jueves, 30 de agosto de 2018

“HAY QUE ATACAR EL GOBIERNO FASCISTA DE CATALUÑA”.


Si analizamos lo que ha ocurrido en España en el breve periodo que ha transcurrido de democracia, comprobamos que el pueblo español ha estado otra vez gobernado por una clase política que no se merecía. Es cierto, que en estos años España ha tenido un notable desarrollo económico, pero se ha debido fundamentalmente a factores externos. Primero, las inversiones extranjeras de los 80, durante la era del presidente Felipe González; luego gracias a los fondos de la UE;  y más tarde, ya en el presente siglo, gracias a la entrada en la zona euro y la abundancia de crédito en el marcado bancario europeo. Pero el indiscutible desarrollo económico  se ha producido acompañado de numerosos elementos muy negativos, cito tres: Uno, ha habido una  elevada corrupción política. Dos, se han producido flagrantes violaciones de los derechos humanos con total impunidad, cuando no ordenadas desde los poderes del Estado. Y tercero, no todos los españoles se han beneficiado de igual forma del desarrollo económico, hasta el punto de que la España actual se encuentra por su desigualdad económica en el grupo de las antiguas ex repúblicas comunistas del Pacto de Varsovia.   

España ha estado y está gobernada por una clase política que no se merecía. Con el presidente Aznar se produjo una clara involución política en la democracia española. Aznar llego al poder considerándose el heredero ideológico del anterior régimen, de la dictadura militar, e hizo honor a ello, despidiendose, según los expertos y los espías,  con una caso de terrorismo de Estado, el 11-M, sin precedentes en la historia de Europa. Aznar no solo hablaba catalán en la intimidad, sino que parece que también árabe. Primero quisieron cargarla el 11-M a ETA, probablemente para intentar atacar Euskadi con el Ejercito, pero luego cambiaron, dijeron que ha había sido Al Qaeda, pero da la impresión, siempre según expertos y espías, que para quien trabajaba realmente el conocido como El Tunecino era para los servicios secretos españoles. Luego vino el ex presidente Rodríguez Zapatero, aceptando un nuevo estatuto de Cataluña, aunque sabía que era inconstitucional, y arruinado con sus políticas totalmente la económica española. El expresidente Rajoy, ha pasado sin pena ni gloria, campeando la situación sin mojarse mucho. Pero ha llegado Sánchez, logrando en pocos días hacerse con el título del peor presidente de la democracia. Si no fuera porque son de distinto partido, se podría decir que Sánchez es el sucesor de Aznar, pues está intentando dar una cierta continuidad ideológica al aznarismo. Aznar hablaba catalán en la intimidad, y firmo el Pacto del Majestic con CiU, o sea con la familia Pujol, y ahora Sánchez, que habla catalán de forma pública, todo apunta a que ha firmado en la intimidad un similar pacto con Junts per Cataluñya.

El presidente de la Generalitat, Quim Torra, ha llamado a atacar al Estado, es decir, a atacar a todos aquellos españoles que por ejemplo se benefician de servicios públicos y políticas sociales no gestionadas por la Generalitat de Cataluña, y lo grave no es eso, sino que lo está atacando gracias al oculto pacto que tiene con Sánchez. Lo está atacando, por ejemplo, logrando bilateralidad entre la Generalitat y el Gobierno de España.  Es evidente, que Torra se ha permitido llamar a atacar al Estado porque sabe que el independentismo burgués catalán cuenta con importantes apoyos en el Estado central, entre ellos, con el apoyo del  Gobierno de Sánchez, y con el de los monárquicos, con el apoyo del jefe del Estado, el rey Felipe VI, quien controla  las Fuerzas Armadas, de tal forma que sabe que los militares no se opondrán a sus reivindicaciones. Y es que al final la Monarquía, la Casa Real de Borbón, siempre es el origen de los problemas de la sociedad española. Una Casa Real, que ha puesto sus dientes también sobre Venezuela, un país hoy en quiebra y al borde de la guerra civil. Y que no contenta con España reivindica también la Jefatura de Estado, la corona de Francia, en la figura de un franco, Luis Alfonso de Borbón, claro que ello podría suponer una solución para España si decidieran irse todos para Francia.  

Si un político español, por ejemplo un diputado, dijese públicamente “Hay que atacar Cataluña” o “Hay que atacar el Gobierno fascista de la Generalitat” o “Hay que atacar a Torra”, los medios de comunicación españoles lo destrozarían, engordando el asunto y sacándolo una y otra vez en los medios; la casta política muy probablemente exigiría su dimisión, y es posible que la Fiscalía abriera una investigación por si ello supusiese algún delito. Pero no, Torra,  que en el pasado ya había hecho declaraciones polémicas, ha logrado total silencio y complicidad ante sus amenazas. Y principalmente en Cataluña. El proceso independentista es una pantomima, una farsa, en la que el espectáculo con mayor éxito mediático es la colocación y retirada de lazos amarillos. Pero por ser espectáculo no debemos pensar que no se realiza con una función politica, que no es otra que la de enviar sutiles mensajes, amenazas y señalar con discreción a concretos sectores de la sociedad catalana, como en su momento hizo el Nazismo. Algo lógico por otra parte, pues ¿Quién apoya al nacionalismo catalán en Europa? No otros que los herederos de los movimientos totalitarios fascistas y comunistas del pasado siglo. En Bélgica, Puigdemont recibe el apoyo del partido fascista Vlaams Belang, un partido muy de la órbita del Nazismo alemán y el fascismo italiano.  

Las elites independentistas catalanas son muy cobardes. Tiran la piedra, dan el palo, pero esconden la mano. Como buenos fascistas, les gusta la violencia de taberna, o realizar sus abusos en el quirófano de algún hospital. Lógicamente, sus comportamientos son tolerados porque en España se vuelven a respirar aires fascistas por todas partes. Frente a un independentismo catalán que tira la piedra, ordena violencia y luego dice yo no he sido, tenemos a un Sánchez, que contesta, “Esto no va conmigo”. Fenómeno, el resurgir del fascismo, que no es exclusivo de España sino que también se está produciendo en el resto de Europa. Da la impresión de que un nuevo tripartito fascista ha nacido, formado por España, Alemania, e Italia, en este último país, ya gobierna el fascismo, la Liga Norte, en alianza con el Movimiento 5 Estrellas, un partido de ideología comunista y prorruso. Curiosamente la amenaza de Torra se ha producido pocos días después de que la canciller de Alemania, Ángela Merkel, se reuniera con Sánchez en Doñana, ¿De que hablaron, que pactaron? Acaso ¿ De atacar  juntos al Estado?

No hay comentarios: