jueves, 10 de marzo de 2016

COLAU EXPRESA SU SENTIMIENTO ANTI-NATO.

En las últimas décadas el desarrollo tecnológico ha sido  increíble, inimaginable, contribuyendo a transformar las sociedades actuales, pero lamentablemente no ha ocurrido lo mismo con las ideologías políticas, estas, han variado muy poco. El desarrollo tecnológico ha avanzado, pero los principales problemas de las sociedades de nuestra época siguen siendo los mismos de siempre, muchos de ellos con su origen en la defensa de determinadas ideologías. La caída del Muro de Berlín, y lo que supuso, la reunificación de Alemania y la disolución de la URRS, se supuso que iba a representar también el derrumbamiento del comunismo como ideología, entre otras cosas al conocer el mundo el fracaso de esa ideología allí donde había gobernado. Pero no ha sido así, el comunismo no ha desaparecido como ideología política sino que simplemente se ha transformado, como hábil camaleón, para seguir defendiendo lo mismo de siempre.  El comunismo internacional, bien en forma de país o de simple partido político, sigue utilizando viejas tácticas para atacar los objetivos de siempre: Las fortalezas de las sociedades occidentales que impiden que  pueda hacerse con el poder.  

El comunismo internacional sigue utilizando viejas tácticas propagandísticas, reivindicativas e incluso militares, para atacar las fortalezas de las sociedades occidentales que le impiden hacerse con el poder. Fortalezas como: La industria nuclear y su utilización militar; el capitalismo y su principal motor el consumismo; o todo aquello que proporciona seguridad en la sociedad frente a los comportamientos violentos de sus grupos, de su gente. Y es que nada hemos aprendido de la historia. La pasividad cuando no complicidad de sectores de las elites dirigentes occidentales han favorecido que el comunismo haya resurgido para convertirse en una amenaza, no solo exterior, pues ya nos encontramos  en un contexto de negada nueva Guerra Fría, sino también en una amenaza interior, como la que, concretamente  en España representa el partido político Podemos.

El encuentro que ayer tuvo lugar entre la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y un coronel  de las Fuerzas Armadas Españolas, en el Salón de Enseñanza de Barcelona,  es un claro ejemplo  de lo anteriormente dicho. Ada Colau,  se dirigió a un coronel, diplomado en Estado Mayor, cuyo nombre desconozco, que no sabemos porque estaba allí en aquel justo momento, diciéndole "Ya sabes que nosotros preferimos como ayuntamiento que no haya presencia militar en el salón”. Ada Coau no dudo en hacer un acto propagandístico ante los medios de televisión, a pesar de que ello representara un comportamiento de elevada irresponsabilidad, insensatez, y posibles consecuencias. Pero si el comportamiento de Ada Colau es un hecho grave y preocupante, todavía lo es más que el ex Jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), Julio Rodríguez, y actual miembro de Podemos, haya declarado que él está a favor de la decisión adoptada en un pleno del ayuntamiento de Barcelona de que Defensa no participe con su stand en el Salón de Enseñanza. Es evidente que deberíamos preguntarnos ¿Quién ha estado mandando las Fuerzas Armadas Españolas con el ex presidente Rodríguez Zapatero?

No debemos de llamarnos a engaño, ni dejar que nos manipulen,  el comportamiento de Ada Colau no se debe  a un sentimiento antimilitarista, sino a su ideología comunista. Ada Colau como   miembro que es de Podemos, partido político que es un instrumento del comunismo internacional en España, para actuar y logar sus fines, solo busca debilitar las fortalezas de las democracias occidentales frente al comunismo. El comunismo, no Occidente, siempre que lo ha necesitado ha recurrido a la utilización de la fuerza y la violencia  para imponer su ideología, recordemos la denominada Doctrina Brézhnev, que venía a decir algo así como: “Cuando hay fuerzas que son hostiles al socialismo y tratan de cambiar el desarrollo de algún país socialista hacia el capitalismo, se convierten no sólo en un problema del país concerniente, sino un problema común que concierne a todos los países comunistas”. Doctrina con la que el Pacto de Varsovia, entre otras cosas, justifico la actuación militar en Hungría (1956) y Checoslovaquia (1968). Colau no es antimilitarista, es anti-NATO, que es muy distinto.

No estoy con lo anterior, queriendo justificar ni defender el rol que las Fuerzas Armadas  juegan en la democracia española, ni mucho menos. Lamentablemente, desde la restauración de la democracia las Fuerzas Armadas han tenido una evolución negativa no propia de un Estado democrático al que deben servir, contaminada por dos elementos. Uno, el hecho de que la Constitución de 1978 considere que el Rey es el mando supremo de las Fuerzas Armadas. Dos,  el ambiente social y político que durante estos años ha habido en España. Es evidente, que la institución de las Fuerzas Armadas ha evolucionado durante la democracia acorde a  la evolución de la vida política, beneficiándose de lo bueno, como por ejemplo su integración en organizaciones internacionales, y bebiendo de los mismos males, males, por ejemplo,  como el de la corrupción. Males que han hecho posible cosas como  que el Ejército español estuviera mandado por alguien como el general Rodríguez, o el no conveniente encuentro de ayer. Mi defensa de las Fuerzas Armadas se basa en dos razones. Uno, la profunda convicción de que las Fuerzas Armadas son un pilar fundamental de toda democracia. Dos,  por considerar que todavía en nuestra época las Fuerzas Armadas  juegan un papel transcendental e insustituible frente a la amenaza que representa el comunismo internacional. 

Lo que está ocurriendo en la vida política española con el partido Podemos es insólito, sin precedentes en ninguna de las democracias occidentales. De ideología comunista pero apoyado por corruptos sectores de la derecha española, afines al PP,  de los que recibe un fuerte apoyo mediático y votos de sus redes clientelares. En los últimos años el PP se ha convertido en una organización política que da cobertura a organizaciones criminales, corrupción política generada  de forma directa o indirecta por el comunismo internacional y su  inexplicable interés en la política española. Pero lo más curioso y sorprendente no es eso, algo favorecido por la debilidad humana ante el dinero, sino el hecho de que el PSOE contra toda lógica  siga apoyando a Podemos, dándole aire, permitiendo que se fortalezca gobernando en importantes ayuntamientos de España gracias a su apoyo, a pesar de que Podemos ha impedido con su voto que su candidato Pedro Sánchez fuera investido como presidente. ¿Por qué el PSOE sigue permitiendo que Podemos gobierne en ayuntamientos tan importantes como  Barcelona, Madrid, Valencia, Zaragoza, Coruña, Cádiz? ¿Por qué el PSOE sigue permitiendo que se fortalezca Podemos si dicho partido amenaza con desplazarle de la oposición convirtiéndose  en la segunda fuerza política? Seguramente las respuestas a estas preguntas no las tenga Pedro Sánchez sino el expresidente Zapatero, y aquellos que estuvieron en la entrañable cena a cuatro, que sepamos, entre Iglesias y Errejon, por Podemos, y Zapatero y Bono, por el PSOE. ¿Quieren acabar de hundir al PSOE o hay un pacto, basado en interese, para permitir que Podemos se fortalezca? No lo sé, de lo único que estoy seguro es de que “No nos representan”. 

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