El
hecho de que la celebración de Móbile World Congress(MWC), haya coincidido con
una situación de caos en la ciudad de Barcelona, debido a una huelga de metro, en
mi opinión, contribuye a explicar lo que significa a nivel global este congreso:
“Nueva tecnología para una sociedad peor”. “Nueva tecnología para una sociedad
peor”, quiero con ello decir que el desarrollo de nuevas tecnologías de la comunicación
está coincidiendo con el empeoramiento de numerosos aspectos de las sociedades
de los países desarrollados. No hay datos objetivos para poder afirmar si hay o
no una relación directa entre el desarrollo de nuevas tecnologías, entre lo que
se conoce como la revolución digital, y cambios negativos que se están produciendo
en la sociedad. Cambios como una crisis de valores, incremento de la
desigualdad económica, incremento del desempleo, etc. Vivimos una época en la
que inimaginables hace poco desarrollos tecnológicos están coincidiendo en
nuestra sociedad con una enorme disminución de la cooperación y un aumento de
lo que podríamos llamar basura. Pongo algunos ejemplos de lo que considero basura:
Incremento de políticos mediocres, cuando no corruptos incapaces de dar
soluciones a los ciudadanos. Incremento de los empleos basura, de mala calidad,
precarios, mal pagados. Incremento de lo
que se conoce como bajo coste, productos y servicios de bajo coste, ropa barata y de mala calidad, viajes de bajo
coste, comida rápida y barata. Incluso han surgido los servicios sanitarios de
bajo coste. En nuestra era, cara e innovadora
tecnología está coincidiendo con una oferta y consumo de bajo coste.
El desarrollo que han tenido las nuevas tecnologías en las últimas cuatro décadas han cambiado la vida de los ciudadanos. Su forma de comunicarse, de comprar, de relacionarse, de consumir ocio. Internet, accediendo con alguno de los dispositivos que hoy existen en el mercado facilita la interconectividad, hace la comunicación más fácil, y facilita el acceso a información y conocimiento, todo ello a un coste para el usuario relativamente bajo. Pero la revolución digital hasta ahora no ha provocado los efectos que era de esperar. Las sociedades de hoy no son mejores que las de ayer, en algunos aspectos son peores, tampoco ha mejorado la calidad de la democracia. Lo que se denominó democracia digital, más participativa, fue un delirio que hoy ya nadie persigue. Las nuevas tecnologías han contribuido por el contrario a que los ciudadanos perdamos una parte importante de nuestra privacidad, incluso a la pérdida de intimidad. Intereses comerciales hacen que estemos continuamente observados, desean saber en que consumen los ciudadanos su tiempo, que les gusta, que compran, a donde viajan, etc. Las nuevas tecnologías son un instrumento muy útil para antiguas formas de criminalidad y han favorecido que surjan nuevos tipos de delitos. Al contrario de lo que había pasado con otras revoluciones tecnológicas, hasta ahora, la revolución digital no ha logrado algo fundamental, crear riqueza y mejorar así la vida de los ciudadanos. La nuevas tecnologías contribuyen a hacer la vida de los ciudadanos más cómoda, pero cómodo no es siempre sinónimo de mejor.
Las
nuevas tecnologías han logrado entrar en la vida de los ciudadanos haciendo que
se cumpla la Ley de Say: La oferta crea la demanda. Cosas que ayer no
necesitaban los ciudadanos hoy las necesitan. Por ejemplo tener un teléfono móvil
y estar conectados. La revolución tecnológica no para de innovar, logrando que los ciudadanos utilicen una tecnología poco útil, innecesaria, y sobre todo que crea negativas dependencias. Es evidente que el ánimo de lucro, el deseo de
obtener beneficios, se ha apoderado de Internet y de las nuevas tecnologías,
dominando su desarrollo y evolución, no en beneficio de la sociedad únicamente sino
con el objetivo de obtener más y más beneficios a corto plazo. El primer Internet
no era simplemente no comercial, sino anticomercial. El actual está casi
totalmente dominado por intereses comerciales. Los intereses comerciales se han
impuesto sobre otro tipo de intereses como eran la gratuidad en el acceso a información
y conocimiento, el anonimato, buscando facilitar la cooperación y fomentar la
justicia social. En su momento Mark Zuckerberg dijo: "Facebook no fue creado
originalmente para ser una empresa; al contrario se construyó para cumplir con
una misión social, para hacer que el mundo fuera más abierto y estuviera más
conectado”. Recientemente en el congreso de Barcelona sobre tecnología decía “Que
haya más y más gente en Internet es un negocio que funciona”. Las actuales
redes sociales, son, dicho de una forma
coloquial y rápida, un timo. Se ha
impuesto la verticalidad, se explotan principalmente con fines comerciales, y
algunas de ellas, como Tuitter, están diseñadas a la medida de los famosos, principalmente
para fortalecer el rol social de estos, de personajes famosos del mundo de la política,
el espectáculo, la moda, etc., etc., etc.
