Las elites nacionalistas burguesas catalanas han celebrado
hoy la Diada, fiesta nacional de Cataluña, organizando una ola sonora. Hablando
en plata, realmente “tiene cojones la cosa”, pues nunca antes derrotas
políticas habían sido tan celebradas. Desde que comenzó el denominado proceso
independentista, con la Diada del 2012, los independentistas no han conseguido
una solo victoria, puede que hayan logrado victorias individuales, personales,
o de sectores concretos de la sociedad catalana, pero no han logrado ni una
solo de sus reivindicaciones. No solo eso, la economía catalanas esta hoy
calificada como bono basura; con una elevada deuda publica el Gobierno
autonómico de Cataluña no puede acudir a los mercados extranjeros a
financiarse, dependiendo para ello totalmente del Gobierno de España. ¿Qué
celebran entonces hoy con la ola sonora? No lo sé, pero poco tienen que
celebrar, pues hoy la sociedad catalana y en concreto las elites
independentistas están peor que en el 2012.
Desde el momento en que
el Parlament aprobó la Declaración
Unilateral de Independencia el pasado 27 de Octubre, pero luego
sus principales dirigentes no tuvieron cojones para tomar el control de las
fronteras, cojones que sí tuvieron para organizar hoy la ola, siendo detenidos
unos por el Gobierno de España, huyendo otros al extranjero, estando hoy en
busca y captura, el proceso independentista está muerto.
Lo que se conoce como el proceso independentista está
muerto, las elites nacionalistas catalanas como quien dice siguen jugando,
celebran hoy la Diada, haciendo escenificaciones de poder, como la ola sonora,
únicamente gracias a fichas que prestadas por
el Gobierno de España. ¿Por qué esto es así? Evidentemente, porque está
claro ya desde hace tiempo que el proceso independentista no busca que Cataluña
pase a constituirse en un Estado independiente y soberano, sino otras cosas, la
escenificación de demostraciones de poder a través de actos como el que hoy ha
tenido lugar. Y para ello cuenta con el apoyo de sectores de la sociedad
española con poder en las Instituciones del Estado, en concreto, con el claro
apoyo de los monárquicos, lo que a su vez les garantiza la no intervención de
los militares. Hace dos días, el presidente Torra llamaba a atacar el Estado.
Torra no se hubiera atrevido a hacer una declaración pública de tal dimensión
sin saber con exactitud que no se produciría ningún reacción por parte de los
poderes e instituciones constitucionalistas, del Estado central. Monárquicos y
militares son los principales actores que están permitiendo que el proceso
independentista continúe vivo, actuando, haciendo demostraciones de poder,
poniendo en riesgo la estabilidad política y generando conflictividad social,
resumiendo poniendo en riesgo el futuro de España. Al final va a resultar que el independentismo
catalán es otro de los herederos ideológicos de la dictadura militar, claro
que, por algo el expresidente Aznar, principal heredero, ya hablo en su momento catalán en la
intimidad.
El
ministro de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, Josep Borrell, ha
declarado hoy que Cataluña es una nación, y es cierto, es una nación como
Palestina, en los sentimientos de muchos, pero no en la realidad. Cataluña es
una nación como Palestina, en los sentimientos de muchos, pero si voz ni voto en los foros
internacional. Cataluña es una nación
como Palestina, en los sentimientos de muchos, pero una nación a la que el Tribunal Constitucional le ha
negado una relación bilateral con el Gobierno de España. Cataluña es una nación
como Palestina, en los sentimientos de muchos, y lo puede ser también en otras
cosas, hundiéndose todavía más su
economía debido a un boicot a la importación de
productos catalanes, o surgiendo un conflicto armado interno. Pues, que
no haya duda alguna, la ola sonora, tendrá un coste para Cataluña y para España.
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