La celebración
ayer en Milán de la final de la Liga de Campeones de la
UEFA, (Champions League en inglés) , enfrentándose el Real Madrid y el Atlético
de Madrid, dos equipos españoles de la ciudad de Madrid , ha confirmado una vez
más que los encuentros de fútbol son unos de los acontecimientos de mayor
popularidad de nuestra época. Numeroso público
se trasladó a Milán a presenciar el
encuentro que se celebrara en San Siro. Unos fueron a apoyar a su equipo, otros a ver
un espectáculo deportivo, y seguramente también hubo los que acudieron
simplemente para intentar hacer algún tipo de negocio. El encuentro fue retransmitido
por televisiones de los cinco continentes, teniendo una elevada audiencia. El
Real Madrid C.F ayer gano su undécima Copa de Europa, hoy la afición celebra la
victoria como si fuera algo suyo en la ciudad de Madrid. El fútbol profesional se ha convertido en un extraño fenómeno de nuestra época, capaz de despertar
pasiones y de generar emociones a través
de la realización de una actividad basada principalmente en intereses económicos.
El fútbol
profesional es un extraño y oscuro fenómeno. El fútbol profesional es muchas
cosas además de deporte. Es política, es negocio, es espectáculo. Los clubs de fútbol
se han convertido en negocios capaces de obtener beneficios de la realización de
un espectáculo deportivo, además de vender espectáculo, los clubs de fútbol se
han convertido en empresas capaces de fabricar y vender emociones. Siendo muy
curioso el fenómeno de que las aficiones mantienen con sus clubs vínculos de carácter sentimental, y a la
vez, los intereses de los clubs son defendidos por personas que mantienen con
esos clubs vínculos principalmente de carácter económico. El Real Madrid gano
la undécima Copa de Europa para su
ciudad, pero solo un jugador, Carvajal, es originario de esa ciudad. Es
indiscutible que el Real Madrid tiene la plantilla que tiene porque paga muy
bien. Independientemente de cuales sean los sentimientos de los jugadores, del
entrenador, etc., hoy están defendiendo los intereses del Madrid pero mañana podrían
estar defendiendo los intereses de otro
equipo que les pague mejor. Es evidente,
que los clubs de fútbol han logrado generar un espíritu que sobrevive en los
corazones de la afición independientemente de quienes lo defiendan. Por
ejemplo, el entrenador del Campeón de Europa 2016, Zinedine Zidane, es un
persona de origen argelino y religión musulmana, cuyo perfil tiene muy poco que
ver, en cuanto a valores, intereses , etc., con el perfil mayoritario de la afición
del real Madrid, ni siquiera es por el momento considerado a nivel
internacional un entrenador del nivel de un club como el Real Madrid, pero ahí lo tenemos, de entrenador del Campeón de Europa porque su presencia al frente del Real Madrid beneficia a los
intereses empresariales de su presidente Florentino Pérez. Independientemente
de los sentimientos de las aficiones, el fútbol profesional es más negocio que
deporte.
Desde
sus orígenes, el fútbol fue visto por políticos y empresarios como una
actividad de interés, que desearon impulsar. Los primeros, porque la afición al
fútbol fue desde siempre muy popular y masiva, y lógicamente, la política abarca todo aquello que es de interés
para los ciudadanos. Además, los políticos vieron en una afición tan
mayoritaria una forma de convertir los vínculos deportivos en vínculos políticos,
una forma de darle a la identidad deportiva, futbolera, una identidad política. Los empresarios, lógicamente,
porque desde el primer momento vieron que la elevada afición al fútbol ofrecía
una excelente posibilidad de hacer
negocio y obtener beneficios. Pero es en las últimas décadas en las que el fútbol
ha tenido un desarrollo espectacular, creciendo vertiginosamente no solo en el número
de aficionados, haciéndose muy popular también entre las mujeres, sino también en
cuanto al volumen de dinero que mueve. De tal forma, que los equipos de fútbol profesional han dejado de ser clubs
para transformarse en sociedades anónimas, perdiendo así muchos de los privilegios
y beneficios que obtenían del Estado. El éxito del fútbol profesional, y su evolución
convirtiéndose los clubs en entes cuyos intereses son defendidos por personas
que tienen con esos clubs principalmente vínculos económicos, se debe de forma
clara a dos cosas. Primera, el tamaño de los estadios. En los espectáculos el volumen de público que los puede presenciar
importa. El enorme tamaño de los estadios permite que los encuentros sean
presenciados por decenas de miles de personas. Elevada asistencia de público que
los clubs han sabido explotar de numerosas maneras, venta de entradas, venta de
espacios especiales reservados, y sobre todo a través de la venta de
publicidad. Segunda, la televisión. El éxito del fútbol y su evolución está
unido al éxito de la televisión, su enorme audiencia, y su capacidad para
convertir esa audiencia en ingresos a través de la venta de publicidad. La televisión
no solo ha contribuido a la evolución del espectáculo del fútbol, pagando
cantidades desorbitadas por los derechos de emisión, sino que también ha contribuido a aumentar la afición dedicándole
numerosos espacios televisivos.
El fútbol
profesional es hoy mucho más que un deporte, lo que permite que haya equipos
locales en los que lo único que realmente es local es la afición. El fútbol
profesional es hoy mucho más que deporte, es espectáculo, es negocio, es política,
y es también fraude y un instrumento para cometer delitos. El fútbol se utiliza
para blanquear dinero, las transacciones económicas que se realizan no están siempre
claras ni son fiscalmente legales, y se utiliza para realizar oscuros negocios al
margen de la legalidad vigente. Siempre que la policía decide investigar el fútbol
descubre lo mismo, que se están cometiendo delitos: Tongos, evasión de
impuestos, blanqueo de capitales, extorsiones, cobro de comisiones ilegales a
cambio de adjudicar sedes para campeonatos, etc. Pero al fútbol todo se le
permite, la pasión y las emociones que provoca lleva a los aficionados a
disculpar la basura que esconde.
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