El mundo va a terminar el 2025 y comenzar el 2026 liderado, más que gobernado pues a veces parece que nadie gobierna, por una política que se caracteriza por dos cosas: Extraños resultados electorales pendulares y una política exterior de numerosos gobiernos basada en los interés personales de sus líderes. Una política que como principal resultado tiene la incapacidad de dar solución a problemas que han sido definidos como importantes, pasando a calificarlos como inevitables.
