lunes, 6 de noviembre de 2017

CRISIS CATALANA: BÉLGICA DA AMPARO A PUIGDEMONT.

Los responsables de que  en el Parlament de Catalunya se hiciera el pasado 27 de octubre una Declaración Unilateral de Independencia (DUI) están siendo investigados por la justicia española. Unos tendrán que  presentarse a declarar el próximo jueves en el Tribunal Supremo, otros, ya están en prisión, y el resto, el expresidente Carles Puigdemont y 4 exconsejeros, se encuentran refugiados en Bélgica. Sin ser experto en derecho, parece lógico, que deba existir alguna ley dentro del marco jurídico español que impida que unos dirigentes que han realizado una DUI, buscando romper el orden constitucional puedan volverse a presentar a unas elecciones. Pero parece que no va a ser así, diferentes miembros del Gobierno de Mariano Rajoy, han dicho ya que los acusados de rebelión y sedición por haber declarado la independencia, podrán presentarse a las próximas elecciones autonómicas catalanas del 21-D. Y no es de extrañar el comportamiento del Gobierno de Rajoy. Declarada la DUI, ante la comisión de un delito flagrante, de conocimiento público, al ser televisado, lo que entre otras cosas podría crear alarma social,  lo lógico, lo que muy probablemente hubiera ocurrido en cualquier democracia occidental, es que el Gobierno recomendara a la Fiscalía que pidiera la inmediata detención de sus principales responsables, Puigdemont y sus consejeros, pero no fue así, la Fiscalía tardo en actuar, permitiendo que Puigdemont y algunos consejeros huyeran a Bélgica. Sin ser mal pensado, tal inacción, tal  nivel de incompetencia, conduce a pensar que el Gobierno del PP quería que Puigdemont trasladara su lucha personal a Bélgica.

El 2002, aprovechando la coyuntura internacional, entre otras cosas, las reacciones provocadas por el incidente del 11-S, pactos secretos para acabar con denominado Conflicto Armado Vasco, etc.,  y gracias a que  el PP tenía mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados,  el Gobierno del expresidente Aznar aprobó la ley de partidos políticos, la cual representaba un traje a medida para el partido político Batasuna. De acuerdo con dicha ley, la justicia española ilegalizo ese partido al considerar, dicho de forma resumida, que Batasuna era un instrumento político al servicio de la organización terrorista ETA. La justicia española, el Poder Judicial, considero que las características de algunos dirigentes de ese partido debían trasladarse a toda la organización, ilegalizándola. Curiosamente, el Poder Judicial, no considero que las características de los acusados en las tramas criminales de los asuntos Gürtel, Púnica, Lezo, etc., eran trasladables al conjunto del Partido Popular. Aunque está demostrado que el PP es una organización política que da apoyo a organizaciones criminales; aunque investigaciones policiales dan a conocer que el PP ha sido un instrumento al servicio de diferentes organizaciones criminales, sin cuya existencia muchos de sus delitos no los hubieran podido cometer. A pesar de todo eso, la justicia española no ha considerado necesario ilegalizar el PP.

La justicia española no ha considerado necesario ilegalizar el PP a pesar de que  investigaciones policiales demuestran que ha sido un instrumento necesario para que varias organizaciones criminales pudieran cometer diferentes  delitos. Ahora, parece que ni a la justicia española ni al Gobierno de Rajoy les interesa recurrir a la aplicación de la ley de partidos para impedir que los partidos que han servido de instrumento para proclamar una DUI en Cataluña no se puedan volver a presentar a unas elecciones encuadradas en un marco constitucional que no respectan. Da la impresión, de que los poderes del Estado no quieren aplicar en la crisis catalana el  duro criterio judicial utilizado contra Batasuna, a pesar de que es fácil percibir que la amenaza del proceso independentista es mucho mayor de la que representaba Batasuna para España, para el Estado, para la Seguridad Nacional. ¿Por qué será, que está en juego, que es lo que realmente reclaman las elites burguesas independentistas catalanas?

Que un Estado de protección a un ciudadano extranjero, complicando así sus relaciones internacionales, cuesta dinero, mucho dinero. Puigdemont ha acudido a Bélgica, no en busca de ayuda, por ejemplo, de  instituciones internacionales, sino porque de antemano sabía que le iban a dar protección. Dándole además una relevancia de la que, al haber sido destituido, carece totalmente. Lo cual conduce a preguntarse ¿Quién paga todo esto? ¿Acaso las empresas que antes le  daban su apoyo al independentismo  y que ahora, que Puigdemont ha huido,  también han salido de Cataluña o tal vez algún  rico actor internacional, todavía desconocido, o ambos? ¿Quién, quien paga el costoso apoyo exterior que está recibiendo Puigdemont?    


La Asamblea Nacional Catalana, instrumento no político, pero  al servicio del proceso independentista, a la cual no se le ha aplicado tampoco el mismo criterio judicial que a Batasuna, ha convocado para el próximo 6 de diciembre en Bruselas una manifestación a favor de la liberación de los prisioneros políticos catalanes, de los consejeros. O sus dirigentes  tienen información privilegiada, algo que entra dentro de lo posible,  o es evidente que confían poco en el poder de las elites independentistas catalanas para sacar a los suyos de prisión, y mucho en el poder de Puigdemont para poder seguir todavía en esa fecha refugiado en Bélgica. Las elites burguesas independentistas catalanas no quieren reconocer lo evidente, que el proceso independentista tal como lo habían planteado ha llegado a su fin con la DUI, y que ahora tienen que tomar el control de las fronteras, o asumir que han sido derrotados con la aplicación del 155. La única forma de que el proceso independentista siga avanzando es a través de la vía Kosovo, esfuerzo que no están dispuestos a pagar aquellos que lo lideran. Puigdemont, refugiado en Bélgica, no ha dicho que, parafraseando al expresidente Aznar,  va a crear algo así como un Movimiento de Liberación de Cataluña (vía Kosovo) sino todo lo contrario,  ha dicho que él y los suyos participaran en las próximas elecciones, si se lo permite la justicia, claro. Puigdemont, tal vez logres el apoyo de la Alianza de Civilizaciones, o de los BRICS, o de entes similares, pero tú, tú no eres Arafat, ni por ahora Cataluña es Palestina, entrégate Puigdemont, entrégate o vete al psiquiatra.

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