domingo, 24 de febrero de 2019

VENEZUELA: VUELVEN LOS CONFLICTOS IDEOLÓGICOS DE SIEMPRE.


El autoproclamado presidente de Venezuela, Juan Guaidó, no logro ayer introducir la anunciada ayuda humanitaria, que se había almacenado durante días en diferentes lugares fronterizos de Colombia y Brasil. Su fracaso ha sido total.  De una  forma nada democrática, pues Guaidó no se ha presentado a unas elecciones presidenciales, un representativo  número de los actuales líderes de la comunidad internacional le han reconocido como  el legítimo presidente de Venezuela, pero la dura realidad indica todo lo contrario. Lo ocurrido ayer, da a entender que Guaidó cuenta con mucho apoyo exterior, pero poco a nivel interior. Guaidó no tienen el control ni siquiera de una mínima parte de su país a través de la que pueda introducir ayuda humanitaria. Guaidó y las elites internacionales que el apoyan han creado una nueva figura política, la de un presidente sin país.


La ayuda humanitaria suele ser necesaria en situaciones excepcionales de catástrofes naturales, guerras, etc, ninguna por ahora se da en Venezuela. Si la sociedad venezolana sufre importantes carencias ellas tienen que ser debidas al alto nivel de pobreza y al desabastecimiento. Por tanto, habría que preguntarse ¿Por qué un país como Venezuela, con una constante entrada de divisas procedentes de la exportación de petróleo, sufre desabastecimiento de productos alimenticios y de primera necesidad?  Todo hace pensar que Venezuela lo que realmente necesita es una nueva red de supermercados a la que el Gobierno abastezca apoyándose en multinacionales internacionales del sector de la alimentación. Pero incluso dando por hecho, que sectores de la sociedad venezolana, entre los que evidentemente, no se encuentran las elites ricas que apoyan a Guaido, requieren del apoyo a través de ayuda humanitaria, la forma como se ha organizado su envió al país, dando a entender que Guaido era el Papa Noel que la suministraba, no ha sido la correcta. La comunidad internacional debió canalizar la ayuda humanitaria como siempre se ha hecho, recurriendo a organizaciones internacionales como la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, Cruz Roja, ONG, s, etc.  

La crisis de Venezuela permite hacer tres reflexiones. Primera,  Venezuela es un claro ejemplo de que el mundo no cambio tanto como se vaticinaba a partir de la caída del Muro de Berlín, sino que  han vuelto los conflictos de siempre, por motivos ideológicos, de lucha de clases por el poder, etc.  A partir de la caída del Muro de Berlín, surgieron nuevas interpretaciones de las relaciones internacionales y de los conflictos armados; como la de Francis Fukuyama, de que la Historia como lucha de ideologías había terminado; o la tesis de  Samuel Huntington de que los próximos conflictos se deberían a enfrentamientos entre civilizaciones. Todas ellas se han ido desvaneciendo con el paso del tiempo. En Georgia,  Ucrania  y Siria se ha producido claros conflictos ideológicos. Recientemente, Estados Unidos y Rusia han roto un importante tratado de control de armas (INF) firmado, nada más y nada menos, que en 1987, también por razones ideológicas. Por otro lado, el mundo se puede reagrupar en un pequeño número de civilizaciones, pero los Estados que las constituyen no están unidos, existen importantes conflictos de intereses entre ellos, y algunos incluso están enfrentados militarmente. Un claro ejemplo, lo tenemos con la Guerra de Irak, siendo una guerra principalmente ideológica, Sadam Hussein fue derrotado por los Estados Unidos y sus aliados, sin recibir el apoyo que demando de la civilización islámica.

Segunda, las elites dirigentes no son capaces de provocar cambios políticos no democráticos si no están apoyados por el estamento militar, por esa extraña institución que es el Ejército, y que no siempre obedece a los mismos principios ideológicos. Las Fuerzas Armadas de Venezuela siguen siendo leales al presidente Maduro, y es  evidente, que las elites dirigentes venezolanas que apoyan a Guaidó, desde su posición privilegiada en la sociedad Venezolana,  no están dispuestas a luchar por el poder. Lógicamente, si estarían dispuestas a una intervención militar exterior que derrotara al denominado Régimen Bolivariano, pero siempre sin que ellos tengan que poner en riesgo su estatus político, social y económico. Una intervención militar exterior en Venezuela, hoy por hoy, es más que difícil, pues sino nos remitimos a la historia, Estados Unidos nunca ha intervenido militarmente en un país en el que previamente no hubiera un conflicto armado o representarse una amenaza para  su seguridad. Claro que siempre existe  la alternativa de que las elites monárquicas españolas, dejen de usar a los militares solo para ejercer represión en España y lideren una intervención militar en Venezuela.  

