martes, 11 de julio de 2023

DEBATE ELECTORAL EN EL PAÍS DE LA MENTIRA.

Ayer se celebró el  primer, y según los medios de comunicación el único, debate entre los principales candidatos a presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, en las elecciones generales que celebraran el próximo 23 de julio. Fue un debate vacío de contenido, en el que se aportó poca luz sobre los programas de los candidatos. Ninguno de los candidatos sobresalió por su oratoria o sus ideas. Para   rebatir las afirmaciones del adversario, en vez de aportar argumentos los candidatos optaron por emitir el simple mensaje de “Es falso, Vd. miente”, seguramente conscientes de que  muchos de los televidentes que seguían el debate no tienen capacidad para constatar que datos eran verdaderos o falsos. En resumen, un debate confuso, en el que los candidatos dieron a conocer pocas propuestas y que contribuyo a dejar tres cosas claras. Primera, vivimos en el país de la mentira. Vivimos en un país en el que se admite que los candidatos a presidente participen en un debate televisivo utilizando con total descaro datos falsos, despreciando y buscando manipular así a una audiencia carente de capacidad para constatar la veracidad de los mismos. Segunda, que el sistema electoral español, no funciona, y muy probablemente de las próximas elecciones no salga un partido político ganador, sino que el ganador se decidirá en el Congreso de los Diputados, dependiendo del voto de minorías. Tercera, que el presidente Sánchez es, según sus propias palabras, un presidente limpio, algo preocupante, pues no ha dejado claro que quiere expresar, decir, con ello, ¿Tal vez, que el candidato de la oposición no lo es? ¿Tal vez, que está cachas o que se va a quedar calvo?

 


Después de cinco años gobernando, ayer el presidente Sánchez tenía dos alternativas. Reiterarse en las políticas aprobados por su Gobierno y que la sociedad española  ha rechazado en las pasadas elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo, con una clara derrota del PSOE, o proponer otras nuevas, opuestas, que pudieran atraer el electorado que necesita para ganar las próximas elecciones. 

Sánchez no opto por ninguna de las dos. Por un lado, busco justificar la situación de la economía. La elevada inflación, el elevadísimo crecimiento de la  deuda pública, el elevado precio de la energía eléctrica, el incremento de la dificultad de los ciudadanos para acceder a una vivienda, etc, considera que todo es atribuible a la pandemia generada por covid-19 o a la guerra en Ucrania, no a sus políticas. La barra libre de dinero público, asumiendo el  Gobierno de España las pérdidas y gastos de diferentes sectores de la sociedad española, las ayudas a los jóvenes menores de 35 años para alquilar vivienda, la política energética, etc, no han influido en la situación de la economía. Por el otro, recurrió a tono brusco, agresivo, y al citado “Es falso, Vd. miente”, para anular el discurso del adversario. Por su parte, el candidato del PP, Núñez Feijóo, busco dejar clara la idea de que sí en las próximas elecciones, en las que casi todas las encuestas le dan como ganador, no obtiene mayoría absoluta se verá obligado a formar un Gobierno de coalición con Vox. Para ello, una y otra vez, reitero el ofrecimiento a Sánchez de cerrar un pacto a favor de que gobierne el partido más votado. Pacto que Sánchez rechazo, alegando que en Extremadura el PP le había quitado el Gobierno autonómico al PSOE, que era el partido más votado.  

El presidente Sánchez ha centrado el debate en atacar al líder del PP por su gestión al frente del Gobierno autonómico de Galicia y por sus pactos con Vox a nivel autonómico y municipal. Sánchez ha criticado la gestión de Feijóo al frente del Gobierno autonómico gallego, atribuyéndole haber triplicado la deuda pública y haber construido muy pocas viviendas de protección oficial, de lo que Feijóo se ha defendido únicamente  diciendo que era falso.  Por su parte, Feijóo se ha centrado en el tema económico y en proponer un pacto para que gobierne el partido político  más votado, pacto que Sánchez ha rechazado. Feijóo considera que la economía no va bien, que durante los cinco años que  Sánchez ha gobernado la deuda pública española ha aumentado  más que en cualquier otro Estado miembro de la Unión Europea. Ha dicho  que Sánchez miente cuando afirma que se está reduciendo la deuda pública, pues solo se está reduciendo en términos de PIB, mientras no cesa de crecer en valores absolutos. Feijóo califica de derroche  que el Gobierno pague el transporte a nivel autonómico a todos los ciudadanos sin tener en cuenta su nivel de renta. Como idea poco conocida, el presidente Sánchez ha dicho que intervendrá para que familias con ingresos menores a 37.000 euros puedan alargar el pago de la hipoteca siete años. Por su parte Feijóo, como ideas menos conocidas, ha dicho que mantendrá la revalorización de las pensiones respecto al IPC y derogará  la ley de la memoria histórica. Sí Feijóo ha criticado a Sánchez por sus pactos con EH Bildu y partidos independentistas catalanes, así como el haber contribuido a que violadores salgan de la cárcel con la ley del solo sí es sí, curiosamente, Sánchez no ha querido utilizar de forma clara las relaciones de Feijóo con  Marcial Dorado, según la Audiencia Nacional uno  de los jefes del narcotráfico gallego, muy probablemente porque ello hubiera dado paso a que Feijóo pudiera introducir el asunto Mediador que, entre otros, afecta Bernardo Fuentes, exdiputado nacional del PSOE.

