La composición del Congreso de
los Diputados que surgió de las elecciones generales del 28 de Abril, como era
de prever ante la reiterada negativa de los partidos de la derecha española, PP
y Ciudadanos, no han logrado ponerse de
acuerdo para investir un nuevo presidente. La XIII Legislatura, como ocurrió
con la XI, será fallida. Ello demuestra el total fracaso del sistema democrático
español, cuya única función es permitir una alternancia pacifica al frente del Gobierno
de España. La repetición de elecciones va a permitir que los entornos de todos los partidos políticos que logren representación
en el Congreso de los Diputados, reciban una lluvia extra de euros, lo que
beneficiara mucho a los denominados emergentes, pues acelerara su maduración,
su asentamiento en la vida política española. Pero de lo ocurrido solo hay un
claro ganador, Vox. Vox es el heredero ideológico en España de aquellos que
provocaron la Segunda Guerra Mundial; es la voz de los militares, y sobre todo,
es un partido que considera que la
democracia es el gobierno de los débiles y es partidario de la violencia como
el principal instrumento para acceder al poder político. Lógicamente, Vox es el
primer interesado en que el fracase el sistema democrático.
¿Quién
es el responsable de lo ocurrido? Todos. Los partidos de la oposición, con diferentes argumentos,
responsabilizan al presidente en
funciones, Pedro Sánchez, de la falta de acuerdo. Sánchez se auto defiende; por
un lado dice que no hay suficiente confianza entre el PSOE y Unidas Podemos
para formar un Gobierno de coalición y a la vez critica al PP y Ciudadanos por
no haber permitido su investidura ya que ningún otra partido tenia posibilidad
de formar gobierno. Era más que previsible que ocurriera lo que ha ocurrido. Sí
Sánchez, investido presidente con el apoyo de Unidas Podemos y partidos
nacionalistas vascos y catalanes, tuvo
que disolver la XII Legislatura ante la imposibilidad de aprobar los
Presupuestos Generales del Estado (PGE) para el 2019, hubiera sido insensato intentar
volver a gobernar únicamente con esos mismos apoyos, pues no hubiera podido
aprobar los PGE-2020.
Pero lo más curioso de todo lo
ocurrido desde las elecciones del 28 de abril, ha sido la reiterada obsesión de
los partidos de la derecha española, PP y CS, por intentar presionar a Pedro Sánchez para que permitiera a Unidas Podemos entrar en el
Gobierno de España. Sánchez estaba dispuesto a pagarles a los dirigentes de
Unidas Podemos sueldos de ministros, les ofreció una vicepresidencia social,
etc, pero no a que estos tuvieran poder
en ministerios importantes con visibilidad exterior. Es evidente, que hay dos
claras causas de la falta de acuerdo entre Unidas Podemos y el PSOE. La primera,
ideológica. Unidas Podemos es la representación
del comunismo internacional en España, con todo lo que ello supone para políticas
como la de Exterior y la de Defensa de
España. Aunque se hable poco de ello, el propio Pablo Iglesias está en la nómina
del Gobierno de un país, Irán, contra el que mañana pueden estar en guerra
importantes naciones con las que España tiene compromisos de defensa. La segunda
la elevada ambición de los dirigentes de Unidas Podemos, que siendo una fuerza política
minoritaria de la sociedad española quieren imponer reformas, recurriendo al
chantaje, como si fueran el partido político con mayor apoyo social. Ello ha
llevado al PSOE a negarle ministerio con importantes responsabilidades, y desde
donde pudieran llevar adelante cambios que no son respaldados ni deseados por
la gran mayoría de la sociedad española.
De forma indiscutible, el gran
perdedor de la falta de acuerdo para formar Gobierno y la consecuente repetición
de elecciones van a ser Ciudadanos, que ha sufrido un fuerte desgaste, pidiendo
la baja algunos representativos dirigentes, debido a la negativa de su líder, Albert
Rivera, a buscar un acuerdo con Sánchez. Es ya evidente que no existía un pacto
entre el presidente en funciones, Pedro
Sánchez y Pablo Iglesias, Rivera o mintió intencionadamente o estaba muy
mal informado. Ante la clara perdida el sector socialdemócrata del partido,
quien si debe estar ahora en la
habitación del pánico es el líder de CS, Albert Rivera, negociando con las
elites liberales que han impulsado su partido y tal vez también con el
secretario general de Unidas Podemos, con el líder de la representación del
comunismo internacional en España, Pablo Iglesias.
A partir del 2014, desde
sectores de las elites dirigentes se han impulsado claras dinámicas encaminadas
al fraccionamiento del espectro político español. Surgiendo los denominados
partidos políticos emergentes, Ciudadanos y Unidas Podemos, que se decía que nacían para solucionar los problemas de España. Pero
no ha sido así, no solo no han logrado
la representación, el apoyo social que decían tener, sino que solo han
contribuido a impedir la gobernabilidad democrática de España. España no tendrá
Presupuestos para el 2020 como mínimo hasta mitad de año, no creo que eso vaya
a ser bueno para la economía teniendo en cuenta que los expertos ya vaticinan
que una segunda recesión, de similares características a la del 2008, quiebra
de empresas e incremento vertiginoso del paro, está a caer. Mientras sectores
de las elites dirigentes intentan llevar
a muchos españoles a la mesa del quirófano, parece que la primera en ir, debido
a sus decisiones, será la economía española.