Hoy
ha tenido lugar el primer acto político importante de la XI legislatura, el
discurso de investidura del candidato a presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Si no logra formar Gobierno, uno de los pocos actos políticos importantes que
entren a formar parte de dicha legislatura. Sánchez se ha presentado como
candidato a ser investido en un ambiente distinto al de otros líderes que le
han precedido, sin contar todavía de forma pública, no sabemos si también privada,
con los suficientes apoyos para ser investido. Pedro Sánchez ha dicho que aceptó
el encargo del Rey de formar un Gobierno porque lo consideraba un deber con
España. Una forma de interpretar las cosas, pues en mi opinión, si no loga ser investido presidente, hubiera
sido un acto de mayor responsabilidad hacia los ciudadanos españoles haber
forzado unas nuevas elecciones, claro que eso es algo que hoy por hoy no le
interesa ni a él ni a su partido, el PSOE, partido con una gran crisis de
liderazgo, con una enorme desunión interna
y con un electorado muy descontento, hasta el punto de que que en los últimos procesos
electorales no ha cesado de perder votos.
Pero
sin lugar a dudas, lo más llamativo del ambiente en el que se ha producido el
discurso de investidura, es que no se había convocado ninguna manifestación en
las proximidades del Congreso de los Diputados. Aquellos que a partir del 2012
cogieron por costumbre manifestarse en las proximidades del Congreso, para
reivindicar cosas como derogar la Constitución y abrir un proceso
constituyente, y emitían eslóganes dirigidos a los señores diputados, como el
de “No nos representan” hoy ya se sienten representados, hoy nadie llamaba a la desobediencia civil en las proximidades
del Congreso, están dentro, han entrado dando forma al nuevo partido político,
Podemos, y sus diferentes marcas. Podemos, partido político que es un
instrumento del comunismo internacional en España. Financiado por el comunismo
internacional y grupos afines, y apoyado mediáticamente y con votos por
corruptos sectores de la derecha española, afines al PP. Debo de reconocer que
la operación política de creación del partido político Podemos, para lo cual se
organizaron dichas manifestaciones, y cosas como el 15-M, la marcha por la
dignidad, etc., etc., etc., ha sido todo
un éxito, hoy tiene 69 diputados.
Los
poemas de amor existen porque toda lengua permite que haya muchas formas distintas de decir lo
mismo, en este caso “Te amo”. Lo mismo ocurre en política con los discursos.
Pedro Sánchez, de quien dicen que era excelente escribiendo discursos para
otros, en concreto para el expresidente Zapatero, con su discurso, que no se quien lo habrá escrito,
lo ha puesto de manifiesto, volviendo a
transmitir lo que la opinión publica ya sabía
que pensaba y proponía. Salvo algunas contadas excepciones, el discurso de Sánchez ha estado repleto de mensajes
conocidos y repetitivos. El discurso de investidura de Pedro Sánchez lo podemos
dividir en tres partes. Una dedicada a interpretar la voluntad de los
ciudadanos. Sánchez se cree capaz de
interpretar por qué los ciudadanos han votado lo que han votado el 20-D. Según él
porque mayoritariamente quieren cambio, cambio que ha reivindicado numerosas veces
durante su discurso. Además, Sánchez
interpreta que los ciudadanos han fraccionado el mapa político español porque
desean que haya más dialogo entre las diferentes fuerzas políticas. Deseo de
cambio y mayor dialogo que son, en mi opinión, dos interpretaciones de las muchas que se
pueden hacer del voto de los ciudadanos, imposibles de argumentar. La segunda
parte de su discurso, la ha dedicado a atacar al Partido Popular, y a su líder,
el actual presidente en funciones,
Mariano Rajoy. Sánchez ha recurrido a la conocida táctica del chivo expiatorio.
Ha intentado hacer parecer a Rajoy, y su partido, como el chivo expiatorio de
todos los problemas que afectan a los ciudadanos, a España, buscando así crear
un consenso con el resto de partidos políticos
y ganar su apoyo a la investidura. La tercera parte la ha dedicado a enumerar el
conjunto de políticas que aplicaría en caso de llegar a ser presidente del
Gobierno. Propuestas la gran mayoría ya conocidas y muchas de ellas
comprendidas en el acuerdo firmado entre el PSOE y Ciudadanos.
