martes, 1 de marzo de 2016

SANCHEZ ¿BREVE O CÍNICO?

Hoy ha tenido lugar el primer acto político importante de la XI legislatura, el discurso de investidura del candidato a presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Si no logra formar Gobierno, uno de los pocos actos políticos importantes que entren a formar parte de dicha legislatura. Sánchez se ha presentado como candidato a ser investido en un ambiente distinto al de otros líderes que le han precedido, sin contar todavía de forma pública, no sabemos si también privada, con los suficientes apoyos para ser investido. Pedro Sánchez ha dicho que aceptó el encargo del Rey de formar un Gobierno porque lo consideraba un deber con España. Una forma de interpretar las cosas, pues en mi opinión,  si no loga ser investido presidente, hubiera sido un acto de mayor responsabilidad hacia los ciudadanos españoles haber forzado unas nuevas elecciones, claro que eso es algo que hoy por hoy no le interesa ni a él ni a su partido, el PSOE, partido con una gran crisis de liderazgo, con una enorme  desunión interna y con un electorado muy descontento, hasta el punto de que que en los últimos procesos electorales no ha cesado de perder votos.

Pero sin lugar a dudas, lo más llamativo del ambiente en el que se ha producido el discurso de investidura, es que no se había convocado ninguna manifestación en las proximidades del Congreso de los Diputados. Aquellos que a partir del 2012 cogieron por costumbre manifestarse en las proximidades del Congreso, para reivindicar cosas como derogar la Constitución y abrir un proceso constituyente, y emitían eslóganes dirigidos a los señores diputados, como el de “No nos representan” hoy ya se sienten representados, hoy  nadie llamaba  a la desobediencia civil en las proximidades del Congreso, están dentro, han entrado dando forma al nuevo partido político, Podemos, y sus diferentes marcas. Podemos, partido político que es un instrumento del comunismo internacional en España. Financiado por el comunismo internacional y grupos afines, y apoyado mediáticamente y con votos por corruptos sectores de la derecha española, afines al PP. Debo de reconocer que la operación política de creación del partido político Podemos, para lo cual se organizaron dichas manifestaciones, y cosas como el 15-M, la marcha por la dignidad, etc., etc., etc.,  ha sido todo un éxito, hoy tiene 69 diputados.

Los poemas de amor existen porque toda lengua  permite que  haya muchas formas distintas de decir lo mismo, en este caso “Te amo”. Lo mismo ocurre en política con los discursos. Pedro Sánchez, de quien dicen que era excelente escribiendo discursos para otros, en concreto para el expresidente Zapatero,  con su discurso, que no se quien lo habrá escrito,  lo ha puesto de manifiesto, volviendo a transmitir  lo que la opinión publica ya sabía que pensaba y proponía. Salvo algunas contadas excepciones, el discurso  de Sánchez ha estado repleto de mensajes conocidos y repetitivos. El discurso de investidura de Pedro Sánchez lo podemos dividir en tres partes. Una dedicada a interpretar la voluntad de los ciudadanos. Sánchez se cree  capaz de interpretar por qué los ciudadanos han votado lo que han votado el 20-D. Según él porque mayoritariamente quieren cambio, cambio que ha reivindicado numerosas veces durante su discurso. Además,  Sánchez interpreta que los ciudadanos han fraccionado el mapa político español porque desean que haya más dialogo entre las diferentes fuerzas políticas. Deseo de cambio y mayor dialogo que son, en mi opinión,  dos interpretaciones de las muchas que se pueden hacer del voto de los ciudadanos, imposibles de argumentar. La segunda parte de su discurso, la ha dedicado a atacar al Partido Popular, y a su líder, el actual presidente en funciones, Mariano Rajoy. Sánchez ha recurrido a la conocida táctica del chivo expiatorio. Ha intentado hacer parecer a Rajoy, y su partido, como el chivo expiatorio de todos los problemas que afectan a los ciudadanos, a España, buscando así crear un  consenso con el resto de partidos políticos y ganar  su apoyo a la investidura.  La tercera parte la ha dedicado a enumerar el conjunto de políticas que aplicaría en caso de llegar a ser presidente del Gobierno. Propuestas la gran mayoría ya conocidas y muchas de ellas comprendidas en el acuerdo firmado entre el PSOE y Ciudadanos.

