Lo ocurrido ayer en el
Congreso de los Diputados, no logrando ser investido presidente el candidato,
Pedro Sánchez, del partido político con
mayor representación, vuelve a situar a España en una situación de muy
difícil gobernabilidad democrática. Es cierto que el presidente en
funciones Sánchez cuenta con el menor apoyo que ha tenido un candidato a
presidente en la historia de la democracia, los 123 diputados del PSOE, pero también
es cierto que casi dobla en votos al primer partido de la oposición (66 diputados)
incluso si consideramos lo más probable,
que Vox es un satélite del PP, al que
este controla, ambos sumarian 90, treinta y tres diputados menos que el PSOE. Por lógica democrática y responsabilidad política ayer Pedro Sánchez debió ser investido
presidente, pero no ha sido así, y por tanto, debemos preguntarnos ¿Por qué? ¿Quién
se beneficia con esta situación?
Unidas Podemos (UP) es la
cuarta fuerza del país, representa únicamente 11,97% del Congreso, con 35
diputados. La decisión del presidente Sánchez de no ceder ante unas exigencias
que UP planteo en forma de chantaje me parece muy acertada, de enorme grandeza política
y la mejor para España. En una democracia, como se supone que es
España, UP no puede imponer reformas políticas
importantes en la sociedad porque es un
partido muy minoritario, representa a una muy pequeña parte de la sociedad
española. Por tanto, es lógico que Sánchez se negara a conceder a Unidas Podemos, cargos en la estructura del
Estado, ministerios, etc, desde los que
pudiera intentar llevar adelante esas reformas. Unidas Podemos es un satélite del
comunismo internacional en España, cuyo secretario general, Pablo Iglesias ha
cobrado y sigue cobrando del Gobierno de Irak por hacer propaganda política, a través
de la cadena Hispan tv, algo que no creo que sea ni compatible con su cargo de
diputado nacional, ni legal. Decir que UP pertenece a la órbita del actual
comunismo internacional, llamado eufemísticamente, neocomunismo, no es un
concepto abstracto, significa claros y concretos posicionamientos políticos, contrarios
a la órbita democrática, occidental, capitalista y de defensa, como miembro de
la NATO, en la que se encuentra, por lo menos teóricamente, España. UP no puede
entrar en el Gobierno de España.
La decisión de Pedro Sánchez
ha sido la más acertada y conveniente para España. Con los noes y abstenciones
a su investidura, los grupos que decían que querían que fuera investido
presidente han dejado claro, que no le ofrecían su apoyo porque compartieran
sus ideas, su proyecto político para España, sino simplemente porque querían al
frente del Gobierno de España a un PSOE muy débil, al que pudieran chantajear y
condicionar fácilmente.
La decisión de Pedro Sánchez
ha sido la más acertada y conveniente para España. No solo UP es un partido de ideología
comunista, sino que esta constatado que ha sido creado con residuos ideológicos
del comunismo internacional en España apoyados por sectores de la derecha
afines al PP, los cuales les han dado apoyo tanto mediático como en votos. Lo
cual conduce a preguntase ¿Por qué sectores de las elites dirigentes españolas están
interesadas en apoyar a un partido de ideología comunista? ¿Qué buscan, que
quieren provocar? En el debate de investidura, el actual líder del PP, Pablo
Casado, dejo claro su interés por que
Sánchez pactara con Podemos. Algo parecido fue el posicioncita del líder de CS,
Albert Rivera, ambos estaban interesados en presionar a Sánchez para que pactara
con UP, para que concediera a sus dirigentes el control de importantes ministerios. ¿Por qué? Creen
que sería un forma de quemar, de desgastar al PSOE, lo querían utilizar en el
futuro como excusa para justificar la entrada de la ultraderecha, Vox, en el
Gobierno de España y ceder a sus reivindicaciones, en la actualidad, muy
minoritarias en la sociedad española, o únicamente es que el comunismo
internacional ha comprado a sectores de la derecha española cargos de ministro,
y ahora no saben cómo dárselos a los dirigentes de Unidas Podemos.
Es todo un sinsentido. Lo único
claro es que si en el 96, con el expresidente Aznar, España entro en una época de
involución ideológica, cometiéndose en España abusos, violaciones de los
derechos humanos, comportamientos políticos intolerables en una democracia, debemos
recordar que su segundo mandato acabo con un caso considerado por numerosos
medios periodísticos y organizaciones de espionaje como de
terrorismo de Estado (11-M), desde hace tiempo España sufre un proceso
de degradación política. La mediocridad se ha adueñado de un porcentaje
importante de la política española, buscando o contribuyendo únicamente a la degradación de
la democracia y de las instituciones del Estado. Mediocridad política,
diputados nacionales que su único mérito es que les han metido en una lista política,
o extranjeros que pasan a hacer política España porque así lo decide el líder del
partido sin tener vínculos con la sociedad española, hechos que muy probablemente acaben provocando negativos
efectos sobre el conjunto de la sociedad, creando una sociedad en términos generales
más mediocre, disminuyendo la calidad de
los servicios públicos, creando un mercado laboral con empleos de baja cualificación
y bajos salarios, etc.
La situación de difícil
gobernabilidad en la que ha entrado España solo beneficia a dos actores. Uno, a
la Monarquía, que ve así fortalecido su rol en la sociedad española,
apareciendo la antidemocrática
Jefatura del Estado como algo que garantiza la estabilidad política
del país a pesar de la situación política. Y dos, a los grupos de las elites
dirigentes españolas que no creen en la democracia como forma de gobierno, entre
los que destacan, los comunistas representados por Unidas Podemos, y la
ultraderecha, los representantes en España de aquellos que provocaron la Segunda
Guerra Mundial, Vox, la voz de los militares, y tal vez, también “su sastre”.