Tania Sánchez era diputada de Izquierda Unida por la Comunidad de Madrid desde el 2011. En
Noviembre del 2014 fue elegida por su
partido, en primarias abiertas, como candidata a presidenta de la Asamblea de Madrid. Hace unos días, después de
llevar varios años en Izquierda Unida y haberse presentado a las primarias, decidió que no le gustaba cómo funciona el partido y
pidió la baja, según ella con la intención de crear otro nuevo partido político
con el que presentarse a las próximas elecciones de la Comunidad de Madrid, aunque se sospecha que
acabara integrándose en Podemos, partido con el que mantiene intimas
relaciones, no solo políticas sino también sentimentales, pues es novia de su
secretario general Pablo Iglesias.
Ayer, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ha
destituido al secretario general del Partido Socialista de Madrid (PSM), Tomas Gómez,
alegando que no ha dado suficientes explicaciones sobre el asunto del
sobrecoste del tranvía de Parla, asunto investigado por la fiscalía, a pesar de
que el Tribunal Supremo ya se pronunció a principios del 2014 diciendo que no
consideraba que Tomas Gómez hubiera cometido ningún delito. Tomas Gómez no ha
aceptado su destitución y se ha apresurado en declarar ante los medios de
comunicación que considera un error la decisión de la dirección del PSOE, y que espera que
rectifique Pedro Sánchez, y que en el
caso de no hacerlo acudirá a los tribunales. Algunos líderes del PSOE, como
Carme Chacón, han manifestado ya públicamente su apoyo a Tomas Gómez.
Podemos es un partido político de reciente creación, entro
en la vida política española hace más o menos un año. No tienen programa y
carece de suficientes dirigentes, cuadros, para confeccionar las diferentes listas
electorales con las que presentarse a las elecciones, a pesar de ello
diferentes encuestas sobre intención de
voto sitúan a ese partido entre las tres fuerzas
políticas más votadas en las próximas elecciones generales, algunas incluso dan
a Podemos como partido que obtendría mayor número de votos. Su secretario
general, Pablo Iglesias, dice que Podemos se va a presentar a las próximas elecciones generales como alternativa al
Partido Popular, y ha pedido al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que
convoque elecciones ya, algo insólito, que da a entender una de dos cosas: Que
Pablo Iglesias considera que los ciudadanos españoles tienen una muy baja
cultura política, tan baja que votaran a Podemos sin importarles ni su programa
ni quienes compongan las listas electorales, o que es conocedor de un pacto secreto
entre sectores de las elites dirigentes españolas para permitirle obtener un
resultado más que satisfactorio en las próximas elecciones genérales.
El caso Gürtel, el caso Nóos, el caso de los ERE,s de Andalucía,
el caso de los cursos de formación en Andalucía, la quiebra de las Cajas de Ahorros, la manipulación de
las cuentas de Bankia, el asunto de las tarjetas negras de Bankia, la gestión realizada
en el ayuntamiento de Rivas, cuentas anuales de numerosas empresas maquilladas que
nadie controla, como por ejemplo las de Pescanova, y un sinfín más de casos de
delitos económicos, todos ellos relacionados de alguna forma con la corrupción
política, ponen en evidencia la permisividad y falta de controles del Estado
frente a la corrupción política, es decir frente a la realización de delitos. Delitos
económicos que pueden parecer poco trascendentales, pero que no lo son, pues no
representan únicamente que alguien se esté enriqueciendo de forma ilegal, sino
que los delitos de corrupción política
en las democracias suelen representar en
muchos casos los móviles que provocan en
el mejor de los casos que los gobernantes apliquen políticas que perjudican los
interese de los ciudadanos, y en el peor, que desde los poderes e instituciones
del Estado se orden abusos, como pueden ser represión policial y judicial,
detenciones ilegales, violaciones de los derechos humanos, abusos médicos, o
abusos más sutiles, como inspecciones de Hacienda, retraso intencionado en los
tramites de la Administración, etc., etc., etc.