Si
algo ha querido dejar claro Pedro Sánchez a lo largo de su discurso es que la única
posibilidad de que haya cambio en España es siendo él presidente. Cambio que ha
reivindicado reiteradamente, dándole mucha importancia pero sin decir a la opinión pública a que se refiere, pues el cambio que se podría lograr con sus
propuestas o es irrelevante o como mucho conduciría a una situación similar a la que había en España en el 2011,
cuando ganó las elecciones generales el PP. Respecto al cambio, e ignorando
que el PSOE ha gobernado España durante nada más y nada menos que 22 años desde
el 78, el candidato a presidente ha dicho
“que hay muchos interesados en que nada cambie, pero las cosas están cambiando”.
No sé a quién se refería, y es cierto que las cosas están cambiando, el
problema es que están cambiando para mal. Ayer había unos grupos al servicio
del comunismo internacional que se manifestaban en las proximidades del
Congreso, hoy intentan influir en la política española desde dentro de las instituciones,
intentando entrar a formar parte del Gobierno de España.
Es
evidente, que cada día que pasa España está más cerca de ser Grecia, tanto por
la situación de la económica como por la situación política, alta inestabilidad y entrada en el
juego político con posibilidad de gobernar de un partido como Podemos, de ideología
similar a Siryza, antieuropeo, anti-OTAN, y minoritario en Europa. En relación con lo
anterior me preocupa enormemente una afirmación de Sánchez que quiero resaltar.
En su discurso ha dicho “Un Gobierno de partidos de la misma ideología no es
posible” “Es necesario mestizaje ideológico” Lo cual me lleva a preguntarme ¿Se
considera Sánchez de la misma ideología que Pablo Iglesias? ¿Considera Sánchez
que el PSOE es también un instrumento a las órdenes de Moscú, cómo Podemos?
Sánchez,
después de alabar la transición y el pasado democrático de España, en mi opinión,
acertadamente, ha dicho que la actual situación de España no es la del 78, y es
cierto. En el 78, además de la presión de los militares, el consenso estaba
favorecido por grandes objetivos que interesaban a los diferentes grupos de
poder que existían en la sociedad española. Intentando así justificar su
propuesta de cambios en la Constitución de 1978. Si repasamos la historia de España comprobamos
que nunca el pueblo español había tenido una Constitución que garantizara
tantos derechos y libertades a los ciudadanos, dudo, y mucho, que las actuales
elites políticas españolas la puedan mejorar. Aun así, Sánchez, desde la tribuna
de la cámara desde la cual las elites
dirigentes españolas privan de dignidad, derechos y amenazan a muchos
ciudadanos españoles, ha dicho que
quiere convertir en fundamentales también muchos otros derechos sociales. Lo
dudo mucho, dudo mucho de las buenas intenciones de alguien que habla desde una
cámara desde la cual se actúa con total permisividad hacia las flagrantes y sistemáticas
violaciones de los derechos humanos que se producen en España.
Sánchez, intentando ganarse el voto del mayor número posible de grupos políticos con representación
en el Congreso, ha dicho que no tiene líneas rojas, que el solo tiene convicciones.
No sé qué entiende Sánchez por líneas rojas, pues para muchas personas sus líneas
rojas son precisamente sus convicciones. Sánchez, antes de hablar de la
inexistencia de líneas rojas, debería de
tener en cuenta que la actual España no es la del 78, como él ha dicho, y mucho menos la del 36, la de la Segunda República.
La coyuntura internacional es hoy distinta a la del 36. Vivimos en un mundo más
interrelacionado, e interdependiente, en el que la injerencia militar en países
extranjeros esta al orden del día. Que el Gobierno de España cruzara determinas
líneas rojas, o sutilmente favoreciera que se cruzaran, sin lugar a dudas, supondría
para España una tragedia, graves e importantes consecuencias.
La
política Española, además de estar completamente podrida por cosas como la
corrupción, el terrorismo de Estado, impunes violaciones de los derechos humanos,
etc., tiene mucho de teatro. Dentro de esa teatralidad entra la creación de
Podemos, su entrada en el Congreso de los Diputados con 69 diputados, e incluso la planificada designación
de asientos. Por tanto es difícil saber
que pasara, con que apoyos contara Sánchez y si serán suficientes para que sea
el próximo presidente del Gobierno de España. En mi humilde opinión, después de
oír el discurso de Sánchez, creo que puede pasar a la historia de dos formas,
como Sánchez el breve o como Sánchez el cínico. Como breve, no logrando formar
Gobierno, o como cínico siendo investido gracias a un acuerdo con Podemos, acuerdo
que ya existe pero que se mantienen oculto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario