La legislación electoral española fue diseñada para que los
ciudadanos no pudieran elegir de forma directa personas, dirigentes políticos,
sino únicamente partidos políticos. La ley electoral obliga a que las circunscripciones
sean provinciales y listas cerradas y
bloqueadas, algo que no parece disgustar
a los miembros de los principales
partidos políticos españoles, pues después de más de 35 años de democracia no
han intentado cambiar dicha ley, algo que en mi opinión, a pesar de existir también en otras
democracias, como Italia, Portugal, etc., aporta una imperfección a la
democracia española, provocando desafección política al impedir la existencia
de un vínculo directo entre el candidato y el votante, impidiéndose así que los
ciudadanos puedan ejercer ningún tipo de control sobre sus representantes políticos.
Hasta ahora fue el Partido Popular de Madrid el único que
ha propuesto implantar un sistema electoral mixto en las elecciones a la
Asamblea de Madrid. Consistente en la creación de 43 circunscripciones
uninominales, de tal forma que de los 129 diputados de la Asamblea 43 fueran
elegidos de forma directa y los 86 restantes utilizando el sistema electoral actual.
Pero dicho cambio no se llevó acabo al no contar el PP con el conveniente apoyo
del resto de fuerzas políticas con representación
en la Comunidad de Madrid.
En España debido al tipo de ley electoral que existe los
ciudadanos únicamente tenemos derecho a votar partidos políticos y no personas,
es por ello que considero que el funcionamiento interno de las organizaciones políticas
debe ser lo más transparente posible, principalmente en cuanto a la forma de cómo
y por qué eligen a un determinado candidato y no a otro. El sistema de
primarias implantado por algunos partidos políticos, como por ejemplo el PSOE,
participando militantes y algunos simpatizantes, abarcando así a un extracto muy reducido de la sociedad española, no solo no me gusta, sino que me parece
perjudicial para la democracia, por dos razones. Primera, si el partido es muy
grande es un sistema fácilmente manipulable.
Con este sistema un político para llegar a ser el líder del partido lo único que
tiene que hacer es pedir a su gente que se afilie, además las simpatías siempre
pesan más a la hora de votar que otro tipo de razones. Segunda, no comparto la
idea de que los votos de los militantes
tienen todos el mismo valor, los
partidos políticos son organizaciones jerarquizadas, y en las organizaciones
jerarquizadas el valor del voto de cada miembro depende fundamentalmente del
puesto que ocupe en la organización.
El hecho de que el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez,
haya destituido al secretario general de los socialistas de Madrid, Tomas Gómez,
elegido en primarias, y que contaba con el apoyo de la mayoría de la
militancia, si no hubiera sido destituido de otra forma, poniendo en su lugar
mediante una acción de fuerza a alguien que él considera más idóneo, Ángel
Gabilondo, es una evidencia de que el sistema de primarias implantado por el
PSOE no funciona, cuando a la cúpula del partido le interesa lo respectan y
cuando no recurren a otro método para elegir a los candidatos.
A pesar ser crítico con el sistema de primarias, pues considero más acertado que la cúpula de cada
partido elija a sus candidatos, lo ocurrido en el PSOE es grave, por ser una decisión
claramente antidemocrática, basada en un
respecto oportunista de las reglas de juego. Pero el asunto puede ser todavía más
grave, más perjudicial para la democracia española, si se da la circunstancia de
que la elección de Gabilondo no se debe únicamente a unas mejores expectativas
electorales y a una mejor sintonía con el actual secretario general del PSOE,
Pedro Sánchez, sino también a otras razones e intereses ocultos, o incluso a
una imposición consecuencia de un pacto secreto con otra fuerza política.
Según la última
encuesta sobre intención de voto realizada por Metroscopia para El País, de
celebrarse unas elecciones ahora en la comunidad de Madrid el PP ganaría obteniendo
28 diputados, perdiendo respecto al 2011, 33 diputados. El PSOE obtendría 23
diputados, perdiendo 13. Podemos entraría en la Asamblea de Madrid por primera
vez siendo el segundo partido más votado, con 34 diputados. Y surgiría también una
cuarta nueva fuerza política, Ciudadanos, con 21 diputados. El resultado de
esta encuesta confirma una clara tendencia, el PSOE sigue bajando y allí donde
el PP baja, Podemos, partido político que
cuenta con un fuerte apoyo de sectores de la derecha española, sube. Además,
confirma la enorme fuerza de Podemos en Madrid, lógica, pues los principales
dirigentes de ese partido tienen vínculos con la Universidad Complutense de
Madrid. Lo de Ciudadanos, desde mi punto de vista, si es algo extraño, cuya explicación
puede estar en el acercamiento que ese partido de origen catalán y burgués está
teniendo a sectores socialistas, cuyos líderes
están expresando públicamente su enorme descontento con la actual ejecutiva del
PSOE.
De cumplirse dicha hipótesis la gobernabilidad de la
Comunidad de Madrid será muy complicada a partir de Mayo, requiriendo como mínimo
para asuntos importantes, una alianza entre tres partidos. Lo cual nos lleva al
asunto del nombramiento poco democrático, y menos todavía claro, de Ángel Gabilondo, como candidato a la presidencia
de la Asamblea de Madrid, surgiendo una serie de incógnitas: ¿Le está dando el
PSOE una elevada importancia al resultado de las encuestas? ¿Por qué ha sido
elegido Gabilondo, por su perfil o por ser la persona más idónea para un
posible pacto entre profesores, o sea con Podemos? ¿Ha tendido algo que ver en
la elección de Gabilondo como candidato la reunión, dada a conocer
recientemente, mantenida entre el expresidente Zapatero y Pablo Iglesias? Y es
que Pablo Iglesias esta, como se suele decir coloquialmente, “hasta en la sopa”,
no solo todos los días recibiendo propaganda gratuita de diferentes medios de comunicación
privados españoles, como La Sexta o 13TV, sino también generando sospechas
sobre el funcionamiento de la vida política española.
El hecho de que el PSOE haya elegido para candidato a la
presidencia de la Asamblea de Madrid, a un persona de reconocido prestigio
intelectual, pero que no contaba con suficiente respaldo político en la Comunidad
de Madrid, ni para hacerse con el control del PSM ni para presentarse con una organización
propia, abre el viejo debate de ¿Qué es más importante y que debiera ser más
importante, la organización, el partido político, o el que lo representa? Cuando
el líder es el que ha creado la organización el asunto está claro, el líder es
la esencia de la organización, pero en el resto de los casos, el asunto es más
complicado. En mi opinión un mal líder puede
ganar con una buena organización, pero es difícil que un buen líder gane con
una mala organización, tal vez por eso Ángel Gabilondo desea presentarse por el
PSM, en vez de crear un partido propio. Lo que está claro, es que una organización
política al buscar fuera de sus filas a
alguien que lo represente pierde una parte importante de su esencia ideológica,
y además, fuerza y cohesión al surgir las lógicas dudas sobre por qué
ha sido elegido. Sin ser votante de la Comunidad de Madrid, la elección
por la cúpula del PSOE de Ángel Gabilondo como candidato, a menos de 100 días
de las elecciones, me parece un tremendo error. Los electores no van a poder
saber en tan poco tiempo si Gabilondo tiene un programa propio o si defiende el
del PSOE. Lo que me lleva a interpretar que la elección de Gabilondo es
consecuencia de un previo pacto para intentar gobernar la Comunidad de Madrid,
entre el PSOE y Podemos.
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