jueves, 24 de octubre de 2019

EXHUMACIÓN DE FRANCO: SE CRITICA EN EL PASADO LO QUE SE APOYA EN EL PRESENTE.


La exhumación del general Francisco Franco, fallecido ya hace más de 40 años, el 20 de Noviembre de 1975, debería haber sido algo anecdótico. Un porcentaje representativo de la sociedad española nació ya después de su muerte, no conoce lo que supuso la Guerra Civil, la posguerra y la dictadura militar nada más que por lo que ha estudiado, leído o le han contado sus familiares. Pero las elites políticas españolas lo ha querido utilizar políticamente, para remover el pasado y abrir heridas, para hacer apología a favor de uno u otro bando de la Guerra Civil, y sobre todo, para intentar hacer demostraciones de poder, como por ejemplo, proponiendo la familia que sus restos fueran trasladados a la Cripta de la Catedral de La Almudena. La exhumación de Franco, un hecho que no debería haber tenido la mas mínima transcendencia política, ha servido para dar a conocer el tipo de democracia en la que vivimos, en la que hay sectores políticos que están obsesionados con ganar hoy guerras que perdieron en el pasado, en la que se critica en el pasado lo que se apoya en el presente.

Personalmente no tengo ningún tipo de sentimiento hacía la época política anterior al 75, ni hacia la Guerra Civil ni hacia la dictadura militar. Lógicamente tengo mi opinión, pero no sentimientos de odio, de añoranza o de deuda, por eso me cuesta entender lo que hoy está pasando en España. Los nietos de las elites dirigentes que perdieron la Guerra Civil han querido convertir la exhumación de Franco en una victoria, han querido con ella simbolizar la victoria de una guerra que perdieron sus abuelos y no quisieron librar sus padres.

Pero la historia es la que es, negarla, tergiversarla, no contribuirá a cambiarla. El modelo de Estado que hoy tenemos en España fue en gran medida diseñado por Franco. Fue Franco quien decidió poner a la Casa Real de Borbón al frente de la Jefatura del Estado, nombrando como heredero político al rey Juan Carlos I, dejandose así claro que el Alzamiento Nacional del 18 de Julio de 1936 se había realizado con el fin de restaurar la Monarquía, a lo que Franco se negó hasta su muerte. Si Franco hubiera decidió poner al frente de la Jefatura del Estado a la Orden de San Benito, hoy en España muy probablemente tendríamos un benedictino, principalmente por la falta de suficiente consenso político para cambiarlo. Desde la política española actual se critica la figura de Franco, que habrá tenido sus pros y sus contras, aunque no hay que olvidar que el ambiente, la situación durante la Segunda República fue la que fue, de elevada pobreza,  de completo caos, de alta conflictividad social, política y territorial y de total falta de seguridad. Pero a la vez, las elites políticas que critican la figura de Franco, y que han querido convertir su exhumación del Valle de los Caídos en una victoria comparten tribuna, actos y posicionamientos políticos,  con su heredero político, la Casa Real de Borbón, hoy representada por el rey Felipe VI.

En mi opinión, la sociedad española debería ya olvidar el pasado y mirar más hacia el presente, o acabara volviendo al pasado que hoy se condena y critica. La Transición fue un éxito en su origen, permitió un cambio político de una dictadura militar a una democracia de una forma no traumática, pacifica, pero ha acabado siendo un fracaso, pues la democratización de España ha sido muy imperfeta. Surgiendo una sociedad, la España actual, que es una democracia únicamente en apariencia pero una tiranía en lo profundo. En la democracia actual, el Estado de Derecho solo existe para servir a los intereses de las elites dirigentes, ha habido terrorismo de Estado, se cometen flagrantes violaciones de los derechos humanos, se utiliza el sistema sanitario para cometer abusos médicos y ajustar cuentas, y la pobreza y la desigualdad no cesan de crecer. Para más inri,  recientemente en Cataluña el Gobierno de España ha perdido durante una semana el control del orden público. Es evidente que el principal problema de los españolas no son los restos de una figura política que murió hace más de 40 años, Franco,  sino unos dirigentes políticos  que critican en el pasado lo que apoyan en el presente.



miércoles, 23 de octubre de 2019

EXHUMACIÓN DE FRANCO: MIENTRAS SE PREOCUPAN POR EL PASADO SE EROSIONA EL PRESENTE.


