martes, 13 de julio de 2021

ESPAÑA GOBERNADA POR UN PSOE MENOS OBRERO, MAS INTERNACIONALISTA Y MÁS PROXIMO A MOSCU.

En octubre del 2016 el hoy presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, dimitió como secretario general del PSOE y como diputado nacional, debido a contar con el apoyo del entonces comité federal de su partido, el cual era partidario de apoyar con la abstención la investidura del líder del PP, Mariano Rajoy, como presidente del Gobierno. Ya entonces, se percibía  que Sánchez era partidario de impedir la investidura de Rajoy para lograr un gobierno de coalición con los comunistas, algo que lograría en diciembre del 2019. Si en algo se apoya la política actual es en mentiras y pactos ocultos y, por tanto, es difícil saber que realmente ocurrió en el 2016 en el PSOE. Si el enfrentamiento que llevo a que el partido estuviera dirigido por una gestora fue real o todo un peliculero para fortalecer el liderazgo de Sánchez. Personalmente, creo que hubo mucho de esto último, pero fuera como fuese, para desgracia de muchos españoles, hoy es indiscutible que  Sánchez controla totalmente el PSOE.

Con la reciente remodelación del Gobierno se confirma que el actual PSOE es muy distinto al del 82, que tuvo sus errores gobernando España pero que aporto al país 14 innegables años de modernización y progreso. El PSOE de Sánchez es menos obrero, yo diría que nada obrero. El estatus social de sus dirigentes está muy lejos de los trabajadores que dicen defender y a los que piden sus votos. Es más internacionalista, es decir, muchas de sus políticas están más en la línea de agradar fuera que dentro. E ideológicamente se encuentra de nuevo en la órbita de Rusia y sus aliados, es decir, el actual PSOE ha vuelto al discurso de “No a la OTAN”.  En línea con lo anterior, está claro que el presidente Sánchez ha dado al comunismo internacional liderado por Moscú, representado en España por Unidas Podemos, más poder en el Gobierno, nombrando vicepresidenta segunda a Yolanda Díaz, realmente algo difícil de entender, si tenemos en cuenta que el próximo año España organizara la cumbre de la OTAN, a no ser, claro está,  que el presidente Sánchez nos tenga reservada alguna sorpresa, como podría ser la de proponer la entrada de Rusia o su disolución.

El nuevo Gobierno de España es un gobierno del montón; formado por gente que solo destaca por rebosar euforia ante las cámaras, por manifestar un continuo triunfalismo mientras la económica española se hunde. Sube la deuda pública, unas risitas; sube el precio de la luz, otras risitas; y con risitas se les dice a los ciudadanos que tendrán que recortar sus pensiones o retrasar la edad de jubilación, a la vez que se dice que el Estado tiene dinero de sobra para pagar el ingreso mínimo vital a jóvenes en edad de trabajar. En España hay muchos dirigentes políticos con elevada titulación, como los que forman el Gobierno, pero pocos con ideas nuevas que puedan representar  soluciones para los problemas de los ciudadanos. España tiene hoy un Gobierno de medusas y tiburones, liderados por el presidente Sánchez, que buscan controlar un mar rebosante de euros que llegan de la Unión Europea. Un mar de euros que, evidentemente, no van a regalar a España, sino que tendrán importantes contraprestaciones. Por ejemplo,  pensar que los países ricos de la UE van a apoyar  con su dinero que España se convierta en el primer fabricante de coches eléctricos, como ha insinuado el eufórico presidente Sánchez, para más inri, gracias a que sus empresas fabriquen  en nuestro país en vez de en los suyos es ingenuo, un absurdo. En España fabricaran los coches que no puedan fabricar sus economías.  

Dicho de forma coloquial, España vive un momento de buen rollito, de compadreo entre las elites dirigentes, entre partidos políticos, de estos con los poderes económicos y facticos. Por ejemplo, hasta la Conferencia Episcopal ha apoyado los indultos concedidos por el presidente Sánchez a los responsables del proceso independentista. Un ambiente de buen rollito logrado gracias a los recursos que llevan décadas fluyendo de la UE y compensar las pérdidas que determinadas políticas y decisiones provocan incrementando desorbitadamente la deuda pública para evitar que haya algún sector social que las tenga que asumir. Ocurrió con la quiebra de las cajas de ahorros, ha vuelto a ocurrir con las pérdidas causadas por la crisis causada por el covid-19. Medusas y tiburones luchan por mantenerse en el poder, y lo grave es que la alternativa son manadas de lobos que no tienen mejores intenciones, sino diferente apetito. La única duda es ¿Cuánto aguantara la UE pagar las consecuencias económicas de las decisiones de las elites dirigentes españolas? Pues entonces, muy probablemente los intereses de medusas, tiburones y lobos entren en conflicto.


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