Tercera, el pueblo venezolano pasa hambre. La pobreza, la elevada desigualdad, la alta inflación, un importante desabastecimiento de bienes de primera necesidad, (alimentos, productos sanitarios, etc), están haciendo que el pueblo de Venezuela sufra importantes carencias,  pero no sus elites dirigentes, estas nadan en la abundancia. La oposición de Venezuela pide ayuda humanitaria, pero durante el tiempo que lleva gobernando el Régimen Bolivariano no les ha ido nada mal, han incrementado notablemente su patrimonio. Piden ayuda humanitaria, pero a la vez se dedican a hacer importantes inversiones en el extranjero, por ejemplo en España, donde están comprando bloques de edificios y bancos. En una extraña operación, a precio de ganga y disfrutando de importantes beneficios fiscales, elites dirigentes venezolanas compraron Abanca, y ahora han lanzado una opa por el banco Liberbank, por un importe de en torno a 1700 millones de euros. Con 1700 millones se pueden hacer muchas inversiones rentables en una país en quiebra como Venezuela, pero parece ser que sus elites prefieren invertir en España, y que la ayuda humanitaria la paguemos los europeos.  Abanca ha pasado de estar en la más completa ruina a dar beneficios y disponer de 1700 millones para intentar crecer comprando Liberbank, extraño milagro económico, claro que también puede ser que lo extraño sea de donde provienen sus ingresos. 

viernes, 15 de febrero de 2019

SÁNCHEZ SE RINDE, IMPOSIBLE DISIMULAR MÁS LA INGOBERNABILIDAD DE ESPAÑA.


El presidente Sánchez acaba de anunciar que el próximo 5 de marzo disolverá las Cortes Generales y convocara elecciones, que serán el 28 de abril. A partir de entonces el Gobierno de España entrara en funciones, con sus competencias limitadas, teniendo que tomar decisiones sin previo debate en el Congreso y sin poder contar con su respaldo, algo que no parece lo más conveniente para España teniendo en cuenta  que se está realizando en el Tribunal Supremo el juicio más importante de la democracia, cuya sentencia afectara de forma directa o indirecta al futuro de España.  Los expertos en matemáticas dicen que todo suceso tiene una explicación matemática. Y en este caso sería fácil de establecer una relación matemática entre  los periodos de tiempo de la XII Legislatura que gobernaran Rajoy y Sánchez  y su número de diputados. Casualidad u ocultos y actualizados Pactos del Pardo, personalmente creo que lo segundo, pero a saber, lo que está claro es que Sánchez ha elegido fechas clave para tomar decisiones en función de cálculos matemáticos, muy  simples, pero cálculos matemáticos.  Presento la moción de censura contra el presidente Rajoy cuando este ya había aprobado los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para el 2018, y ahora convoca elecciones para un mes en el que se crea mucho empleo como consecuencia del periodo vacacional de la Semana Santa. Lo más grave, es  que el anuncio de la disolución de las Cortes viene a constatar que con el fraccionamiento del mapa político, al surgir partidos emergentes como Ciudadanos y Podemos, y ahora Vox, España ha entrado en una preocupante y perjudicial situación de difícil gobernabilidad democrática.  