La casualidad o una exquisita planificación ha hecho que el  mes de octubre del 2019 vaya a pasar a la historia por ser un mes políticamente intenso. Durante el mismo, el Tribunal Supremo ha dado a conocer la sentencia del procés; se ha producido una semana de manifestaciones muy violentas en Cataluña; la princesa Leonor ha hecho su primer discurso en público con ocasión de la entrega de los Premiso Princesa de Asturias, y si nada lo impide, mañana serán exhumados  los restos del general Franco, para trasladarlos desde su lugar actual el Valle de los Caídos, a la cripta del cementerio de Mingorrubio, en el Pardo de Madrid. La probabilidad de que cuatro hechos políticos importantes tengan lugar el mismo mes es muy baja, y ello hace pensar que alguna relación debe haber entre ellos.

 

En esta casualidad o planificación ha jugado un papel determinante el Poder Judicial, publicando la sentencia del procés y autorizando la exhumación justo el mes en el que la princesa de Asturias, Leonor de Borbón y Ortiz, pronunciaba su primer discurso en público. Y una serie de grupos cuya identidad, fines y lealtades no se conocen han decidido también hablar, manifestarse de forma muy violenta la misma semana en la que la princesa Leonor hablaba en público.

 

La España actual, la de hoy, no sabemos que pasara mañana, se caracteriza por 3 cosas: Alta inestabilidad política, hasta el punto de que se han tendrán que repetir las últimas elecciones generales por falta de consenso para formar gobierno; por un conflicto de tipo nacionalista entre el Generalitat de Cataluña y el Gobierno de España; y por el hecho de que el Gobierno de España ha perdido durante una semana el control del orden público en Cataluña, y en concreto en Barcelona, logrado grupos de manifestantes violentos en muchas ocasiones imponer su voluntad, principalmente gracias a la muy débil actuación de los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Ello hace, que otra vez curiosamente, la exhumación del general Franco se vaya  a producir en un momento de la historia de España que se asemeja en numerosos aspectos a la España en la que lidero el Alzamiento Nacional contra el Gobierno de la Segunda República, provocando la Guerra Civil, cuya victoria le permitiría mantenerse al frente de la Jefatura del Estado, con el título de Caudillo,  hasta su muerte, el 20 de Noviembre de 1975.

 

La política española actual es muy confusa. Por una lado, para algunos asuntos se observa una fuerte unión entre las elites políticas, percibiéndose que están cortadas por un mismo patrón antidemocrático y coordinan de forma clara sus decisiones. Y a la vez, en otros temas se da a conocer una fuerte desunión y enfrentamiento ideológico. ¿Es una ambivalencia interesada o tal vez impuesta para poder participar en el juego de la política española? ¿Solo fingen están enfrentados y realmente están alineados con principios antidemocráticos y en defensa de ocultos intereses personales y partidistas? La coordinación entre actores políticos en España es muy sospechosa de nada positivo.

 

Con ocasión del referéndum del 1-O, el Gobierno de España envió a Cataluña en torno a 5.500 efectivos policiales, una movilización de fuerza, sin precedentes desde la Guerra Civil. A pesar de ello, el Tribunal Supremo considera que en Cataluña el denominado procés no ha causado la suficiente violencia como para condenar a sus responsables por rebelión. Sentencia que ha sido contestada en Cataluña con violentas revueltas sociales que han requerido la movilización de en torno a 2000 efectivos. Si no hay violencia en el proceso independentista, ¿Para qué se movilizan tantos efectivos? ¿Acaso, a igual que hace el independentismo desde el Gobierno de España solo se busca hacer escenificaciones de poder? Si es así ¿Contra quién? ¿Para qué?  