Si algo ha querido dejar claro Pedro Sánchez a lo largo de su discurso es que la única posibilidad de que haya cambio en España es siendo él presidente. Cambio que ha reivindicado reiteradamente, dándole mucha importancia pero sin decir a la  opinión pública a que se refiere,  pues el cambio que se podría lograr con sus propuestas o es irrelevante o como mucho  conduciría a una situación  similar a la que había en España en el 2011, cuando ganó las elecciones generales el PP. Respecto al cambio,  e  ignorando que el PSOE ha gobernado España durante nada más y nada menos que 22 años desde el 78, el candidato a presidente  ha dicho “que hay muchos interesados en que nada cambie, pero las cosas están cambiando”. No sé a quién se refería, y es cierto que las cosas están cambiando, el problema es que están cambiando para mal. Ayer había unos grupos al servicio del comunismo internacional que se manifestaban en las proximidades del Congreso, hoy intentan influir en la política española desde dentro de las instituciones, intentando entrar a formar parte del Gobierno de España.

Es evidente, que cada día que pasa España está más cerca de ser Grecia, tanto por la situación de la económica como por la situación política, alta inestabilidad y entrada en el juego político con posibilidad de gobernar de un partido como Podemos, de ideología similar a Siryza, antieuropeo, anti-OTAN, y  minoritario en Europa. En relación con lo anterior me preocupa enormemente una afirmación de Sánchez que quiero resaltar. En su discurso ha dicho “Un Gobierno de partidos de la misma ideología no es posible” “Es necesario mestizaje ideológico” Lo cual me lleva a preguntarme ¿Se considera Sánchez de la misma ideología que Pablo Iglesias? ¿Considera Sánchez que el PSOE es también un instrumento a las órdenes  de Moscú, cómo Podemos?

Sánchez, después de alabar la transición y el pasado democrático de España, en mi opinión, acertadamente, ha dicho que la actual situación de España no es la del 78, y es cierto. En el 78, además de la presión de los militares, el consenso estaba favorecido por grandes objetivos que interesaban a los diferentes grupos de poder que existían en la sociedad española. Intentando así justificar su propuesta de cambios en la Constitución de 1978.  Si repasamos la historia de España comprobamos que nunca el pueblo español había tenido una Constitución que garantizara tantos derechos y libertades a los ciudadanos, dudo, y mucho, que las actuales elites políticas españolas la puedan mejorar. Aun así, Sánchez, desde la tribuna de la  cámara desde la cual las elites dirigentes españolas privan de dignidad, derechos y amenazan a muchos ciudadanos españoles, ha dicho que quiere convertir en fundamentales también muchos otros derechos sociales. Lo dudo mucho, dudo mucho de las buenas intenciones de alguien que habla desde una cámara desde la cual se actúa con total permisividad hacia las flagrantes y sistemáticas violaciones de los derechos humanos que se producen en España.

Sánchez, intentando ganarse el voto del mayor número posible de grupos políticos con representación en el Congreso, ha dicho que no tiene líneas rojas, que el solo tiene convicciones. No sé qué entiende Sánchez por líneas rojas, pues para muchas personas sus líneas rojas son precisamente sus convicciones. Sánchez, antes de hablar de la inexistencia de líneas rojas, debería de tener en cuenta que la actual España no es la del 78, como él ha dicho,  y mucho menos la del 36, la de la Segunda República. La coyuntura internacional es hoy distinta a la del 36. Vivimos en un mundo más interrelacionado, e interdependiente, en el que la injerencia militar en países extranjeros esta al orden del día. Que el Gobierno de España cruzara determinas líneas rojas, o sutilmente favoreciera que se cruzaran, sin lugar a dudas, supondría para España una tragedia, graves e importantes consecuencias.

La política Española, además de estar completamente podrida por cosas como la corrupción, el terrorismo de Estado, impunes violaciones de los derechos humanos, etc., tiene mucho de teatro. Dentro de esa teatralidad entra la creación de Podemos, su entrada en el Congreso de los Diputados con  69 diputados, e incluso la planificada designación  de asientos. Por tanto es difícil saber que pasara, con que apoyos contara Sánchez y si serán suficientes para que sea el próximo presidente del Gobierno de España. En mi humilde opinión, después de oír el discurso de Sánchez, creo que puede pasar a la historia de dos formas, como Sánchez el breve o como Sánchez el cínico. Como breve, no logrando formar Gobierno, o como cínico siendo investido gracias a un acuerdo con Podemos, acuerdo que ya existe pero que se mantienen oculto.

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