 

Desde que, en el 2014, Podemos entro en la política española apoyado de forma clara por sectores de la derecha monárquica, se percibe que en la sociedad española hay un ambiente político de alternancia pactada por las elites dirigentes. Si antes hubo un proyecto político para favorecer un Gobierno de coalición del PSOE con Unidas Podemos, impulsado principalmente por sectores monárquicos, entre los que destaca el Grupo Planeta, ahora los mismos sectores están impulsando otro para que España pase a estar gobernada por una coalición del PP y Vox. Lamentablemente, ambos candidatos, tanto Sánchez como Feijóo, han dejado claro estar dispuestos a pactar con quien sea para poder ser investido presidente. Es decir, Sánchez a renovar un Gobierno de coalición con los comunistas, hoy Sumar, y Feijóo a formar un Gobierno de coalición del PP con un partido político fascista como Vox. Según una gran mayoría de las encuestas, el PP ganara las próximas elecciones y es muy probable que España pase a estar gobernada por un Gobierno de coalición del PP con Vox ¿Como definir a una sociedad que pasara de estar gobernada por un Gobierno de  coalición del PSOE con los comunistas, a uno del PP, un supuesto partido conservador, liberal y moderado, solo supuesto, con un partido fascista, Vox? No lo sé, seguramente marxista de Groucho Marx, una sociedad apolítica, sin principios que vota en función de los intereses de las elites dirigentes.

 

Muy probablemente los que vengan, PP-Vox, sean peores que los que están, pero en mi modesta opinión estos, los de Don Limpio, merecen irse, es el único recurso que en democracia tienen los ciudadanos para presionar, la alternancia. El presidente Sánchez, Don Limpio, debe coger su colchón, dejar España sin colchón y con una elevada deuda pública e irse a su despacho de presidente de la Internacional Socialista, ha hecho mucho daño metiendo a los comunistas, Unidas Podemos, en el Gobierno de España, gracias a un evidente pacto entre las elites dirigentes españolas, y aceptando muchas de sus reivindicaciones, además, por la puerta de atrás, es decir, dándoles ministerios sin proyección internacional para que cuando llegaba a Bruselas hacerles creer a los dirigentes de la OTAN, de la UE, etc, que realmente el PSOE no gobernaba en coalición con los comunistas, que solo aparentaban ser un Gobierno de coalición para escenificar no sé qué, tal vez, todavía la pinza Aznar(monárquicos)-Anguita(comunistas).

 

Sin duda, insisto, lo más anecdótico del debate fue la aparición de Don Limpio, como se autodefine el presidente Sánchez. El hecho de que el presidente Sánchez se haya autocalificado como un político limpio, sin que ello haya sido fruto de la necesaria reacción a una previa descalificación de Feijóo, podría  ser preocupante, entre otras cosas, por aquello de “Dime de qué presumes y te diré de qué careces”, pero no lo es porque muy probablemente a Sánchez le queden, como se suele decir coloquialmente, menos de dos telediarios, ya que todas las encuestas  vaticinan una importante derrota del PSOE en las próximas elecciones y, por tanto,  poco tiempo tendrá Sánchez para mancharse, al no ser al frente de la Internacional Socialista. Es muy probable que sea el momento de Feijóo, pero sin duda no es el momento de España. España va a pasar de estar gobernada por un coalición del PSOE con los comunistas, Unidas Podemos, a estarlo por una coalición del PP con un partido fascista, Vox, la voz de los militares, un partido que solo conoce el lenguaje de la violencia y considera la democracia el Gobierno de los débiles, un partido que representa la vuelta a las instituciones políticas españolas del sector más duro de la dictadura militar, de aquellos que durante décadas tuvieron la sociedad española privada de derechos y democracia. Sin duda, no es el momento de España.

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