Tanto desde el Gobierno como desde algunos medios de comunicación se está alabando  la actuación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, cuando no podría haber sido más nefasta. En Octubre de 2017, no fueron capaces de impedir, o no quisieron, la entrada en Cataluña y distribución de las famosas urnas. Ahora han perdido durante una semana el control del orden público en Cataluña, y principalmente en Barcelona, permitiendo que unos grupos de violentos sobre los que tanto el Ministerio de Interior como la Conserjería de Interior de Cataluña se niegan a dar información a la opinión pública. Según los medios de comunicación entre los violentos había grupos extranjeros, italianos, holandeses, etc,  que vinieron a Cataluña a  imponer su ley, su violencia, contando con la connivencia de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que permitieron su entrada, no impidieron sus acciones violentas y seguramente han permitido su salida sin exigirles las responsabilidades que serían de esperar en un Estado de Derecho.

 

Es evidente que la Policía no ha cumplido con su función para evitar y combatir manifestaciones violentas que han tenido lugar en Cataluña del 14 al 21 del presente. Aún más, se observa un cierto interés por ocultar a la opinión pública la autoría de las mismas, buscando minimizar lo ocurrido y sobre todo no buscar responsabilidades políticas. El conseller, Miquel Bush, en una de sus comparecencias ha dicho “No me corresponde dar el perfil de una serie de personas porque no vamos a estigmatizar a nadie”, “son personas antisistema violentas con diversas ideologías”.  La Audiencia Nacional ha abierto una causa contra un sitio de Internet, Tsunami Democratic, que ya veremos en que acaba, muy probablemente en nada. Y desde Interior, el ministro Marlaska intenta convencer que fueron concentraciones sociales espontaneas, sin liderazgo político de ningún tipo, y los únicos posibles responsables son los detenidos por la policía, un número muy bajo, inferior a 200, teniendo en cuenta la dimensión y duración de las altercados violentos.

 

Mañana, algunos sectores de la política  española consideraran una victoria sacar del Valle de los Caídos los restos del general Franco, pero ello no pasara de ser una simple escenificación sin valor real, no va a contribuir ni a mejorar ni empeorar la España actual, ni la calidad de la democracia. Se actúa contra los restos de alguien fallecido hace más de 40, pero se considera lógico  que su heredero, que no es otro que  la Casa Real de Borbón, ostente con carácter hereditario la Jefatura del Estado, y ejerza roles, en la figura del rey Felipe VI, al Frente de las Fuerzas Armadas y del Poder Judicial, impropios en una democracia. Y es que la ambivalencia reina en la España actual, permitiendo cosas como que monárquicos y comunistas compartan intereses mientras discuten por el pasado.


viernes, 18 de octubre de 2019

CAOS EN CATALUÑA PROVOCADO POR LOS MONÁRQUICOS.


Desde hace tiempo ya es difícil saber que pasa en Cataluña y sobre todo por qué pasa. Por ejemplo, las  elites independentistas burguesas catalanas declaran la independencia (27 de Octubre de 2017) pero luego, demostrando una enorme cobardía, no se atreven a tomar el control de las fronteras, que sería lo lógico y de esperar,  y dicen que todo ha sido simbólico, sin efectos jurídicos. Pero aún más difícil es entender el comportamiento por parte de los poderes e instituciones del Estado.  Desde los poderes del Estado se permitió que se amenazara al Estado durante años con el proceso independentista; luego se permitió la convocatoria del referéndum del 1-O recurriendo a la brutalidad policial contra humildes ciudadanos sin responsabilidades políticas, de forma innecesaria,  para hacer una demostración de fuerza desde el Estado e intentar evitar que votaran, eso sí,  se permitió que las  elites independentistas dieran a conocer el resultado del referéndum, en directo,  a través de los medios de comunicación televisivos.  Desde los poderes del Estado se permitió que se votara la independencia en el Parlament (27-O) y que se realizara una Declaración Unilateral de Independencia, no emprendiendo ninguna actuación ni policial ni judicial hasta pasados unos días, lo que favoreció que su máximo  responsable, el ex presidente Puigdemont, pudiera huir al extranjero y refugiarse en Bruselas, donde se encuentra en la actualidad impulsando el proceso independentista.

