domingo, 24 de diciembre de 2017

RAJOY DICE QUE SI, PERO NO, NO HAY HONOR.

El presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy, hoy, en su discurso a los militares destinados en el exterior, ha recurrido al vello verso “La Milicia”, de Calderón de la Barca, para intentar poner honor en donde no lo hay, pues, ya desde hace  tiempo, la clase política español ha privado de honor a importantes  instituciones del Estado, como es la de las Fuerzas Armadas. Por perder el honor, hasta lo ha perdido la Jefatura del Estado, por impropios e ilegales comportamientos de miembros de la Casa Real.

Pues no hay honor, en el terrorismo de Estado, ni en la represión judicial y policial que se ordenan desde las instituciones del Estado. Pues no hay honor, en las detenciones ilegales que se ordenan desde el Poder Judicial. Pues no hay honor, en una utilización arbitraria de la justicia, privando a ciudadanos de la cobertura del Estado de Derecho.

Pues no hay honor, en las flagrantes y sistemáticas  violaciones de los Derechos Humanos que se producen en España. Pues no hay honor, en ejecutar a ciudadanos, para más inri sin juicio previo, de forma oculta recurriendo al sistema sanitario.

Pues no hay honor, en utilizar la violencia policial de forma innecesaria contra humildes ciudadanos sin responsabilidades políticas, únicamente para realizar una demostración de poder.

Pues no hay honor,  en la utilización discriminatoria del sistema educativo, impidiendo así  que progresen ciudadanos pertenecientes a concretos sectores sociales, a la vez que se favorece que progresen aquellos que les interesa a las elites dirigentes.

Pues no hay honor, en permitir o favorecer que se cometan abusos sexuales. Pues no hay honor, en encubrir  a pederastas. Pues no hay honor, en modernas formas de exigencia del cobro de lo que se conoce como el derecho de pernada.

Pues no hay honor, en la corrupción política. Pues no hay honor, en una Jefatura del Estado ostentada con carácter hereditario por una familia cuyos miembros intentaron establecer un sutil sistema de cobro de impuestos, paralelo a la  Hacienda Pública. Pues no hay honor, en la enorme desigualdad que sufre la sociedad española, ni hay honor en la pobreza infantil.


No, no hay honor. Hace tiempo que la clase política ha privado de honor a la democracia española. 

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