miércoles, 22 de julio de 2020

PLAN DE RECONSTRUCCIÓN: LA UE PIERDE NATURALEZA POLÍTICA PARA PASAR A SER UN BANCO.

Hace pocos meses, en febrero, los Estados miembros de la Unión Europea fueron incapaces de ponerse de acuerdo para aprobar el presupuesto plurianual correspondiente al periodo 2021-2027, aunque la discusión era sobre una cantidad relativamente pequeña, el 0,11% de la Renta Nacional Bruta (RNB).  La Comisión Europea pedía un presupuesto que supusiese el 1, 11% de la RNB de cada Estado miembro, y los conocidos como los  “Cuatro frugales”   (Austria, Dinamarca, Holanda y Suecia) apoyados por Alemania, ofrecían un presupuesto basado en el 1%. Pero a pesar de ello, ayer frente a todo pronóstico, el Consejo Europeo logro aprobar un extraordinario Plan de Reconstrucción, y a la vez, los próximos Presupuestos para el periodo 2021-2027. Dicen que no  hay mal que por bien no venga, y parece ser que a la UE le vino bien no haber aprobado antes los Presupuestos.

Curiosamente, una UE cuyos estados miembros no logran desde hace ya años tener una  posición común en nada, en un brevísimo intervalo de tiempo se ha puesto de acuerdo para aprobar el denominado Plan de Reconstrucción. Hace tiempo que se percibe que la Unión Europea ha perdido naturaleza política, para incrementar su naturaleza financiera, es decir, al UE ha pasado a ser principalmente un club basado en intereses económicos, empresariales y financieros, más que en  razones políticas. Es algo que se deduce, por ejemplo, de las conclusiones del último Consejo de Estado. En ellas poco se habla de política, más allá de la obsesión de los actuales dirigentes de la UE con el cambio climático y por tanto de condicionar el desarrollo de la economía  al cumplimiento de los objetivos del Acuerdo de Paris,  sea cual sean los  costes social y económico, según parece, nada despreciables. El Consejo Europeo ha autorizado a la Comisión Europea a que emita deuda común, a que se endeude por el valor de 750.000 millones de euros, a pagar como máximo  en el 2058. De ellos 390.000 millones serán considerados gastos, a los que la UE deberá de hacer frente con nuevos impuestos,  sobre residuos plásticos no reciclados, a las importaciones de países que no cumplan con las emisiones de carbono acordadas, y un impuesto digital. Unos nuevos impuestos todavía por definir y cuya eficacia se desconoce, por lo cual la UE se reserva el derecho de aumentar las contribuciones de los estados miembros, si fuera necesario,  hasta el límite del 1,40% de la RNB.

La aprobación del Plan de Reconstrucción ha sido calificado como un hecho histórico, y lo es en el sentido de que es la primera vez que la UE emite deuda común, pero nada más, el acuerdo no representa un proyecto político común sino simplemente una nueva forma, como se dice ahora, innovadora,  de financiación, que ya veremos cómo resulta. En la UE no hay un proyecto político común, como lo evidencia que en el último Consejo de Estado nada se haya hablado de medidas para garantizar la seguridad sanitaria de los Estados miembros o de cómo van a quedar a partir de ahora las relaciones internacionales con China. No se ha hablado de lo más importante, que en este momento es de forma clara  ¿Cómo van a quedar las relaciones con China? ¿Va a establecer la UE mayores controles sanitarios a los viajeros provenientes de China o dejaran a Europa continental a merced de que el Régimen comunista chino nos pueda en cualquier momento contagiar con otro virus? Lógicamente no se ha hablado de ello, porque ya no hay una Europa política sino únicamente económica.