Luego, el Gobierno de España aplico el artículo 155 de la Constitución, tomando el control del Gobierno autonómico de Cataluña, pero de una forma muy suave. Los dirigentes políticos  independentistas siguieron en todo momento controlando las instituciones gracias a la lealtad de funcionarios previamente situados en puestos  clave. Ni se disolvió el cuerpo policial de los Mossos d´Esquadra, como sería lógico por ser leales al independentismo, ni ser cerro su principal instrumento de propaganda, TV3. Convocándose elecciones autonómicas y permitiéndose que el proceso independentista continuara liderado, por su actual presidente, Quim Torra.  Y por último, el Poder Judicial le ha dado la razón a las elites dirigentes independentistas a través de la sentencia del Tribunal Supremo sobre el procés, al considerar que en ningún momento el proceso independentista supuso violencia, y por tanto, que no hubo un delito de rebelión.

Es difícil entender que pasa en Cataluña y sobre todo por qué pasa, pero una de mis principales hipótesis siempre ha sido que desde  El Palacio de la  Zarzuela, los monárquicos, estaban buscando un ambiente en Cataluña que justificara una intervención militar. Y parece ser que los acontecimientos que han tenido lugar esta semana en Cataluña, a partir de que el Supremo ha dado a conocer  la sentencia del procés,  van confirmando tal hipótesis. El Gobierno de España ha perdido el control del orden público en Cataluña, permitiendo que el Gobierno autonómico, cuyo presidente es Quim Torra, haya trasladado la fiesta de San Juan de junio a octubre, llenando las calles de Barcelona de hogueras y permitiendo el corte de importantes  infraestructuras de comunicaciones. Una y otra vez los medios de comunicación transmiten imágenes de como grupos de ciudadanos alteran el orden público y toman el control de las calles, principalmente, gracias a la casi total pasividad de los Mossos d´Esquadra. Todo ello se justifica diciendo que la actuación policial está siendo proporcional a la amenaza. Lógicamente es una interpretación, otra es que desde las instituciones del Estado, y principalmente, desde el Gobierno de España, se está favoreciendo que se genere una situación de caos en Cataluña. Ni siquiera se han hecho las necesarias detenciones para averiguar quiénes son los grupos que están provocando las revueltas sociales, si son catalanes, de otras regiones de España, inmigrantes, ya corre el rumor de que los manteros han encontrado  una nueva actividad en Cataluña. Da la impresión de que desde el Gobierno de España no hay interés por averiguar y hacer público, como sería  de esperar en un estado democrático, quienes son los grupos que están provocando los altercados, de quien reciben las ordenes y posiblemente les paga, y sobre todo, que reivindican, pues pensar que todo esto se hace buscando que el Supremo cambien la sentencia después de pronunciarse es muy ingenuo, y todo hace pensar que hay otras reivindicaciones.  

En mi opinión, creo que estamos ante la España de siempre, la España negra, de ocultas conspiraciones. Conspiraciones que en este ocasión da la impresión de que son coordinadas por los monárquicos en beneficio de sus intereses. En mi opinión, lo que está ocurriendo en Cataluña ocurre porque se permite desde las instituciones del Estado, y se permite, ínsisto porque interesa en el Palacio de la Zarzuela, porque interesa a los monárquicos. No  nos debemos dejar  engañar con  operaciones de distracción, el enemigo está el La Zarzuela, son los monárquicos los que promueven, favorecen que se produzca y controlan todo esto, y es importante que sepan, que lo sabemos.


lunes, 14 de octubre de 2019

SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO SOBRE EL “PRÓCES”: “CATALUÑA NO NUEVO ESTADO”


Si intentamos encuadrar temporalmente el conocido  como proceso independentista de Cataluña, podemos establecer que este comenzó el 11 de Septiembre del 2012, con una masiva manifestación convocada con el lema “Cataluña, nuevo estado de Europa”, y termino el 27 de Octubre de 2017, declarando el Parlamento de Cataluña, de forma unilateral, la independencia. Los hechos que han tendido lugar durante esos años, han provocado diferentes actuaciones judiciales. Una de ellas, el denominado juicio del “próces”, que ha tenido lugar en el Tribunal Supremo, ha terminado hoy dándose a conocer la sentencia. Los acusados han sido condenados a penas que varían entre los 13 años de cárcel e inhabilitación absoluta, para el ex vicepresidente de la Generalitat  de Catalunya, Oriol Junqueras, y 9 años de cárcel e inhabilitación absoluta, para  Los dirigentes  de la Asamblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural, Jordi Sànchez y Jordi Cuixart respectivamente.