En
el discurso inaugural del Mobile World Congress, Cesar Alierta, presidente de Telefónica, empresa con
importantes problemas financieros debido a su elevada deuda, deuda que no está
siendo capaz de reducir ni de pagar como sería de esperar, ha tenido que renegociarla ya en varias ocasiones, dijo “Que
la industria digital es responsable de una parte del crecimiento económico global
de los ultimo cinco años”. Algo obvio, pues no creo que haya ninguna industria
que pueda sobrevivir sin contribuir al crecimiento económico. Pero también es
cierto que Internet elimina la escasez, y como bien es conocido la abundancia,
un exceso de oferta, es el mayor enemigo
del capitalismo “Cuando hay abundancia de algo dejan de producir”, las empresas
cierran y se destruye empleo. La revolución digital está provocando un
capitalismo decadente con graves consecuencias en algunos sectores económicos. La
revolución digital está creando riqueza, lógico, pero principalmente en dos
sectores. En aquellos que producen nuevas tecnologías y facilitan su uso, la
industria digital. Y en un sector que podríamos denominar como intermediarios.
Las nuevas tecnologías y en concreto el uso
de Internet han hecho que surjan intermediarios en todos los sectores económicos.
Internet debería poder facilitar la comercialización de productos y servicios, reducir
la distancia productor-consumidor, vendedor-comprador, pero no siempre es ni así
ni fácil lograrlo. Internet, tiene un problema, que es muy difícil posicionarse, adquirir
visibilidad para vender un producto o servicio, y ello ha provocado que surjan
intermediarios expertos en nuevas tecnologías o simplemente con capacidad para facilitar la relación vendedor-consumidor.
Robert
W. McChesney en su libro “Desconexión Digital” hace un interesante análisis sobre la evolución de las nuevas
tecnologías e Internet, y sus efectos sobre las sociedades democráticas y
capitalistas. Fijando su atención en un sector económico de indiscutible valor
para el buen funcionamiento de las democracias, el sector periodístico. Según
McChesney el actual Internet no tiene nada que ver con los objetivos que perseguían
sus creadores, dice: “La gente pensaba que Internet iba a proporcionar un
acceso global, gratuito e instantáneo a todo el conocimiento humano. Tenía que
ser una zona no comercial, una autentica esfera pública que promovería una
conciencia pública todavía mayor, unas comunidades más fuertes y una participación
política más elevada. Supondría el fin de la desigualdad generalizada y la tiranía
política, así como de los monopolios corporativos”. Sin embargo según McChesney
ha ocurrido todo lo contrario: “Internet se ha mercantilizado, se ha blindada
con derechos de copyright. Se ha patentado, privatizado, monopolizado y sometido
a vigilancia, se ha creado escasez”.
Siendo
indiscutible el papel social del periodismo, como suministrador de información
relevante y útil para los ciudadanos y como elemento que ejerce control y
critica sobre la actividad de gobierno, el análisis que hace McChesney sobre la
situación de esta actividad profesional me parece muy interesante y acertado.
McChesney, como otros muchos expertos de nuestra época opina que Internet ha
destruido el modelo empresarial de los medios informativos comerciales,
haciendo que cada día el periodismo sea de peor calidad. Vivimos una época en
la que estamos saturados de información pero no por ello mejor informados. El número
de noticias a que tienen acceso los ciudadanos no se ha incrementado, los
medios repiten una y otra vez las mismas noticias. Unos medios comentan las
noticias de otros. Los beneficios imperan sobre la calidad de las noticias y
por tanto muchas noticias versan sobre temas que resulta barato cubrir. Para regenerar el periodismo, y logar que siga cumpliendo con su
función social, suministrando información de calidad, relevante y útil a los
ciudadanos, McChesney propone un periodismo no lucrativo, subvencionado por el
Estado. Según McChesney si no se subvenciona el periodismo con recursos públicos,
este seguirá perdiendo calidad, y pasara a ser un negocio secundario de grandes
empresas, cadenas de televisión, y de empresas que utilizan la emisión de
contenidos periodísticos como gancho para atraer usuarios a sus páginas. Para
ello propone subvencionarlo a través de un sistema de cupones que concederían con
su voto los ciudadanos a los diferentes medios en función de la valoración que
hicieran de las noticias que difundieran.
Como
se suele decir no es oro todo lo que reluce. La revolución digital ha aportado
muchas cosas nuevas a las sociedades de nuestra época, provocando una trasformación
no deseada, que no sabemos todavía si esta será positiva o negativa. La revolución
digital ha revitalizando el capitalismo, creando nuevas oportunidades, pero
aprovechables únicamente por unos pocos, y a la vez dañando de forma
importantes a sectores tradicionales de
la economía, por ejemplo, a las empresas periodísticas. Lo que está ocurriendo
en la sociedad, parodiando, podríamos describirlo así: “Erase una vez un hombre
pegado a un teléfono móvil, el de la era digital, no tenía casa, no tenía coche,
no tenía empleo, no tenía familia, no tenía amigos, por no tener no tenía ni
perro, pero tenía su móvil de última generación para conectarse a Internet”.
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