Desde
que en 1982 termino lo que se ha denominado La Transición Política Española,
año en el que gano las elecciones generales el PSOE y Felipe Gonzales pasó a
ser presidente del Gobierno, España, la
sociedad española, ha vivido sumergida en una gran mentira. La democracia
española ha sido una gran farsa. Desde entonces España ha sido un país en el
que se han cometido de forma sistemática flagrantes e impunes violaciones de
los derechos humanos, ha habido terrorismo de Estado y numerosos miembros de
las elites políticas se han enriquecido de forma ilegal a través de la realización
de diferentes tipo de delitos. Por si eso fuera poco, ahora sectores de las
elites dirigentes, en concreto de la derecha española, nos salen con la creación
de un partido político como Podemos, de ideología comunista, y contrario a los
valores y principios que imperan no ya en la dividida UE sino en las
principales democracias occidentales. Es evidente que Sánchez y Rivera han
elaborado y firmado un acuerdo buscando un trio, el problema es que el tercero
tiene que ser Rajoy o Iglesias.
Es
por ello, que desde hace tiempo la composición
del Congreso de los Diputados y quien gobierne España me interesa más bien
poco. Lo único que considero importante es que el Estado cumpla sus
obligaciones hacia los ciudadanos, y por tanto lo único que me parece de interés
es que haya al frente de España un Gobierno capaz de garantizarlo, algo que en
este momento está en entredicho debido a la actual composición del Congreso.
Estando la gobernabilidad de España en juego, hace unas semanas, frente a toda lógica
y costumbre, el Jefe del Estado, el rey Felipe VI, propuso al secretario
general del PSOE, Pedro Sánchez, como
candidato a presidente, a pesar de que este partido político es el segundo en número
de diputados, algo que no fue bien visto por diferentes sectores de la sociedad
española, en concreto de la derecha
española. Daba la impresión de que el Rey se había mojado en exceso. Hoy, después
del pacto de legislatura que han firmado PSO y Ciudadanos, da la impresión que no fue así, y de que el
Rey eligió al que ya tenía más apoyos parlamentarios para intentar la
investidura (130), Pedro Sánchez.
PSOE
y Ciudadanos han hecho público un acuerdo de legislatura, que consta de siete capítulos
y sesenta y seis páginas. Lo he leído superficialmente y creo que es un acuerdo
muy ambiguo, con abundante gaseosa, es decir propuestas inviables o que no
conducen a nada, y con numerosas propuestas muy negativas para la sociedad
española. Su lectura y extensión me ha conducido a preguntarme ¿Si PSOE y
Ciudadanos tienen tanto en común por qué no se fusionan y contribuyen a hacer más
compacta la composición del Congreso y dan así más estabilidad política a
España?
Pedro
Sánchez y Albert Rivera han cocinado un plato, no sé si por decisión propia, o
con colaboración e inspiración de la Jefatura del Estado. Plato para el que no
hay consenso a la hora de denominarlo. Para unos, como dice su título, es un acuerdo reformista y progresista, para otros
demasiado liberal y otros lo califican de constitucionalista aunque propone
reformas de la Constitución. Por no coincidir en su denominación no coinciden
ni siquiera los que lo han elaborado, Sánchez y Rivera. Por ejemplo, Sánchez
dice que va a derogar la reforma laboral y la nueva ley de seguridad ciudadana,
la denominada ley mordaza, Rivera dice que no. Extraño acuerdo.
Personalmente,
así por encima, sin documentarme en profundidad, creo que el acuerdo tiene
cosas positivas, otras innovadoras, otras inviables y otras muchas muy negativas.
Me parecen positivas propuestas como: Todo lo relativo a la recuperación de la
ultraactividad en los convenios laborales. Reformas del
sistema impositivo que eleven la recaudación sin subir los impuestos a la clase
media trabajadora, para logar así una fiscalidad más justa. Combatir
decididamente el fraude, la evasión fiscal y la economía sumergida. Potenciar las políticas activas de empleo. Impulsar el ferrocarril de mercancías.
Un Gobierno comprometido con la estabilidad presupuestaria. Coordinar la reducción
del déficit público con las autoridades europeas, o sea, con la Comisión
Europea. Establecer un Ingreso Mínimo Vital. Recuperación del subsidio por
desempleo para los parados mayores de 52.
El acuerdo también tiene cosas muy innovadoras.
Por ejemplo, la propuesta de tres tipos de contratos laborales: Uno de relevo y
para la formación, un contrato de trabajo indefinido, y un tercero que
denominan contrato estable y progresivo para la cobertura de puestos de trabajo
de duración determinada. Un idea que me parece interesante y acertada. Y otras
que son pura gaseosa, como por ejemplo la de la Estrategia para implementación del Plan Juncker. El denominado plan
Juncker , que pretendía impulsar la economía europea inyectando 315.000
millones de euros está totalmente
parado, por falta de recursos económicos, los proyectos que se han empezado,
mal integrados en lo que se llama plan Juncker, están siendo financiados por el
Fondo Europeo de Inversiones Estratégicas, que cuenta para toda la UE con 21.000
millones de euros.
