El Mundo occidental, que tiene entre otros como pilares la
democracia, la defensa de los derechos
humanos y el derecho a la propiedad privada, ha vuelto a sufrir una nueva
derrota, esta vez en la VII Cumbre de las Américas. Derrota escenificada a través
de la reunión mantenida entre el actual presidente de la mayor democracia
occidental, Barack Obama, y el presidente del Régimen comunista cubano, Raúl
Castro. Dicha reunión se debe considerar un paso más de la nueva política
exterior de los Estados Unidos respecto a Cuba, a través del cual la
Administración Obama busca normalizar
relaciones con dicho país.
El exgobernador de Florida, Jeb Bush, y posible candidato
republicano a la presidencia de los EEUU, ha dicho al respecto: ¿Por qué
legitimar a un cruel dictador de un régimen represivo? No hay ninguna razón. Las
circunstancias en Cuba no han cambiado después de 50 años. En Cuba sigue
gobernando un régimen comunista, se cometen violaciones de los derechos humanos,
no se respeta el pluralismo político, no hay libertad de prensa, hay presos políticos,
y el derecho a la propiedad privada está regulado teniendo numerosas limitaciones,
dependiendo del rol que cada ciudadano tenga en el Régimen. No hay ninguna razón
que justifique el cambio de política de la Casa Blanca respecto a Cuba. Aún más,
algunas declaraciones efectuadas por el presidente Raúl Castro, como las de “El sistema político de Cuba no va a cambiar”
o “Diez presidentes tienen deudas con nosotros, pero no el presidente Obama”, a
favor del inmovilismo político en Cuba, contrarias a la democratización y al
aperturismo del país, y como siempre amenazantes, deberían ser suficientes
razones para que la Administración Obama siguiera manteniendo la misma política
hacia Cuba. ¿Por qué entonces el presidente Obama desea cambiar la política exterior de los EEUU
respecto a Cuba? Obama ha intentado justificarse con mensajes del tipo de “Nuestras naciones deben librarse de viejos
argumentos” o “Después de 50 años con una política que no ha funcionado es hora
de intentar algo nuevo” o “Estados Unidos mira hacia el futuro, no queremos
estar atrapados en ideologías, al menos yo no lo estoy” Mensajes hipócritas y cínicos. En Cuba no ha
cambiado nada en 50 años, sigue habiendo una dictadura comunista, y por tanto
los argumentos que eran válidos hace 50 años lo son también hoy. Es cierto que
la Unión Soviética se ha disuelto, acabando con la amenaza no solo ideológica
sino también militar que representaba el comunismo, pero en contra a lo que suele
afirmar el actual presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, la Guerra Fría
no ha acabado sino que simplemente se ha transformado. La globalización ha
hecho que el enemigo no este hoy tan identificado ideológica y geográficamente como
en el pasado. Además, ha incorporado
nuevas tácticas con las que sus acciones violentas o implicación en conflictos armados son más fácilmente disimuladas
ante la opinión pública y ante gobernantes que no desean ver lo que realmente está
ocurriendo.
¿Por qué entonces Obama ha cambiado de política exterior respecto
a Cuba? Las razones son dos. Primera, Obama es un traidor, con su cambio de política
respecto a Cuba está traicionando a lo que representan los diez presidentes a
los que Raúl Castro les amenaza con cobrarles deudas. Segunda, intereses
electorales de sectores del Partido Demócrata. En EEUU se han producido cambios
demográficos con capacidad para influir en los procesos electorales, y dichos
cambios demográficos, están provocando cambios en la política exterior del Partido
Demócrata respecto a Cuba, y también en otros asuntos como el de Irán, Siria,
Rusia, etc.
Además, el cambio de política exterior de la Casa Blanca
es una consecuencia más de encontrarnos en una era
política decadente, que tienen tres principales características. Primera, la globalización
económica ha quitado valor a las diferencias ideológicas, favoreciendo que grupos,
familias, con diferentes ideologías,
incluso antagónicas, se unieran pasando a tener intereses económicos comunes. Segunda,
vivimos una época que se caracteriza por defender un individualismo político no partidario de cosas como la defensa
colectiva, la injerencia por razones humanitarias, o la responsabilidad de
proteger. Tercera, se está produciendo una ola global de cambio político. Una
ola de cambio, por definirla utilizando un concepto moderno, transversal, formada por
actores de diferentes ideologías e intereses, que avanzan juntos buscando alcanzar
juntos la playa, aquello que desean
destruir. Como toda ola no busca lograr ningún objetivo concreto, no quiere
crear algo nuevo, sino simplemente destruir. Una ola que quiere destruir el
sistema político y social que surgió a partir de la IIGM, y que ha permitido
que en Occidente viviéramos décadas de paz, estabilidad, desarrollo y progreso.
Una ola que ha llevado al presidente Obama a cambiar su política exterior
respecto a Cuba, respecto al plan nuclear de Irán, y respecto a las amenazas de
Rusia.
Ola global de
cambio político en cuya cresta en España cabalga el partido político Podemos. Podemos, un partido de ideología comunista,
que de forma clara se declara contrario
al sistema político y social occidental que surgió a partir de la IIGM. Podemos,
un partido político que debemos considerar un claro fruto político de la globalización, pues además de contar con
el apoyo del comunismo internacional cuenta con el apoyo de otros actores
internacionales, del Mundo islámico, del Mundo iberoamericano, etc. Podemos, un
partido que está creciendo en votos gracias a contar con el apoyo de corruptos
sectores de la derecha española afines al Partido Popular, que tienen intereses
económicos comunes con sectores del comunismo internacional y otros actores
internacionales de ideologías afines.
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