El autoproclamado presidente
de Venezuela, Juan Guaidó, no logro ayer introducir la anunciada ayuda humanitaria, que
se había almacenado durante días en diferentes lugares fronterizos de Colombia
y Brasil. Su fracaso ha sido total. De
una forma nada democrática, pues Guaidó
no se ha presentado a unas elecciones presidenciales, un representativo número de los actuales líderes de la comunidad
internacional le han reconocido como el legítimo
presidente de Venezuela, pero la dura realidad indica todo lo contrario. Lo
ocurrido ayer, da a entender que Guaidó cuenta con mucho apoyo exterior, pero
poco a nivel interior. Guaidó no tienen el control ni siquiera de una mínima
parte de su país a través de la que pueda introducir ayuda humanitaria. Guaidó
y las elites internacionales que el apoyan han creado una nueva figura política,
la de un presidente sin país.
La ayuda humanitaria suele ser
necesaria en situaciones excepcionales de catástrofes naturales, guerras, etc,
ninguna por ahora se da en Venezuela. Si la sociedad venezolana sufre
importantes carencias ellas tienen que ser debidas al alto nivel de pobreza y
al desabastecimiento. Por tanto, habría que preguntarse ¿Por qué un país como
Venezuela, con una constante entrada de divisas procedentes de la exportación de
petróleo, sufre desabastecimiento de productos alimenticios y de primera
necesidad? Todo hace pensar que
Venezuela lo que realmente necesita es una nueva red de supermercados a la que
el Gobierno abastezca apoyándose en multinacionales internacionales del sector
de la alimentación. Pero incluso dando por hecho, que sectores de la sociedad
venezolana, entre los que evidentemente, no se encuentran las elites ricas que apoyan a Guaido, requieren
del apoyo a través de ayuda humanitaria, la forma como se ha organizado su envió
al país, dando a entender que Guaido era el Papa Noel que la suministraba, no
ha sido la correcta. La comunidad internacional debió canalizar la ayuda
humanitaria como siempre se ha hecho, recurriendo a organizaciones
internacionales como la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios,
Cruz Roja, ONG, s, etc.
La crisis de Venezuela permite
hacer tres reflexiones. Primera, Venezuela
es un claro ejemplo de que el mundo no cambio tanto como se vaticinaba a partir
de la caída del Muro de Berlín, sino que han vuelto los conflictos de siempre, por
motivos ideológicos, de lucha de clases por el poder, etc. A partir de la caída del Muro de Berlín,
surgieron nuevas interpretaciones de las relaciones internacionales y de los
conflictos armados; como la de Francis Fukuyama, de
que la Historia como lucha de ideologías había terminado; o la tesis de Samuel Huntington
de que los próximos conflictos se deberían a enfrentamientos entre
civilizaciones. Todas ellas se han ido desvaneciendo con el paso del tiempo. En
Georgia, Ucrania y Siria se ha producido claros conflictos ideológicos.
Recientemente, Estados Unidos y Rusia han roto un importante tratado de control
de armas (INF)
firmado, nada más y nada menos, que en 1987, también por razones ideológicas.
Por otro lado, el mundo se puede reagrupar en un pequeño número de
civilizaciones, pero los Estados que las constituyen no están unidos, existen
importantes conflictos de intereses entre ellos, y algunos incluso están enfrentados
militarmente. Un claro ejemplo, lo tenemos con la Guerra de Irak, siendo una
guerra principalmente ideológica, Sadam Hussein fue derrotado por los Estados Unidos
y sus aliados, sin recibir el apoyo que demando de la civilización islámica.
Segunda, las elites dirigentes
no son capaces de provocar cambios políticos no democráticos si no están apoyados
por el estamento militar, por esa extraña institución que es el Ejército, y que
no siempre obedece a los mismos principios ideológicos. Las Fuerzas Armadas de
Venezuela siguen siendo leales al presidente Maduro, y es evidente, que las elites dirigentes
venezolanas que apoyan a Guaidó, desde su posición privilegiada en la sociedad
Venezolana, no están dispuestas a luchar
por el poder. Lógicamente, si estarían dispuestas a una intervención militar
exterior que derrotara al denominado Régimen Bolivariano, pero siempre sin que
ellos tengan que poner en riesgo su estatus político, social y económico. Una intervención
militar exterior en Venezuela, hoy por hoy, es más que difícil, pues sino nos
remitimos a la historia, Estados Unidos nunca ha intervenido militarmente en un
país en el que previamente no hubiera un conflicto armado o representarse una
amenaza para su seguridad. Claro que
siempre existe la alternativa de que las
elites monárquicas españolas, dejen de usar a los militares solo para ejercer represión
en España y lideren una intervención militar en Venezuela.
Tercera, el pueblo venezolano
pasa hambre. La pobreza, la elevada desigualdad, la alta inflación, un
importante desabastecimiento de bienes de primera necesidad, (alimentos, productos
sanitarios, etc), están haciendo que el pueblo de Venezuela sufra importantes
carencias, pero no sus elites
dirigentes, estas nadan en la abundancia. La oposición de Venezuela pide ayuda
humanitaria, pero durante el tiempo que lleva gobernando el Régimen Bolivariano
no les ha ido nada mal, han incrementado notablemente su patrimonio. Piden
ayuda humanitaria, pero a la vez se dedican a hacer importantes inversiones en
el extranjero, por ejemplo en España, donde están comprando bloques de edificios
y bancos. En una extraña operación, a precio de ganga y disfrutando de importantes
beneficios fiscales, elites dirigentes venezolanas compraron Abanca, y ahora
han lanzado una opa
por el banco Liberbank, por un importe de en torno a 1700 millones de
euros. Con 1700 millones se pueden hacer muchas inversiones rentables en una país
en quiebra como Venezuela, pero parece ser que sus elites prefieren invertir en
España, y que la ayuda humanitaria la paguemos los europeos. Abanca ha pasado de estar en la más completa
ruina a dar beneficios y disponer de 1700 millones para intentar crecer comprando
Liberbank, extraño milagro económico, claro que también puede ser que lo
extraño sea de donde provienen sus ingresos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario