de que fueron objeto numerosos ciudadanos el 1-O. Después de afirmar que el 1-O se había producido un referéndum de autodeterminación y de presentar los resultados, según los cuales  había ganado mayoritariamente el SÍ. Después de todo eso, ha dicho que hay que desescalar la tensión y no contribuir de ninguna forma a incrementarla. Puigdemont quiere que la obra continúe, sin subir la tensión, y para ello ha recurrido a hacer una declaración de independencia a la vez que la suspendía, para buscar así abrir un proceso de mediación y dialogo con los poderes del Estado español. Puigdemont también ha dicho, algo que ha sonado terriblemente extraño, que esperaba de la Monarquía su actuación mediadora en su función de moderador de la vida política, pero que con el discurso amenazante del rey Felipe VI del 3 de octubre, dicho papel estaba descartado. Extraña afirmación que para entenderla sería necesario saber de qué hablan en la intimidad las elites dirigentes de Cataluña y el rey Felipe VI.

Puigdemont ha dicho textualmente “Asumo el mandato del pueblo para que Cataluña se convierta en un Estado independiente en forma de república”, diciendo a continuación que abría un proceso de mediación y dialogo con el Estado. Lo que ha sido interpretado por Ana Gabriel, portavoz de la CUP, como hacer una declaración unilateral de independencia sin efectos, o sea, nada, gaseosa, afirmando esta que no era lo que habían pactado. Es de suponer, por tanto, que la CUP le retirara de forma inmediata el apoyo a Junts pel Sí, lo que hará tambalear el Gobierno de Puigdemont.

Por la forma en que ha evolucionado y por diferentes hechos que se han producido, desde hace tiempo pienso  que  el proceso independentista catalán es una operación política impulsada por los monárquicos, es decir, por el conjunto de familias que se benefician de que la familia Borbón ostente en España la Jefatura del Estado con carácter hereditario. Una operación política encaminada a provocar una situación política y social que justifique que el rey Felipe VI pueda someter a esa comunidad mediante la fuerza de las armas, es decir, recurriendo a los militares y a la aplicación del artículo 8º de la Constitución. Operación política impulsada por los monárquicos, pero que está claro que no se puede haber realizado sin contar con amplias complicidades políticas, españolas e incluso internacionales, incluyendo a sectores independentistas catalanes. Lo dejo claro el rey Felipe VI con el mensaje que realizo el pasado 3 de octubre, adoptando un rol que poco tiene que ver con el de poder simbólico y moderador que le otorga la Constitución del 78 y que daba a conocer el nacimiento de un nuevo fascismo, el fascismo borbónico. Y lo ha vuelto a dejar claro hoy el presidente Puigdemont, al no querer poner fin al proceso independentista, haciendo una declaración de independencia, lo que provocaría un choque frontal entre las elites dirigentes catalanas y  los poderes del Estado español, no cambiando tampoco de música, dejándolo todo abierto, como si ya no se llevaran años de dialogo que no han conducido a nada. Quiero con ello decir, que da la impresión, que quieren que Felipe VI pueda hacer su demostración de poder pero al menor coste posible para las elites dirigentes independentistas catalanas.

El comportamiento de las elites dirigentes independentistas catalanas está siendo además de manipulador,  elevadamente cínico, cobarde y desleal con su pueblo. Han provocado una situación de elevada tensión a la que no quieren hacerle frente, dejando una y otra vez a sus ciudadanos a los pies de los caballos del fascismo borbónico. A unos ciudadanos catalanes manipulados ofreciéndoles un objetivo sino falso, imposible de alcanzar de la forma que proponen. Unas elites políticas independentistas cobardes y desleales con el pueblo que dicen, en palabras de Puigdemont, que quieren desescalar la tensión, pero a la vez no poner fin a la principal reivindicación que la está provocando, seguramente buscando volver a poner a los ciudadanos a los pies de los caballos de Felipe VI. Buscan tensión, una tensión que justifique la represión del fascismo borbónico, pero al menor coste para las elites políticas que la provocan, de ahí que Puigdemont no haya hecho una declaración unilateral de independencia como era de esperar.

Hoy Puigdemont tuvo una gran oportunidad para pasar a la historia, quedando como un político que no manipula a su pueblo sino que lo defiende. Pero no declarando la independencia ni cambiando de música ha elegido el camino equivocado, arrojándose al cubo de la basura de los deshechos históricos. Ahora ya es un personaje político poco creíble, desacreditado ante la opinión pública tanto nacional como internacional. Es evidente que ahora el único que puede hablar es el Parlamento de Cataluña, como bien dijo el líder del PSC, convocando elecciones autonómicas lo antes posible.