El pasado 1 de Octubre se celebró en Cataluña un referéndum secesionista; el 10 del mismo mes, el hoy
destituido presidente, Carles Puigdemont, anuncio en el Parlament de Cataluña,
cito textualmente, "Asumo el
mandato del pueblo para que Cataluña se convierta en un Estado independiente en
forma de República", dejando en suspenso la declaración de independencia.
Declaración Unilateral de Independencia que aprobaría el Parlament el 27 de
Octubre, el mismo día que el Senado autorizaba que el Gobierno de España aplicara medidas encuadradas dentro del marco del
artículo 155 de la Constitución destinadas a suspender el autogobierno de
Cataluña. Como consecuencia el Gobierno de España ceso a los miembros del
Gobierno autonómico, cogió el control de la Administración catalana, y disolvió
el Parlament, convocando elecciones autonómicas para el próximo 21 de
diciembre. Unas semanas antes, exactamente el 20 de septiembre, un grupo de
individuos destrozo tres coches de la Guardia Civil, en Barcelona, mientras sus
miembros realizaban un registro en la sede de
la doncellería de Economía de la Generalitat. Según las investigaciones
judiciales los manifestantes recibían ordenes de los representantes de
la Asamblea Nacional Catalana
(ANC) y de Òmnium Cultural,
respectivamente, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, los cuales se subieron a los coches
destrozados de la Guardia Civil para liderar a la masa, encontrándose por ello
en estos momentos detenidos y en prisión. ¿Ha ocurrido realmente todo eso o ha
sido un sueño?
¿Ha ocurrido realmente todo lo anterior o ha sido un sueño?
Debo de reconocer que no lo tengo claro. Sin uno analiza los discursos que han
emitido los principales dirigentes de los partidos políticos españoles,
independentistas y constitucionalistas, da la impresión de que en España no ha
pasado nada relevante durante el mes de octubre. Lo único en lo que coinciden,
es en que es preocupante que haya un número elevado y significativo de
empresas que hayan decidido dejar de tener su sede en Cataluña, trasladándola a
otras regiones de España. Sin lugar a dudas, lo más sorprendente de todo es que
todos los partidos políticos catalanes, tanto independentistas como
constitucionalistas, consideran que la decisión del Gobierno de España de
convocar elecciones autonómicas en Cataluña el próximo 21 de diciembre ha sido
acertada. Los partidos políticos, que ayer
declaraban la independencia, ya han dicho que se presentaran a dichas
elecciones. El expresidente Carles Puigdemont, el cual intenta esquivar la
acción de la justicia española refugiándose en Bélgica, ha dicho que dichas
elecciones son un reto democrático, y por tanto, que se presentaran y
respectaran los resultados. Tanto ilógico consenso, conduce a sospechar que el Gobierno de Rajoy ha pactado la
convocatoria de las elecciones con todas las fuerzas políticas.
Diferentes encuestas sobre intención de voto vaticinan que
de celebrarse hoy unas elecciones en Cataluña el reparto de poder en el
Parlament, entre independentistas, constitucionalistas y los comunistas de
Podemos y sus satélites, sería muy parecido al actual. Por citar una, la
realizada por Centre d'Estudis d'Opinió (CEO),
prevé que Junts pel Sí y la CUP sumarían entre 68 y 72 escaños,
revalidando con ello la mayoría absoluta. Algunos sectores del independentismo
están hablando ya de considerar las elecciones del próximo 21 de diciembre como
un plebiscito a la aplicación del 155. Con la aplicación del 155 el Gobierno de
Rajoy ha cesado al Gobierno de Puigdemont, está cerrando algunos organismos de
la Generalitat, incluso se rumorea que ha habido cargos del PP que ya han
preguntado sobre que hay que hacer para cobrar el famoso 3%, pero poco más. La
aplicación del 155 apenas se está notando, no está siendo, y todo apunta que no
lo va a ser, un elemento disuasorio frente a las reivindicaciones
secesionistas. Podría ocurrir incluso que dirigentes políticos
independentistas, recientemente cesados, detenidos o simplemente investigados, se volvieran a presentar a las
elecciones del 21-D, y volvieran a obtener mayoría para formar Gobierno.
Entonces, ¿Por qué convocar las elecciones tan pronto? ¿Por qué solo 54 días,
quien lo ha decidido?
Es evidente, que 54 días son pocos días para
que cambien los sentimientos en una sociedad. Y a no ser que el Gobierno de
Rajoy se guarde en la manga alguna carta, consecuencia de algún pacto político
encaminado a que el próximo 21-D se produzca un determinado resultado, por
ejemplo, que el comunismo internacional
representado por Podemos y su satélite en Cataluña, los denominados comunes,
puedan obtener algún tipo de mayoría para poder formar Gobierno, creo que la
convocatoria de las elecciones de una forma tan rápida, sin permitir que la
aplicación del 155 tome forma, sin
permitir que su aplicación provoque en
la sociedad catalana una sosegada, profunda y necesaria reflexión, será un gran
error, pues ,en el mejor de los casos, devolverá a Cataluña a una situación
previa a la aplicación del 155.
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