El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, como es costumbre, ha  vuelto del Consejo Europeo, triunfalista, y no es para menos. España  recibirá 140.000 millones de euros, que su Gobierno gestionara. Pero que el acuerdo se haya cerrado tan rápido no es positivo para  la sociedad española. En primer lugar, porque supone un apoyo a la gestión del presidente Sánchez de la crisis del covid-19. Un respaldo a la utilización de la crisis para justificar represión y encubrir violaciones de los derechos humanos, cuando no asesinatos; un respaldo a la utilización del sistema sanitario para ajustar cuentas;  un respaldo  a numerosas e inexplicables muertes en residencias y centros hospitalarios; a continuas mentiras del Gobierno sobre el número de muertos, y a la opacidad sobre sus circunstancias, por ejemplo, en lo relativo a edad y situación previa de salud, buscándose así incrementar la alarma social. En segundo lugar, porque al haberse aprobado de forma tan rápida, como ocurrió con el rescate bancario del 2012 (41.333 millones de euros), el cual venía acompañado de un memorando de condicionalidad,  no se conoce todavía la condicionalidad de este acuerdo  y como esta afectara a los humildes ciudadanos. De los 140.000 millones, España tendrá que devolver 67.300 millones de euros, para que nos hagamos una idea del esfuerzo que  ello supondrá,  8 años después, del rescate bancario del 2012 España todavía debe en torno a un 57%, unos 23.000 millones al Mecanismo Europeo de Estabilidad . Está claro, no hay razón para el triunfalismo en la sociedad española, solo en concretos sectores políticos.


jueves, 16 de julio de 2020

CRISIS COVID: VERGONZOSO HOMENAJE DE ESTADO.

Las elites dirigentes españolas se han reunido hoy para hacer un homenaje a los fallecidos a causa del covid-19. El acto ha sido presidido por el rey Felipe VI, y han asistido las principales autoridades del país; el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; todos los presidentes autonómicos, representantes de los principales partidos políticos; y numerosas representantes instituciones internacionales, como  la presidenta de la Comisión Europa, Ursula von Der Leyen; el presidente del Parlamento europeo, David Sassoli; el del Consejo Europeo, Charles Michel; el director de la Organización Mundial del Turismo, Zurab Pololikashvili; el director general de la OMS, Tedros Adhanom, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg; el alto representante de la UE para Asuntos Exteriores, José Borrell, etc. Hoy se ha transmitido la imagen de que las elites dirigentes estaban todas, como se dice coloquialmente, en la misma pomada, claramente alineadas en este asunto.  Entre las ausencias, son  de destacar la de la extrema derecha, que seguramente por aquello de que su siglas son Vox ha preferido alinearse con el virus, no se me ocurre otra razó; y la de las familias de las víctimas, escasamente representadas, porque no había suficiente espacio para los humildes o porque estában en los juzgaos interponiendo querellas contra el Gobierno de Sánchez; y la del rey emérito Juan Carlos I, que lleva meses escondido, no sabemos si del virus o de los jueces.

En mi humilde opinión, el acto de homenaje a las víctimas del covid  debe ser calificado de vergonzoso, indignante, oportunista, inoportuno  y una burla a los humildes ciudadanos españoles que no han participado en el mismo. Y lo digo por varias razones. Primera,  el virus sigue  en la sociedad española, contagiando a personas, provocando muertes, principalmente  de personas de elevada edad y con otras patologías,  y sobre todo en forma de medidas impuestas por el Gobierno de España que han provocado importantes cambios en las vidas de muchos españoles. Segundo, porque todavía no hay un lista oficial de personas que han muerto a causa del covid-19. Tercero, porque es evidente que  la crisis del covid todavía no ha terminado, la guerra contra el virus continua, y por tanto no tenía razón de ser un acto de este tipo. ¿Por qué el Gobierno ha tenido tanta prisa por celebrar una homenaje de Estado, al que no se ha invitado a las familias de las víctimas, salvo a representantes muy escogidos, cuyo discursos de forma clara controlaban? No lo sé,  como la propia crisis, todo huele a muy planificado.

