Como suele ser frecuente, al realizar hoy el balance del curso político del Gobierno, el
presidente Sánchez ha fijado la atención en lo positivo, atribuyéndose éxitos de
la economía española, pero, a pesar de que ya gobierna desde hace más de siete años,
no se considera el responsable de los
principales problemas de la sociedad española. Al escuchar el enorme número de datos
positivos que ha enumerado, seguramente, muchos españoles han pensado, que mala
suerte, a mi no me ha beneficiado ninguno de esos datos. A pesar de su exagerado optimismo, que se resume en un todo está
mejorando, Sánchez es consciente de que muchos
españoles le responsabilizan de sus problemas, de ser el principal causante de
ellos o de no haber aprobado medidas para solucionarlos, y ha dicho que pase lo
que pase no va a adelantar las elecciones, que va a agotar los cuatro años que
le permite la ley.
Sánchez considera que gracias a la gestión de su Gobierno
progresista, de coalición del PSOE y los comunistas, Sumar, la economía española
está teniendo un notable crecimiento y el paro disminuye, creciendo los
contratos indefinidos. Pero son muchos los expertos en economía, que consideran
que esos dos buenos datos no son debidos a las políticas del Gobierno de España,
sino a dos claros factores. Uno, a España está llegando un enorme volumen de turismo,
principalmente, porque su poder adquisitivo les permite hacer en España más
cosas que en sus países de origen, debido a un coste de la vida más bajo. Dos, España
es el segundo Estado miembro de la UE que recibe más fondos
NextGen. ¿Balance positivo? Cada uno habla de la feria como le va en ella,
muchos datos positivos tienen también su cara negativa. Por ejemplo, han subido
salarios y pensiones, pero el incremento del coste de la vida ha sido mucho mayor. Sánchez considera el elevado
coste de la vivienda, tanto de compra como de alquiler, uno de los principales
problemas de muchos ciudadanos españoles, pero no se considera responsable de
ello, a pesar de que es evidente de que el Gobierno no solo no ha fomentado la
construcción de vivienda nueva sino que ha legislado para dificultarlo.
El presidente Sánchez es un mentiroso patológico, y, por lo
tanto, en sus discursos siempre existe alguna mentira que sobresale con
diferencia de las demás. En este caso ha sido la de afirmar que la cohesión territorial está mejorando, cuando es conocido
que va a intentar dar a las elites dirigentes catalanas un nuevo sistema de financiación
autonomía, permitiéndoles gestionar todos los impuestos y entregar al Estado lo
que consideren justo, que si algo va a hacer es contribuir a romper la cohesión
territorial. Hoy también se ha dado a conocer el Sánchez manipulador. Sánchez
dice que la solución al pacto cerrado por la UE con Estados Unidos, de unos
aranceles a al exportaciones a ese país de un 15%, está en un tratado de libre
comercio con los países que integran el Mercosur, a pesar de que sabe que su mercado no puede absorber los caros productos que se venden en
el mercado americano. Sánchez considera que hay una enorme incertidumbre de cómo
va a evolucionar la economía internacional,
algo evidente, pero vaticina que el próximo semestre la economía va a avanzar
más ¿A qué se referirá el presidente de la Internacional Socialista, Pedro Sánchez?
Tal vez, a que el próximo semestre la economía española va a seguir recibiendo fondos
NextGen o a que su entorno va a seguir enriqueciéndose
gracias a que la justicia todavía no ha desactivado por completo la trama organizada
por los dos últimos secretarios de organización del PSOE o, acaso, a que los prostíbulos
de los que según el líder de la oposición, Núñez Feijóo, se benefició van bien.
¿Cumpliendo? El problema, según parece, es que Sánchez
cumple con quien no debe, favoreciendo
casos de corrupción política en las instituciones, Cerdán, Koldo, Ábalos y lo
que seguramente vendrá, tolerando casos de acoso sexual en el partido, como los
recientemente conocidos de Francisco Salazar, y favoreciendo el espionaje de países que se consideran una amenaza a la seguridad
y estabilidad de los socios de la OTAN. La peor situación que puede sufrir
una democracia es la falta de alternancia, es decir, por ejemplo, cuando los
ciudadanos perciben que frente a un Gobierno malo, de forma clara, la única opción
es uno peor. Es lo que pasa en España. Frente a un presidente Sánchez que desea
situar a España en la orbita de Rusia, China y sus aliados, con varios exmiembros
de su Gobierno acusados de corrupción política, la alternativa que se ofrece es
un Gobierno de coalición del PP, no ajeno a casos de corrupción, con Vox, un
partido que es el heredero ideológico en España de aquellos que provocaron la
Segunda Guerra Mundial, nazismo alemán y fascismo italiano. La alternativa es
mala, lo da a conocer de forma clara que un ex ministro de Hacienda con el PP, Cristóbal Montoro, comerciara con el contenido
del BOE, con la aprobación de leyes, pero que se vaya cuando antes Sánchez es imprescindible
para que se produzca el necesario y adecuado relevo generacional en la política
española y, en concreto, al frente del PSOE.
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