lunes, 1 de octubre de 2018

EN TUS MANOS ESTÁ, TORRA: DECLARA LA INDEPENDENCIA.


Hoy, hace un año que tuvo lugar el referéndum de autodeterminación de Cataluña (1-O). A pesar de que el resultado fue favorable a la independencia, desde entonces, el proceso independentista está estancado, sin perspectivas de futuro. Al dar a conocer  el Gobierno de España que iba a aplicar el artículo 155 de la Constitución, disolviendo el Parlament y tomando el control de las instituciones autonómicas de Cataluña, el independentismo realizo una declaración unilateral de independencia el 27 de Octubre de 2017, votada en el Parlament, pero luego los dirigentes independentistas no se atrevieron a hacer frente a los poderes del Estado, por ejemplo, ordenando tomar el control de las fronteras.  Unos fueron detenidos, hoy están presos a la espera de que se celebre el juicio, otros huyeron al extranjero, a países donde sabían que les iban proteger. El presidente Torra ha amenazado hoy con volver a declarar la independencia el próximo 27-0.

El proceso independentista está estancado, pero Cataluña no. La inseguridad ciudadana y los altercados de orden público crecen, y Cataluña ha pesado a estar gobernada por un Gobierno con claros rasgos fascistas. Un Gobierno autonómico fascista, que cuenta con el apoyo de sectores fascistas europeos, y que sigue intentando mantener vivo el proceso independentista, sin avanzar hacia ninguna parte, gracias al claro apoyo que recibe desde poderes e instituciones del Estado central.  Para ello, el independentismo celebra derrotas políticas, como el 1-O, y sigue organizando actos que no tienen otro fin que buscar impacto mediático y hacer demostraciones de poder que nada tiene que ver con que Cataluña se convierta en un Estado soberano e independiente.  

Si algo caracteriza el 1-O es la irresponsabilidad política. Primero, de las elites independentistas burguesas catalanas, al convocar un referéndum que había sido declarado ilegal por los poderes del Estado central, y luego escurrir el bulto, no haciendo frente a las medidas de represión y violencia Policial ordenadas desde del Gobierno de España. En segundo lugar, elevada  irresponsabilidad política también por parte del Gobierno de la nación el cual permitió que los acontecimientos evolucionaran hasta que estos permitieran justificar la actuación violenta de la Policía del Estado, Policia Nacional y Guardia Civil,  contra humildes ciudadanos que habían sido convocados a las urnas por el Gobierno autonómico de Cataluña. El 1-O, el Gobierno de Rajoy y las elites independentistas burguesas de Cataluña, jugaron al “gato y el ratón”. Los convocantes del referéndum, los miembros del entonces Gobierno autonómico, fueron cambiando de decisiones y objetivos a medida que estos iban siendo bloqueados por los poderes del Estado central, optando al final por un censo universal, al que no dieron cobertura legal, para que así los ciudadanos catalanes pudieran ejercer su voto en cualquier mesa electoral. El 1-O el Gobierno de España realizo en Cataluña un despliegue policial, un despliegue de fuerza, seguramente sin precedentes desde la Guerra Civil, a pesar de ello no logro evitar  que se abrieran los colegios electorales y se colocaran urnas, algo que había  anunciado que  no ocurriría. Ni la Policía ni el CNI lograron interceptar las urnas, estas llegaron a los colegios electorales en el momento oportuno. El Gobierno tampoco ordeno actuar a la Policía en tiempo oportuno para que no abrieran los colegios electorales, ni detuvo a los responsables de abrirlos. Todos ello da a entender, que el Gobierno de España buscaba lo que al final ocurrió, tener una justificación para que la Policía pudiera cargar de forma violenta contra humildes ciudadanos que habían sido convocados a un referéndum y querían ejercer su derecho a votar.

Hay muchas clases de ladrones, pero sin lugar a dudas, los peores son los ladrones de futuro. En esta categoría, ladrones de futuro, hay que incluir a amplios sectores de la política española que con  decisiones, adoptadas en defensa de sus intereses particulares, están  conduciendo a España a una situación en la que millones de españoles tendrán un muy negro futuro.  Evidentemente, Puigdemont y Torra son dos de ellos. Puigdemont vive a cuerpo de Rey en Bruselas, mientras la sociedad catalana sufre las consecuencias de que la deuda pública catalana se encuentre calificada como bono basura. Torra, consciente de que cuenta con el apoyo del Gobierno de Sánchez y otros actores con poder en las instituciones del Estado central, hace unas semanas mando atacar el Estado, y hoy ha declarado “Presionáis, y hacéis bien en presionar”, eso sí, más allá de dar a entender que se dirigía a los conocidos como Comités de Defensa de la Republica (CDR), no ha concretado a quien se dirigía, pues los CDR son grupos que actúan sin haber dado a conocer de quien reciben órdenes, aunque son considerados de ultraizquierda. Y es que, en el tema de Cataluña lo más curioso y preocupante es que grupos ideológicamente  opuestos, pertenecientes al  actual fascismo y al comunismo internacional, otra vez liderado por Rusia, tengan intereses comunes. El presidente Torra ha amenazado hoy con volver a declarar la independencia el próximo 27-O, y es lo mejor que podría hacer por Cataluña, y luego tomarse un descanso en alguna cárcel española o en Bruselas, con su colega de guerras,  Puigdemont.

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