La sentencia emitida por el Tribunal Supremo, a mi juicio, sin ser experto en derecho, y principalmente, en tipificar delitos, ha sido una de las muchas que podía haber emitido el tribunal. Para que nos hagamos una idea, la Fiscalía acusaba por un delito de rebelión, y el Tribunal Supremo ha considerado que solo se cometieron delitos de sedición y malversación. Por ejemplo, en el caso de Oriol Junqueras la Fiscalía le pedía 25 años de prisión y este ha sido condenado a solo 13 años. El Tribunal Supremo justifica su acusación por sedición y no por rebelión, afirmando que todo se basó en palabrería, que hubo mucho “despliegue retorico”, pero no actuaciones reales ya que el Estado logro mantener en todo momento el control de la fuerza militar, policial, jurisdiccional, e incluso social. Lógicamente, los dirigentes políticos no tuvieron que recurrir a la fuerza porque ellos eran la representación de la fuerza en Cataluña, eran quienes gobernaban, y por tanto no tuvieron que ocupar despachos porque ya los ocupaban.

Lo ocurrido en Cataluña no tiene precedente histórico en ningún país. Del 2012 al 2017 el Gobierno de España ha permitido hacer a las elites burguesas catalanas, que son las que han liderado el denominado proceso independentista, todo lo que han querido, hasta el punto que estas, el 27 de Octubre del 2017, realizaron una Declaración Unilateral de Independencia (DUI). La DUI no fue la actuación propia de un loco, un loco hubiera ordenado a los Mossos d´Esquadra tomar el control de las fronteras. Se le podría atribuir a  alguien bajo el efecto de una intoxicación etílica, un borracho que hace algo y al pasarle el efecto de la intoxicación, después de la resaca, recapacita y dice que no, que han declarado la independencia pero que eso no se materializara en nada concreto. Pero declaraciones posteriores de los dirigentes independentistas dan a entender que tampoco. La DUI ha sido el mayor ataque al Estado español que se ha producido desde que el 12 de Julio de 1936 tuvo lugar lo que se conoce como el Alzamiento Nacional, pues estaba encaminada a materializar la ruptura de  la unidad de España. Pero, el Tribunal Supremo no lo considera así, tal vez, porque disponen de información, procedente de sus contactos con las elites burguesas independentistas, que no se ha dado a conocer a la opinión pública.

“Cataluña, nuevo estado de Europa”, era lema que recogía el objetivo con el que comenzó el proceso independentista que hoy termino con la sentencia del Supremo. Pero Cataluña no es hoy un nuevo estado, además, algunos de sus dirigentes tendrán que sufrir penas de varios años de cárcel, entonces ¿Para que todo esto? Da la impresión de que todo ha sido una pantomima pactada entre las elites dirigentes burguesas catalanas y elites monárquicas con poder para controlar la situación, en concreto al Poder Judicial y las actuaciones de las Fuerzas Armadas y su sucedáneo, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Todo indica que las elites burguesas independentistas catalanas no perseguían que Cataluña se convertirá en un Estado independiente y soberano sino realizar una demostración de poder, insisto pactada con sectores monárquicos, para intentar chantajear a otros sectores de la sociedad española, y escenificar, con una independencia de palabra, ellos sabrán qué.

sábado, 12 de octubre de 2019

LA FIESTA NACIONAL CONVERTIDA EN EL DÍA DE LOS MONÁRQUICOS.


