martes, 24 de octubre de 2017

APLICACIÓN DEL 155, NADA SE DECIDIRÁ EN EL SENADO.

Hace unos días el periódico francés Le Monde público un editorial titulado “En Cataluña, la política de lo peor”  muy crítico con el proceso independentista catalán, declarándose a favor de unas elecciones autonómicas como solución a la actual crisis política que sufre Cataluña. Es importante resaltar que el proceso independentista está siendo seguido en Francia, tanto a nivel periodístico como político, con un extraño elevado interés. Elevado interés,  ilógico, al tratarse de un asunto que no afecta de forma directa a la política francesa. El periódico acusaba a Puigdemont de tener poco respecto por la democracia, y de haber provocado la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Consideraba que el independentismo únicamente vende ilusión, y auguraba que Puigdemont declarara la independencia, es decir, que le dará algún tipo de consistencia jurídica. En mi opinión, el independentismo más que vender ilusión, manipula a la sociedad catalana proponiendo  unos objetivos que no desea alcanzar.

El periodismo es considerado ya desde el siglo XIX un cuarto poder, ello ha provocado que una de las principales características del periodismo de nuestra época, sobre todo,  a la hora de tratar temas importantes, sea que busque más  manipular que informar. Los actuales medios de comunicación tienen tendencia a exagerar y distorsionar todo, y en concreto, hechos políticos, con el fin de canalizar la opinión publica en un sentido u otro. El proceso independentista catalán apoyándose en los medios de comunicación, no solo catalanes sino también en aquellos que son de dimensión nacional, está manipulando a la sociedad catalana, proponiendo unos objetivos, que no son simples ilusiones irrealizables, sino que no desea alcanzar. El nacionalismo catalán, tanto independentistas como no independentistas,  desea que le sean reconocidos derechos de Estado,  entre otros,   tener una Hacienda Publica propia; un Poder Judicial propio; y tener una relación de bilateralidad con el Gobierno de España, sin llegar a meta, sin pagar el precio por convertiste en un Estado soberano e independiente. Pero no solamente eso ha impulsado el proceso independentista. Detrás de este se percibe también la mano de los monárquicos, alimentando el proceso independista con el objeto de crear una situación política y social  en Cataluña que permita que la Corona pueda hacer una demostración de poder, recurriendo a los militares, fortaleciendo así el rol que el rey Felipe VI juega en la sociedad española. Es decir, monárquicos, el conjunto de familias que se benefician de que Felipe VI ostente la Jefatura del Estado y sectores independentistas van de la mano en este asunto. Intereses comunes, han llevado a la Corona y a sectores independentistas catalanes a crear la actual crisis política de Cataluña.

Es cierto que a veces se producen coincidencias que tienen muy baja probabilidad de producirse. En política, dichas coincidencias siempre son sospechosas de la existencia de pactos oscuros, y por tanto, deben ser analizadas en profundidad. En una España con un mapa político muy fragmentado, resulta que el Partido Popular tiene mayoría absoluta en el Senado, lo que da a entender que hay un sector de la sociedad española que ha votado a un partido de izquierdas al Congreso, incluido a Podemos, y luego a la hora de elegir senador, ha votado al PP.

Los medios de comunicación, con una clara intención manipuladora, están dando gran importancia a la tramitación y aprobación del 155 en la Cámara Alta, cuando está claro que no la tiene. Pues, será el PP, al tener mayoría absoluta en el Senado, el que decida si sé interviene o no Cataluña y con qué medidas. Medidas, que luego podrá aprobar en el Congreso por decreto, evitando el debate político. Si lo que está ocurriendo en Cataluña hubiera ocurrido con un Senado muy fragmentado, en el que el PP no tuviera mayoría absoluta, seguramente, las cosas hubieran evolucionado de forma diferente, el Gobierno hubiera tenido que negociar de forma transparente, ante la opinión pública, con debate, las medidas a adoptar con la aplicación del artículo 155 de la Constitución y también debería negociar las personas que van a tomar el poder en Cataluña sin pasar por las urnas. Pero, el destino u otras razones no han querido que fuera así. Y por tanto, el Partido Popular, se va a hacer con el control de la gestión política de la Administración autonómica de un territorio en el que su respaldo social es mínimo, concretamente, 8 diputados autonómicos. Al aplicarse el 155 los ciudadanos españoles que viven en Cataluña pasaran a ser ciudadanos de segunda, carentes de derechos políticos. Miembros y simpatizantes del partido más corrupto de Europa, el Partido Popular, pasaran a ejercerlos por ellos. ¿Exigirán responsabilidades a los líderes políticos que han provocado que los pierdan?

Ahora sí, la proceso independentista ha llegado a su fin, el acto final será la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Al aplicarse el 155 se abre un nuevo periodo para Cataluña, con preocupantes incógnitas: ¿Cuándo tiempo estará suspendida la autonomía de Cataluña? ¿A qué personas pondrá el PP al frente de las instituciones políticas de Cataluña careciendo estos de legitimidad democrática?  ¿Le darán algún cargo al  líder del PP en Cataluña,  García Albiol? Y la más preocupante, al convocarse nuevas elecciones ¿Cuál será el nuevo mapa político? ¿Pasara el comunismo internacional, es decir, Podemos y sus satélites, a gobernar Cataluña? El futuro es incierto, y ante esta situación, algún  académico vivo de la RAE debería explicar a muchos políticos españoles que el interés general no es el interés de los generalas, es decir, no es el interés de aquellos que controlan la fuerza del Estado, en el caso de España la Corona,  sino el interés del pueblo, definido en una democracia por la regla de la mayoría, aplicada está respectando los derechos de las minorías.

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