Sánchez se ha presentado hoy ante la opinión pública como un político que había actuado con responsabilidad y sentido de Estado, que había dado un paso adelante por el interés general, en beneficio de todos los españoles, para sacar del poder a un partido corrupto, el PP. Solo le  faltó decir que se había sacrificado por el bien de España. No sé lo que siente en su interior, en su conciencia, el presidente Sánchez, pero ha trasladado a la opinión publica una imagen totalmente opuesta, la imagen de ser un calculador, que actúa motivado por una alta ambición personal y por sus intereses particulares, sin sentido de Estado, sin preocuparle las consecuencias, negativas, que para España representaran haber forzado un cambio de Gobierno para menos de nueve meses.  Lo ocurrido con el Gobierno de Sánchez me recuerda la anécdota de esa pareja de recién casados, que en la noche de bodas la novia dice que se va dormir con otro. Cuando Sánchez presento la moción de censura sabia con qué apoyos contaba y para qué. Sabía que tanto Podemos como el independentismo burgués catalán le impondrían exigencias de máximos ante las cuales él tal vez sí, pero el PSOE,  no podría ceder.

Sánchez ha logrado ser presidente, y seguramente si las encuestas se cumplen todavía lo sea un buen periodo también en funciones. Se trasladó a vivir a La Moncloa, conoció los instrumentos del poder, no sé si los utilizo, disfruto de viajes presidenciales, incluso fue a un concierto como presidente. Durante meses, si me permiten la vulgaridad,  nos ha podido tocar los huevos a muchos españoles, pero todo ello le va a salir muy caro a la sociedad española. Lo cambios frecuentes de Gobierno son muy negativos y costosos, porque no solo supone que cambia el presidente y sus ministros, cambia otro mucho personal en los ministerios, cambian los proveedores, cambian las formas de hacer las cosas, se retrasa la aplicación de decisiones, y todo ello suele ir acompañado de un incremento del gasto.

Pero lo más dramático de todo esto, es la situación en  que se encuentra España, de difícil gobernabilidad democrática y con claras malas alternativas políticas. Frente a un Sánchez mediocre, sin ideas políticas, mas allá de intentar legalizar la eutanasia, cuando en España lo difícil no es morir sino sobrevivir, y la de proponer sacar los restos del general Franco del Valle de los Caídos, no se quien saldrá antes de su actual ubicación, la otra alternativa que tiene el pueblo español, es la de Pablo Casado. Un Casado,  presidente del PP, que ya ha comenzado a amenazar con un ¡Váyanse!, recuperando así la hoja de ruta retrograda y fascista del expresidente Aznar. Las dos veces que ha gobernado el PP, se han producido en España ataques atribuidos por el Gobierno de España al terrorismo islamista. Numerosos periodistas, expertos en terrorismo y espías, ya han calificado el 11M como un caso de terrorismo de Estado, el asunto de Cataluña, 17ª, dejando 15 asesinatos en Barcelona y uno en Cambrils, no está claro, pero lo que sí está claro es que gobernando el PP. El terrorismo islamista y sus cómplices en territorio español creen que es el momento más favorable para actuar es cuando gobierna el PP, lo que abre numerosas hipótesis, como la de que estos actúan al contar con la protección de sectores de la derecha española o incluso por orden de estos.

Las elites dirigentes españolas han quemado la democracia, permitiendo, cuando no ordenando,  flagrantes e impunes violaciones de los Derechos Humanos, ordenando terrorismo de Estado, favoreciendo el fraccionamiento del mapa político. Como consecuencia España ha entrado en un periodo de clara ingobernabilidad democrática; en la que los problemas importantes no se solucionan; en el que las alternativas son Sánchez o Casado. Un Sánchez dispuesto a decir sí a todo, a las reivindicaciones del comunismo internacional representado en España por Podemos, a las  del independentismo burgués catalán, a la entrada descontrolada de inmigración ilegal, a las del sector minoritario que pide legalizar la eutanasia activa. O  un Casado, que acompañándose de líderes ideológicos tan dispares, como un líder gitano, José Cortes, y del heredero del último secretario general del Movimiento, Adolfo Suarez, quiere recuperar en España claras formas de gobernar fascistas. Lógicamente ello tendrá un coste social, pero no será solo para los pobres, sino también para las ricas elites dirigentes.

lunes, 4 de febrero de 2019

ESPAÑA RECONOCE A GUAIDÓ COMO PRESIDENTE, POR CONSENSO.

