jueves, 7 de junio de 2018

MUCHAS MUJERES, PERO NINGÚN DIRIGENTE DE PODEMOS EN EL GOBIERNO DE SÁNCHEZ.


El pasado 23 de Mayo, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, presento una moción de censura contra el entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Hoy, dos semanas después, España tiene un nuevo Gobierno presidido por Pedro Sánchez. Sánchez ha logrado ser investido presidente gracias a contar con el apoyo de un amplio espectro de partidos, que ideológicamente tienen poco en común: Lógicamente, del PSOE; de los comunistas, representados por Podemos; de los partidos nacionalistas catalanes que han puesto en marcha el denominado proceso independentista catalán PDeCAT y ERC; del PNV, partido que acababa de dar su apoyo a la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado del PP, entre otros. Los acontecimientos han evolucionado con una rapidez ilógica, teniendo en cuenta que la iniciativa la llevaba el PSOE y el PP tenía capacidad para retrasar dicha evolución, por ejemplo, retrasando la presidenta del Congreso, Ana Pastor, del PP, la celebración del debate. Pero no ha sido así, como otras veces en el pasado, España ha transmitido la imagen de ser un país en el que se hace mucha política entre bambalinas, y ello permite cosas como esta, un cambio de Gobierno, como si se tratase del mismo partido, intentando así mandar a la opinión publica  un mensaje de falsa continuidad, intentando ocultar la situación de difícil gobernabilidad y alta inestabilidad que vive España desde las elecciones generales del 2015 con la entrada en el mapa político nacional de los denominados partidos emergentes, Podemos y Ciudadanos.

Sánchez presento la moción de censura contra Rajoy, argumentando que lo hacía por el contenido de la sentencia del caso Gürtel, a través de la cual se daba a entender que  el PP se había financiado durante años de forma ilegal, la cual conoció la luz, el pasado 24 de Mayo. Si la sentencia hubiera salido dos semanas antes, es difícil saber que hubiera ocurrido, tal vez, Sánchez no se hubiera atrevido a presentar un moción sin tener el Gobierno de Rajoy aprobados los Presupuestos para el 2018, o tal vez si y hoy estaría gobernando con los Presupuestos del 2017 prorrogados, algo que todavía puede ocurrir si las cosas se complican en el Senado, y son devueltos al Congreso. Pero, seguramente por coincidencias de la vida, la Audiencia Nacional dio a conocer la sentencia del caso Gürtel justo un día después de que el PNV diera su apoyo a los presupuestos del Gobierno de Rajoy, permitiendo así que el PNV pasara de dar su apoyo al PP, a cambio de salir beneficiado en los Presupuestos,  a dárselo al PSOE, según Sánchez a cambio de nada.

En contra de lo que era de presagiar, el presidente Sánchez no ha incluido en su Gobierno a ningún miembro de otra fuerza política. Ha aumentado el número de ministerios de 14 a 17, lo que supondrá, lógicamente, mayor gasto público y obligara a una  adaptación de los Presupuestos. De los 17, 10 serán mujeres. Sánchez lo ha argumentado no defendiendo su preparación para los cargos que han sido nombradas, sino afirmando que se debe a que el pasado 8-M, día internacional de la mujer, España sufrió un cambio, no se a que se referirá, da la impresión que solo se enteró él. Otro dato llamativo del nuevo Gobierno es que dos de sus miembros, el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska,  y la ministra de Justicia, Dolores Delgado,  provienen de la Audiencia Nacional,  teniendo en cuenta como se ha argumentado la moción, me parece algo de muy mal gusto, y deja otra vez constancia de la elevada politización de la justicia española. Dolores Delgado, ya era conocida desde hace tiempo  como una fiscal progresista, muy próxima al calificado como  juez estrella, y  expulsado de la carrera judicial, Baltasar Garzón, pero ha entrado en política de forma inesperada, por sorpresa, sin haberse presentado nunca a unas elecciones.  Algo parecido pasa con Grande-Marlaska, el cual  se ha dado a conocer ahora como un muchacho socialista. El Gobierno de Sánchez está muy compensado, gente que lleva mucho tiempo en política con gente más reciente como el, o  que nunca se ha presentado a unas elecciones. Es de destacar, que habiendo recibido el apoyo de los independentistas catalanes, Sánchez  haya nombrado como ministro de Asuntos Exteriores a Josep Borrell, quien ha tomado mucho protagonismo en actos de la Sociedad Civil Catalana. Por tener, el Gobierno de Sánchez, va a tener incluso a un astronauta, Pedro Duque, como ministro de Ciencia, Innovación y Universidades, no sé si lo ha nombrado por ser la persona más idónea de su entorno para ese cargo o porque intentara tomar junto a Iglesias el cielo por asalto, claro que para ello necesitaran el apoyo de la NASA.

El PSPV y Compromìs,  firmaron el Acuerdo del Botánico, al que luego se unió Podemos a través de un  anexo, para que Ximo Puig fuera nombrado presidente. En Castilla la Mancha, el presidente Emiliano García-Page  firmo un acuerdo con Podemos, permitiendo su entrada en el Gobierno, para poder aprobar los Presupuestos del  2017 y  poder así seguir  gobernando. En el 2016 el propio Sánchez firmo un acuerdo con Ciudadanos, que implicaba la aprobación de 200 medidas,  a cambio de darle su apoyo en la investidura que luego perdería. Rajoy logro ser investido presidente gracias a un acuerdo del PP también con Ciudadanos que implicaba la aprobación de 100 medias. En enero de 2016 el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias,  exigió a Sánchez la mitad del Gobierno a cambio de darle su apoyo. Lo normal en política es eso, que los apoyos, incluso entre partidos ideológicamente afines, se den a cambio de un acuerdo, que implique concesiones de algún tipo, en forma de cargos, en forma de políticas, o reflejadas en los Presupuestos, como fue el caso del apoyo del PNV al Gobierno de Rajoy. Que Sánchez haya logrado apoyos a su moción  de otros partidos distintos al suyo, y en concreto de Podemos, sin llegar a acuerdos,  incluso después de darse a conocer su Gobierno en el que en principio no hay representantes de otros partidos, es poco creíble. Iglesias, que representa después del PSOE la fuerza política más importante que ha apoyado a Sánchez, no le ha dado su apoyo a cambio de nada, sino muy probablemente a cambio de mucho. Ese mucho, el presidente Sánchez no lo quiere dar a conocer, porque provocaría rechazo entre sus propias filas o quiere materializarlo recurriendo a la táctica del presidente  Page, es decir, ha pactado con Podemos permitir su entrada en el Gobierno de España en el momento oportuno, cuando pueda justificarla ante su partido. No sé cuáles serán los objetivos del presidente Sánchez, pronto los conoceremos, pero me atrevería a hacerle una recomendación: “La paella mucho mejor que el solomillo de vaca gallega”.


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