Como todos los años, hoy se celebra el día de la Fiesta Nacional. Por razones que desconozco, pues no están claras,  en octubre de 1987 el Gobierno de España no eligió un día que conmemorara un hecho histórico de dimensión nacional, como podría haber sido  el  2 de Mayo, día del Levantamiento contra la invasión Napoleónica en 1808, o el 19 de Marzo, día en el que se aprobó la primera Constitución española, la Constitución de 1812, sino que eligieron el 12 de octubre, fecha que coincide con el aniversario del Descubrimiento de América (12 de Octubre de 1492) como día de la Fiesta Nacional. Pero ello no es lo grave, cualquier día sería bueno para celebrar la Fiesta Nacional, sino que esta se ha convertido en el día de los monárquicos. Año tras año, los monárquicos aprovechan la celebración de la Fiesta Nacional para realizar un espectáculo propagandístico con el que escenificar, dejar claro, tres cosas: Uno, que todos los poderes del Estado, de una u otra forma democráticamente elegidos, están sometidos a la Jefatura del Estado en la figura del Rey, en este momento el rey Felipe VI. Dos, que el rey Felipe VI ejerce el mando supremo de las Fuerzas Armadas. Y tres, para preparar el terreno, preparara el ambiente,  para que la sociedad española acepte como  sucesión a Felipe VI, en la Jefatura del Estado, a la princesa Leonor, todavía menor de edad, pero ya disfrutando de un rol protocolario superior al de los gobernantes democráticamente elegidos, por ejemplo, al del presidente del Gobierno de España.

La Monarquía, que una familia, la familia de Borbón,  con carácter hereditario, ocupe la Jefatura del Estado, es un claro anacronismo en la España actual. Un anacronismo que impide el desarrollo democrático de la sociedad española, al establecer como aceptables principios monárquicos como el de intentar imponer una estratificación social basada en el origen familiar. En ninguna organización internacional se reconoce al rey Felipe VI como mando supremo de las Fuerzas Armadas, pero así lo contempla la Constitución del 78, la cual también atribuye al  Rey la capacidad,  previa autorización de las Cortes Generales, de declarar la guerra y hacer la paz, claro que no dice que ocurriría, siendo como son las Fuerzas Armadas leales a la Monarquía, sí la opinión del Rey no coincidiera con las de las Cortes Generales.

España es un Estado en que se cometen flagrantes, sistemáticas e impunes violaciones de los Derechos Humanos. España es un país en el que se tortura, se utiliza el sistema sanitario para cometer abusos medios, y el Poder Judicial, al igual que las Fuerzas Armadas,  también sometido a la Casa Real, y junto con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, son instrumentos represores al servicio de los intereses de sectores de las elites dirigentes, lo que favorece que en la España democrática actual se ordenen detenciones ilegales y haya terrorismo de Estado, como es el caso del 11-M, algo constatado y denunciando públicamente por números expertos, espías, y medios periodísticos. Lógicamente todo ello tienen mucho que ver con el hecho de que después de cada nuevas elecciones generales hay siempre algo que sobrevive, que permanece, que perdura, el espíritu de la Monarquía, nada simbólica, y si un obstáculo al desarrollo democrático de España, un obstáculo, por ejemplo, a que en España se respecte la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Mientras las Fuerzas Armadas sean leales a la Monarquía, a la familia Borbón, sería una temeridad proponer la celebración de un referéndum entre república o monarquía, pero  es evidente, que para mejorar la calidad de la democracia española, y que esta no se traduzca únicamente en que se permita el pluralismo político y la celebración de elecciones para que el pueblo pueda elegir a sus gobernantes, es necesario abrir en la sociedad española un debate sobre cuál debe ser el rol que debe jugar el Rey en la España democrática actual. En una democracia no tiene sentido ni es aceptable que una familia ejerza el mando supremo de las Fuerzas Armadas con carácter hereditario, mando en este momento ejercido por el rey Felipe VI,  no reconocido en organizaciones internacionales, como por ejemplo, en  la NATO. En una democracia no tiene sentido ni es aceptable,  que el Rey sea el que deba declarar la guerra o hacer la paz, o que la Constitución establece que el Poder Judicial administra justicia en nombre del Rey.