La manifestación que hoy han organizado los partidos políticos PP, Vox y Ciudadanos, debe ser calificada como una demostración de poder impropia de una democracia. En las democracias la bandera nacional se enarbola en fiestas nacionales y como símbolo de la patria contra un enemigo exterior. En España, tradicionalmente, y como hoy,  la bandera ha sido utilizada  como símbolo de los ricos contra los pobres. Critican duramente a las elites independentistas burguesas catalanas pero luego comparten con ellos consejos de administración de importantes empresas. El objetivo de la manifestación no ha sido la crisis de  Cataluña, eso ha sido la justificación,  sino unirse para oprimir a sectores humildes de la sociedad española. ¿Quién ha sido? Vosotros habéis sido. 


En democracia, los grandes líderes dan conferencias, dan ruedas de prensa, organizan mítines, pero no hacen manifestaciones. A lo que ocurre en otras democracias occidentales me remito, en democracia los partidos políticos no utilizan las calles para reivindicar. No hacen manifestaciones, primero porque tienen mil formas de expresarse, y en segundo lugar, porque las demostraciones de poder, del apoyo social con que cuentan, las realizan en las urnas. Las manifestaciones políticas fueron utilizadas en el pasado siglo por el nazismo alemán, el  fascismo italiano, y el comunismo internacional para presionar a las elites y obtener reivindicaciones. Por ejemplo, así logro Hitler hacerse con el poder en Alemania. Es evidente, que sus herederos ideológicos recuperan sus formas. Claro que no estamos hablando de una democracia ni de grandes líderes, sino de una tiranía, España,  en la que se cometen violaciones de los derechos humanos y de mediocres líderes que imitan comportamientos políticos pasados.

Teniendo en cuenta que España se encuentra en el nivel 4 de alerta antiterrorista, debido a la amenaza que representa el terrorismo islamista, ¿No habrá sido  peligroso, una irresponsabilidad,  convocar una manifestación de este tipo en el centro de Madrid,  o es que la derecha monárquica española se siente tranquila por alguna razón en especial? Y digo esto último, lo de la tranquilidad, porque los dos periodos en los que ha gobernado el PP ha habido en España ataques del terrorismo islamista, ¿Simple coincidencia o hay algo más? Algo más, razón por la que muchos expertos y espías ya califican el asunto del 11-M como un caso de terrorismo de Estado.

Lógico, que hayan participado personajes políticos como el exministro del Interior Corcuera. Corcuera, al igual que otros,  es un claro fruto ideológico de la dictadura, como lo demostró al intentar legalizar que la Policía pudiera entrar en la casa de  honrados ciudadanos, al estilo teniente Castillo (Quien le dio el paseo a Calvo Sotelo)   dando una patada en la puerta, es decir, sin previa orden judicial. Debería afiliarse a Vox o a Podemos.

A las elites monárquicas españolas, que son las que organizan la manifestación de hoy, como al presidente Maduro, les interesa que se caliente la calle, por eso apoyaron la creación de Podemos, les interesa que se caliente la calle porque tienen el control de la fuerza. En España, Poder Judicial, burguesía monárquica y militares constituyen un trio inseparable. En la política española se utiliza mucho el doble lenguaje. Monárquicos e independentistas fueron juntos a la Plaza de Cataluña, pero parece ser que no quieren ir juntos a la Plaza de Colon. La manifestación de hoy se ha asemejado mucho a la que se realizó con motivo del 11-M, el 13 de marzo  del 2004, aquella se convocó bajo el eslogan de ¿Quién ha sido?, y luego resulto que expertos, periodistas y espías, llegaron a la conclusión de que había sido un caso de terrorismo de Estado. Bush llamo al Gobierno de España para dejar constancia de que sabían que no había sido ETA. El número es importante pero no siempre lo más importante. Guaidó cuenta con mayor apoyo internacional que Maduro pero todavía no ha sido capaz de coger el control del Gobierno de Venezuela. ETA nunca tuvo más de 500 tipos armados, en sus mejores momentos, pero todos recordamos los años que logro mantener activa la lucha armada. Es evidente, que en la política española no hay nada, nada en lo que se puedan apoyar los humildes ciudadanos españoles. 

Las elites monárquicas de la derecha española están interpretando mal los escenarios. Donde realmente están las elites dirigentes españolas de rodillas es en Venezuela, no en Cataluña, pero no les veo saliendo para allá con el portaviones Juan Carlos I, a hacer demostración de su ardor guerrero y  a defender sus intereses y honor, van a la Plaza de Colon a hacer exhibiciones de poder contra humildes civiles españoles.