Existe una elevada tendencia de los medios de comunicación a
sobredimensionar mediáticamente los acuerdos políticos. Primero, antes de
producirse, buscando así unos mejores resultados, y una vez firmado, resaltando
lo positivo del acuerdo, a la vez que se minimiza lo negativo. Por poner dos ejemplos,
ocurrió con el Acuerdo de Paris sobre cambio climático del 2015 y con el
acuerdo del Brexit. Ambos acuerdos fueron presentados como muy buenos por los
medios, el problema es que luego lo acordado en un elevado porcentaje no se
está cumpliendo. Con la cumbre de la OTAN que va a comenzar en las próximas horas
en Madrid, no podía ser menos. Los medios de comunicación llevan días inflando
las expectativas, dando a conocer, sin citar de forma clara fuentes o incluso
tal vez de forma falsa, que el nuevo
concepto estratégico que van a aprobar será el mejor que jamás ha tenido la
OTAN.
Será, según los medios de comunicación, un nuevo concepto que simbolizara la unión que existe entre los aliados, considerando a Rusia una amenaza y aumentando el despliegue de fuerzas aliadas en los países próximos a Rusia. Incluso se habla de que el nuevo concepto hará de alguna forma mención a la defensa de Ceuta y Melilla, hoy no cubiertas por el artículo 5º del Tratado de Washington, debido a ser consideradas por la comunidad internacional colonias españolas. Algo verdaderamente contradictorio, que el Gobierno de España pida protección a la OTAN para Ceuta y Melilla a la vez que define a Marruecos, no como un Estado aliado, sino como una Estado amigo ¿Para qué necesita España que la OTAN proteja también a Ceuta y Melilla si Marruecos, único posible atacante, es considerado un amigo?
Ya veremos en qué porcentaje se cumplen las expectativas mediáticas o si el acuerdo tiene por fin más aparentar que consolidar la defensa colectiva. Por el momento, ya hay claros síntomas de que la posición frente al bloque que lidera Rusia, el bloque BRICS y sus aliados, aliados tan significativos como son, por ejemplo, Irán o la actual Venezuela, no es tan fuerte como sería de esperar. Rusia volverá a ser considerada por la NATO una amenaza, pero China, su principal aliado ideológico, económico y militar, será calificado como un desafío geoestratégico y sistémico más a largo plazo, “Desafío geoestratégico”, más allá de un eufemismo para no llamar a las cosas por su nombre ¿Qué coño es eso? ¿Qué significa? ¿Qué representa? Pues, principalmente, representa que en Occidente no hay consenso sobre como calificar las relaciones con China. Por ejemplo, ¿Cuál va a ser la posición de la NATO respecto a la participación de empresas chinas en la implantación de la red 5G? En la Ley de Ciberseguridad 5G , recientemente aprobada por el Gobierno de España, no se hace una clara alusión a China y sus empresas tecnológicas, sí en cambio vetadas por otros miembros de la OTAN, como Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, etc.
Luego está el asunto de Turquía. Turquía no solo se opone a la entrada de Suecia y Finlandia en la OTAN, sino que se ha negado a adoptar sanciones económicas frente a Rusia. Turquía hace tiempo que ha demostrado no ser un aliado leal, en el asunto de Chipre, no permitiendo que los militares de Estados Unidos desplegaran en su país en el 2003 para atacar el régimen de Sadam Husein, comprando armamento de fabricación rusa (misiles S-400, etc), en el tema de la guerra civil siria, ahora, manteniendo intensas relaciones comerciales con Rusia. ¿Qué posición va a adoptar la OTAN frente a un socio claramente desleal y poco fiable como Turquía? Que los actuales gobernantes de las potencias occidentales no quieran reconocer que el bloque BRICS no supone solo una alianza de naturaleza económica sino también militar, es ingenuo, infantil y, sobre todo, interesado. Mucha palabrería infantil sin la más mínima determinación; recemos porque el Gobierno ruso no decida atacar un país del Este de Europa miembro de la OTAN. A esta cumbre también llega una nueva Alemania, que aprovechando la invasión rusa de Ucrania, ha justificado su rearme, incrementando su gasto en defensa en 100.000 millones de euros. ¿Cómo será recibido por los socios europeos el rearme de Alemania? ¿Exigirá a partir de ahora Alemania un mayor peso en las decisiones de la organización más acorde con su poder militar?
Como es lógico, las actuales elites dirigentes españolas
intentan exprimir la cumbe al máximo. España es hoy una tiranía. Un país en el
que no se respeta el Estado de Derecho y, por tanto, en el que no hay seguridad jurídica. Un país en el que el Poder Judicial y la Policía son
instrumentos represores al servicio de las elites dirigentes, lo que favorece
que en España se cometan flagrantes, sistemáticas e impunes violaciones de los
derechos humanos. Pero ello no quita que Joe Biden, el presidente de la
principal democracia occidental se reúna con el tirano mayor del reino, el rey
Felipe VI. Ello nos lleva de forma clara a los 90, cuando el
expresidente Bill Clinton aplaudía la gestión de rey emérito Juan Carlos I,
hoy expatriado, refugiado en un país árabe, Emiratos Árabes Unidos, para no
tener que cumplir con sus obligaciones con la Agencia Tributaria. Lógicamente,
sin ignorar que las elites monárquicas españolas
ejercen influencia sobre un representativo
porcentaje del voto hispano estadounidense, el comportamiento de las elites del
Partido Demócrata, y en concreto hoy del presidente Biden, es indigno, capaces
de tragar lo que sea por un puñado de votos.
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