Desde hace ya tiempo, en la gran mayoría de los Estados Miembros
de la Unión Europea (UE), las encuestas expresan que hay una mayoría de ciudadanos que ven en sus
instituciones no una solución a sus problemas sino la causa de muchos de ellos. Ello es algo que queda
constatado cada vez que se celebran unas elecciones al Parlamento Europeo. En
las ultimas, del 26 de Mayo de 2019, la participación ha sido del 50,6%, si a ello
le restamos el porcentaje de votos de
los conocidos como partidos políticos euroescépticos, la conclusión que se
puede extraer es que en un gran número de Estados miembros hay mayor rechazo
que aceptación a la actual UE. Que la UE es causa de problemas para los
ciudadanos de sus Estados miembros, se ha confirmado otra vez hoy, al dar a
conocer el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) su posición acerca
de la situación del Oriol Junqueras, eurodiputado electo que no ha podido tomar
posesión de su cargo debido a encontrarse en prisión preventiva, hoy ya
condenado a 13 años por los delitos de sedición y malversación.
En el momento de las últimas elecciones al Parlamento
Europeo (Mayo-2019) Oriol Junqueras, exvicepresidente de la Generalitat de
Catalunya, y presidente de Esquerra Republicana de Cataluña, se encontraba en prisión
preventiva por hechos relacionado con la convocatoria del Referéndum ilegal de
independencia del 1-O y la Declaración Unilateral de Independencia del 27 de Octubre
de 2017, a pesar de ello, a pesar de estar en la cárcel por tomar
decisiones contrarias a la legalidad contemplada por la Constitución vigente,
inexplicablemente se le permitió presentarse a procesos electorales, entre
ellos, a las elecciones europeas de Mayo de 2017. Una vez elegido, la justicia española, como era lógico, no le
permitió tomar posesión de su cargo. Según el TJUE, Oriol Junqueras adquirió
la inmunidad propia de un eurodiputado
desde el momento en que fue considerado eurodiputado electo, y por tanto, el Tribunal Supremo debió ponerle en libertad
y haber permitido que tomara posesión de su cargo en el Parlamento Europeo.
Independientemente
como pueda afectar a Oriol Junqueras, en
la actualidad condenado a 13 años de cárcel por sedición y malversación,
el fallo es de enorme transcendencia, por dos razones. Primera, porque reconoce
inmunidad parlamentaria a eurodiputados electos, y por tanto, ello puede
suponer que la Unión Europea se la conceda al expresidente de la Generalitat,
Carles Puigdemont y al exconsejero, Toni Comín, también eurodiputados electos,
huidos de la justicia española y refugiados en Bélgica, lo que les
permitiría pasar el ritual de jura de la
Constitución en España y tomar posesión de sus cargos de eurodiputados. Es
decir, dentro de dos días puede haber en el Parlamento Europeo dos tipos
fugados de la justicia española ejerciendo como eurodiputados españoles.
Segunda, en el Tribunal de Justicia de
la UE cada estado miembro está representado por un juez que es nombrado por su
gobierno, lo que quiere decir, que cuando el TJUE se pronuncia sobre un tema
importante, se pronuncia también la UE.
Junqueras está condenado por ser uno de los líderes de un proceso
independentista que, basado en el
principio de autodeterminación de los pueblos, decían que tenía como fin
convertir a Cataluña en un nuevo estado de Europa. Por tanto, con este fallo,
en gran media, la UE, está aceptando el
principio de autodeterminación en territorio de la UE. El mensaje de la UE es
claro, anima a los dirigentes de otros pueblos
descontentos con su actual estatus político a que declaren de forma unilateral
la independencia, porque ello no tendrá
consecuencias jurídicas ya que les protegerá recurriendo al TJUE. Con este
fallo la UE está transmitiendo el mensaje de “Escoceses, irlandeses, vascos,
flamencos, corsos, padanios, etc, etc, etc, declarar la independencia, la UE os
protegerá”.
El fallo del TJUE,
aunque las elites independentistas catalanas lo consideren como una victoria
suya, no representa una victoria para nadie, la UE no va a mover un dedo en
apoyo de los que reivindican la independencia,
sino una derrota de la Unión Europea debido a un gol que ha metido en
propia meta, al defender el TJUE a unos dirigentes políticos que han liderado
un proceso independentista en contra de la legalidad vigente de uno de los
Estados miembros e incluso de la propia UE, pues en el Tratado de Lisboa no se
contempla el derecho de autodeterminación de los pueblos que deseen cambiar de
estatus político. El fallo del Tribunal
de Justicia de la UE, puede significar dos cosas. Uno, que realmente desde la
UE se está animando a elites políticas de otros territorios europeos a que
realicen declaraciones unilaterales de independencia sin temer a las
consecuencias. O dos, que el TJUE se ha sumado a la pantomima que desde hace
tiempo es el proceso independentista catalán, detrás del cual se percibe la
injerencia de las elites monárquicas, y por tanto, no tardará mucho en emitir otro fallo
contrario al actual, negando el derecho de autodeterminación de los pueblos, y deslegitimando y condenando procesos
independentistas similares al puesto en marcha por las elites catalanas.
Independientemente de
cómo evolucione el posicionamiento de la UE respecto al derecho de
autodeterminación, está claro que la ampliación de la UE fue un grave error;
ahora una nueva generación de políticos y nuevos estados miembros, procedentes
de lo conocido como Europa del Este, países en su momento de la órbita
soviética, están quemando el sistema
político que surgió de la Segunda Guerra Mundial, con asuntos como este. Parece
ser que se han cansado de décadas de paz.
En España, el fallo ha sido
únicamente bien recibido, además de por los partidos políticos independentistas
catalanes, por sectores políticos de la izquierda de la órbita de Rusia, como
Unidas Podemos. Lo cual lleva a la pregunta de ¿Por qué Rusia tiene tanto
interés en este asunto? ¿Ve en ello una forma de desestabilizar España y la UE
o hay algo más? El fallo del TJUE, por el momento solamente ha dejado clara una
cosa, si ayer la gobernabilidad de España era difícil, hoy todavía lo es más,
pues las posiciones del comunismo internacional, representado por Unidas
Podemos y de los partidos independentistas, se han radicalizado, hoy se creen
con más poder que ayer para imponer sus
reivindicaciones al PSOE.
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