Para intentar entender lo que está pasando en España es
conveniente leer “El Fin del Poder”
(2013) de Moisés Naím. Según el autor vivimos una época en la que la degradación y fragmentación del poder, en
concreto del poder político, que es el que nos interesa a los ciudadanos, se
hace notar provocando efectos negativos
para las sociedades democráticas. Cito
textualmente algunos de esos efectos que me han parecido importantes:
“El poder político está en declive. La fragmentación del
poder genera limites cada vez mayores a la actuación de los líderes políticos,
lo que provoca que cada vez sean más frecuentes las elecciones”
“La degradación del poder, que hace que todos los actores
importantes puedan vetar las iniciativas de los demás pero ninguno de ellos
pueda imponer su voluntad, es un peligro tan grave para el sistema político y
la sociedad de un país, o para cualquier comunidad o incluso una familia, como
para el sistema de naciones”
“La degradación del poder puede crear inestabilidad,
desorden, y parálisis ante problemas complejos”
“Han surgido nuevos micropoderes que para triunfar:
Desgastan, obstaculizan, socaban, sabotean y son más agiles y rápidos que los
grandes actores”
“Las democracias comienzan a perder eficacia a medida que
las decisiones necesarias, y hasta las más urgentes, que debe tomar el Gobierno
se ven impedidas, diluidas o pospuestas como resultado de la fragmentación del
poder”
“En algunos países el Poder Judicial se ha transformado en
un beligerante actor político”
Los síntomas de la degradación y fragmentación del poder
están claros, pero sus causas son mas difíciles de identificar, pues aunque sus
efectos se estén notando precisamente ahora son consecuencia de decisiones,
políticas y comportamientos de las elites dirigentes que han venido
produciéndose durante años. En mi modesta opinión ,entre otras, hay tres claras
causas. Primera, lo que se conoce ya como la dictadura de las minorías. Cambios
demográficos han dado más poder en los Estados democráticos a minorías
culturales, raciales, religiosas, e incluso ideológicas. Segunda, la globalización
económica que surgió a partir de la caída del Muro de Berlín, y el aperturismo
político que la acompaño, se llegó a hablar del fin de la historia, del fin de
las ideologías, etc., favoreció y permitió que en las democracias occidentales surgieran micropoderes nacionales gracias a contar con
apoyo y financiación exterior, en concreto de todo lo que engloba el comunismo
internacional y de países del mundo árabe-musulmán, Irán, Arabia Saudí, etc., etc.,
etc. Tercera, la época de expansión económica que precedió a la crisis del 2007
ha generado una nueva generación de dirigentes políticos muy ambiciosos, para
los que el deseo de poder es superior a la fuerza de la ideología, cuando la tienen, y quieren
incrementar su poder, gobernar, a
cualquier precio, pactando con quien sea. Ha surgido una nueva elite de
dirigentes políticos que creen que tienen derecho a mandar, a gobernar, a
entrar en política, simplemente por el hecho de estar preparados para ello, no
aceptando muchos de ellos que la democracia sea el gobierno de los más votados
en vez de ser el de los mejor
preparados, el de los que tienen mayor titulación, el de ellos, y por tanto ven en la fractura del poder, en
la fractura del sistema, en la ruptura con
las reglas de juego propias de la democracia, una forma de acceder rápido
al poder.
Pero volvamos a España, a casos concretos. España es un
claro ejemplo de país en el que se está produciendo una importante degradación
y fragmentación del poder, en concreto del poder político. Y con unos partidos políticos débiles es evidente
que es imposible que haya un Estado fuerte, pues los partidos políticos cuando
gobiernan trasladan su debilidad a las instituciones y poderes del Estado.
Lo que ha ocurrido con Tania Sánchez en IU está claro y
evidencia dos cosas. Izquierda Unida es en este momento un partido muy débil,
incapaz de obligar a sus dirigentes a respetar los compromisos contraídos con
el partido, para más inri en el caso de Tania Sánchez hace solo unos meses. Un
partido político que no tiene fuerza para controlar a sus dirigentes difícilmente
la tendrá para controlar los poderes e instituciones del Estado. Por otro lado,
el comportamiento de Tania Sánchez solo tiene una explicación posible, una
desmesurada ambición que la lleva a romper compromisos contraídos para intentar
subirse a un carro con más posibilidades de ganar, como es según las encuestas en este momento
Podemos.
Las tertulias políticas televisivas, en mi opinión, están haciendo
mucho daño a la vida política española al crear liderazgos basados únicamente
en una intensa propaganda televisiva. Falsos liderazgos basados no en las
cualidades ni las ideas de la persona sino en su capacidad para comunicar y
actuar ante las cámaras, y la política no es simplemente actuar sino, y sobre
todo, solucionar. Tania Sánchez, como ocurrido con el hoy eurodiputado Pablo
Iglesias, es un claro ejemplo, a pesar de ser una más de tantos políticos que
hay en la sociedad española, sin que hasta ahora haya sobresalido por nada
especial que conozca la opinión pública, sale mucho en las tertulias
televisivas para decir una y otra vez las mismas cosas. Hasta hace no mucho
para poder participar en una tertulia política televisiva era necesario tener
previamente un reconocido prestigio y una alta credibilidad en la sociedad
española, hoy no, dándose la circunstancia de que mediocres políticos, como
Tania Sánchez, como Pablo Iglesias, como otros muchos más, comparten tertulia
con periodistas líderes de opinión, con una alta reputación en la sociedad
española. ¿Por qué se produce este fenómeno? ¿Por qué las tertulias televisivas se han
convertido en rampa de lanzamiento de productos políticos? ¿Por qué las
tertulias televisivas se han convertido en creadoras de falsos liderazgos,
buscan únicamente aumentar su audiencia, o se debe a oscuros intereses, económicos,
políticos? Evidentemente, las cadenas de
televisión privadas españolas, compuestas de un accionariado muy dispar ideológicamente
hablando, no hacen propaganda política gratis, unos políticos participan en las
tertulias televisivas y otros no porque las cadenas de televisión obtienen de
ello un beneficio económico.