Me
parece negativo que el acuerdo hable de
la sostenibilidad del sistema público de pensiones pero que no haga referencia
a la revalorización de las mismas, lo que hace suponer que mejorar el poder
adquisitivo de los pensionistas no sería un objetivo de un futuro Gobierno de
PSOE y Ciudadanos. También me parece un propuesta negativa la creación de lo que llaman Complemento Salarial Garantizado. Lo que
viene a significar que algunos empresarios paguen a sus trabajadores lo mínimo
posible y el Estado les compense el bajo
salario hasta un máximo, con recursos públicos, algo que distorsiona la competitividad de las empresas y de la economía española, pues los trabajadores estarían aceptando
trabajar por debajo de lo que el coste de la vida exige, además de ser injusto desde una perspectiva
social y dar lugar a la picaresca al incentivar los pagos en negro fuera de nómina.
La reducción del IVA cultural es otra propuesta que considero muy negativa,
España no está en situación de bajar impuestos, y menos todavía los impuestos a
una industria relacionada con el ocio, que suministra lujos totalmente prescindibles para los
ciudadanos.
En la
actual situación internacional y formando las Fuerzas Armadas Españolas parte
de la Fuerza Conjunta de Alta Disponibilidad
(VJTF, por sus siglas en inglés) de la NATO, me llama la atención la
referencia que hace el acuerdo a la Política de Defensa y Seguridad, dice
textualmente “Asegurar el
compromiso de España en misiones de paz y seguridad internacional convencidos
de que nuestra seguridad se extiende tanto en misiones de paz como en
intervenciones específicas frente a potenciales amenazas fuera de nuestras
fronteras, siempre con pleno respeto a la legalidad internacional”. Como todos
sabemos la legalidad internacional no coincide siempre con los intereses de
otros estados con los que España tiene acuerdos en temas de defensa y
seguridad, ni mucho menos, con los
intereses de la NATO. ¿Qué se quiere decir entonces? Da la impresión de que el
acuerdo quiere recoger por escrito y de forma pública que los militares españoles
solo actuaran en el exterior en misiones de combate que cuenten con el visto
bueno de una resolución de la ONU. Mi duda es ¿Lo saben los aliados, lo saben
los mandos de la NATO? ¿Lo saben
aquellos que han propuesto a España como punta de lanza, como Spearhead de la NATO? Da la impresión de que Sánchez y
Rivera desean que España siga siendo poco leal con sus aliados.
El acuerdo
propone una reforma de la Constitución que en principio es, en lo importante, inviable si, como hasta ahora se conoce,
no se suma también el PP. Eso sí, para poder suprimir las Diputaciones Provinciales sin
reformar la Constitución, proponen sustituirlas por la creación de Consejos Provinciales de Alcaldes. Considerando que
con este cambio el Estado no va a lograr
un ahorro importante, el objetivo que
con ello se persigue no está claro, ¿Reducir el gasto público o crear una nueva institución
para que entre gente nueva, lógicamente su gente?
Sin lugar a
dudas, lo más llamativo del acuerdo es que cuando se habla de la reforma
constitucional no se hace ninguna referencia a la reforma del Título II. Ni
para establecer la igualdad de género en la sucesión a eso que llaman la Corona
de España, ni para reformar el rol de la
Casa Real, y en concreto del Jefe del Estado, en la sociedad española. Algo, reforma
del Título sobre la Monarquía, que parece urgente teniendo en cuenta las
informaciones que se están haciendo publicas gracias a que la Casa Real está sentada en el banquillo de los
acusados, en las figuras de la infanta Cristina y su esposo Inaki Urdangarin,
debido al juicio por el caso Nóos.
Desconozco
si Rivera tiene capacidad para hacer un trio, pero es evidente que lo desea, quiere
hacer un trio político, pero no tiene claro ni con quien quiere ni con quien
puede. Es difícil predecir que va a pasar, quien formara el próximo Gobierno de
España. Mi opinión, simple intuición, y por tanto susceptible de ser
equivocada, es que Sánchez va a lograr la abstención de Podemos en la votación de
investidura, a cambio de hacerle a sus
dirigentes algunos concesiones y sobre todo de facilitarles que vayan entrando
paulatinamente en las instituciones del Estado. Que la hipótesis se cumpla, dependerá
de cómo los dirigentes de Podemos vean el futuro, entre otras cosas la
posibilidad o no de obtener más votos en unas próximas elecciones generales.