En sus comparecencias ante los medios de comunicación los lideres de los principales partidos que se han presentado a las elecciones generales del 23J han manifestado estar contentos con los resultados, por una u otra razón, todos dicen sentirse ganadores. Pero sin duda ha habido un ganador claro, el PP, y también un perdedor claro, España, o hablando de algo más tangible, la sociedad española. Y lo digo porque la sociedad española necesitaba una mayoría absoluta del PSOE o del PP, que permitiera resolver problemas no solo importantes sino también urgentes, como son, por ejemplo, la renovación del Sistema de Financiación Autonómica (SFA) o la renovación de los miembros del Consejo General del Poder Judicial, por citar dos. En cambio, son unos resultados que dificultan la gobernabilidad de España favoreciendo el chantaje de minorías, ya sea nacionalistas, lo que suele ir en contra del interés de ciudadanos de otras zonas de España, o de partidos extremistas como Sumar o Vox, pudiendo llegarse a la repetición de elecciones. Núñez Feijóo va a tener muy difícil formar Gobierno, aunque no imposible, el PP ya ha logrado en otras ocasiones el apoyo de las derechas nacionalistas, vasca, PNV, o catalana, antes CiU, ahora JUNTS, para gobernar. El presidente Sánchez ha logrado resistir y evitar la debacle que le vaticinaban una gran mayoría de las encuestas. Inexplicablemente, la coalición del PSOE con los comunistas, antes Unidas Podemos, ahora Sumar, pueden volver a gobernar haciendo concesiones a los partidos nacionalistas catalanes y vascos.
Sin duda son unos resultados muy malos para el conjunto de la sociedad española.