Con motivo de la celebración del
40 aniversario del día de la Constitución Española, las pareces del Congreso de los Diputados han sido
hoy testigos silenciosos de que las
palabras pueden ser tan bellas como
falsas. La presidenta del Congreso, Ana Pastor, y el rey Felipe VI han
rellenado sus respectivos discursos con
palabras cuyos significados tienen muy poco que ver con la evolución política y
social que se ha producido en España durante los 40 años de democracia y mucho
menos todavía con la realidad de la España actual. El expresidente autonómico,
Manuel Fraga, al que hoy han recordado en varias ocasiones, solía utilizar con frecuencia una frase que me
gasta mucho, no, no es la de “La calle es mía”, sino el viejo dicho de “Cada
uno habla de la feria según le va en ella”. La Constitución Española ha sido un
seductor menú de una fiesta a la que han sido invitados unos pocos”, entre los
que destacan, las actuales elites políticas.
La España constitucional tiene muy poco que ver con la España real, al estar
excluidos de la primera amplios sectores de la sociedad española.
Las elites dirigentes
españolas se han beneficiado de la democratización de España. Se han repartido
de forma pacífica la tarta del poder político y se han enriquecido enormemente,
pero está también la otra cara de la moneda. Una importante parte de la
sociedad española se encuentra en situación de pobreza o exclusión social;
muchos ciudadanos españoles han sido y son objeto de violaciones de los
Derechos Humanos; en la España democrática se ejerce represión judicial y
policial, hay ciudadanos a los que se les niega el derecho a la justicia y son
objeto de detenciones ilegales; en la España democrática ha habido terrorismo
de Estado y han ciudadanos que son objeto de abusos médicos y sometidos, una
vez de forma sutil y otras no tanto, a tortura.
El problema no es la Constitución
de 1978. La Constitución fue un selecto menú impuesto de forma explícita e implícita
desde el exterior, un menú de valores y principio políticos que las elites
dirigentes españolas del momento tuvieron que acepar para que a España se le
abrieran las puertas de las organizaciones y foros internacionales. El problema
es que el contenido de la Constitución no se respecta, el Estado de Derecho no
abarca por igual a todos los ciudadanos. En la España democrática hay ciudadanos que son considerados parias, se
les priva de derechos fundamentales y son objeto de abusos en un ambiente
judicial de máxima impunidad y total indefensión.
El día de la Constitución las
elites políticas suelen repetir siempre lo mismo, hacen alusión al progreso que
se ha producido en España durante los últimos 40 años. El rey Felipe VI lo ha
calificado hoy como el proceso político de mayor éxito de la España contemporánea.
Y es cierto, pero ha sido un proceso que
ha beneficiado de forma muy desigual a los españoles. Mientras hay españoles
que han pasado a integrar la lista Forbes de los más ricos del mundo, otros, un
elevado porcentaje, vive en situación de pobreza. Y habría que añadir que España ha progresado a pesar
de. A pesar de haber tenido las elites dirigentes que ha tenido. Ha progresado
porque el mundo en su conjunto, y especialmente Europa, también ha progresado.
España ha progresado, a pesar de las elites políticas que ha tenido durante los
últimos 40 años, principalmente gracias a dos elementos. Un, la integración europea,
lo que canalizo hacia España inversiones y un importante volumen de fondos de
la UE. Y dos, gracias a esa característica
humana que se conoce como afán de lucro,
que lleva a los ricos a invertir su dinero no
para que los pobres puedan vivir mejor, sino para intentar así ser más
ricos, sacar una rentabilidad a su patrimonio, con lo cual contribuyen a crear
actividad económica, algo que inevitablemente también acaba beneficiando a los
sectores menos pudientes de la sociedad.
El día de la celebración de la
Constitución, es obligado hablar de la principal razón que frena el desarrollo democrático
de España: La Monarquía. Monarquía y democracia son conceptos totalmente
incompatibles. Los monárquicos imponen en la sociedad española un ascenso
social basado en vínculos familiares inaceptable en una sociedad democrática,
en la que dicho ascenso debe depender únicamente de cualidades personales, el mérito y el
esfuerzo. España era una nación libre cuando se votó la Constitución en 1978,
es cierto, pero no es menos cierto que a los ciudadanos en ningún momento se
les dio opción a pronunciarse sobre la forma de Gobierno, sobre Monarquía o
Republica. La Monarquía vino impuesta como un plato del menú, además, los
ciudadanos votaron sometidos a fuertes presiones políticas, de los monárquicos y
de aquellos que aun no siéndolo lo aceptaban porque les interesaba, pues ello
les permitirá entrar a participar en el juego político. Además, todavía persistía
la amenaza de la continuidad de la
dictadura militar.
Después de 40 años de
democracia, no socialmente pero si políticamente, España tiene numerosas características
comunes con la España del 34 del pasado siglo: Inestabilidad territorial,
elevado fraccionamiento político, y crecimiento de extremismos ideológicos de
izquierdas y derechas, por un lado el satélite del comunismo internacional, Podemos,
y por el otro, Vox, que en breve entrara en el Parlamento Andaluz. En una situación
así no creo que pueda darse el mínimo consenso
necesario para que la clase política decida acometer una reforma constitucional,
pero si así fuera, es evidente, que esta debería abarcar también el Titulo
II. Los españoles debemos tener derecho pronunciarnos de forma democrática sobre la forma de Gobierno, sobre Republica o Monarquía.
Dando por sentado que la situación política española no va a
permitir a corto plazo un referéndum sobre monarquía o república, si soy de la opinión
de que sería urgente abrir en las sociedad española un profundo y transparente
debate sobre qué rol deben jugar en la sociedad española el Rey y el conjunto de la Casa Real, por
ejemplo, en lo que se refiere al mando
supremo de las Fuerzas Armadas, pues mientras este sea ejercido por la Casa
Real de Borbón, difícilmente España podrá evolucionar hacia una Republica de
forma no traumática.
No hay comentarios:
Publicar un comentario