Han pasado varios meses desde que el virus chino, tipo covid-19, amenaza las sociedades de los países miembros de la NATO. A pesar de ello los ciudadanos no tenemos información clara sobre cómo se originó, se propago, y sobre todo, por qué habiéndose producido la crisis del SARS en el 2002, la NATO y los Gobiernos de los Estados que la constituyen no pusieron en marcha programas para investigar este tipo de virus  y prevenir una epidemia. Esperemos que algún día esto se pueda aclarar, pero hoy tenemos una cosa clara, en España, desconozco lo que ha pasado en otros países, la crisis del covid ha sido utilizada por las elites dirigentes como tapadera para justificar represión y encubrir violaciones de los derechos humanos, cuando no asesinatos. Situación que todavía continúa. Para ello, manipularon los datos, todavía no hay una lista oficial de fallecidos a causa del covid, utilizando la muerte de ancianos que vivian en residencias y tenían otras patologías, para generar terror y crear una alarma social que sirviera de justificación al Gobierno.

Una de las características del cine de nuestra época es la violencia gratuita, una violencia que no tiene castigo en la sociedad en la que se produce. No debemos de permitir que este tipo de sociedades sean una realidad. Durante los peores momentos de la crisis del covid en la sociedad española se han cometido muchos abusos. Utilizando como argumento la amenaza del virus, el Gobierno de España ha permitido y favorecido que  muchos ciudadanos haya muerto en condiciones indignas, sin recibir una correcta asistencia sanitaria, aislados de sus seres queridos, privados de la libertad de elegir centro hospitalarios, médico o tratamiento; privados de la libertad de elegir  donde  morir, en el mejor de los casos obligados a morir con personas extrañas que se autodenomina personal sanitario pero cuyos principios deja mucho que desear. La amenaza continua, no la del virus sino la de aquellos que lo utilizan como tapadera de sus acciones, contando para ello con la complicidad y apoyo del Gobierno de España. La sociedad española no debe olvidar, este asunto se debe investigar en profundidad, se deben exigir responsabilidades, si la justicia no actúa, de otro tipo.


viernes, 3 de julio de 2020

CRISIS COVID-19: LA NUEVA NORMALIDAD AUMENTA LA DESIGUALDAD SOCIAL.

Después de tres meses de estado de alarma, que el Gobierno de Sánchez utilizo para imponer un duro confinamiento y privar a muchos ciudadanos de derechos fundamentales, el pasado 21 de junio, España ha entrado en una nueva normalidad que si algo la define es que no tiene nada de normal. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, concedió ayer una entrevista a la cadena de televisión La Sexta, del Grupo Planeta, para enviar el que desde hace tiempo viene siendo su discurso habitual, triunfalista en la gestión y derrotista frente al virus.

Lo hemos hecho bien, no se podía hacer otra cosa; las medidas se adoptaron para proteger la salud de los ciudadanos y estaban basadas en los datos de que disponíamos y los criterios de los expertos, en resumen, ese el argumentario triunfalista del Gobierno. Luego está el derrotista, que se resume en un no hay riesgo cero, tenemos que aprender a vivir con el covid-19, tenemos que aceptar que el virus cambie nuestra forma de vivir, como mínimo hasta que haya una vacuna. No se prevé que laboratorios españoles puedan encontrar y producir una vacuna contra el coronavirus, pero Sánchez se cree con el poder para imponer un acceso universal a la misma cuando esta llegue al mercado. Esto último, un claro síntoma de su visión triunfalista de lo que está ocurriendo en España y en el mundo.

