miércoles, 31 de octubre de 2018

LOS MONÁRQUICOS AFIANZAN LA SUCESIÓN AL REY FELIPE VI, EN LA FIGURA DE LEONOR.


España es hoy la antítesis de lo que debe ser una democracia. Es un país políticamente putrefacto, en el que los casos de corrupción política no cesan. Es un país, en el que se ejerce represión judicial y policial, y en la que se ordenan detenciones ilegales,  en beneficio de los intereses de la clase dominante, que todos sabemos que  existe, aunque no se da a conocer  como tal, y cuya cara visible es la conocida como casta política. España es una democracia en la que ha habido terrorismo de Estado, como el denunciado por muchos expertos, 11-M, y en la que se cometen flagrantes, continuas e impunes violaciones de los Derechos Humanos. Hoy, en un acto de lectura de la Constitución   para conmemorar su aprobación en las Cortes Generales el 31 de Octubre de 1978, la clase dominante ha querido dejar claro una vez más el respecto a la  jerarquización que la rige al frente de los  poderes e instituciones del Estado. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, cargo que ocupa por decisión de los representantes que constituyen el Congreso, democráticamente elegidos por el pueblo español, ha tenido que leer en tercer lugar, después del rey Felipe VI y su hija la ya princesa Leonor, personajes cuyos roles en la estructura del Estado son heredados, gracias a pertenecer a la Casa Real de Borbón y por tanto totalmente antidemocráticos. Todo ello, para escenificar públicamente, ante el pueblo español, el respecto a  dicha jerarquía.   

Ha comenzado el rey Felipe VI leyendo el Preámbulo, y luego la princesa Leonor ha leído el Artículo 1,  a pesar de su edad, sin ruborizarse los mas mínimo, probablemente porque todavía no comprende su sentido, o si lo comprende, porque ya le han enseñado a mentir, como aconsejaba Maquiavelo en su obra El Príncipe. Pues dicho artículo dice “España se constituye en un Estado social y democrático de derecho”, lo cual traducido a la dura realidad viene a decir, democrático para todo excepto para la Jefatura del Estado, institución cuya presidencia quedara por los siglos de los siglos reservada a un miembro de la familia Borbón. Que la princesa Leonor, sea el único niño que puede participar, como se suele decir coloquialmente, en actos de mayores, representa ya por si lo mas antidemocrático, pues se discrimina así por razón de nacimiento y por condición social al resto de niños españoles.

Personalmente, uno de los artículos que más me gustan de la Constitución es el 23º:
1.   Los ciudadanos tienen el derecho a participar en los asuntos públicos, directamente o por medio de representantes, libremente elegidos en elecciones periódicas por sufragio universal.
2.   Asimismo, tienen derecho a acceder en condiciones de igualdad a las funciones y cargos públicos, con los requisitos que señalen las leyes.

Lamentablemente, el expresidente Aznar logro también limitar el contenido de este artículo, de diferentes formas, la principal logrando aprobar la ley orgánica 6/2002,  de Partidos Políticos, dando a conocer así que la Constitución está llena de artículos que han sido vaciados de contenido para beneficiar a  las elites dirigentes españolas. Lógicamente, al leer este articulo lo primero que se pregunta todo demócrata, es ¿Quién ha elegido al rey Felipe VI y la princesa Leonor para los cargos que ostentan? ¿En qué elecciones han participado, tal vez en unas realizadas por la Familia Borbón? Democracia y monarquía son incompatibles. En una democracia no tiene sentido, es totalmente inaceptable, que el cargo más elevado en la estructura del Estado este ocupado por una familia con carácter hereditario. No solo eso, sino que el hecho de que España sea una monarquía impiden el desarrollo democrático de España, al transmitirse al resto de la sociedad una jerarquización social basada en la cuna, en el origen familiar, y no en valores democráticos como la igualdad y la justicia. Seguramente, en la escuela Leonor se sienta con los demás niños y no en la silla del profesor, pero en cambio hoy, en un acto oficial, ha desplazado de su puesto en la estructura de poder del Estado al presidente del Gobierno democráticamente elegido por todos los españoles.

Lógicamente, denunciando el anacronismo que representa que un Estado moderno, occidental y democrático sea también una monarquía, no estoy proponiendo que España pase mañana a ser una república, ello representaría un completo desastre, pues como es evidente la Casa Real de Borbón cuenta con el total control de las Fuerzas Armadas Españolas, como ocurría en el 36 del pasado siglo. Pero si considero, como un simple humilde ciudadano español, que es urgente abrir un debate sobre cuál debe ser el rol que el Rey debe jugar en la sociedad española, y en la estructura del Estado. En mi opinión, el Titulo II debería ser revisado, empezando por el mando supremo de las Fuerzas Armadas, que la Constitución otorga el Rey. El rey Felipe VI no es reconocido como mando supremo de las Fuerzas Armadas en ningún foro militar internacional, por ejemplo, en la NATO. Que el Rey ejerza dicho cargo es antidemocrático y además, totalmente inoperativo. Y también, contraproducente, pues ello permite a la familia Borbón seguir ejerciendo el control del Ejército. El rey Felipe VI debería renunciar a ocupar dicho cargo. También es ilógico e inaceptable, que le corresponda al  Rey y no al presidente del Gobierno democráticamente elegido, previa autorización de las Cortes Generales,  declarar la guerra o hacer la paz, es decir, la familia de Borbón se reserva así, una vez más, la representación eterna y antidemocrática de España en un asunto de suma transcendencia. Esperemos que alguien explique a la princesa Leonor que España no es un Estado tan democrático  como define la Constitución, pareciéndose mucho más al Estado resultado de la gestión del Príncipe de Maquiavelo.

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