Sin ser militante del PSOE, lo que está ocurriendo con
el PSM, me preocupa y me parece muy grave. La destitución de Tomas Gómez abre
tres escenarios posibles: Uno, Tomas Gómez es llamado por la justicia a
sentarse en el banquillo de los acusados. Dos, Tomas Gómez sigue haciendo política
integrándose en Podemos o creando un nuevo partido político. Tres, Tomas Gómez
deja la vida política, pero no es imputado.
Si próximamente Tomas Gómez no es imputado su destitución habrá
sido consecuencia de luchas internas dentro del PSOE, y pondrá en evidencia que Pedro Sánchez no tiene el
control del PSOE, pues de tenerlo la destitución la hubiera realizado de forma más
oportuna y no tan pública. Si Pedro Sánchez tuviera el poder en el PSOE, Tomas Gómez
se hubiera ido con un típico “Dejo la política por motivos personales”, sin espectáculos,
sin desafíos ni amenazas ante los medios
de comunicación. Además, dicha destitución dejaría claro que el funcionamiento del PSOE es poco democrático,
pues es poco democrático convocar primarias y luego no respectarlas sin que
haya una razón de peso para ello. Y un partido no democrático difícilmente va a
defender el respecto a la democracia en otros ámbitos de la sociedad española.
Si por el contrario, Tomas Gómez es imputado, el liderazgo de Pedro Sánchez se fortalecerá
ante la opinión pública, pero quedara
totalmente desacreditado el funcionamiento del Poder Judicial, y por tanto de
la democracia española, ya que a
principios del 2014 el Tribunal Supremo se pronunció diciendo que no apreciaba
ninguna irregularidad por parte de Tomas Gómez en la gestión de la construcción
del tranvía de Parla. Si ahora Tomas Gómez es imputado quedara en evidencia que
el Tribunal Supremo con el deseo de influir en el devenir de la vida política española
no vio en su momento lo que debía haber visto en el asunto del tranvía de Parla.
Sobre el denominado fenómeno Podemos hay poco que comentar
y menos todavía que analizar. Desde hace tiempo se percibe que sectores de las
elites dirigentes de la derecha española, aunque no solo, por lo que ha
ocurrido en Madrid no sé si también el
sector del PSOE de Pedro Sánchez, están realizando
una oculta operación política encaminada
a impulsar el liderazgo de Pablo Iglesias. El comunismo internacional no solo está
comprando en España apoyo mediático para hacer propaganda a Podemos, por
ejemplo a través del Grupo Planeta, sino
que también está comprando votos a través de corruptos sectores de las elites dirigentes
de la derecha española, afines al Partido Popular. Hasta tal punto que en próximas
elecciones es de prever que allí donde Podemos crezca el Partido Popular bajara
en votos, algo de fácil comprobación, no
mediante encuestas, sino analizando los resultados de las diferentes mesas
electorales. La cuestión es ¿Qué cree el comunismo internacional y las elites españolas
que lo apoyan que puede lograr Podemos?
La elevada corrupción política que hay en España, que en
España no se respecte la legalidad vigente, que España sea hoy un país fascista
en el que se cometen flagrantes, sistemáticas,
e impunes violaciones de los derechos humanos, tiene una de sus principales causas en la degradación y fragmentación del poder,
la cual hace que el Estado sea incapaz
de poner freno a comportamientos políticos inaceptables en toda democracia.
Ocurriendo, por ejemplo, que los corruptos tengan más poder que aquellos cuya obligación es luchar contra la corrupción.
Por tanto, no nos dejemos engañar, ni manipular, por esa
nueva generación de dirigentes políticos
que a pesar de deberle todo lo que tienen y son a lo que se conoce como el
sistema, ahora proponen que quieren fraccionar el poder y romper el sistema,
por ejemplo el bipartidismo, para así resolver los problemas de la sociedad y
progresar. No nos dejemos engañar ni manipular por mensajes políticos vacíos
con los que se busca únicamente defender intereses personales. Como por ejemplo
el de una nueva forma de hacer política. Una nueva forma de hacer política que
tiene de nuevo únicamente el uso de nuevas tecnologías de la comunicación y un
nuevo protocolo a la hora de vestir, poco elegante, sin corbata, no sé si ellas
también han renunciado a llevar bragas, pero que en realidad es una política vieja,
arcaica, rancia, basada en ideas retrogradas,
poco democráticas, por ejemplo, partidaria de que gobiernen los que tienen más titulación.
Ideas políticas muchas de las cuales han dado ya nefastos resultados allí donde
se han aplicado. Leamos todos más El Fin del Poder, para poder elegir el camino
acertado, pues nosotros, los ciudadanos, perdemos, pero ellos, las elites, no
ganan.
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