Después de tener sometidos a muchos ciudadanos a un duro confinamiento y privados de derechos fundamentales, gracias a una clara aplicación inconstitucional del estado de alarma, el presidente Sánchez ha diseñado una nueva normalidad que permita seguir ejerciendo una represión a la carta, allí y donde le interese a las elites políticas, y en concreto al Gobierno de España, que al final es el que tiene la responsabilidad de todo lo que ocurre sobre territorio español. Una nueva normalidad, que además de imponer la obligatoriedad de mantener la distancia social y el uso de mascarillas en determinados lugares y condiciones, establece un  total control de los viajeros que se desplacen por medios públicos, avión, tren, autobús, etc. El presidente Sánchez, ve necesario hacer pruebas PCR a los españoles para detectar el virus, uno de sus argumentarios habituales, pero en cambio cree que a los viajeros extranjeros, incluido a los provenientes de China, llega con hacerles un control de temperatura para permitirles que entren en España y puedan circular por el país con total libertad. En un momento en la que la gran mayoría de los expertos sostienen que el covid-19 ha perdido fuerza, virulencia, en territorio español, el Gobierno socialcomunista, en línea con lo decidido a nivel Unión Europea, todo hay que decirlo, ha decido abrir fronteras con terceros países y en concreto con China. ¿Para qué? Si fuéramos mal pensados, tendríamos que pensar que ello es para favorecer que vuelva a poder entrar en territorio español el virus de la cepa original china, según los expertos, mucho más virulento. Cuando un presidente del Gobierno, como el presidente Sánchez, recurriendo a una de esas frases hechas que suele utilizar un embajador o jefe de un servicio secreto, se siente en la necesidad de transmitir a la opinión pública que no hay una conspiración, como hizo en su entrevista de ayer, puede ser que no la haya, pero cuando lo hace es porque hay numerosas razones para que los ciudadanos piensen que si la hay.

La nueva normalidad diseñada e impuesta por el actual Gobierno de España, tiene dos claros efectos. Uno, dar un marco legal a la represión, permitiendo sutiles violaciones de los derechos humanos. Por ejemplo, a través del esnobista concepto de los rastreadores, podrán acusar a un ciudadano de haber estado en contacto con un contagiado e imponer su aislamiento. O incluso, el confinamiento de un hotel, una fábrica, un barrio, etc. Segundo, aumenta la desigualdad social. En la nueva normalidad, la gente rica tiene numerosas alternativas para poder seguir teniendo una vida muy similar a la que tenían antes de la epidemia de coronavirus. Que se limita y complica el acceso a piscinas públicas, ellos, si es que no viven ya en una casa con piscina, la alquilan. Que se limitan las horas de clase del sistema público de educación, ellos pueden ponerle un  profesor privado a sus hijos, etc, etc, etc. Sin duda, la nueva normalidad está diseñada para beneficiar de numerosas maneras los intereses de las elites dirigentes, mientras se perjudica a la masa, a la gran mayoría de los ciudadanos, a ciudadanos cuyo menor poder adquisitivo no les permite huir de las injustas normas de la nueva normalidad.

Lo que se ha denominado nueva normalidad suena a algo nuevo, pero no lo es. La actitud derrotista que se ha adoptado frente al virus de origen chino, covid-19, permitiendo que cambie de forma importante la vida de muchos ciudadanos, ya se adoptó también contra el terrorismo islamista, diciendo que no había seguridad cero, y que no se podía adoptar ninguna medida para combatir el terrorismo islamista. Eso sí, se impusieron numerosas medidas absurdas, en aeropuertos, en estaciones de ferrocarril, etc, mientras el terrorismo islamista golpeaba a humildes ciudadanos en las calles de Barcelona. Como ocurre con el covid-19, que golpea principalmente a los sectores más desfavorecidos y vulnerables, las estadísticas dan a conocer que el terrorismo islamista también ataca únicamente a los más vulnerables, y no a las elites que viven rodeadas de mayores medidas de seguridad. Pero la nueva normalidad impuesta por el Gobierno de Sánchez se va a enfrentar con la dura realidad. La economía capitalista es una economía de masas, y las normas de la nueva normalidad desmotivan, cuando no impiden, el consumo. Y sin un consumo de masas no habrá reactivación de la economía española. Si el Gobierno no retira las medidas represivas, y permite una vida normal a todos los ciudadanos, la deuda pública seguirá creciendo, convirtiendo la actual situación de España, de quiebra técnica, con un 120% de deuda publica ya pronosticada por numerosos entes,  en quiebra real.