sábado, 24 de noviembre de 2018

EL SÁNCHEZ CÍNICO Y CONTRADICTORIO, AHORA TAMBIÉN PELICULERO.


Mañana, el Consejo Europeo se reunirá para dar su visto bueno al acuerdo del Brexit, que recogerá las condiciones para la salida de Reino Unido de la Unión Europa (UE), prevista para Marzo de 2019. La semana pasada el  Gobierno de Sánchez anuncio que por sorpresa se había introducido un nuevo artículo, el 184, que podría afectar en el futuro, de forma negativa, a las reivindicaciones españolas sobre la soberanía de Gibraltar, pues abría la puerta a que  el Gobierno británico y la UE pudieran llegar a algún tipo de acuerdo sobre Gibraltar sin contar con el Gobierno español. Debido a lo cual el presidente Sánchez dijo que no daría su apoyo al acuerdo, y digo apoyo y no veto, pues la capacidad de veto de un Estado miembro de la UE desapareció con la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, adoptándose las decisiones por mayoría cualificada a partir del 2014. Esta tarde el presidente Sánchez ha anunciado que ha  llegado a un acuerdo con la UE y el Gobierno  May, de tal forma que en el acuerdo del Brexit se incluirá un documento que garantizara que las relaciones política, jurídica e incluso geográfica de Gibraltar con la UE deberán ser fijadas teniendo en cuenta la posición de España.

Lo ocurrido con el Brexit respecto a Gibraltar es, como mínimo, intrigante, por dos razones. Primera, el Brexit se lleva negociando desde hace dos años, por lo tanto parece poco lógico, y menos todavía conveniente para su aprobación, como se ha dicho, que el acuerdo final se modificara  una semana antes de ser firmado, y sin avisar al Gobierno de España. Segunda, desde el anuncio del Brexit,  en Junio del 2016, si bien es cierto que las empresas españolas no han realizado grandes inversiones en Reino Unido, también es cierto que no han realizado movimientos importantes para retirarse del país, manteniendo en la actualidad una inversión acumulada de aproximadamente 50.000 millones de euros. Dicho volumen de inversiones es un indicador suficiente de que las elites dirigentes españolas no tienen previsto a medio plazo realizar ninguna acción reivindicativa relativa a la soberanía de Gibraltar que pueda enturbiar las relaciones con ese país. Entonces, ¿Qué ha pasado? Da la impresión de que hemos conocido una nueva cara del presidente Sánchez, la de peliculero, que se suma a las de cínico y contradictorio, ya dadas a conocer en numerosas ocasiones. El Gobierno de Sánchez ha creado una falsa crisis con el Gobierno de la primera ministra May, para luego ofrecer una solución que no resuelve nada en lo relativo a la situación de Gibraltar dentro de la UE. Es probable que Sánchez y May hayan llegado a algún tipo de acuerdo, pero ese acuerdo se habra  cerrado hace mucho y su contenido todavía no se ha hecho público. Y Sánchez ha querido aprovechar la oportunidad, para venderle a la opinión pública una película poco creíble, que solo contribuirá a desacreditar todavía más su imagen política. Claro que si lo que se quiere es una crisis, una verdadera crisis en Europa, todavía es posible si el Parlamento británico vota no al acuerdo que mañana aprobara el Consejo Europeo. Entonces lo que habrá no será ya una oportunidad sino una salida de Reino Unido sin acuerdo, es decir, un Brexit muy duro.

No hay comentarios: