España vive un evidente y negativo proceso de descomposición
política. Según el último barómetro publicado por el Centro de Investigaciones Sociológicas
de celebrarse hoy unas elecciones generales ningún partido político obtendría mayoría
absoluta, el mapa político español se
fraccionaria, el bipartidismo si no deja de existir se debilitaría notablemente,
siendo necesario para formar gobierno un pacto entre fuerzas muy igualadas en
votos. Siendo lo más destacable que un nuevo partido político, Podemos, pasaría
de no tener representación en la actual legislatura a ser uno de los tres partidos con más representación
en el Congreso de los Diputados, y por tanto con muchas posibilidades de entrar
a formar parte del Gobierno que surja de las próximas elecciones generales. Según
los datos publicados por el CIS de celebrarse hoy unas elecciones el Partido
Popular, que hoy gobierna, seguiría siendo la fuerza más votada, obteniendo el
27,3% de los votos emitidos, pero caería en torno a un 17% con respecto al 2011,
el PSOE obtendría 22,2% y caería con respecto al 2011 un 6,5%, y Podemos entraría
en el Congreso por primera vez con un 23,9%.
De los datos del CIS se pueden hacer muchas lecturas, en mi
opinión todas ellas negativas. Una de
ellas, mi interpretación, es que Podemos está creciendo en intención de voto principalmente
gracias a votos que recibe de la derecha española, el partido que más votos
pierde es el PP, un 17%, y una parte importante de esos votos se va a Podemos,
lo que viene a confirmar algo que sospecho desde hace tiempo: Sectores de las
elites dirigentes de la derecha española están realizando un oculta operación política
para que crezca Podemos, entre en el Congreso de los Diputados y pueda llegar a
gobernar España en coalición con otra fuerza política.
El fraccionamiento del mapa político español obliga a
preguntarse ¿Es malo que surjan nuevos partidos políticos? La respuesta no
puede ser otra que depende. Depende de que ideas defiendan y de que tengan o no espacio ideológico propio. El
fraccionamiento del mapa político español es muy negativo porque no obedece a
razones ideológicas sino que responde a intereses personales y de concretos
sectores sociales que quieren más poder, gobernar o como mínimo mayor participación
en el juego político, una mayor porción de la tarta del poder político. Además,
es muy negativo que crezcan en número de votos partidos como Podemos, con ideas reaccionarias, minoritarias en la UE,
no aceptables en democracia y muchas de ellas inviables.
Lo que está ocurriendo con Podemos pone de manifiesto que
hay sectores de las elites dirigentes españolas que no han comprendido lo que
representa la democracia, su esencia, que es el respecto a una serie de principios,
entre los que destacan el respecto a la legalidad vigente, la defensa de los
derechos humanos, el pluralismo y el respecto a las minorías. Los sectores de
las elites dirigentes de la derecha española que apoyan a un partido político
comunista como Podemos lo hacen porque no aceptan el sistema democrático.
Podemos y sobre todo las elites que les apoyan se sienten
muy fuertes, no sé si ello se debe a que cuentan ya también con el apoyo de las
Fuerzas Armadas españolas, y por ello quieren cambiar las reglas de juego,
quieren cambiar el sistema, romper toda clase de compromisos contraídos en España en el pasado
e imponer el lenguaje de la violencia, imponer la cultura del todo vale de la época
del expresidente Aznar, de esa época de la que muchos de los que ejercieron el
poder han tenido que pasar ya por el banquillo de los acusados o tendrán que
hacerlo en un futuro no muy lejano.
Seguramente alguien esté pensando algo así como: los
ciudadanos, incluidas las elites, tienen derecho a evolucionar ideológicamente y
a votar a quien quieran. Y es cierto, a mí personalmente, que sectores de las
elites de la derecha española estuvieran dando su apoyo a Izquierda Unida en
vez de crear Podemos no me hubiera parecido negativo, incluso más, sin ser
votante de ese partido, me hubiera parecido un apoyo merecido, una forma de
premiar su constancia en la política española sin haber apenas obtenido éxitos.
Pero lo de Podemos huele muy mal, no solo por su ideología, por sus
reivindicaciones, por sus propuestas políticas.
No solo porque este partido político reciba financiación de países extranjeros que
no son de la órbita occidental, algunos ellos incluso enemigos, como Irán. Huele
mal porque las elites dirigentes españolas le están dando apoyo económico y mediático
a Podemos de forma oculta, y ello se hace lógicamente para ocultar algo.
Que no haya ninguna duda, Podemos es fruto de un proceso de
manipulación política de la sociedad española. Sectores de las elites
dirigentes de la derecha española están intentando que se cumpla con Podemos el
principio de la profecía autocumplida. Podemos y las elites que le apoyan son
el enemigo, representan hoy el principal
enemigo de la democracia española.
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